Sólo 4,9 millones de chilenos acudieron a las urnas, de un padrón de 14 millones. La participación alcanzó un 34,9%. Se abre debate sobre el voto voluntario, el voto electrónico y las restricciones a las campañas que impuso la nueva ley.
“Yo voto desde que se hizo legal el voto voluntario, pero esta vez nadie me motivó. Creo que es más de lo mismo, prometen y no cumplen”. Camila Zúñiga, diseñadora de vestuario, 24 años. “Me quedaba muy lejos ir a votar y la verdad es que no conozco las propuestas de los candidatos. Y ya estoy muy viejita”, Rosa Muñoz, 81 años, jubilada. “No pude votar me cambiaron de comuna. Yo votaba en La Cisterna, y me cambiaron a Talagante, muy lejos para ir, tengo una hija”, Rita Durán, 25 años, empacadora de supermercado.
1 Récord histórico
Nunca habían participado tan pocos. Según los primeros cómputos sólo 4,9 millones de chilenos ayer decidieron ir a las urnas, de los 14,1 millones que estaban habilitados para hacerlo. Apenas un 34,9% de participación y un 65,1% de abstención. Un récord sin precedentes.
En el olvido quedó la cifra histórica que se logró durante el plebiscito de 1988, donde se definió el término del régimen militar. Esta elección batió el récord de participación electoral con un 97,5%, pero desde entonces el índice ha ido decreciendo sistemáticamente. El punto crítico fue el cambio de voto obligatorio a voluntario, implementado en las municipales de 2012, donde se registró un 57% de abstención.
Diversas son las razones, pero los expertos coinciden en que prima el desinterés. Según el diputado Pepe Auth, experto electoral, “dos de cada tres chilenos aproximadamente no votan por desinterés, por no sentirse llamados a participar en el proceso electoral. Lo segundo sería por el desprestigio institucional que se vive actualmente, el cual genera rechazo, y por último, yo creo que tiene que ver con la poca renovación y competitividad de estas elecciones”, menciona. Para el cientista político, Gonzalo Muller, director del Centro de Opinión Pública de la U. del Desarrollo, “desde que tenemos el voto voluntario, la gente dejó de tener la necesidad de manifestarse a través del voto, eso, incluyendo los nuevos componentes como los escándalos de financiamiento político y el tráfico de influencias”.
2 Una campaña restringida
El 14 de abril de este año se promulgó la ley de Fortalecimiento y Transparencia de la Democracia, que junto con establecer límites al gasto electoral y acotó el despliegue de propaganda política. Con ello quedaron atrás imágenes clásicas como calles invadidas con gigantografías, cientos de volantes tirados en el piso y carteles con el rostro de aspirantes al sillón municipal colgando del tendido eléctrico.
La nueva normativa, en cambio, estableció que sólo podrán instalarse letreros y palomas en espacios públicos, como plazas o parques, autorizados por el Servel y que el tamaño de dichos carteles no supere los seis metros cuadrados. También obligó a los candidatos -y sus jefes de campañas- a llevar un registro de sus brigadistas y denuncien toda falta o delito que éstos cometan dentro de un plazo de 72 horas.
Las ideas plasmadas en este cuerpo legal nacieron del Consejo Asesor Presidencial Anticorrupción, liderado por Eduardo Engel. Los casos vinculados al financiamiento irregular de la política, así como la falta de regulación de las campañas, fueron algunos de los ejes de este consejo. Para Müller, “esta nueva Ley Electoral ha generado un efecto positivo en el sentido de que la propaganda en las calles molesta menos. Existe una especie de efecto transición, ya que antes los candidatos se hacían conocidos por la propaganda en la calle, ahora en cambio la gente tiene que salir a buscar a sus candidatos”.
Sin embargo, otros expertos aseguran que al restringir la propaganda electoral se afecta el conocimiento que el electoral tiene de los candidatos. En Maipú, por ejemplo, hubo 98 aspirantes a concejal, mientras que en Puente Alto hubo 84. Mauricio Morales calificó la nueva normativa como “clasista, porque los niveles de información son altos en los niveles acomodados, pero los sectores pobres también necesitan acceder a esto. Hoy no tienen información y sólo tienen papeletas gigantescas que aumentan la votación nula o blanca”.
3 ¿Regresa el voto obligatorio?
“Soy autocrítico; yo acepté el cambio a la inscripción automática, pero tampoco funcionó”, reconoció ayer el ex ministro José Miguel Insulza. “Todos hemos sido castigados con esta abstención. Es un desafío para todos los sectores”, señaló anoche el ex Presidente Ricardo Lagos.
La necesidad de reabrir el debate para restablecer el sistema sufragio obligatorio, apenas cuatro años después de su implementación, se volvió una voz común al observar la baja participación del electorado. Una idea que cobra cada vez mayor fuerza en todos los sectores políticos, pero que es resistida entre algunos expertos y analistas electorales, que consideran que ello no fomentará la participación e incluso puede repercutir en un mayor distanciamiento entre la gente y las autoridades.
Para Mauricio Morales, volver a la obligatoriedad sería un “crimen contra la democracia” porque implicaría que todos los desafectos podrían sufragar por candidatos offsiders o candidatos populistas. “El rabioso no va a votar por candidatos institucionales”. Agrega que es normal observar una alta abstención es países con voto voluntario. La abstención en regímenes con voto voluntario sistemáticamente es superior que en países con voto obligatorio. Por ejemplo, en el caso de Holanda el año 1971, se hizo un cambio de régimen y la participación bajo de más del 90% al 80%. Algo similar sucedió en Suiza en 1975. En Venezuela el año 98, se produjo un idéntico impacto.
Carlos Huneeus, experto del Centro de Estudios de la realidad Contemporánea, coinciden en que no cree que aumente la participación si se llegase a tomar la decisión de volver al voto obligatorio.
4 Abstención en el mundo
La mínima participación electoral en el plebiscito de Colombia el 2 de octubre, de sólo un 37%, permitió que ganara el rechazo al acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Ese mismo día, en Hungría, un referendo para definir las cuotas de refugiados quedó nulo gracias a que sólo participó el 39,8% del electorado. La abstención electoral se ha vuelto un fenómeno en todo el mundo, incluso en los países que tienen multas y voto obligatorio.
Según un informe reciente de Libertad y Desarrollo sobre abstención electoral en Chile y el mundo, en países como Francia, España, Portugal e Italia, con características instituciones y culturales homologables a la situación de Chile, la participación en las elecciones oscila entre un 50% y un 65%. En este sentido, el país podría adoptar esos ejemplos para incrementar la participación, con medidas como el voto en casetas electrónicas, señala el informe.
Aunque el documento agrega que “es una tendencia en el mundo el que las elecciones locales despierten menor interés, medida en términos de participación efectiva, que las elecciones generales (presidenciales o parlamentarias)”.Hay países de voto voluntario, de larga tradición democrática, con participación por sobre el 65% como Suecia y Dinamarca. Llegando incluso al 86%, en el caso de esta última. Pero en Latinoamérica países como Costa Rica o Uruguay, asimilables a Chile por su estabilidad política, desarrollo económico y numerosa clase media, tienen bajísima participación. En las últimas elecciones locales de Costa Rica de febrero de 2016, sólo asistió un 37%.
Para Morales, desde otra mirada, “se puede leer la abstención como, muy entrecomillas, un indicador positivo de las democracias sanas, la gente no sale a votar cuando está consolidado el sistema y el modelo como tal. La ciudadanía siente que no hay mucho en juego y por lo tanto no hay nada que salir a defender”.
5 Voto electrónico
Si las personas no van a las urnas, que las urnas vayan a ellas. El voto electrónico es una de las salidas que han propuesto diferentes sectores, entre ellos el ex presidente Sebastián Piñera, para facilitar la forma de votar y revertir las cifras de abstención que se han generado en el escenario del voto voluntario. La interrogante es si el Estado está capacitado para implementar ese avance tecnológico, sobre todo considerando la seguidilla de errores que se ha observado en la elaboración del padrón electoral.
“El voto electrónico ha demostrado en los países que lo aplican que es un aporte para mejorar la participación. Más allá de las vergüenzas que hemos pasado últimamente, en Chile podemos hacer un padrón inteligente, que facilite que la gente vaya a votar a las cercanías de su domicilio”, propone Müller. Otros, como el analista Carlos Correa, no está de acuerdo con este formato de votación. “El voto electrónico no ayudaría a que hubiese más participación, porque votar tiene que ver con la motivación, sí ayuda a simplificar la carga de trabajo en el conteo, reduce los costos, pero si la gente no quiere votar no lo va a hacer”, manifiesta.
Entre los sistemas electrónicos están los que implementan una pantalla y un lápiz electrónico, pero en el mismo local, lo que podría bajar la participación de los adultos mayores. Otro tipo son casillas móviles o una base informática que permita a las personas concurrir al local de votación más cercano a su domicilio.
“Yo voto desde que se hizo legal el voto voluntario, pero esta vez nadie me motivó. Creo que es más de lo mismo, prometen y no cumplen”. Camila Zúñiga, diseñadora de vestuario, 24 años. “Me quedaba muy lejos ir a votar y la verdad es que no conozco las propuestas de los candidatos. Y ya estoy muy viejita”, Rosa Muñoz, 81 años, jubilada. “No pude votar me cambiaron de comuna. Yo votaba en La Cisterna, y me cambiaron a Talagante, muy lejos para ir, tengo una hija”, Rita Durán, 25 años, empacadora de supermercado.
1 Récord histórico
Nunca habían participado tan pocos. Según los primeros cómputos sólo 4,9 millones de chilenos ayer decidieron ir a las urnas, de los 14,1 millones que estaban habilitados para hacerlo. Apenas un 34,9% de participación y un 65,1% de abstención. Un récord sin precedentes.
En el olvido quedó la cifra histórica que se logró durante el plebiscito de 1988, donde se definió el término del régimen militar. Esta elección batió el récord de participación electoral con un 97,5%, pero desde entonces el índice ha ido decreciendo sistemáticamente. El punto crítico fue el cambio de voto obligatorio a voluntario, implementado en las municipales de 2012, donde se registró un 57% de abstención.
Diversas son las razones, pero los expertos coinciden en que prima el desinterés. Según el diputado Pepe Auth, experto electoral, “dos de cada tres chilenos aproximadamente no votan por desinterés, por no sentirse llamados a participar en el proceso electoral. Lo segundo sería por el desprestigio institucional que se vive actualmente, el cual genera rechazo, y por último, yo creo que tiene que ver con la poca renovación y competitividad de estas elecciones”, menciona. Para el cientista político, Gonzalo Muller, director del Centro de Opinión Pública de la U. del Desarrollo, “desde que tenemos el voto voluntario, la gente dejó de tener la necesidad de manifestarse a través del voto, eso, incluyendo los nuevos componentes como los escándalos de financiamiento político y el tráfico de influencias”.
2 Una campaña restringida
El 14 de abril de este año se promulgó la ley de Fortalecimiento y Transparencia de la Democracia, que junto con establecer límites al gasto electoral y acotó el despliegue de propaganda política. Con ello quedaron atrás imágenes clásicas como calles invadidas con gigantografías, cientos de volantes tirados en el piso y carteles con el rostro de aspirantes al sillón municipal colgando del tendido eléctrico.
La nueva normativa, en cambio, estableció que sólo podrán instalarse letreros y palomas en espacios públicos, como plazas o parques, autorizados por el Servel y que el tamaño de dichos carteles no supere los seis metros cuadrados. También obligó a los candidatos -y sus jefes de campañas- a llevar un registro de sus brigadistas y denuncien toda falta o delito que éstos cometan dentro de un plazo de 72 horas.
Las ideas plasmadas en este cuerpo legal nacieron del Consejo Asesor Presidencial Anticorrupción, liderado por Eduardo Engel. Los casos vinculados al financiamiento irregular de la política, así como la falta de regulación de las campañas, fueron algunos de los ejes de este consejo. Para Müller, “esta nueva Ley Electoral ha generado un efecto positivo en el sentido de que la propaganda en las calles molesta menos. Existe una especie de efecto transición, ya que antes los candidatos se hacían conocidos por la propaganda en la calle, ahora en cambio la gente tiene que salir a buscar a sus candidatos”.
Sin embargo, otros expertos aseguran que al restringir la propaganda electoral se afecta el conocimiento que el electoral tiene de los candidatos. En Maipú, por ejemplo, hubo 98 aspirantes a concejal, mientras que en Puente Alto hubo 84. Mauricio Morales calificó la nueva normativa como “clasista, porque los niveles de información son altos en los niveles acomodados, pero los sectores pobres también necesitan acceder a esto. Hoy no tienen información y sólo tienen papeletas gigantescas que aumentan la votación nula o blanca”.
3 ¿Regresa el voto obligatorio?
“Soy autocrítico; yo acepté el cambio a la inscripción automática, pero tampoco funcionó”, reconoció ayer el ex ministro José Miguel Insulza. “Todos hemos sido castigados con esta abstención. Es un desafío para todos los sectores”, señaló anoche el ex Presidente Ricardo Lagos.
La necesidad de reabrir el debate para restablecer el sistema sufragio obligatorio, apenas cuatro años después de su implementación, se volvió una voz común al observar la baja participación del electorado. Una idea que cobra cada vez mayor fuerza en todos los sectores políticos, pero que es resistida entre algunos expertos y analistas electorales, que consideran que ello no fomentará la participación e incluso puede repercutir en un mayor distanciamiento entre la gente y las autoridades.
Para Mauricio Morales, volver a la obligatoriedad sería un “crimen contra la democracia” porque implicaría que todos los desafectos podrían sufragar por candidatos offsiders o candidatos populistas. “El rabioso no va a votar por candidatos institucionales”. Agrega que es normal observar una alta abstención es países con voto voluntario. La abstención en regímenes con voto voluntario sistemáticamente es superior que en países con voto obligatorio. Por ejemplo, en el caso de Holanda el año 1971, se hizo un cambio de régimen y la participación bajo de más del 90% al 80%. Algo similar sucedió en Suiza en 1975. En Venezuela el año 98, se produjo un idéntico impacto.
Carlos Huneeus, experto del Centro de Estudios de la realidad Contemporánea, coinciden en que no cree que aumente la participación si se llegase a tomar la decisión de volver al voto obligatorio.
4 Abstención en el mundo
La mínima participación electoral en el plebiscito de Colombia el 2 de octubre, de sólo un 37%, permitió que ganara el rechazo al acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc. Ese mismo día, en Hungría, un referendo para definir las cuotas de refugiados quedó nulo gracias a que sólo participó el 39,8% del electorado. La abstención electoral se ha vuelto un fenómeno en todo el mundo, incluso en los países que tienen multas y voto obligatorio.
Según un informe reciente de Libertad y Desarrollo sobre abstención electoral en Chile y el mundo, en países como Francia, España, Portugal e Italia, con características instituciones y culturales homologables a la situación de Chile, la participación en las elecciones oscila entre un 50% y un 65%. En este sentido, el país podría adoptar esos ejemplos para incrementar la participación, con medidas como el voto en casetas electrónicas, señala el informe.
Aunque el documento agrega que “es una tendencia en el mundo el que las elecciones locales despierten menor interés, medida en términos de participación efectiva, que las elecciones generales (presidenciales o parlamentarias)”.Hay países de voto voluntario, de larga tradición democrática, con participación por sobre el 65% como Suecia y Dinamarca. Llegando incluso al 86%, en el caso de esta última. Pero en Latinoamérica países como Costa Rica o Uruguay, asimilables a Chile por su estabilidad política, desarrollo económico y numerosa clase media, tienen bajísima participación. En las últimas elecciones locales de Costa Rica de febrero de 2016, sólo asistió un 37%.
Para Morales, desde otra mirada, “se puede leer la abstención como, muy entrecomillas, un indicador positivo de las democracias sanas, la gente no sale a votar cuando está consolidado el sistema y el modelo como tal. La ciudadanía siente que no hay mucho en juego y por lo tanto no hay nada que salir a defender”.
5 Voto electrónico
Si las personas no van a las urnas, que las urnas vayan a ellas. El voto electrónico es una de las salidas que han propuesto diferentes sectores, entre ellos el ex presidente Sebastián Piñera, para facilitar la forma de votar y revertir las cifras de abstención que se han generado en el escenario del voto voluntario. La interrogante es si el Estado está capacitado para implementar ese avance tecnológico, sobre todo considerando la seguidilla de errores que se ha observado en la elaboración del padrón electoral.
“El voto electrónico ha demostrado en los países que lo aplican que es un aporte para mejorar la participación. Más allá de las vergüenzas que hemos pasado últimamente, en Chile podemos hacer un padrón inteligente, que facilite que la gente vaya a votar a las cercanías de su domicilio”, propone Müller. Otros, como el analista Carlos Correa, no está de acuerdo con este formato de votación. “El voto electrónico no ayudaría a que hubiese más participación, porque votar tiene que ver con la motivación, sí ayuda a simplificar la carga de trabajo en el conteo, reduce los costos, pero si la gente no quiere votar no lo va a hacer”, manifiesta.
Entre los sistemas electrónicos están los que implementan una pantalla y un lápiz electrónico, pero en el mismo local, lo que podría bajar la participación de los adultos mayores. Otro tipo son casillas móviles o una base informática que permita a las personas concurrir al local de votación más cercano a su domicilio.