Horacio Rodríguez Larreta: “En Cambiemos no necesitamos K y con los piquetes hay que hacer y no hablar”

Sede gubernamental. El jefe de la Ciudad, en el imponente edificio de Parque Patricios. Dice que “es raro” verlo allí, porque prefiere visitar las casas de vecinos en los barrios. ANDRES D’ELIA
-Se lo ve con bajo perfil mediático, ¿está muy metido en la gestión, es una estrategia o está …? (No espera el fin de la pregunta)
​-Estoy enchufadísimo con la gestión. Hemos lanzado miles de proyectos en la Ciudad, estoy gran parte del día en la calle, recorriendo, es raro encontrarme acá en la oficina … (Sede del Gobierno porteño en Parque Patricios, donde se hizo el reportaje)
– … Le decía si era eso o estaba practicando “la gran Felipe Solá”?
-¿Cuál es la de Felipe Solá? …
-Felipe alguna vez dijo que para sobrevivir en política hay que hacerse bien el boludo …
-Ah, no, no … Yo asumo las responsabilidades. Las circunstancias también hacen que el foco mediático desde lo político hoy no esté puesto en la Ciudad. Es natural, hubo cambio de gobierno y de modelo político en la Nación y en la Provincia …
-¿Qué es lo que más lo satisface y lo que más le preocupa de esa gestión?
-Lo que más me atrae es la capacidad de hacer. Todo el día veo las transformaciones que hemos hecho. Me encanta el hacer y ver que con lo que hacemos le cambiamos la vida a la gente. Por ejemplo, con haber mejorado notablemente el transporte público.
-Pero el Centro está intransitable. La Ciudad se ha transformado en un infierno por los piquetes y usted lo sabe …
-Soy consciente del problema que generan los cortes. Y de la complicación de la gente, especialmente de quienes circulan por el Centro. Este es un resabio más de 12 años de inacción total, que tenemos que mejorar. Para eso se está concretando el traspaso de la Policía, que se terminará de efectivizar el 1° de enero, conforme lo dice la ley de creación de la Policía de la Ciudad, uno de cuyos ejes es el reentrenamiento. En este tema no hay que hablar, sino que hay que hacer. Y no hacer sin resultados. Hacer hasta encontrar las soluciones. Ordenar la cuestión. Que la protesta no perjudique a quienes no protestan.
-¿No pierden así la batalla del tránsito?
-¡No, todo lo contrario! Yo siento que estamos ganando la batalla del transporte público. No le quepa duda que gracias al metrobús, a los 200 y pico de vagones nuevos del subte y el auge de la bicicleta, hoy la gente viaja mejor en el transporte público. Viaja mucha más gente que hace tres años.
-Lo llevo un poco al pasado bien lejano, ¿qué registro tiene de su infancia?
-Las vacaciones en Mar del Plata. Siempre, dos o tres meses por verano. Me instalaba con mi abuela paterna, Tatá. La recuerdo mucho, fue una figura muy presente en nuestra infancia.
-¿Qué recuerdo especial tiene de ella?
-Que me traía las figuritas de fútbol siempre, yo aprendí a leer con los nombres de los jugadores de esas figu y con la revista El Gráfico. Me sabía todos los equipos de los Mundiales de memoria …
-¿Y cómo se llevaba con sus hermanos menores?
-Nos peleábamos mucho, como es lógico entre tres varones. Asocio la infancia mucho al fútbol, jugando en la vereda, en Libertador y Coronel Díaz, donde me crié, picados, al cabeza-cabeza, en veredas anchas …
-Le gustaría esa ciudad ahora …
-Síííí … en esa ciudad estaba Miguel, el policía de la esquina, que era hincha de River, los amiguitos de la cuadra, de la plaza … Ya más de grandes nos íbamos a la cancha en el colectivo 93, iba con amigos. Y más tarde con mi viejo cuando él era presidente de Racing. Aún me veo con aquellos chicos de la infancia; yo siempre siguiendo a Racing. La primera vez que lo vi campeón fue en el 2001, aquel de Mostaza Merlo. Con el “equipo de José”, en 1966, yo tenía un año.
-Ahora lo llevo del fútbol a la política. Parece que en Cambiemos hay mucha interna. Justo ustedes que despreciaban la rosca, que se presentaban como distintos …
-Yo creo en la política. Llevo hechas en la Ciudad centenares de reuniones con vecinas, participo en timbreos, visito escuelas, hospitales, comisarías. Yo creo en esa política, la de escuchar a la gente.
-Pero ahora están discutiendo fuerte y “en público”, como Emilio Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados, de origen peronista, que pidió abrir el partido …
-Yo entiendo que haya gente para quien la política es la rosca, los punteros, las estructuras. En Cambiemos y en el Pro somos muchos los que creemos que la política es estar cerca de la gente, escucharla y solucionarles sus problemas. Algunos hablan peyorativamente del timbreo, me parece fantástico, pero nosotros tenemos otra concepción. Creo que es muy bueno el disenso, pero en el seno de un equipo. Si se da ahí, internamente, es constructivo y necesario.
-¿Me quiere decir que Monzó no debió hacer público su disenso en los medios?
-Yo no soy quién para decir si debió o no debió. Yo creo lo que le digo, para eso somos un equipo, lo que supone que a veces la opinión de uno no es la que prima.
-¿Usted les abriría la puerta del Gobierno a otras corrientes políticas, digamos al peronismo, para darle más consistencia política a la gestión?
-La gente votó un cambio. Por eso no sumaría a dirigentes que tuvieron altas responsabilidades en el gobierno kirchnerista. Más claro: no coincido con que sumemos dirigentes de la anterior gestión. Tenemos dirigentes de muy buen nivel en el Gobierno y en Cambiemos. La gente votó a Cambiemos para gobernar y le dejó el lugar de la oposición al kirchnerismo.
-Usted le está respondiendo a Monzó …
-No, no hablo en particular de Monzó. Yo sólo expreso mi posición.
-¿Habla de Randazzo, de algún otro?
-Hablo de toda aquella gente que haya tenido identificación notoria, participación activa y protagonismo en el gobierno anterior.
-¿En el peronismo, concretamente?
-No, no, que quede claro que no hablo del peronismo, sino del kirchnerismo.
-¿Qué balance hace del primer año de gestión a nivel nacional?
-Recibimos un país caótico, con un 30% de pobreza, con una inflación galopante, un triste record mundial de inflación en los tres últimos años kirchneristas, con una economía que venía de tres años de recesión, desinversión en trenes, rutas, puertas … y eso lleva y va a llevar tiempo recuperarlo. Y eso generó un año económico difícil.
-Y parece que eso empieza a reflejarse en las encuestas, más allá de los timbreos …
-Siento que la gente reconoce un año difícil, pero a la vez confía en el futuro.
-Usted fue funcionario de Menem, de Duhalde, de De la Rúa, pero lo más llamativo es que se haya ido del peronismo y nadie lo haya acusado de “traidor” …
-Es que nunca tuve actuación político partidaria, mi actuación en el peronismo fue muy periférica. Fui un cuadro técnico en todos los casos. Siempre me fui bien de donde me fui. Y tengo buenas relaciones con todos.
-Sus genes políticos …(Se apresura a responder)
-Mis genes políticos son desarrollistas. Soy ahijado de Rogelio Frigerio (hombre clave del frondicismo y abuelo del actual ministro del interior, impulsor del pacto Perón-Frondizi en 1958). Yo participaba de chiquito, era así de chiquito (hace un gesto con la mano), y escuchaba las negociaciones del MID en el 73 para ser parte del Frejuli … tendría 7, 8 años y con total ingenuidad le pregunté a Frondizi porqué no iba como vice de Perón. “No, yo ya fui presidente, tenemos que ser generosos”, me contestó. Allí estaban él, Frigerio, mi padre, Camilión, Merchensky, Salonia, Melchor Posse …
-¿Qué fue lo peor del kirchnerismo?
-Perdió una oportunidad histórica en la Argentina, con un contexto internacional muy favorable. Pero lo más grave fue la división que dejó en la sociedad.
-¿Qué es Martín Lousteau para usted, un aliado que compite o una pesadilla?
-Es un muy buen embajador de Macri en Estados Unidos. Lo está haciendo muy bien.
-Mañana llega al país y ya le dijo a esta sección que el año próximo competirá electoralmente con su espacio …
-Yo tengo mucha confianza en mi trabajo, en mi equipo y en el apoyo de la gente.
-Digamos que es más rival que aliado …
-Bueno si la decisión de él es competir …
-Parece un arquero, vuela de palo a palo y las saca todas al corner …
-Cuando jugaba, jugaba de dos, después me mandaron de nueve y en torneos más en serio, incluso con Mauricio, jugaba de dos …
-¿Qué es y qué representa Mauricio Macri en su vida y en la política argentina?
-Es el cambio en la política argentina. No tengo dudas. Va a ser un punto de inflexión hacia una política que respeto por las instituciones, que construya un sendero de desarrollo a largo plazo, algo que nadie pudo hacer en los últimos ciento y pico de años en la Argentina.
-Cuénteme algo de su familia, de Bárbara y de las tres hijas.
-Bárbara y mis hijas (Paloma, Manuela y Serena Viva, que aún no tiene un año), son lo más importante de mi vida. Estoy muy orgulloso de mi familia. A pesar de que trabajo largas horas, mantengo un lindo equilibrio con mi vida familiar. Tengo momentos que son sagrados para estar con mi familia y los respeto siempre.
-Si Bárbara(destacada wedding-planner, organizadora de bodas) tuviera que organizar la fiesta de casamiento de Martín Lousteau y Carla Peterson, ¿qué diría usted?
-Ella es muy profesional, estoy seguro de que lo haría. Además tenemos muy buena relación personal con los dos.
-O sea que iría a esa fiesta …
-Tengo asistencia perfecta a todas las fiestas que ha organizado desde hace 15 años.
¿Y cree que Lousteau lo invitaría?
-Se supone que sí …
-Dígame, ¿por qué casi todos los políticos dicen que no quieren ser presidentes?
-No les crea …
-O sea que usted quiere ser presidente …
-Yo estoy muy contento hoy en el lugar donde estoy. Recién llevo un año en mi función, que es por un total de cuatro y con la posibilidad de cuatro más, si es que me reeligen. Que hoy se me plantee qué quiero ser dentro de ocho años …
-¿Pero … quiere ser presidente o no?
-No está mal tener ese objetivo, pero hoy no me lo planteo. Soy una apasionado del trabajo en la Ciudad.
Aquel nene que quería que Frondizi fuese vice de Perón

Su vida tiene paradojas. Lo bautizó el padre Carlos Mugica, un cura que se metió en las villas para llevar el Evangelio y la esperanza a los pobres y murió acribillado en 1974 en un ataque terrorista nunca aclarado del todo. Y otra ráfaga de violencia setentista lo golpeó duro durante 10 días angustiantes, justo a las puertas de su adolescencia: fueron los que estuvo “chupado” por militares Horacio Rodríguez Larreta padre, dirigente del desarrollismo, frondicista puro, que presidió Racing entre 1977 y 1978.
Es así que el fútbol y la política marcaron su vida desde muy chico. En el departamento familiar del barrio de Palermo, sobre avenida del Libertador, las tertulias políticas eran moneda corriente y también los foros de pensamiento y debate. De allí a la cancha, a gritar por Racing, dos legados de sangre que el actual jefe de Gobierno porteño lleva con orgullo. “Soy el ahijado de Rogelio Frigerio”, dice el sucesor de Macri en la Ciudad. Y recuerda que cuando se elevaba a metro y poco del suelo, no más, en la campaña electoral del 73 le preguntó a Arturo Frondizi si “no quería ser el candidato a vice de Perón”, ante la sonrisas perplejas de un calificado auditorio: el propio ex presidente, su papá Horacio y Rogelio Frigerio, entre otros popes del desarrollismo.
Una educación sólida y de vanguardia, más el origen político de la familia, le abrieron las puertas de la política. Llegó desde su formación técnica y pasó por gobiernos peronistas y radicales, pero el amor, desde el punto de vista político y militante, le llegó recién con Mauricio Macri. Aun así, nunca abdicó del legado desarrollista. Cuando se le pide que mencione un prócer no viaja al pasado. Contesta rápido y sin dudar: “Frondizi”.
Se confiesa muy enamorado de e su mujer, la wedding- planner Bárbara Diez. También le encantan los desafíos sobre preguntas y respuestas de los Mundiales. “Alguna vez pensé en anotarme en Odol pregunta”, admite. Y lo dice con seguridad. La misma que tiene en el gobierno de Macri, en el suyo y en el de Vidal. Como se ve en este reportaje, se defiende bien. Si es necesario la tira afuera, pero sabe meter contraataques sorpresivos.
ITINERARIO
Horacio Rodríguez Larreta nació el 29 de octubre de 1965, en Buenos Aires. Es licenciado en Economía (UBA) y máster en Administración de Empresas de la Universidad de Harvard. Hijo de Horacio Rodríguez Larreta (fallecido) y de María Cristina Díaz Alberdi. Fue gerente general de la ANSeS con Menem, funcionario de Desarrrollo Social con Duhalde, interventor del PAMI con De la Rúa ypresidente del IPS en la gobernación de Ruckauf. Del núcleo fundador del PRO, fue jefe de Gabinete de Macri en la Ciudad y hoy es jefe de Gobierno. Casado con Bárbara Diez, tienen tres hijas (Paloma, Manuela y Serena Vida).​
A un toque

Un proyecto: La integración de las villas y la Ciudad.
Un desafío: Mejorar la seguridad de los porteños.
Un líder de hoy: El Papa.
Un prócer: Arturo Frondizi.
Un sueño: Todos los días sueño y recuerdo siempre lo que sueño … sueño con que mi familia sea feliz.
Un recuerdo: Mi viejo.
Una sociedad que admire: Las nórdicas.
Una persona que admire: Bárbara, mi esposa.
Una comida: Los panqueques con dulce de leche.
Una bebida: El jugo de naranja exprimido.
Un placer: Mis hijas.
Un libro: “El poder del ahora”, de Eckhart Tolle.
Una película: “La fiesta inolvidable”, con Peter Seelers, la mejor de la historia. La vi más de treinta veces y la sé de memoria. Cada imagen la sé de memoria y me sigo riendo como la primera vez. El otro día la volví a ver y me moría…
Una serie: Gran Hotel.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *