Preferencias. La ciencia política suele usar este término para definir las opciones electorales de los ciudadanos; ¿Cuáles son las preferencias que se manifiestan a través del voto? Y en ese sentido: ¿Cuáles son los líderes objeto de esas preferencias y cuáles las políticas? Veamos algunas señales, no certezas por cierto, de lo que puede estar sucediendo frente a los comicios de este año en nuestro país.
Primero. La elección interpela en primer lugar a los oficialismos. Los distintos sectores sociales esperan de quienes administran el Estado, respuestas al heterogéneo conjunto de demandas económicas y sociales. Esperan de las elecciones un tiempo político para expresar la satisfacción o no con las políticas que ha emitido el gobierno hasta ese momento. De modo que tanto el oficialismo nacional, como los provinciales y municipales, son quienes moldean el tono de la campaña en tanto lo que está en juego es su apoyo o no. Dicho de otro modo: los oficialismos son siempre quienes más arriesgan en una elección, de la que pueden o no, ser lo triunfadores.
Segundo. Dicho lo anterior, Cambiemos es quien pone más en juego en esta elección, aunque es de esperar que el saldo final en bancas le sea favorable (aun no siendo la opción más votada). Su discurso de campaña en 2015 no careció de ambigüedad, pero sus políticas desde que asumió el poder han sido más específicas; algunas de ellas entraron en colisión con los anuncios hechos fuera del gobierno, esas mismas recibieron el rechazo de distintos grupos sociales, los cuales no parecen que encontraran en Cambiemos el destino de sus preferencias electorales. ¿Dirigirá hacia ellos un renovado discurso el oficialismo nacional, o dará esos votos por imposibles de conquistar? En esa línea quizás el gobierno consiga que sus votantes de 2015 (el 32,8% del mes de octubre en PBA) les extiendan un nuevo plazo, asumiendo que el gobierno necesita “tiempo”.
Tercero. La centralidad del oficialismo es un dato, las necesidades de la oposición, es el otro. ¿Quién encarnará la oposición a Cambiemos? Es claro que eso provendrá del peronismo, pero ¿cuál será la orientación predominante? Algunos peronistas aspiran a presentar una opción con «sensibilidad» pero no muy distante de las políticas del macrismo; otros, en cambio, eligen una vereda lejana de las actuales políticas. Esas posibilidades las encarnan Sergio Massa en el primer caso y Cristina Fernández en el segundo. Como ya han dicho algunos colegas, hoy Massa sale a la búsqueda de los votos «desencantados» con el macrismo: quienes creerán que no es una cuestión de darle tiempo a Macri, pues sus políticas ya no los convocan, pero su desencanto no es absoluto.
En el caso del kirchnerismo, que obtuvo con Daniel Scioli un 37,28% en PBA renovará hacia sus votantes el discurso crítico en términos generales a la orientación del gobierno actual; si ese electorado lo sigue percibiendo como quien mejor representa esa oposición «dura», podría obtener la mayor cantidad de preferencia. En estos días sabremos qué será de la oferta peronista y en cual lugar estará Randazzo. Si decide ir por la suyas, deberá definir también qué tipo de oposición quiere encarnar. El clima de campaña, que recién comienza, irá definiendo también las preferencias de los ciudadanos y sus elecciones.
Primero. La elección interpela en primer lugar a los oficialismos. Los distintos sectores sociales esperan de quienes administran el Estado, respuestas al heterogéneo conjunto de demandas económicas y sociales. Esperan de las elecciones un tiempo político para expresar la satisfacción o no con las políticas que ha emitido el gobierno hasta ese momento. De modo que tanto el oficialismo nacional, como los provinciales y municipales, son quienes moldean el tono de la campaña en tanto lo que está en juego es su apoyo o no. Dicho de otro modo: los oficialismos son siempre quienes más arriesgan en una elección, de la que pueden o no, ser lo triunfadores.
Segundo. Dicho lo anterior, Cambiemos es quien pone más en juego en esta elección, aunque es de esperar que el saldo final en bancas le sea favorable (aun no siendo la opción más votada). Su discurso de campaña en 2015 no careció de ambigüedad, pero sus políticas desde que asumió el poder han sido más específicas; algunas de ellas entraron en colisión con los anuncios hechos fuera del gobierno, esas mismas recibieron el rechazo de distintos grupos sociales, los cuales no parecen que encontraran en Cambiemos el destino de sus preferencias electorales. ¿Dirigirá hacia ellos un renovado discurso el oficialismo nacional, o dará esos votos por imposibles de conquistar? En esa línea quizás el gobierno consiga que sus votantes de 2015 (el 32,8% del mes de octubre en PBA) les extiendan un nuevo plazo, asumiendo que el gobierno necesita “tiempo”.
Tercero. La centralidad del oficialismo es un dato, las necesidades de la oposición, es el otro. ¿Quién encarnará la oposición a Cambiemos? Es claro que eso provendrá del peronismo, pero ¿cuál será la orientación predominante? Algunos peronistas aspiran a presentar una opción con «sensibilidad» pero no muy distante de las políticas del macrismo; otros, en cambio, eligen una vereda lejana de las actuales políticas. Esas posibilidades las encarnan Sergio Massa en el primer caso y Cristina Fernández en el segundo. Como ya han dicho algunos colegas, hoy Massa sale a la búsqueda de los votos «desencantados» con el macrismo: quienes creerán que no es una cuestión de darle tiempo a Macri, pues sus políticas ya no los convocan, pero su desencanto no es absoluto.
En el caso del kirchnerismo, que obtuvo con Daniel Scioli un 37,28% en PBA renovará hacia sus votantes el discurso crítico en términos generales a la orientación del gobierno actual; si ese electorado lo sigue percibiendo como quien mejor representa esa oposición «dura», podría obtener la mayor cantidad de preferencia. En estos días sabremos qué será de la oferta peronista y en cual lugar estará Randazzo. Si decide ir por la suyas, deberá definir también qué tipo de oposición quiere encarnar. El clima de campaña, que recién comienza, irá definiendo también las preferencias de los ciudadanos y sus elecciones.