La líder de la Tupac Amaru, Milagro Sala, brindó sus últimas palabras en el juicio por los huevazos que recibió el gobernador jujeño Gerardo Morales en 2009, cuando era senador. El juicio empezó con una condena de antemano, pero la falta de pruebas complicó que los jueces puedan sostenerla. Los testimonios confirmaron que Milagro no estuvo presente en ese escrache, pero se la acusa como instigadora en base a los dichos de un testigo que trabaja para Morales e intentó esconderlo en su declaración.
“Simplemente queríamos la igualdad en un país tan rico, ese fue nuestro pecado”, manifestó Sala ante el Tribunal Oral Federal 1 de Jujuy, que tras sus palabras y las de los otros dos imputados, Graciela López y Roberto Salvatierra, decidió pasar a un cuarto intermedio de dos horas para leer la sentencia.
En su breve discurso, la dirigente social y diputada del Mercosur rescató el trabajo de la Tupac Amaru en Jujuy. “Nosotros volvimos a instalar la cultura del trabajo, volvimos a inculcar que había que construir nuestras propias viviendas, nuestro propio futuro”, expresó. “Siento mucho dolor interno por la injusticia que estamos viviendo porque no hemos robado nada, hemos trabajado, hemos dignificado a miles y miles de compañeros”, continuó Milagro y afirmó: “Dignificar a los que menos tiempo me significó estar sentada en este sillón”.
Por último, se dirigió a los miembros del tribunal: “Señores jueces, no se dejen apretar por el poder político, dicten lo justo”. Tras sus palabras pudo tener un rápido contacto con los medios de prensa que estaban en la sala y pidió “que sea justicia nada más”. “Nosotros no tuvimos nada que ver y pedimos que los jueces no se dejen apretar por Gerardo Morales”, insistió.
Antes habló Graciela López, también acusada por el escrache, quien dijo que con el juicio “quedó muy en claro el revanchismo político hacia las organizaciones sociales de un sector del poder político que fue el responsable de la crisis de 2001”. Cuestionó que mientras “se criminaliza la protesta”, sigue libre “el genocida más grande de Jujuy”, Carlos Pedro Blaquier. Luego dio sus últimas palabras Ricardo Salvatierra, quien defendió su inocencia y pidió a los miembros del tribunal que «no se dejen llevar por delante». «En estos siete años me he dedicado a trabajar», añadió Salvatierra y sostuvo: «No entiendo la situación».
Tras las palabras de los tres acusados, el Tribunal pasó a un cuarto intermedio de dos horas. Luego de las 18 retomarán la audiencia y leerán el veredicto, que será escuchado en la sala por siete diputados nacionales, además de dirigentes de derechos humanos y sindicales.
Lita Boitano, presidenta de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, dijo que viajó a Jujuy «esperando por la libertad de Milagro Sala y de los demás compañeros». «Milagro es la primera presa política del gobierno de Macri», manifestó y relató: «Mientras esperamos un compañero de la Tupac nos contaba que ayer en General San Martín, a familias que se quedaron sin nada por la inundación los compañeros de al Tupac les dieron cuarenta colchones para ayudarlos y en la madrugada alguien hizo un hueco en un vidrio del depósito e incendió colchones. Es impresionante el odio que existe contra la organización».
Por su parte, Francisco Olveira, del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, explicó que acudió a la lectura del veredicto para «hacerle el aguante a Milagro en este tribunal que mientras tiene libre Pedro Blaquier, el dueño del ingenio Ledesma, tiene presa a Milagro». «Ha sido una espera larga y tediosa pero no queríamos que otra vez la foto sea la de la represión de la semana pasada», contó sobre el ingreso a la sala, tras la violencia sufrida por diputados nacionales y dirigentes políticos en la anterior jornada del juicio.
En la misma línea, Santiago Hamud, de la Red de Organizaciones Sociales, remarcó que se trata del mismo juzgado que sobreseyó a Blaquier. «Nos parece una injusticia que a Milagro por tirar huevos la vayan a condenar y a Blaquier que no tenemos dudas que fue partícipe del operativo que dejó 43 compañeros desaparecidos, esté en libertad», expresó
En tanto, Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de Santa Cruz, opinó que «es un juicio surrealista» que se lleva adelante «por dos huevazos y vidrios rotos, algo que pasó hace más de siete años y donde Milagro Sala no estaba presente». Agregó que es «un reflejo de un odio de clase, de persecución a la militancia».
Eduardo Tavani, del Comité Nacional por la Libertad de Milagro Sala, expresó que «es una causa que no tiene sentido» y remarcó que «han malgastado el tiempo y el dinero público para llegar hasta acá». «Este juicio es una vergüenza para la Justicia argentina», completó.
“Simplemente queríamos la igualdad en un país tan rico, ese fue nuestro pecado”, manifestó Sala ante el Tribunal Oral Federal 1 de Jujuy, que tras sus palabras y las de los otros dos imputados, Graciela López y Roberto Salvatierra, decidió pasar a un cuarto intermedio de dos horas para leer la sentencia.
En su breve discurso, la dirigente social y diputada del Mercosur rescató el trabajo de la Tupac Amaru en Jujuy. “Nosotros volvimos a instalar la cultura del trabajo, volvimos a inculcar que había que construir nuestras propias viviendas, nuestro propio futuro”, expresó. “Siento mucho dolor interno por la injusticia que estamos viviendo porque no hemos robado nada, hemos trabajado, hemos dignificado a miles y miles de compañeros”, continuó Milagro y afirmó: “Dignificar a los que menos tiempo me significó estar sentada en este sillón”.
Por último, se dirigió a los miembros del tribunal: “Señores jueces, no se dejen apretar por el poder político, dicten lo justo”. Tras sus palabras pudo tener un rápido contacto con los medios de prensa que estaban en la sala y pidió “que sea justicia nada más”. “Nosotros no tuvimos nada que ver y pedimos que los jueces no se dejen apretar por Gerardo Morales”, insistió.
Antes habló Graciela López, también acusada por el escrache, quien dijo que con el juicio “quedó muy en claro el revanchismo político hacia las organizaciones sociales de un sector del poder político que fue el responsable de la crisis de 2001”. Cuestionó que mientras “se criminaliza la protesta”, sigue libre “el genocida más grande de Jujuy”, Carlos Pedro Blaquier. Luego dio sus últimas palabras Ricardo Salvatierra, quien defendió su inocencia y pidió a los miembros del tribunal que «no se dejen llevar por delante». «En estos siete años me he dedicado a trabajar», añadió Salvatierra y sostuvo: «No entiendo la situación».
Tras las palabras de los tres acusados, el Tribunal pasó a un cuarto intermedio de dos horas. Luego de las 18 retomarán la audiencia y leerán el veredicto, que será escuchado en la sala por siete diputados nacionales, además de dirigentes de derechos humanos y sindicales.
Lita Boitano, presidenta de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, dijo que viajó a Jujuy «esperando por la libertad de Milagro Sala y de los demás compañeros». «Milagro es la primera presa política del gobierno de Macri», manifestó y relató: «Mientras esperamos un compañero de la Tupac nos contaba que ayer en General San Martín, a familias que se quedaron sin nada por la inundación los compañeros de al Tupac les dieron cuarenta colchones para ayudarlos y en la madrugada alguien hizo un hueco en un vidrio del depósito e incendió colchones. Es impresionante el odio que existe contra la organización».
Por su parte, Francisco Olveira, del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, explicó que acudió a la lectura del veredicto para «hacerle el aguante a Milagro en este tribunal que mientras tiene libre Pedro Blaquier, el dueño del ingenio Ledesma, tiene presa a Milagro». «Ha sido una espera larga y tediosa pero no queríamos que otra vez la foto sea la de la represión de la semana pasada», contó sobre el ingreso a la sala, tras la violencia sufrida por diputados nacionales y dirigentes políticos en la anterior jornada del juicio.
En la misma línea, Santiago Hamud, de la Red de Organizaciones Sociales, remarcó que se trata del mismo juzgado que sobreseyó a Blaquier. «Nos parece una injusticia que a Milagro por tirar huevos la vayan a condenar y a Blaquier que no tenemos dudas que fue partícipe del operativo que dejó 43 compañeros desaparecidos, esté en libertad», expresó
En tanto, Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de Santa Cruz, opinó que «es un juicio surrealista» que se lleva adelante «por dos huevazos y vidrios rotos, algo que pasó hace más de siete años y donde Milagro Sala no estaba presente». Agregó que es «un reflejo de un odio de clase, de persecución a la militancia».
Eduardo Tavani, del Comité Nacional por la Libertad de Milagro Sala, expresó que «es una causa que no tiene sentido» y remarcó que «han malgastado el tiempo y el dinero público para llegar hasta acá». «Este juicio es una vergüenza para la Justicia argentina», completó.