Desde Lima
Un terremoto con epicentro en Brasil amenaza tener efectos catastróficos para la desprestigiada clase política peruana. Un terremoto que puede llevarse por delante a más de un ex presidente. El actual mandatario, Pedro Pablo Kuczynski, también podría terminar entre sus víctimas.El escándalo estalló cuando se conocieron las confesiones hechas por funcionarios de la constructora brasileña Odebrecht sobre los sobornos pagados por la empresa en una decena de países, incluido el Perú. En el caso peruano, los sobornos confesados hasta ahora llegan a 29 millones de dólares. Las acusaciones involucran a varios gobiernos.
La Fiscalía investiga el caso y el Congreso ha formado una comisión para ver estas denuncias. Hay serias dudas sobre los resultados que pueda dar la comisión parlamentaria, que está presidida por el fujimorista Alberto Albrecht, quien tiene abierta una investigación judicial por corrupción, y está integrada por varios parlamentarios comprometidos con los distintos gobiernos involucrados en este caso de corrupción, con más interés en proteger a los líderes de sus agrupaciones políticas que en investigar.
Las confesiones de los sobornos pagados se dieron luego de un acuerdo de la empresa con las autoridades de Brasil, Estados Unidos y Suiza, en el cual la constructora se declaró culpable por el pago de coimas y sus funcionarios aceptaran un colectivo proceso de delaciones sobre sus operaciones ilegales en distintos países, para así eludir la cárcel o reducir sus condenas. Las autoridades norteamericanas y suizas han intervenido porque el dinero para el pago de sobornos pasó por bancos de esos países.
Con los sobornos pagados en el Perú la empresa se aseguró ganar licitaciones de obras públicas y obtener la complicidad de funcionarios de varios gobiernos para sobrevaluar esas obras y aumentar ilegalmente sus ganancias.De acuerdo a una primera estimación de la Contraloría de la República, hecha sobre 16 de los 23 proyectos ejecutados por la constructora brasileña en el Perú entre 1998 y 2015, el perjuicio causado por esta empresa al Estado peruano es de 283 millones de dólares.
Las delaciones conocidas en un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos abarcan solamente el período entre 2005 y 2014. El pago en esos años de 29 millones de dólares en sobornos involucra a tres gobiernos: Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016). Estos son los sobornos revelados, pero la cifra podría ser significativamente mayor si se tiene en cuenta que entre esos años la empresa brasileña ganó licitaciones para cerca de una veintena de obras públicas por algo más de 12 mil 600 millones de dólares. El mayor monto corresponde a la construcción de un gasoducto por más de siete mil millones de dólares, obra entregada a Odebrecht en el gobierno de Humala y que todavía no se inicia.
El escándalo también ha salpicado al presidente Kuczynski, quien fue ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros durante el gobierno de Toledo, y que entonces firmó una cuestionada ley que favoreció a Odebrecht, permitiéndole participar en licitaciones de obras públicas a pesar de tener un proceso judicial abierto, algo que la ley prohibía. Por este caso, la Fiscalía ha incluido al actual presidente en una investigación judicial.
Hasta el momento no se han revelado los nombres de quiénes cobraron los sobornos ya confesados por los sobornadores. El informe que se ha conocido del Departamento de Justicia de Estados Unidos habla de “altos funcionarios gubernamentales”. En este informe se mencionan, como ejemplo, dos casos concretos de pago de coimas, que no son los únicos.
Se señala que entre 2005 y 2008 la empresa brasileña pagó 20 millones de dólares en sobornos para ganar la licitación de un proyecto de infraestructura vial y para posteriores modificaciones del contrato para aumentar significativamente sus ganancias con esa sobrevaluación. El informe no lo dice, pero por las fechas el proyecto mencionado sería la carretera interoceánica que une la costa peruana con el Brasil. El caso involucra a los gobiernos de Toledo y García.
El segundo caso mencionado se refiere a un pago de 1 millón 400 mil dólares para ganar en 2009 la licitación del tramo uno del Metro de Lima, obra emblemática del régimen de García, quien durante su gestión se reunió más de una docena de veces con altos funcionarios de Odebrecht, en dos de esas ocasiones lo hizo con el propio Marcelo Odebrecht.
Pero la presencia de Odebrecht en el Perú es mucho anterior al año 2005, cuando se inician las delaciones de los funcionarios de la empresa conocidas hasta hoy. Durante la dictadura de Alberto Fujimori (1990-2000), hoy preso por corrupción y violaciones a los derechos humanos, la constructora brasileña se convirtió en la empresa favorita del régimen. Ganó licitaciones para obras por 450 millones de dólares.
La información hecha pública fuera del país ha activado las investigaciones sobre las oscuras movidas de Odebrecht, de las que se hablaba hace años, pero hay escepticismo sobre la voluntad investigadora de las autoridades peruanas en un caso que compromete a peces gordos de la política, y también del empresariado, porque la constructora brasileña actuaba, en muchos casos, en sociedad –¿o complicidad?– con importantes empresas peruanas.Pero ahora hay una presión pública que puede presionar a que se investigue lo que antes no se investigó. El escándalo ha alcanzado tal magnitud que probablemente caerán varios corruptos,el tema es si caerán los peces gordos.
Un terremoto con epicentro en Brasil amenaza tener efectos catastróficos para la desprestigiada clase política peruana. Un terremoto que puede llevarse por delante a más de un ex presidente. El actual mandatario, Pedro Pablo Kuczynski, también podría terminar entre sus víctimas.El escándalo estalló cuando se conocieron las confesiones hechas por funcionarios de la constructora brasileña Odebrecht sobre los sobornos pagados por la empresa en una decena de países, incluido el Perú. En el caso peruano, los sobornos confesados hasta ahora llegan a 29 millones de dólares. Las acusaciones involucran a varios gobiernos.
La Fiscalía investiga el caso y el Congreso ha formado una comisión para ver estas denuncias. Hay serias dudas sobre los resultados que pueda dar la comisión parlamentaria, que está presidida por el fujimorista Alberto Albrecht, quien tiene abierta una investigación judicial por corrupción, y está integrada por varios parlamentarios comprometidos con los distintos gobiernos involucrados en este caso de corrupción, con más interés en proteger a los líderes de sus agrupaciones políticas que en investigar.
Las confesiones de los sobornos pagados se dieron luego de un acuerdo de la empresa con las autoridades de Brasil, Estados Unidos y Suiza, en el cual la constructora se declaró culpable por el pago de coimas y sus funcionarios aceptaran un colectivo proceso de delaciones sobre sus operaciones ilegales en distintos países, para así eludir la cárcel o reducir sus condenas. Las autoridades norteamericanas y suizas han intervenido porque el dinero para el pago de sobornos pasó por bancos de esos países.
Con los sobornos pagados en el Perú la empresa se aseguró ganar licitaciones de obras públicas y obtener la complicidad de funcionarios de varios gobiernos para sobrevaluar esas obras y aumentar ilegalmente sus ganancias.De acuerdo a una primera estimación de la Contraloría de la República, hecha sobre 16 de los 23 proyectos ejecutados por la constructora brasileña en el Perú entre 1998 y 2015, el perjuicio causado por esta empresa al Estado peruano es de 283 millones de dólares.
Las delaciones conocidas en un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos abarcan solamente el período entre 2005 y 2014. El pago en esos años de 29 millones de dólares en sobornos involucra a tres gobiernos: Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011) y Ollanta Humala (2011-2016). Estos son los sobornos revelados, pero la cifra podría ser significativamente mayor si se tiene en cuenta que entre esos años la empresa brasileña ganó licitaciones para cerca de una veintena de obras públicas por algo más de 12 mil 600 millones de dólares. El mayor monto corresponde a la construcción de un gasoducto por más de siete mil millones de dólares, obra entregada a Odebrecht en el gobierno de Humala y que todavía no se inicia.
El escándalo también ha salpicado al presidente Kuczynski, quien fue ministro de Economía y presidente del Consejo de Ministros durante el gobierno de Toledo, y que entonces firmó una cuestionada ley que favoreció a Odebrecht, permitiéndole participar en licitaciones de obras públicas a pesar de tener un proceso judicial abierto, algo que la ley prohibía. Por este caso, la Fiscalía ha incluido al actual presidente en una investigación judicial.
Hasta el momento no se han revelado los nombres de quiénes cobraron los sobornos ya confesados por los sobornadores. El informe que se ha conocido del Departamento de Justicia de Estados Unidos habla de “altos funcionarios gubernamentales”. En este informe se mencionan, como ejemplo, dos casos concretos de pago de coimas, que no son los únicos.
Se señala que entre 2005 y 2008 la empresa brasileña pagó 20 millones de dólares en sobornos para ganar la licitación de un proyecto de infraestructura vial y para posteriores modificaciones del contrato para aumentar significativamente sus ganancias con esa sobrevaluación. El informe no lo dice, pero por las fechas el proyecto mencionado sería la carretera interoceánica que une la costa peruana con el Brasil. El caso involucra a los gobiernos de Toledo y García.
El segundo caso mencionado se refiere a un pago de 1 millón 400 mil dólares para ganar en 2009 la licitación del tramo uno del Metro de Lima, obra emblemática del régimen de García, quien durante su gestión se reunió más de una docena de veces con altos funcionarios de Odebrecht, en dos de esas ocasiones lo hizo con el propio Marcelo Odebrecht.
Pero la presencia de Odebrecht en el Perú es mucho anterior al año 2005, cuando se inician las delaciones de los funcionarios de la empresa conocidas hasta hoy. Durante la dictadura de Alberto Fujimori (1990-2000), hoy preso por corrupción y violaciones a los derechos humanos, la constructora brasileña se convirtió en la empresa favorita del régimen. Ganó licitaciones para obras por 450 millones de dólares.
La información hecha pública fuera del país ha activado las investigaciones sobre las oscuras movidas de Odebrecht, de las que se hablaba hace años, pero hay escepticismo sobre la voluntad investigadora de las autoridades peruanas en un caso que compromete a peces gordos de la política, y también del empresariado, porque la constructora brasileña actuaba, en muchos casos, en sociedad –¿o complicidad?– con importantes empresas peruanas.Pero ahora hay una presión pública que puede presionar a que se investigue lo que antes no se investigó. El escándalo ha alcanzado tal magnitud que probablemente caerán varios corruptos,el tema es si caerán los peces gordos.