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La oposición al gobierno de Mauricio Macri en Argentina está en proceso de reconstrucción. El rol del peronismo es clave, aunque muchos de sus dirigentes con mayor peso se han mostrado cercanos al oficialismo. Uno de los que decidió enfrentar al macrismo es el gobernador de la provincia de San Luis (a 790 kilómetros de Buenos Aires), (San Luis, 1949). Él y su hermano Adolfo, presidente durante una semana en la crisis de 2001, han gobernado la provincia desde el regreso a la democracia hace 34 años, muchas veces con acusaciones de prácticas semifeudales.
El piso en el que vive cuando está en Buenos Aires está repleto de excentricidades, propias de un personaje que supo tener romances mediáticos y que divide su tiempo entre la política y una prolífica carrera de artista plástico. El resultado son numerosas obras que firma como Xilium, un eufemismo que, dice, eligió para evitar que se vinculen sus pinturas con la política. Pero cuando no pinta se muestra como un hombre pragmático. En diálogo con EL PAÍS, dice que el peronismo cometió el error “de no saber abrir la puerta a los jóvenes” e impulsa un frente en el que haya lugar para la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, capaz de disputar las elecciones legislativas de octubre próximo. Días atrás, el gobernador se reunió con Oscar Parrilli, mano de derecha de Kirchner, un encuentro que cerró con un llamado a conformar “un peronismo unido”.
Pregunta. ¿Cómo está el peronismo en este momento?
Respuesta. Lo voy a definir como lo hizo el adversario. Hace unos días se reunió la gente de [la alianza oficialista] Cambiemos en una especie de retiro espiritual y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, dijo: “Necesitamos un peronismo dividido en tres para ganar [las elecciones legislativas de octubre]”. Mi respuesta es que necesitamos un peronismo unido, y no es fácil hacerlo después de la última elección y con este trabajo del Gobierno actual para abrir la grieta, la división. No es una grieta nueva sino que es una conocida: peronismo y anti peronismo.
P. ¿Cómo se logra eso mientras hay peronistas que se muestran cercanos a Macri?
R. Es muy fácil. Escribís que queremos una Argentina sin presos políticos, sin pobres, que no se endeude. Entonces, el que no quiera ese programa no lo firmará, pero tampoco estará en este campo, que tiene que ser los más amplio, plural y programático. Aquí estamos todos los que queremos una Argentina sin pobres. Mira el endeudamiento, por ejemplo. En el gobierno de Isabel Perón (1974-1976) la deuda alcanzó cerca de 7.000 millones de dólares, la dictadura militar (1973-1983) lo llevó a 47.000 millones y Alfonsín (1983-1989) a poco más de 60.000 millones. Entre Isabel y Alfonsín pasaron más de 10 años y este Gobierno, en un año, ya se endeudó en 70.000 millones de dólares. Esos millones se perdieron en un agujero negro.
P. Macri anunció inversiones para las provincias del interior…
R. Nada de eso se ve que se esté realizando. Yo pregunto si alguien puede ver hoy una alcantarilla, un pavimento o una escuela que se haya hecho con la deuda externa. Y salen a pedir más plata. O es un endeudamiento odioso o el Gobierno no ha mostrado para nada una buena administración.
P. En estos días se reunió con el kirchnerismo, pero muchos consideran que la figura de Kirchner es la que divide al movimiento…
R. El actual Gobierno lo que hace con el anterior es abrir la grieta. Lo que yo escuche del señor Parrilli y de otros compañeros, inclusive de la izquierda, para nada está en ese sentido. A nosotros nos une este endeudamiento, la persecución a los trabajadores y los despidos.
P. ¿Quién tiene que encabezar ese frente que propone?
R. Esas son las respuestas que pueden dividir, las que hablan de las personas. Por eso hablamos de un frente programático. Tenemos que tener la sabiduría de que sean gente joven, porque estamos cometiendo el error, en mi caso también, de no saber abrir la puerta y entusiasmar los jóvenes. Es parte de la crisis política personalizar, al punto que el propio gobierno tiene en Macri a una figura casi única.
P. ¿Hay un descrédito de la política?
R. Seguramente hay un descrédito de la clase política. Pero eso también lo alimenta el Gobierno, al cual le conviene abrir la grieta.
P. ¿Cómo considera la buena recepción de Macri en España?
R. Ha sido bien recibido por España pero también han habido voces interesantes que pidieron por la libertad de (la dirigente social kirchnerista) Milagro Sala; ayuda mucho a Argentina que eso se conozca para que el gobierno rectifique esa decisión. En cuanto a las inversiones, la Unión Europea tiene reglas de competencia y las reglas que tiene para adentro también debe tenerlas para afuera. Este diálogo también debe estar en la mesa para que las inversiones sean serias y que a Argentina le convengan, pero entiendo que no se está negociando de esa manera.
P. ¿Es crítico de la gestión anterior?
R. No quiero criticarla. Lo hice en su tiempo y lo que dije, ya lo dije. No hago leña del árbol caído, pienso en el futuro y pienso que lo que hay que votar es si estamos o no de acuerdo con este proyecto neoliberal y estas políticas antisociales. Este gobierno conjuga el verbo endeudarse, empobrecer.
La oposición al gobierno de Mauricio Macri en Argentina está en proceso de reconstrucción. El rol del peronismo es clave, aunque muchos de sus dirigentes con mayor peso se han mostrado cercanos al oficialismo. Uno de los que decidió enfrentar al macrismo es el gobernador de la provincia de San Luis (a 790 kilómetros de Buenos Aires), (San Luis, 1949). Él y su hermano Adolfo, presidente durante una semana en la crisis de 2001, han gobernado la provincia desde el regreso a la democracia hace 34 años, muchas veces con acusaciones de prácticas semifeudales.
El piso en el que vive cuando está en Buenos Aires está repleto de excentricidades, propias de un personaje que supo tener romances mediáticos y que divide su tiempo entre la política y una prolífica carrera de artista plástico. El resultado son numerosas obras que firma como Xilium, un eufemismo que, dice, eligió para evitar que se vinculen sus pinturas con la política. Pero cuando no pinta se muestra como un hombre pragmático. En diálogo con EL PAÍS, dice que el peronismo cometió el error “de no saber abrir la puerta a los jóvenes” e impulsa un frente en el que haya lugar para la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, capaz de disputar las elecciones legislativas de octubre próximo. Días atrás, el gobernador se reunió con Oscar Parrilli, mano de derecha de Kirchner, un encuentro que cerró con un llamado a conformar “un peronismo unido”.
Pregunta. ¿Cómo está el peronismo en este momento?
Respuesta. Lo voy a definir como lo hizo el adversario. Hace unos días se reunió la gente de [la alianza oficialista] Cambiemos en una especie de retiro espiritual y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, dijo: “Necesitamos un peronismo dividido en tres para ganar [las elecciones legislativas de octubre]”. Mi respuesta es que necesitamos un peronismo unido, y no es fácil hacerlo después de la última elección y con este trabajo del Gobierno actual para abrir la grieta, la división. No es una grieta nueva sino que es una conocida: peronismo y anti peronismo.
P. ¿Cómo se logra eso mientras hay peronistas que se muestran cercanos a Macri?
R. Es muy fácil. Escribís que queremos una Argentina sin presos políticos, sin pobres, que no se endeude. Entonces, el que no quiera ese programa no lo firmará, pero tampoco estará en este campo, que tiene que ser los más amplio, plural y programático. Aquí estamos todos los que queremos una Argentina sin pobres. Mira el endeudamiento, por ejemplo. En el gobierno de Isabel Perón (1974-1976) la deuda alcanzó cerca de 7.000 millones de dólares, la dictadura militar (1973-1983) lo llevó a 47.000 millones y Alfonsín (1983-1989) a poco más de 60.000 millones. Entre Isabel y Alfonsín pasaron más de 10 años y este Gobierno, en un año, ya se endeudó en 70.000 millones de dólares. Esos millones se perdieron en un agujero negro.
P. Macri anunció inversiones para las provincias del interior…
R. Nada de eso se ve que se esté realizando. Yo pregunto si alguien puede ver hoy una alcantarilla, un pavimento o una escuela que se haya hecho con la deuda externa. Y salen a pedir más plata. O es un endeudamiento odioso o el Gobierno no ha mostrado para nada una buena administración.
P. En estos días se reunió con el kirchnerismo, pero muchos consideran que la figura de Kirchner es la que divide al movimiento…
R. El actual Gobierno lo que hace con el anterior es abrir la grieta. Lo que yo escuche del señor Parrilli y de otros compañeros, inclusive de la izquierda, para nada está en ese sentido. A nosotros nos une este endeudamiento, la persecución a los trabajadores y los despidos.
P. ¿Quién tiene que encabezar ese frente que propone?
R. Esas son las respuestas que pueden dividir, las que hablan de las personas. Por eso hablamos de un frente programático. Tenemos que tener la sabiduría de que sean gente joven, porque estamos cometiendo el error, en mi caso también, de no saber abrir la puerta y entusiasmar los jóvenes. Es parte de la crisis política personalizar, al punto que el propio gobierno tiene en Macri a una figura casi única.
P. ¿Hay un descrédito de la política?
R. Seguramente hay un descrédito de la clase política. Pero eso también lo alimenta el Gobierno, al cual le conviene abrir la grieta.
P. ¿Cómo considera la buena recepción de Macri en España?
R. Ha sido bien recibido por España pero también han habido voces interesantes que pidieron por la libertad de (la dirigente social kirchnerista) Milagro Sala; ayuda mucho a Argentina que eso se conozca para que el gobierno rectifique esa decisión. En cuanto a las inversiones, la Unión Europea tiene reglas de competencia y las reglas que tiene para adentro también debe tenerlas para afuera. Este diálogo también debe estar en la mesa para que las inversiones sean serias y que a Argentina le convengan, pero entiendo que no se está negociando de esa manera.
P. ¿Es crítico de la gestión anterior?
R. No quiero criticarla. Lo hice en su tiempo y lo que dije, ya lo dije. No hago leña del árbol caído, pienso en el futuro y pienso que lo que hay que votar es si estamos o no de acuerdo con este proyecto neoliberal y estas políticas antisociales. Este gobierno conjuga el verbo endeudarse, empobrecer.