El impacto del año que pasó se sintió con fuerza en la mesa de los argentinos. Fue allí donde el consumo de carne vacuna cayó un 4,1% en 2016 y se redujo a 57 kilos por persona, el nivel más bajo en los últimos cinco años. La menor ingesta de proteínas -también se achicó el consumo de pollo- fue motivada por la disminución de la oferta y el importante aumento de precios a principios que en 12 meses alcanzó un 40,8%. El único rubro que tuvo un resultado positivo fue el de las exportaciones.
Los datos fueron publicados ayer por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA) que en su último informe de diciembre indicó una caída del 3,2% en el consumo total de carne vacuna. La marca más baja se había registrado en 2011, cuando se consumieron 55 kilos de carne vacuna por habitante. Ahora, con el registro de 2016, la participación de la demanda interna en la producción total se redujo al 91,8%.
El menor consumo coincidió con una suba en los precios de los productos vacunos que según la entidad subió a un ritmo “muy similar al del nivel de precios al consumidor, es decir a un promedio del 40,8% (para la carne), mientras que el pollo aumentó 44,5% por ciento anual, y la carne de cerdo ajustó un 25,2% por ciento”.
“El consumo cayó porque disminuyó la faena, la producción y aumentaron los precios”, explicó a clarín el titular de CICCRA, Miguel Schiariti. El otro motivo, explicó el industrial, es un cambio de hábitos en el consumo, por el cual en los últimos 10 años se pasó de consumir 19 a 46 kilos de pollo y de 8 a 16 kilos de cerdo, mientras el de carne pasó de 63 a 57 kilos. Si bien en diciembre subió un 10% frente al mismo mes del 2015, la faena total en los últimos 12 meses se ubicó en 11.804 millones de cabezas y quedó por debajo de los registros de los tres años anteriores, con un retroceso del 2,9% en relación al mismo período del año previo.
En tanto, la producción en 2016 fue de 2.667 millones de toneladas y experimentó una caída del 2,2% interanual. La diferencia entre el retroceso de la faena y la producción se debe a que los productores decidieron retener hembras apostando a un mayor impulso en 2017.
Por el contrario, la liberación del mercado cambiario y la eliminación de retenciones a las exportaciones alentaron una suba del 10% en las ventas externas en 2016 respecto del año previo, hasta totalizar 218.500 toneladas. El Gobierno reimplantó los reintegros a las exportaciones -la semana pasado elevó el de la carne a 3,5%-, pero la industria ahora reclama duplicarlo. “Las medidas fueron buenas, pero se diluyeron por las devaluaciones en Brasil, Uruguay y Nueva Zelanda”, explicó Schiariti.
Los datos fueron publicados ayer por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA) que en su último informe de diciembre indicó una caída del 3,2% en el consumo total de carne vacuna. La marca más baja se había registrado en 2011, cuando se consumieron 55 kilos de carne vacuna por habitante. Ahora, con el registro de 2016, la participación de la demanda interna en la producción total se redujo al 91,8%.
El menor consumo coincidió con una suba en los precios de los productos vacunos que según la entidad subió a un ritmo “muy similar al del nivel de precios al consumidor, es decir a un promedio del 40,8% (para la carne), mientras que el pollo aumentó 44,5% por ciento anual, y la carne de cerdo ajustó un 25,2% por ciento”.
“El consumo cayó porque disminuyó la faena, la producción y aumentaron los precios”, explicó a clarín el titular de CICCRA, Miguel Schiariti. El otro motivo, explicó el industrial, es un cambio de hábitos en el consumo, por el cual en los últimos 10 años se pasó de consumir 19 a 46 kilos de pollo y de 8 a 16 kilos de cerdo, mientras el de carne pasó de 63 a 57 kilos. Si bien en diciembre subió un 10% frente al mismo mes del 2015, la faena total en los últimos 12 meses se ubicó en 11.804 millones de cabezas y quedó por debajo de los registros de los tres años anteriores, con un retroceso del 2,9% en relación al mismo período del año previo.
En tanto, la producción en 2016 fue de 2.667 millones de toneladas y experimentó una caída del 2,2% interanual. La diferencia entre el retroceso de la faena y la producción se debe a que los productores decidieron retener hembras apostando a un mayor impulso en 2017.
Por el contrario, la liberación del mercado cambiario y la eliminación de retenciones a las exportaciones alentaron una suba del 10% en las ventas externas en 2016 respecto del año previo, hasta totalizar 218.500 toneladas. El Gobierno reimplantó los reintegros a las exportaciones -la semana pasado elevó el de la carne a 3,5%-, pero la industria ahora reclama duplicarlo. “Las medidas fueron buenas, pero se diluyeron por las devaluaciones en Brasil, Uruguay y Nueva Zelanda”, explicó Schiariti.