El oficialismo está decidido a separarse de Macri. Cambiemos no logra conmover al electorado rionegrino y la figura del Presidente tiene una altísima imagen negativa. Las políticas públicas de la Casa Rosada no ayudan a problemáticas históricas -como la fruticultura- y afecta a la industria y el comercio que deben cerrar sus puertas. Comienza el operativo independecia.
Alberto Weretilneck mide los tiempos, pero ya envió el primer mensaje cuando se distanció de las últimas declaraciones de Mauricio Macri sobre que el Estado “es un aguantadero”. Por el contrario, ponderó el trabajo de los estatales. Este paso fue celebrado por la pata peronista del gobierno y marca (aseguran desde Laprida y Belgrano) el fin del coqueteo que genera confusión.
De todos modos hay una realidad insoslayable: la necesidad económica. Río Negro aún depende de la transferencia de fondos nacionales (que constituyen el 60% del Presupuesto) para subsistir, y requiere de la aprobación de Hacienda para emitir el bono en dólares que financie el Plan Castello. Esto complica un estilo de confrontación abierto, al menos por ahora, ya que la gestión Macri no modificó la lógica de “látigo y billetera” que criticó mientras era oposición de Cristina Fernández de Kirchner.
El gobierno tiene encuestas que vienen indicando medición a medición que la buena vecindad con Nación no es recomendable desde lo político. Se acerca el tiempo de inscribir candidatos y eso disparará formalmente la campaña a octubre con el paso previo en agosto. Juntos Somos Río Negro redujo las opciones iniciales. Hoy, en el anotador de Weretilneck solo hay dos nombres: Pedro Pesatti y Alejandro Palmieri.
Pero ya hay definiciones: separarse del macrismo y provincializar la elección. Salir de la lógica de la grieta nacional y, en todo caso, generar la propia. Así, piensa evidenciar que las parlamentarias son la antesala de la pelea de fondo que será en 2019.
Existe otro convencimiento. En el gobierno dan por segura la candidatura de María Emilia Soria, lo que indefectiblemente pone a Palmieri en la otra esquina buscando romper el territorio y evitar que la fortaleza del intendente aporte una diferencia indescontable.
Martín Soria espera. Ahora la pelota -evalúa- está en el campo del gobernador. Solo resta terminar de cerrar la lista que liderará su hermana. El jefe del PJ logró un alto perfil en el partido nacional y despliega contactos con la mayoría de los dirigentes que ven en el macrismo poca pericia política y le auguran una derrota en octubre.
En ese rezonamiento basa su confianza. Dice que en Río Negro más del 50% del electorado votará opciones contrarias al macrismo. Repasa números y marca que en las peores elecciones, el peronismo obtuvo el 30%, un piso nada despreciable. Y que si los candidatos del FPV concentran el descontento con la Casa Rosada, el triunfo está asegurado.
Eso también ve el oficialismo (incluso hay dirigentes que no descartan una derrota si se nacionaliza la elección) y quiere contrarrestar el efecto. Por eso la figura del presidente del bloque ayuda. Si JSRN logra instalar que la disputa es Palmieri vs. Soria, convierte a octubre casi en una elección municipal. Si a eso agrega que detrás de uno y otro están Weretilncek vs. Soria, pone proyección en la carrera por la gobernación.
Cambiemos ensayará en las elecciones del 14 de mayo su alianza. Formalmente la UCR votará en su Convención la convergencia con el PRO y los sectores del ARI que ya no responden a la senadora Magdalena Odarda. Así, comenzarán a caminar juntos a las elecciones nacionales. Aún no hay candidatos. El radicalismo pretende aportarlos, pero el PRO resiste y busca una figura empresaria o del sector productivo. Incluso, sondeó lideres frutícolas. El problema es que quienes integran esa economía regional están enojados con el gobierno de Macri: charcras improductivas, empresas que cierran, pérdidas de puestos de trabajo, bajo precio de la fruta y sin mercados internacionales y nula ayuda gubernamental.
La gran incógnita sigue siendo Odarda. ¿Será candidata? Si se reedita el Frente Progresista es una postulante natural. La senadora se debate entre ser o no ser, fundamentalmente después del desplante de Weretilneck para que se integre a Juntos. Pero en caso de apostar por octubre, es una figura que genera expectativa en el electorado y hoy tiene un 54% de imagen positiva.
Sería la cuarta lista. Más para repartir la torta de votos. En ese escenario es clave para el oficialismo provincializar la elección y no quedar atado a la imagen del gobierno nacional.
Weretilneck advirtió que hay un esfuerzo denodado para “pegarlo” a Macri de parte de Martín y María Emilia Soria, y del dirigente de ATE, Rodolfo Aguiar. Asegura que utilizan argumentos falsos y muchas de las similitudes que buscan son forzadas. Pero sabe que el mensaje llega a ciertos sectores del electorado, por eso se convenció que debe comenzar a dar los primeros pasos de separación.
Alberto Weretilneck mide los tiempos, pero ya envió el primer mensaje cuando se distanció de las últimas declaraciones de Mauricio Macri sobre que el Estado “es un aguantadero”. Por el contrario, ponderó el trabajo de los estatales. Este paso fue celebrado por la pata peronista del gobierno y marca (aseguran desde Laprida y Belgrano) el fin del coqueteo que genera confusión.
De todos modos hay una realidad insoslayable: la necesidad económica. Río Negro aún depende de la transferencia de fondos nacionales (que constituyen el 60% del Presupuesto) para subsistir, y requiere de la aprobación de Hacienda para emitir el bono en dólares que financie el Plan Castello. Esto complica un estilo de confrontación abierto, al menos por ahora, ya que la gestión Macri no modificó la lógica de “látigo y billetera” que criticó mientras era oposición de Cristina Fernández de Kirchner.
El gobierno tiene encuestas que vienen indicando medición a medición que la buena vecindad con Nación no es recomendable desde lo político. Se acerca el tiempo de inscribir candidatos y eso disparará formalmente la campaña a octubre con el paso previo en agosto. Juntos Somos Río Negro redujo las opciones iniciales. Hoy, en el anotador de Weretilneck solo hay dos nombres: Pedro Pesatti y Alejandro Palmieri.
Pero ya hay definiciones: separarse del macrismo y provincializar la elección. Salir de la lógica de la grieta nacional y, en todo caso, generar la propia. Así, piensa evidenciar que las parlamentarias son la antesala de la pelea de fondo que será en 2019.
Existe otro convencimiento. En el gobierno dan por segura la candidatura de María Emilia Soria, lo que indefectiblemente pone a Palmieri en la otra esquina buscando romper el territorio y evitar que la fortaleza del intendente aporte una diferencia indescontable.
Martín Soria espera. Ahora la pelota -evalúa- está en el campo del gobernador. Solo resta terminar de cerrar la lista que liderará su hermana. El jefe del PJ logró un alto perfil en el partido nacional y despliega contactos con la mayoría de los dirigentes que ven en el macrismo poca pericia política y le auguran una derrota en octubre.
En ese rezonamiento basa su confianza. Dice que en Río Negro más del 50% del electorado votará opciones contrarias al macrismo. Repasa números y marca que en las peores elecciones, el peronismo obtuvo el 30%, un piso nada despreciable. Y que si los candidatos del FPV concentran el descontento con la Casa Rosada, el triunfo está asegurado.
Eso también ve el oficialismo (incluso hay dirigentes que no descartan una derrota si se nacionaliza la elección) y quiere contrarrestar el efecto. Por eso la figura del presidente del bloque ayuda. Si JSRN logra instalar que la disputa es Palmieri vs. Soria, convierte a octubre casi en una elección municipal. Si a eso agrega que detrás de uno y otro están Weretilncek vs. Soria, pone proyección en la carrera por la gobernación.
Cambiemos ensayará en las elecciones del 14 de mayo su alianza. Formalmente la UCR votará en su Convención la convergencia con el PRO y los sectores del ARI que ya no responden a la senadora Magdalena Odarda. Así, comenzarán a caminar juntos a las elecciones nacionales. Aún no hay candidatos. El radicalismo pretende aportarlos, pero el PRO resiste y busca una figura empresaria o del sector productivo. Incluso, sondeó lideres frutícolas. El problema es que quienes integran esa economía regional están enojados con el gobierno de Macri: charcras improductivas, empresas que cierran, pérdidas de puestos de trabajo, bajo precio de la fruta y sin mercados internacionales y nula ayuda gubernamental.
La gran incógnita sigue siendo Odarda. ¿Será candidata? Si se reedita el Frente Progresista es una postulante natural. La senadora se debate entre ser o no ser, fundamentalmente después del desplante de Weretilneck para que se integre a Juntos. Pero en caso de apostar por octubre, es una figura que genera expectativa en el electorado y hoy tiene un 54% de imagen positiva.
Sería la cuarta lista. Más para repartir la torta de votos. En ese escenario es clave para el oficialismo provincializar la elección y no quedar atado a la imagen del gobierno nacional.
Weretilneck advirtió que hay un esfuerzo denodado para “pegarlo” a Macri de parte de Martín y María Emilia Soria, y del dirigente de ATE, Rodolfo Aguiar. Asegura que utilizan argumentos falsos y muchas de las similitudes que buscan son forzadas. Pero sabe que el mensaje llega a ciertos sectores del electorado, por eso se convenció que debe comenzar a dar los primeros pasos de separación.