Cada vez más lejos de la figura del «superministro», Macri profundizó la división en áreas con el desdoblamento del Ministerio de Hacienda y Finanzas.
El «mejor equipo en los últimos cincuenta años», como definió el presidente Mauricio Macri a su Gabinete, tiene dos coordinadores económicos que reportan a Marcos Peña y siete ministros que se reparten las decisiones económicas. A ellos se suman dos «satélites» de diálogo constante con Macri, los ordoxos presidentes del Banco Central, Federico Sturzenegger, y el Banco Nación, Carlos Melconian.
El organigrama está armado para que todos reporten directamente a los dos vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Son hombres de formación empresaria: Quintana capitaneó el fondo de inversión Pegasus (dueño de Farmacity, entre otras empresas) y Lopetegui fue CEO de la filial local de Lan. Ellos se reparten el diálogo con los ministros, con cargos de coordinadores. Son, en teoría, los que apaciguan internas y alinean metas y objetivos de gobierno.
Si el país tuvo alguna vez «superministros» de Economía, el esquema ahora está pensado para que nadie opaque a Macri y a Peña en la toma de decisiones, aunque muchas veces el Gobierno debió volver sobre sus pasos por la falta de coordinación. Pasó con los ajustes en las tarifas de servicios públicos: el ministro de Interior e Infraestructura, Rogelio Frigerio, debió socorrer a su par de Energía y Minería, Juan José Aranguren. Y con la reforma del impuesto a las Ganancias: Quintana y Frigerio corrieron a Alfonso Prat-Gay del centro del ring. El perfil alto de Prat-Gay y su independencia nunca cayeron bien en la administración Cambiemos.
1. Juan José Aranguren
El ministro de Energía y Minería Juan José Aranguren fue la cara de los tarifazos de luz y de gas. Cuentan en su entorno que propuso a Macri hacer un ajuste más gradual, pero que el ministro y los coordinadores Quintana y Lopetegui optaron por el recorte de subsidios más crudo. Luego debieron ceder. Frigerio negoció con los gobernadores ponerle un tope a los aumentos de gas a pymes y usuarios residenciales. La Corte Suprema frenó los aumentos por falta de audiencia pública y obligó al Gobierno a recalcular.
2. Rogelio Frigerio
Tiene a su cargo la gestión del gasto en infraestructura vinculada a vivienda y algunas partes del área energética, como la central hidroeléctrica Chihuidos. Es el brazo político del área económica: negoció con los gobernadores fondos para las provincias y la reforma del impuesto a las Ganancias. Debió socorrer a Aranguren y a Prat-Gay cuando el Ejecutivo necesitó negociar.
3. Guillermo Dietrich
El ministro de Transporte tiene a su cargo la asignación de los subisdios del área y el ambicioso plan de infraestructura vial y ferroviaria que lleva adelante el Gobierno. Guillermo Dietrich también es el jefe de la política aerocomercial. La semana pasada, Isela Costantini dejó la presidencia de Aerolíneas Argentinas enfrentada con él y con los coordinadores Quintana y Lopetegui. El Gobierno recortó subsidios a Aerolíneas, que contará el año que viene con un 50% menos de subsidios y, a la vez, la empresa debe competir con el desembarco de las líneas aéreas low-cost que promueve el Ejecutivo. Es decir, Aerolíneas debe achicarse mientras la competencia se expande.
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4. Francisco Cabrera
El ministro de Producción tiene a su cargo la relación con la UIA y otras cámaras empresarias, que le enrostan al Gobierno la demora en la reactivación económica. La relación es tirante: Francisco Cabrera cree que el Gobierno tomó medidas para fomentar la inversión privada y que las empresas no responden con desembolsos, sino con más reclamos.
5. Luis Caputo
El ahora ministro de Finanzas Luis Caputo llevó adelante la negociación con los fondos buitre para pagar el juicio y ponerle fin al default forzoso. Fue también el responsable de conseguir el financiamiento con el que Alfonso Prat-Gay pudo costear el déficit, equivalente a 4,8% del PBI. Ex presidente del Deutsche Bank y con pasado en Wall Street, consiguió las mejores tasas de interés en mucho tiempo. Aunque los inversores ahora comienzan a poner reparos a prestar dinero para solventar gastos corrientes y exigen una reducción en el déficit.
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6. Nicolás Dujovne
Será el encargado de reducir el déficit fiscal. El flamante Ministerio de Hacienda, a su cargo, debe administrar las cuentas públicas. Quintana le pidió a todos los ministros reducir aproximadamente el 10 por ciento de los programas que tienen bajo ejecución para achicar gastos. Nicolás Dujovne es partidario de reducir el gasto y bajar costos laborales a las empresas. Entiende que eso reducirá la informalidad laboral. El desafío es hacerlo en momentos en que el Estado necesita de esos recursos para financiar programas sociales. Ese es el gradualismo que intentó Prat-Gay: realizar el ajuste de a poco, minimizando los efectos sociales.
7. Ricardo Buryaile
El ministro de Agroindustria celebra por estos días la mejor campaña de trigo en años: la superficie sembrada aumentó y la cosecha subiría 40%. También cree que podrá mostrar en poco tiempo una mejor oferta ganadera por el aumento en los stocks, luego de que el Gobierno decidiera liberar las trabas que el kirchnerismo había aplicado a estos mercados. ¿Si mejora la oferta de trigo y de carne, bajarán los precios internos? Es la pregunta que, por ahora, Ricardo Buryaile no puede responder.
8. Jorge Triaca
El ministro de Trabajo debe administrar las tensiones con la CGT. Consiguió aplacar los ánimos. Entregó fondos para las obras sociales (un histórico reclamo de los gremios) por casi 30.000 millones de pesos. Negoció compromisos antidespidos y el bono de fin de año que evitó la reapertura de las paritarias, a pesar de la péridida del poder adquisitivo del salario. Y, cada vez que puede, enfatiza la necesidad de rediscutir los convenios colectivos de trabajo e incorporar la productividad en las negociaciones. Jorge Triaca debió contener a la CGT cuando el Gobierno enarboló la refomra del impuesto a las Ganancias de Prat-Gay sin previa consulta con el sindicalismo.
Los satélites
Federico Sturzenegger, titular del Banco Central, ganó una batalla con la salida de Prat-Gay. El titular de Hacienda reclamó hasta el cansancio una baja en la tasa de interés que ayude a dinamizar una economía en recesión. Sturzenegger, focalizado en combatir la inflación, mantuvo alto el costo del dinero. Esto hace que la gente sea más propensa a ahorrar que a consumir. El golpe a las empresas es doble: se les encarece el crédito y se les achica el mercado interno. Así, a los golpes, la inflación baja: el segundo semestre tuvo la inflación más baja desde 2008, celebró Sturzenegger el jueves pasado, en diálogo con periodistas. La salida de Prat-Gay no hizo más que ratificar su política ortodoxa al frente del BCRA.
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Carlos Melconian es el «halcón» más duro de Macri. Nunca ocultó su ambición por ser ministro de Economía ni mucho menos sus críticas al gradualismo de Prat-Gay. Al frente del Banco Nación, no perdió llegada a los oídos de Macri, aunque sus aspiraciones ministeriales siguen, por ahora, postergadas.
El «mejor equipo en los últimos cincuenta años», como definió el presidente Mauricio Macri a su Gabinete, tiene dos coordinadores económicos que reportan a Marcos Peña y siete ministros que se reparten las decisiones económicas. A ellos se suman dos «satélites» de diálogo constante con Macri, los ordoxos presidentes del Banco Central, Federico Sturzenegger, y el Banco Nación, Carlos Melconian.
El organigrama está armado para que todos reporten directamente a los dos vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Son hombres de formación empresaria: Quintana capitaneó el fondo de inversión Pegasus (dueño de Farmacity, entre otras empresas) y Lopetegui fue CEO de la filial local de Lan. Ellos se reparten el diálogo con los ministros, con cargos de coordinadores. Son, en teoría, los que apaciguan internas y alinean metas y objetivos de gobierno.
Si el país tuvo alguna vez «superministros» de Economía, el esquema ahora está pensado para que nadie opaque a Macri y a Peña en la toma de decisiones, aunque muchas veces el Gobierno debió volver sobre sus pasos por la falta de coordinación. Pasó con los ajustes en las tarifas de servicios públicos: el ministro de Interior e Infraestructura, Rogelio Frigerio, debió socorrer a su par de Energía y Minería, Juan José Aranguren. Y con la reforma del impuesto a las Ganancias: Quintana y Frigerio corrieron a Alfonso Prat-Gay del centro del ring. El perfil alto de Prat-Gay y su independencia nunca cayeron bien en la administración Cambiemos.
1. Juan José Aranguren
El ministro de Energía y Minería Juan José Aranguren fue la cara de los tarifazos de luz y de gas. Cuentan en su entorno que propuso a Macri hacer un ajuste más gradual, pero que el ministro y los coordinadores Quintana y Lopetegui optaron por el recorte de subsidios más crudo. Luego debieron ceder. Frigerio negoció con los gobernadores ponerle un tope a los aumentos de gas a pymes y usuarios residenciales. La Corte Suprema frenó los aumentos por falta de audiencia pública y obligó al Gobierno a recalcular.
2. Rogelio Frigerio
Tiene a su cargo la gestión del gasto en infraestructura vinculada a vivienda y algunas partes del área energética, como la central hidroeléctrica Chihuidos. Es el brazo político del área económica: negoció con los gobernadores fondos para las provincias y la reforma del impuesto a las Ganancias. Debió socorrer a Aranguren y a Prat-Gay cuando el Ejecutivo necesitó negociar.
3. Guillermo Dietrich
El ministro de Transporte tiene a su cargo la asignación de los subisdios del área y el ambicioso plan de infraestructura vial y ferroviaria que lleva adelante el Gobierno. Guillermo Dietrich también es el jefe de la política aerocomercial. La semana pasada, Isela Costantini dejó la presidencia de Aerolíneas Argentinas enfrentada con él y con los coordinadores Quintana y Lopetegui. El Gobierno recortó subsidios a Aerolíneas, que contará el año que viene con un 50% menos de subsidios y, a la vez, la empresa debe competir con el desembarco de las líneas aéreas low-cost que promueve el Ejecutivo. Es decir, Aerolíneas debe achicarse mientras la competencia se expande.
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4. Francisco Cabrera
El ministro de Producción tiene a su cargo la relación con la UIA y otras cámaras empresarias, que le enrostan al Gobierno la demora en la reactivación económica. La relación es tirante: Francisco Cabrera cree que el Gobierno tomó medidas para fomentar la inversión privada y que las empresas no responden con desembolsos, sino con más reclamos.
5. Luis Caputo
El ahora ministro de Finanzas Luis Caputo llevó adelante la negociación con los fondos buitre para pagar el juicio y ponerle fin al default forzoso. Fue también el responsable de conseguir el financiamiento con el que Alfonso Prat-Gay pudo costear el déficit, equivalente a 4,8% del PBI. Ex presidente del Deutsche Bank y con pasado en Wall Street, consiguió las mejores tasas de interés en mucho tiempo. Aunque los inversores ahora comienzan a poner reparos a prestar dinero para solventar gastos corrientes y exigen una reducción en el déficit.
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6. Nicolás Dujovne
Será el encargado de reducir el déficit fiscal. El flamante Ministerio de Hacienda, a su cargo, debe administrar las cuentas públicas. Quintana le pidió a todos los ministros reducir aproximadamente el 10 por ciento de los programas que tienen bajo ejecución para achicar gastos. Nicolás Dujovne es partidario de reducir el gasto y bajar costos laborales a las empresas. Entiende que eso reducirá la informalidad laboral. El desafío es hacerlo en momentos en que el Estado necesita de esos recursos para financiar programas sociales. Ese es el gradualismo que intentó Prat-Gay: realizar el ajuste de a poco, minimizando los efectos sociales.
7. Ricardo Buryaile
El ministro de Agroindustria celebra por estos días la mejor campaña de trigo en años: la superficie sembrada aumentó y la cosecha subiría 40%. También cree que podrá mostrar en poco tiempo una mejor oferta ganadera por el aumento en los stocks, luego de que el Gobierno decidiera liberar las trabas que el kirchnerismo había aplicado a estos mercados. ¿Si mejora la oferta de trigo y de carne, bajarán los precios internos? Es la pregunta que, por ahora, Ricardo Buryaile no puede responder.
8. Jorge Triaca
El ministro de Trabajo debe administrar las tensiones con la CGT. Consiguió aplacar los ánimos. Entregó fondos para las obras sociales (un histórico reclamo de los gremios) por casi 30.000 millones de pesos. Negoció compromisos antidespidos y el bono de fin de año que evitó la reapertura de las paritarias, a pesar de la péridida del poder adquisitivo del salario. Y, cada vez que puede, enfatiza la necesidad de rediscutir los convenios colectivos de trabajo e incorporar la productividad en las negociaciones. Jorge Triaca debió contener a la CGT cuando el Gobierno enarboló la refomra del impuesto a las Ganancias de Prat-Gay sin previa consulta con el sindicalismo.
Los satélites
Federico Sturzenegger, titular del Banco Central, ganó una batalla con la salida de Prat-Gay. El titular de Hacienda reclamó hasta el cansancio una baja en la tasa de interés que ayude a dinamizar una economía en recesión. Sturzenegger, focalizado en combatir la inflación, mantuvo alto el costo del dinero. Esto hace que la gente sea más propensa a ahorrar que a consumir. El golpe a las empresas es doble: se les encarece el crédito y se les achica el mercado interno. Así, a los golpes, la inflación baja: el segundo semestre tuvo la inflación más baja desde 2008, celebró Sturzenegger el jueves pasado, en diálogo con periodistas. La salida de Prat-Gay no hizo más que ratificar su política ortodoxa al frente del BCRA.
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Carlos Melconian es el «halcón» más duro de Macri. Nunca ocultó su ambición por ser ministro de Economía ni mucho menos sus críticas al gradualismo de Prat-Gay. Al frente del Banco Nación, no perdió llegada a los oídos de Macri, aunque sus aspiraciones ministeriales siguen, por ahora, postergadas.