por JOHN AUTHERS
Definir «mercados emergentes» es importante y costoso. Quien lo dude debería prestar atención a los bombos y platillos anuales que despliega MSCI, la firma que arma el índice de mercados emergentes más usado, para contar cómo ha reclasificado a los países. Actualmente es un gran evento de mercado que se lleva a cabo todos los meses de junio.
Las definiciones de MSCI tienen que ver con los mercados mismos, con instituciones, y con el acceso a ellos por parte de los inversores. El desarrollo económico importa pero es menos importante, tal como se puede ver con la continua clasificación que hace MSCI de Corea del Sur como mercado «emergente».
Otro aspecto es el gobierno corporativo. Los mercados donde los inversores minoritarios carecen de protecciones son, y con razón, considerados menos desarrollados. Pero el gobierno corporativo viene en mucho más que dos variedades, y tiende a superponerse con el gobierno político en general.
Una fascinante investigación realizada por John-Paul Smith, de la consultora EcStrat, hace una nueva clasificación que divide a los mercados de inversión en nueve regímenes de gobierno diferentes. Constituyen una guía muy útil al momento de invertir. Ellos son:
1. Liberales. Es la categoría que comprende casi exclusivamente a todos los países angloparlantes, desde Estados Unidos y Reino Unido hasta Australasia y Sudáfrica.Tienen mercados transparentes, con altos niveles de free float o capital flotante y un elevado ratio de capitalización bursátil/PBI y una separación de la propiedad y del control, que tiende a ser generalizado.Cuentan con una base local de instituciones de inversión, que priorizan los retornos sobre otros objetivos, lo que da origen a lo que Hyman Minsky denominó «capitalismo de administradores de dinero».
2. Coordinados. Este grupo reúne a casi todos países de la Unión Europea. Difieren de las economías liberales en que tienen un ratio de capitalización bursátil/PBI inferior, con bancos que aportan más capital que los mercados de acciones, y el control reside en los grandes bloques de accionistas.
3. De red. Japón y Taiwan son los únicos ejemplos: son similares a las economías coordinadas, pero las compañías tienden a conseguir la mayor parte de la financiación de otras empresas o bancos que forman parte de sus redes, que están compuestas por sus relaciones con proveedores, o por las familias.
4. Jerárquicos. Incluye a gran parte de Latinoamérica, y el sur y sudeste de Asia, pero también países europeos como Italia, España y Portugal. El control tiende a ser ejercido por unas pocas familias dominantes. Cuentan con un free float relativamente bajo y a las familias dominantes en la práctica se les controla relativamente poco sus acciones.
Como se basan en sociedades políticamente jerárquicas, los cambios significativos en el gobierno tienden a requerir de una crisis política.
5. Guiados por el estado. Este grupo incluye países que van desde Singapur y Malasia hasta Emiratos Árabes Unidos y Pakistán. El gobierno mismo tiende a tomar un rol directo en la asignación de capital y en decisiones corporativas, mientras que los mercados de acciones tienden a ser pequeños y difíciles de acceder para los inversores extranjeros.
6. Autoritarios. Esta categoría está comprendida por China, Rusia, Arabia Saudita y otros pocos. Las compañías controladas por el Estado son dominantes, en economías que a menudo giran en torno a las materias primas. Hay cierta transparencia, pero es reducida; y los políticos y ejecutivos de empresas «buscan sacar beneficio económico».
7. Dependientes. Este grupo incluye a la República Checa, Hungría, Kenia y Argentina. Son países con mercados relativamente chicos, que tienden a estar dominados por propietarios extranjeros. El problema, en caso de una crisis, es que los extranjeros se vuelven blancos evidentes para las críticas de los políticos.
8. Autárquicos. EcStrat enumera a Venezuela, Cuba, Irán y Corea del Norte; esto suena más como el «Eje del Mar» de George W Bush que poco hace para atraer inversores extranjeros.
9. Interrumpidos. Son zonas de desastre como Siria y Libia, si bien EcStrat también incorpora a Nigeria, un agregado polémico. La mayoría reconocerá que esta lista tiene mucha lógica, y muchos de los países del mismo grupo naturalmente pertenecen así en la mente de muchos inversores. Los países se pueden pasar de un régimen a otro con el correr del tiempo, y en realidad hay una progresión natural, junto con la posibilidad de regresión.
Smith demuestra que las tendencias de inversión global desde fines de la Guerra Fría se pueden explicar fácilmente usando su clasificación. Desde 1991 hasta 2002, los modelos liberales estaban en ascenso; y la ola de crisis en los mercados emergentes que empezó en 1997 aceleró la tendencia. Esa era la era del «Fin de la Historia», en la que Europa oriental trataba de formar regímenes liberales, mientras las organizaciones multilaterales empujaban a las naciones asiáticas golpeadas por la crisis para que se avanzaran en esa dirección.
Desde 2003 a 2010 fuimos testigos de la crisis del capitalismo liberal, y del ascenso del capitalismo de Estado. Rusia, China y Brasil parecían tener las respuestas cuando los inversores recurrían a los «Brics», mientras los países jerárquicos tendían a moverse hacia una dirección autoritaria.
Desde entonces, en cuanto a los mercados hemos presenciado la caída de los modelos autoritarios, y la lenta recuperación del modelo liberal si bien por supuesto los electorados parecen discrepar fuertemente. Para los votantes e inversores la pregunta vital del momento es: ¿cuál de los modelos triunfará ahora?
En las primeras etapas, las economías en red y las coordinadas también tuvieron durante un largo períodos la apariencia de tener la respuesta comparado con el modelo liberal anglosajón; si bien hasta países tan anglosajones como el Reino Unido no siempre encajaron en el modelo «liberal» definido pro EcStrat.
La clave es que todos los modelos necesitan llegar a la etapa de orgullo desmedido para iniciar su descenso, y atravesar una crisis antes de comenzar a recuperar el ascendente.
Por ahora, debería quedar claro que la clasificación tiene muchas promesas. Combina un enfoque práctico de abajo hacia arriba con un método útil para medir las tendencias macro de largo plazo. Sus subdivisiones son más útiles que la amplia división del mundo en desarrollados, emergentes y «fronterizos». Y no debería ser difícil armar índices que cubra las categorías.
Con la inversión pasiva que cada vez desplaza más el stockpicking, la asignación de activos se vuelve cada vez más importante. Este esquema es muy promisorio, y podría permitir a los asignadores de activos mover su capital de manera mucho más efectiva.
Definir «mercados emergentes» es importante y costoso. Quien lo dude debería prestar atención a los bombos y platillos anuales que despliega MSCI, la firma que arma el índice de mercados emergentes más usado, para contar cómo ha reclasificado a los países. Actualmente es un gran evento de mercado que se lleva a cabo todos los meses de junio.
Las definiciones de MSCI tienen que ver con los mercados mismos, con instituciones, y con el acceso a ellos por parte de los inversores. El desarrollo económico importa pero es menos importante, tal como se puede ver con la continua clasificación que hace MSCI de Corea del Sur como mercado «emergente».
Otro aspecto es el gobierno corporativo. Los mercados donde los inversores minoritarios carecen de protecciones son, y con razón, considerados menos desarrollados. Pero el gobierno corporativo viene en mucho más que dos variedades, y tiende a superponerse con el gobierno político en general.
Una fascinante investigación realizada por John-Paul Smith, de la consultora EcStrat, hace una nueva clasificación que divide a los mercados de inversión en nueve regímenes de gobierno diferentes. Constituyen una guía muy útil al momento de invertir. Ellos son:
1. Liberales. Es la categoría que comprende casi exclusivamente a todos los países angloparlantes, desde Estados Unidos y Reino Unido hasta Australasia y Sudáfrica.Tienen mercados transparentes, con altos niveles de free float o capital flotante y un elevado ratio de capitalización bursátil/PBI y una separación de la propiedad y del control, que tiende a ser generalizado.Cuentan con una base local de instituciones de inversión, que priorizan los retornos sobre otros objetivos, lo que da origen a lo que Hyman Minsky denominó «capitalismo de administradores de dinero».
2. Coordinados. Este grupo reúne a casi todos países de la Unión Europea. Difieren de las economías liberales en que tienen un ratio de capitalización bursátil/PBI inferior, con bancos que aportan más capital que los mercados de acciones, y el control reside en los grandes bloques de accionistas.
3. De red. Japón y Taiwan son los únicos ejemplos: son similares a las economías coordinadas, pero las compañías tienden a conseguir la mayor parte de la financiación de otras empresas o bancos que forman parte de sus redes, que están compuestas por sus relaciones con proveedores, o por las familias.
4. Jerárquicos. Incluye a gran parte de Latinoamérica, y el sur y sudeste de Asia, pero también países europeos como Italia, España y Portugal. El control tiende a ser ejercido por unas pocas familias dominantes. Cuentan con un free float relativamente bajo y a las familias dominantes en la práctica se les controla relativamente poco sus acciones.
Como se basan en sociedades políticamente jerárquicas, los cambios significativos en el gobierno tienden a requerir de una crisis política.
5. Guiados por el estado. Este grupo incluye países que van desde Singapur y Malasia hasta Emiratos Árabes Unidos y Pakistán. El gobierno mismo tiende a tomar un rol directo en la asignación de capital y en decisiones corporativas, mientras que los mercados de acciones tienden a ser pequeños y difíciles de acceder para los inversores extranjeros.
6. Autoritarios. Esta categoría está comprendida por China, Rusia, Arabia Saudita y otros pocos. Las compañías controladas por el Estado son dominantes, en economías que a menudo giran en torno a las materias primas. Hay cierta transparencia, pero es reducida; y los políticos y ejecutivos de empresas «buscan sacar beneficio económico».
7. Dependientes. Este grupo incluye a la República Checa, Hungría, Kenia y Argentina. Son países con mercados relativamente chicos, que tienden a estar dominados por propietarios extranjeros. El problema, en caso de una crisis, es que los extranjeros se vuelven blancos evidentes para las críticas de los políticos.
8. Autárquicos. EcStrat enumera a Venezuela, Cuba, Irán y Corea del Norte; esto suena más como el «Eje del Mar» de George W Bush que poco hace para atraer inversores extranjeros.
9. Interrumpidos. Son zonas de desastre como Siria y Libia, si bien EcStrat también incorpora a Nigeria, un agregado polémico. La mayoría reconocerá que esta lista tiene mucha lógica, y muchos de los países del mismo grupo naturalmente pertenecen así en la mente de muchos inversores. Los países se pueden pasar de un régimen a otro con el correr del tiempo, y en realidad hay una progresión natural, junto con la posibilidad de regresión.
Smith demuestra que las tendencias de inversión global desde fines de la Guerra Fría se pueden explicar fácilmente usando su clasificación. Desde 1991 hasta 2002, los modelos liberales estaban en ascenso; y la ola de crisis en los mercados emergentes que empezó en 1997 aceleró la tendencia. Esa era la era del «Fin de la Historia», en la que Europa oriental trataba de formar regímenes liberales, mientras las organizaciones multilaterales empujaban a las naciones asiáticas golpeadas por la crisis para que se avanzaran en esa dirección.
Desde 2003 a 2010 fuimos testigos de la crisis del capitalismo liberal, y del ascenso del capitalismo de Estado. Rusia, China y Brasil parecían tener las respuestas cuando los inversores recurrían a los «Brics», mientras los países jerárquicos tendían a moverse hacia una dirección autoritaria.
Desde entonces, en cuanto a los mercados hemos presenciado la caída de los modelos autoritarios, y la lenta recuperación del modelo liberal si bien por supuesto los electorados parecen discrepar fuertemente. Para los votantes e inversores la pregunta vital del momento es: ¿cuál de los modelos triunfará ahora?
En las primeras etapas, las economías en red y las coordinadas también tuvieron durante un largo períodos la apariencia de tener la respuesta comparado con el modelo liberal anglosajón; si bien hasta países tan anglosajones como el Reino Unido no siempre encajaron en el modelo «liberal» definido pro EcStrat.
La clave es que todos los modelos necesitan llegar a la etapa de orgullo desmedido para iniciar su descenso, y atravesar una crisis antes de comenzar a recuperar el ascendente.
Por ahora, debería quedar claro que la clasificación tiene muchas promesas. Combina un enfoque práctico de abajo hacia arriba con un método útil para medir las tendencias macro de largo plazo. Sus subdivisiones son más útiles que la amplia división del mundo en desarrollados, emergentes y «fronterizos». Y no debería ser difícil armar índices que cubra las categorías.
Con la inversión pasiva que cada vez desplaza más el stockpicking, la asignación de activos se vuelve cada vez más importante. Este esquema es muy promisorio, y podría permitir a los asignadores de activos mover su capital de manera mucho más efectiva.