Por José Di Mauro
En un extenso reportaje con DIARIO POPULAR en el que no se dejó de lado ningún tema, el jefe de Gabinete de la Nación se mostró optimista respecto a 2017 y dejó definiciones muy importantes en todos los aspectos.
Notas relacionada
El jefe de Gabinete de la Nación confía en que 2017 será un ‘muy buen año’. Pondera al equipo económico, descarta cambios de Gabinete y no cree que haya muchos ministros candidatos el año que viene. Partidario del gradualismo, aclaró no obstante ante DIARIO POPULAR que ‘tarde o temprano tenemos que lograr ser un país que gasta lo que produce’.
– ¿Qué pasa con los brotes verdes que demoran tanto en llegar?
– Es un año de transición, siempre lo dijimos. Lo más importante es que en este segundo semestre se bajó considerablemente la inflación, que era un primer objetivo que habíamos planteado; que está entrando en velocidad la obra pública, y que vamos viendo que el año próximo vamos a crecer. Estamos muy confiados de que vamos a tener un muy buen 2017.
– Usted dijo que ya pasó lo peor. ¿Qué fue lo peor que tuvo que atravesar el gobierno en este primer año?
– Yo creo que el momento de alta inflación fue lo peor, porque generó mucha angustia y siendo un gobierno nuevo, el temor de algunos de que eso fuera el comienzo de una crisis económica. Nosotros estábamos confiados de que era parte de un sinceramiento que había que hacer, pero que íbamos a parar la caída y a partir de ahí empezar a crecer. Todo lo que fue entre marzo, julio y agosto, fue un cimbronazo grande.
– ¿Fue un error ponerle fecha a la reactivación?
– Siempre dijimos lo mismo sobre el segundo semestre, eran esos tres puntos: que iba a haber una baja de inflación, que iba a haber cada vez más inversión en obra pública y que iba a haber un comienzo de mejora. Las curvas mes a mes en muchos casos han parado de caer o muestran una ligera mejora. Siempre fuimos muy honestos y claros en que este era un año de transición.
– ¿Por qué demora tanto la puesta en marcha de la obra pública?
– Demoró sobre todo en el primer trimestre porque la obra pública estaba parada, en algunos casos desde septiembre, en otros desde junio; hay enormes problemas de transparencia, como estamos viendo en muchos casos, había problemas de planificación, y hoy hay más de mil kilómetros de autopistas en construcción, por ejemplo, ya hemos terminado obras como el aeropuerto de Tucumán, o ya se ve en todo el conurbano bonaerense el comienzo de las obras de cloaca y agua; que cada una de las obras que estamos licitando ahora son a un precio mucho más bajo que antes, y al mismo tiempo un presupuesto para empezar y terminar en fecha. Hoy por hoy la ejecución de obra pública está a una velocidad muy importante.
– Respecto de esas obras de cloaca y agua, los anuncios oficiales sonaron tal vez demasiado ambiciosos.
– Se va a hacer la inversión más importante en materia de cloacas y agua para el Conurbano, y el otro día recorriendo Lanús con Néstor Grindetti veíamos ya obras que están avanzando, y hablábamos con los vecinos que esperaban hace 30, 40 años esas obras.
– Hay quienes critican la existencia de un gabinete tan amplio y una estructura económica tan diversificada. ¿No podría ser eso parte del problema de que no arranque la economía?
– No, si vos mirás la estructura de la recesión de este año, es muy similar a la estructura de la recesión de 2015, y no tiene que ver con el diseño del ministerio, ni con el gobierno, porque además se han hecho muchísimas transformaciones en la economía este año. Y lo que no podemos perder de vista es de donde arrancamos: de una economía que estaba con un severo deterioro y en un enorme riesgo de gran crisis.
– ¿Qué siente cuando algunos dicen irónicamente que ustedes hacen un kirchnerismo prolijo?
(Se ríe) – Parece que aquellos que creen que se puede hacer un ajuste de un día para otro en la República Argentina no entienden: ni la economía, ni la sociedad. La Argentina tiene que ir por un camino de gradualidad, y es el camino que hemos planteado, y la confianza que el mundo ha depositado en nosotros demuestra que ese es el camino correcto. No ha habido en la Argentina un tiempo con menores tasas que estas, en términos de endeudamiento, y ese es un indicador que no pasa el corazón por ahí. Pasa por cambiar la matriz, cambiar la cabeza y empezar a poner el eje en producir. No, no creo que haya una continuidad con lo anterior.
– Acaba de decir que el mundo confía en nosotros, ¿qué pasa con los empresarios, que no expresan esa misma confianza de manera contante y sonante?
– El proceso de inversiones en la Argentina está en marcha; no es cierto que no lo hay. También es cierto es que este es un año de recesión, y en un año de recesión siempre es complejo -sobre todo para las empresas chicas- poder mirar el crecimiento. Lo importante en esto es que estamos trabajando mucho para ayudar a bajar el costo en capital, y que eso les permita poder invertir financiados por un sistema que tenga tasas y costos razonables. Pero lo que son las grandes empresas, todas han tenido un plan de inversión muy ambicioso, y se están poniendo en marcha. De vuelta: parece que pasó mucho tiempo, pero fue muy poco para un ciclo de una inversión que no se hace de un día para el otro.
– ¿El primer año de gestión será un buen momento para barajar y dar de nuevo en el Gabinete? Hablo de eventuales cambios.
– Nosotros estamos muy conformes con el equipo que se ha podido armar, de enorme calidad humana, profesional y política, y creemos que aparte hay un factor de ganar experiencia, con lo cual creemos que no es un momento de cambios en ese sentido. Sí de seguir trabajando para mejorar los procesos de gestión, para capitalizar experiencias de este primer año, pero no está puesto el eje en grandes cambios.
– Está clara la conveniencia de la existencia de Cristina para las perspectivas electorales de Cambiemos. ¿No puede resultar contraproducente para el gobierno que se mantenga vivo el espíritu cristinista?
– Es que no pensamos así. La verdad es que creemos que son los votantes los que definen la política en términos de preferencias electorales. Y está claro que hay un porcentaje de personas que adhieren al kirchnerismo como visión. Creo que no es una expresión mayoritaria, ni mucho menos, pero existe. Pero Cambiemos depende de Cambiemos, no depende de lo que pase con la oposición, nosotros estamos muy confiados de que aquellos que nos acompañaron votando por un cambio el año pasado, están conformes y entienden que vamos por el buen camino, y ese es el corazón de nuestra estrategia electoral: seguir trabajando, diciendo la verdad y confiando que los argentinos quieren seguir cambiando y no volver atrás.
– Al principio de la gestión se habló de miles de despidos en el Estado, después se vio que no fue tan así, pero como contrapartida pareciera que el ajuste lo terminó haciendo el sector privado.
– Este año se va a cumplir la meta del 4,8 de déficit fiscal; el año que viene se está votando ya un presupuesto con 4,2, en un camino que todos tenemos que construir, porque la realidad es que ese déficit expresa un problema grave para la Argentina, porque se financia con deuda, o con inflación, o con impuestos, y la realidad es que no queremos más inflación, no hay más margen para seguir subiendo impuestos, y la deuda puede ser solo un puente que nos permita ir recorriendo ese camino gradual-
¿Va a haber ministros candidatos?
– Me parece que hoy por hoy no hay demasiados casos que uno piense que pueden ser candidatos. Me parece que puede ser más la elección que la regla.
– Venían muy bien en materia política, pero en los últimos tiempos se empezó a complicar el Gobierno en el Congreso. ¿Cree que el año que viene, que es electoral, se va a parar el Parlamento?
– Primero, creo que fue un extraordinario año en el Congreso, un gran trabajo en primer lugar de las autoridades, como Emilio Monzó, (Federico) Pinedo y (Gabriela) Michetti, una gran colaboración de los bloques que no son del oficialismo, de la oposición. Creo que fue uno de los años más productivos, en materia legislativa: más de 70 leyes aprobadas. Y así como dijimos la semana pasada que no nos preocupaba porque tenía que ver con la dinámica parlamentaria, esta semana se votó el Presupuesto, con una mayoría muy contundente, se votó PPP, se está avanzando en la agenda de debate, y me parece que hay un excesivo celo de la búsqueda de crisis políticas. Y la realidad es que en una dinámica en donde somos todos minoría, no siempre vamos a estar todos de acuerdo, pero hay un nivel de trabajo muy, muy bueno. Y el año próximo creo que no hay que pensar que estamos condenados a pensar que el Congreso esté cerrado; creo que en este nivel de madurez política, sobre todo en el primer semestre me parece que va a seguir habiendo espacio para trabajar leyes.
– Estuvo muy opinada su incursión en la provincia de Buenos Aires, donde se le adjudican contactos con sectores peronistas para explorar la posibilidad de despegarse de la dependencia del massismo. ¿Fue tan así?
– No, no fue así. La realidad es que nosotros estamos promoviendo diálogo con todo el mundo permanentemente, y con María Eugenia (Vidal) y con Fede Salvai, pensamos esto de poder juntarnos con intendentes, charlar, y seguiremos haciéndolo. Pero hoy nuestro foco central debe estar puesto tanto en construir puentes de diálogo tan importantes en este momento de país, como también en términos de la gestión. Y hay mucho tema para trabajar en ese sentido, con lo cual son especulaciones, pero que no tuvieron que ver con la realidad.
– ¿Y cuál cree que va a ser la relación con Sergio Massa el año que viene, un año electoral?
– Confío que madura; me parece que Sergio tiene futuro obviamente en la política argentina, está pensando más en ese futuro que en el pasado. Al igual que otras figuras del peronismo, como pueden ser Juan Manuel Urtubey, Florencio Randazzo, un montón de dirigentes que creo que están interpretando una demanda electoral que quiere que le vaya bien al gobierno y que al mismo tiempo ellos puedan sostener su mirada de opositores.
– A casi un año de gestión, ¿qué puntaje le pondría al gobierno?
(Se sonríe) – No quiero poner un puntaje, pero creo que hemos pasado un año difícil para muchos argentinos, pero lleno de esperanza. Y hemos podido ser consecuentes con el compromiso de ser un gobierno que haga un cambio en lo político y que trabaje siempre de cara a la verdad y cerca de la gente, para ayudarla a cambiar la realidad. Y este año se ordenó la casa, se trabajó sobre la infraestructura, eso genera molestia, incomodidad, pero sabemos que vamos por el bueno camino.
– Para no hablar de semestres, ni trimestres, pero optando por la teoría michettista sobre la luz al final del túnel, ¿cuándo cree que va a comenzar a verse?
– Hay un consenso general de que se dejó de empeorar, se estabilizó, cosa que era muy importante, y hay un consenso generalizado de que el año próximo vamos a tener una inflación mucho más baja y un crecimiento. Ese crecimiento va a ir viéndose cada día un poco más. Me parece que más que poner una fecha de inicio, lo importante es que vamos a tener un buen 2017.
En un extenso reportaje con DIARIO POPULAR en el que no se dejó de lado ningún tema, el jefe de Gabinete de la Nación se mostró optimista respecto a 2017 y dejó definiciones muy importantes en todos los aspectos.
Notas relacionada
El jefe de Gabinete de la Nación confía en que 2017 será un ‘muy buen año’. Pondera al equipo económico, descarta cambios de Gabinete y no cree que haya muchos ministros candidatos el año que viene. Partidario del gradualismo, aclaró no obstante ante DIARIO POPULAR que ‘tarde o temprano tenemos que lograr ser un país que gasta lo que produce’.
– ¿Qué pasa con los brotes verdes que demoran tanto en llegar?
– Es un año de transición, siempre lo dijimos. Lo más importante es que en este segundo semestre se bajó considerablemente la inflación, que era un primer objetivo que habíamos planteado; que está entrando en velocidad la obra pública, y que vamos viendo que el año próximo vamos a crecer. Estamos muy confiados de que vamos a tener un muy buen 2017.
– Usted dijo que ya pasó lo peor. ¿Qué fue lo peor que tuvo que atravesar el gobierno en este primer año?
– Yo creo que el momento de alta inflación fue lo peor, porque generó mucha angustia y siendo un gobierno nuevo, el temor de algunos de que eso fuera el comienzo de una crisis económica. Nosotros estábamos confiados de que era parte de un sinceramiento que había que hacer, pero que íbamos a parar la caída y a partir de ahí empezar a crecer. Todo lo que fue entre marzo, julio y agosto, fue un cimbronazo grande.
– ¿Fue un error ponerle fecha a la reactivación?
– Siempre dijimos lo mismo sobre el segundo semestre, eran esos tres puntos: que iba a haber una baja de inflación, que iba a haber cada vez más inversión en obra pública y que iba a haber un comienzo de mejora. Las curvas mes a mes en muchos casos han parado de caer o muestran una ligera mejora. Siempre fuimos muy honestos y claros en que este era un año de transición.
– ¿Por qué demora tanto la puesta en marcha de la obra pública?
– Demoró sobre todo en el primer trimestre porque la obra pública estaba parada, en algunos casos desde septiembre, en otros desde junio; hay enormes problemas de transparencia, como estamos viendo en muchos casos, había problemas de planificación, y hoy hay más de mil kilómetros de autopistas en construcción, por ejemplo, ya hemos terminado obras como el aeropuerto de Tucumán, o ya se ve en todo el conurbano bonaerense el comienzo de las obras de cloaca y agua; que cada una de las obras que estamos licitando ahora son a un precio mucho más bajo que antes, y al mismo tiempo un presupuesto para empezar y terminar en fecha. Hoy por hoy la ejecución de obra pública está a una velocidad muy importante.
– Respecto de esas obras de cloaca y agua, los anuncios oficiales sonaron tal vez demasiado ambiciosos.
– Se va a hacer la inversión más importante en materia de cloacas y agua para el Conurbano, y el otro día recorriendo Lanús con Néstor Grindetti veíamos ya obras que están avanzando, y hablábamos con los vecinos que esperaban hace 30, 40 años esas obras.
– Hay quienes critican la existencia de un gabinete tan amplio y una estructura económica tan diversificada. ¿No podría ser eso parte del problema de que no arranque la economía?
– No, si vos mirás la estructura de la recesión de este año, es muy similar a la estructura de la recesión de 2015, y no tiene que ver con el diseño del ministerio, ni con el gobierno, porque además se han hecho muchísimas transformaciones en la economía este año. Y lo que no podemos perder de vista es de donde arrancamos: de una economía que estaba con un severo deterioro y en un enorme riesgo de gran crisis.
– ¿Qué siente cuando algunos dicen irónicamente que ustedes hacen un kirchnerismo prolijo?
(Se ríe) – Parece que aquellos que creen que se puede hacer un ajuste de un día para otro en la República Argentina no entienden: ni la economía, ni la sociedad. La Argentina tiene que ir por un camino de gradualidad, y es el camino que hemos planteado, y la confianza que el mundo ha depositado en nosotros demuestra que ese es el camino correcto. No ha habido en la Argentina un tiempo con menores tasas que estas, en términos de endeudamiento, y ese es un indicador que no pasa el corazón por ahí. Pasa por cambiar la matriz, cambiar la cabeza y empezar a poner el eje en producir. No, no creo que haya una continuidad con lo anterior.
– Acaba de decir que el mundo confía en nosotros, ¿qué pasa con los empresarios, que no expresan esa misma confianza de manera contante y sonante?
– El proceso de inversiones en la Argentina está en marcha; no es cierto que no lo hay. También es cierto es que este es un año de recesión, y en un año de recesión siempre es complejo -sobre todo para las empresas chicas- poder mirar el crecimiento. Lo importante en esto es que estamos trabajando mucho para ayudar a bajar el costo en capital, y que eso les permita poder invertir financiados por un sistema que tenga tasas y costos razonables. Pero lo que son las grandes empresas, todas han tenido un plan de inversión muy ambicioso, y se están poniendo en marcha. De vuelta: parece que pasó mucho tiempo, pero fue muy poco para un ciclo de una inversión que no se hace de un día para el otro.
– ¿El primer año de gestión será un buen momento para barajar y dar de nuevo en el Gabinete? Hablo de eventuales cambios.
– Nosotros estamos muy conformes con el equipo que se ha podido armar, de enorme calidad humana, profesional y política, y creemos que aparte hay un factor de ganar experiencia, con lo cual creemos que no es un momento de cambios en ese sentido. Sí de seguir trabajando para mejorar los procesos de gestión, para capitalizar experiencias de este primer año, pero no está puesto el eje en grandes cambios.
– Está clara la conveniencia de la existencia de Cristina para las perspectivas electorales de Cambiemos. ¿No puede resultar contraproducente para el gobierno que se mantenga vivo el espíritu cristinista?
– Es que no pensamos así. La verdad es que creemos que son los votantes los que definen la política en términos de preferencias electorales. Y está claro que hay un porcentaje de personas que adhieren al kirchnerismo como visión. Creo que no es una expresión mayoritaria, ni mucho menos, pero existe. Pero Cambiemos depende de Cambiemos, no depende de lo que pase con la oposición, nosotros estamos muy confiados de que aquellos que nos acompañaron votando por un cambio el año pasado, están conformes y entienden que vamos por el buen camino, y ese es el corazón de nuestra estrategia electoral: seguir trabajando, diciendo la verdad y confiando que los argentinos quieren seguir cambiando y no volver atrás.
– Al principio de la gestión se habló de miles de despidos en el Estado, después se vio que no fue tan así, pero como contrapartida pareciera que el ajuste lo terminó haciendo el sector privado.
– Este año se va a cumplir la meta del 4,8 de déficit fiscal; el año que viene se está votando ya un presupuesto con 4,2, en un camino que todos tenemos que construir, porque la realidad es que ese déficit expresa un problema grave para la Argentina, porque se financia con deuda, o con inflación, o con impuestos, y la realidad es que no queremos más inflación, no hay más margen para seguir subiendo impuestos, y la deuda puede ser solo un puente que nos permita ir recorriendo ese camino gradual-
¿Va a haber ministros candidatos?
– Me parece que hoy por hoy no hay demasiados casos que uno piense que pueden ser candidatos. Me parece que puede ser más la elección que la regla.
– Venían muy bien en materia política, pero en los últimos tiempos se empezó a complicar el Gobierno en el Congreso. ¿Cree que el año que viene, que es electoral, se va a parar el Parlamento?
– Primero, creo que fue un extraordinario año en el Congreso, un gran trabajo en primer lugar de las autoridades, como Emilio Monzó, (Federico) Pinedo y (Gabriela) Michetti, una gran colaboración de los bloques que no son del oficialismo, de la oposición. Creo que fue uno de los años más productivos, en materia legislativa: más de 70 leyes aprobadas. Y así como dijimos la semana pasada que no nos preocupaba porque tenía que ver con la dinámica parlamentaria, esta semana se votó el Presupuesto, con una mayoría muy contundente, se votó PPP, se está avanzando en la agenda de debate, y me parece que hay un excesivo celo de la búsqueda de crisis políticas. Y la realidad es que en una dinámica en donde somos todos minoría, no siempre vamos a estar todos de acuerdo, pero hay un nivel de trabajo muy, muy bueno. Y el año próximo creo que no hay que pensar que estamos condenados a pensar que el Congreso esté cerrado; creo que en este nivel de madurez política, sobre todo en el primer semestre me parece que va a seguir habiendo espacio para trabajar leyes.
– Estuvo muy opinada su incursión en la provincia de Buenos Aires, donde se le adjudican contactos con sectores peronistas para explorar la posibilidad de despegarse de la dependencia del massismo. ¿Fue tan así?
– No, no fue así. La realidad es que nosotros estamos promoviendo diálogo con todo el mundo permanentemente, y con María Eugenia (Vidal) y con Fede Salvai, pensamos esto de poder juntarnos con intendentes, charlar, y seguiremos haciéndolo. Pero hoy nuestro foco central debe estar puesto tanto en construir puentes de diálogo tan importantes en este momento de país, como también en términos de la gestión. Y hay mucho tema para trabajar en ese sentido, con lo cual son especulaciones, pero que no tuvieron que ver con la realidad.
– ¿Y cuál cree que va a ser la relación con Sergio Massa el año que viene, un año electoral?
– Confío que madura; me parece que Sergio tiene futuro obviamente en la política argentina, está pensando más en ese futuro que en el pasado. Al igual que otras figuras del peronismo, como pueden ser Juan Manuel Urtubey, Florencio Randazzo, un montón de dirigentes que creo que están interpretando una demanda electoral que quiere que le vaya bien al gobierno y que al mismo tiempo ellos puedan sostener su mirada de opositores.
– A casi un año de gestión, ¿qué puntaje le pondría al gobierno?
(Se sonríe) – No quiero poner un puntaje, pero creo que hemos pasado un año difícil para muchos argentinos, pero lleno de esperanza. Y hemos podido ser consecuentes con el compromiso de ser un gobierno que haga un cambio en lo político y que trabaje siempre de cara a la verdad y cerca de la gente, para ayudarla a cambiar la realidad. Y este año se ordenó la casa, se trabajó sobre la infraestructura, eso genera molestia, incomodidad, pero sabemos que vamos por el bueno camino.
– Para no hablar de semestres, ni trimestres, pero optando por la teoría michettista sobre la luz al final del túnel, ¿cuándo cree que va a comenzar a verse?
– Hay un consenso general de que se dejó de empeorar, se estabilizó, cosa que era muy importante, y hay un consenso generalizado de que el año próximo vamos a tener una inflación mucho más baja y un crecimiento. Ese crecimiento va a ir viéndose cada día un poco más. Me parece que más que poner una fecha de inicio, lo importante es que vamos a tener un buen 2017.