Desde su 1,93 metro de estatura, Guillermo Moretti, presidente de los industriales de Santa Fe, casi siempre se destaca. Y ayer, apenas se conoció la noticia del bono propuesto por $ 2.000, dijo que, si bien este año su planta trabaja un turno en vez de tres como en 2015, está abierto a la negociación con el sindicato. Moretti fabrica plásticos y tanques de agua, con una demanda muy vinculada a la construcción. Ante la consulta de Clarín, celebró que el Gobierno deje abierto el tema a una discusión sector por sector. “Se trata de medir la aptitud y productividad de cada segmento”, amplió Luis Betnaza, directivo de Techint y vice de una entidad como la UIA con 810 convenios salariales.
Para José Urtubey, de Celulosa, “quedó claro que se trata de un documento político, no legal y tampoco imperativo”, según se ocupó de remarcar. Precisamente, la UIA pidió una serie de modificaciones al texto original que había circulado entre las entidades. Así, sugirieron cambiar un tono imperativo por otro de sugerencia. Los tuvieron en cuenta y lo retribuyó su titular, Adrián Kaufmann: calificó de histórica y fructífera la reunión que prevé nuevos encuentros para tratar la agenda de la competitividad. “Es la primera vez que se nos convoca a una concertación en serio”.
En la misma línea se expresó Daniel Llambías, titular de Adeba, que nuclea a los bancos de capital nacional. Para Llambías el bono que pagarán los bancos probablemente supere los $ 2.000 y puede convertirse en una salida al conflicto que mantienen con el gremio. Es que la bancaria pretende la reapertura de las paritarias, algo que el ministerio de Trabajo no quiere conceder. El bono, al menos en este caso, funcionaría como válvula de escape.
En la otra punta se ubicó la CAME. No habían pasado dos horas de la finalización del encuentro en la Casa Rosada cuando, a través de un comunicado, aclaró que no pagarían el bono. “Se acordó con el sector sindical un aumento del 19% en dos tramos que absorbió la oferta inicial de bono en la paritaria”, señalaron.
En las industrias de la construcción y la alimentación consideraron lo mismo con paritarias que cerraron con 39% y 37% de aumento respectivamente.
Las automotrices aseguran estar en permanente diálogo con los sindicatos y tienen previsto tratar el tema. Anoche ninguna quiso anticipar la postura, aunque Daniel Afione de Toyota contó que es política de la compañía reconocer con algún bono a fin de año.
Daniel Pelegrina, vice de la Rural, planteó que el campo acuerda los salarios con un representante que estaba ausente. Se refería a Gerónimo Momo Venegas, de la UATRE. Este año acordaron una suba de 35% y Pelegrina considera que el bono ya está incorporado. De paso, abrió el paraguas por las economías regionales con producciones como el olivo, el tabaco y la vid en serias dificultades.
En el ámbito del petróleo aseguraron que los bonos de fin de año son parte de los acuerdos salariales y que en su sector alcanzan a los $ 6.000 a $ 7.000, dependiendo de la empresa.
Contrastan con la situación de los textiles. Jorge Sorabilla, titular de la fundación ProTejer, que los aglutina, lo dijo de esta manera: “Estamos de acuerdo con el bono pero no podemos pagarlo. La producción cayó 25%, hay plantas que están cerrando y ya se perdieron 20.000 puestos de trabajo”.
Para José Urtubey, de Celulosa, “quedó claro que se trata de un documento político, no legal y tampoco imperativo”, según se ocupó de remarcar. Precisamente, la UIA pidió una serie de modificaciones al texto original que había circulado entre las entidades. Así, sugirieron cambiar un tono imperativo por otro de sugerencia. Los tuvieron en cuenta y lo retribuyó su titular, Adrián Kaufmann: calificó de histórica y fructífera la reunión que prevé nuevos encuentros para tratar la agenda de la competitividad. “Es la primera vez que se nos convoca a una concertación en serio”.
En la misma línea se expresó Daniel Llambías, titular de Adeba, que nuclea a los bancos de capital nacional. Para Llambías el bono que pagarán los bancos probablemente supere los $ 2.000 y puede convertirse en una salida al conflicto que mantienen con el gremio. Es que la bancaria pretende la reapertura de las paritarias, algo que el ministerio de Trabajo no quiere conceder. El bono, al menos en este caso, funcionaría como válvula de escape.
En la otra punta se ubicó la CAME. No habían pasado dos horas de la finalización del encuentro en la Casa Rosada cuando, a través de un comunicado, aclaró que no pagarían el bono. “Se acordó con el sector sindical un aumento del 19% en dos tramos que absorbió la oferta inicial de bono en la paritaria”, señalaron.
En las industrias de la construcción y la alimentación consideraron lo mismo con paritarias que cerraron con 39% y 37% de aumento respectivamente.
Las automotrices aseguran estar en permanente diálogo con los sindicatos y tienen previsto tratar el tema. Anoche ninguna quiso anticipar la postura, aunque Daniel Afione de Toyota contó que es política de la compañía reconocer con algún bono a fin de año.
Daniel Pelegrina, vice de la Rural, planteó que el campo acuerda los salarios con un representante que estaba ausente. Se refería a Gerónimo Momo Venegas, de la UATRE. Este año acordaron una suba de 35% y Pelegrina considera que el bono ya está incorporado. De paso, abrió el paraguas por las economías regionales con producciones como el olivo, el tabaco y la vid en serias dificultades.
En el ámbito del petróleo aseguraron que los bonos de fin de año son parte de los acuerdos salariales y que en su sector alcanzan a los $ 6.000 a $ 7.000, dependiendo de la empresa.
Contrastan con la situación de los textiles. Jorge Sorabilla, titular de la fundación ProTejer, que los aglutina, lo dijo de esta manera: “Estamos de acuerdo con el bono pero no podemos pagarlo. La producción cayó 25%, hay plantas que están cerrando y ya se perdieron 20.000 puestos de trabajo”.