El optimismo político y económico bajó durante el 19 al 23 de junio pasado de la mano de las expectativas de una caída de liderazgo del presidente Mauricio Macri a futuro y de dos noticias económicas negativas: el país no obtuvo la categoría de emergente en los mercados financieros internacionales y la suba de naftas estimada en 3%.
Lo curioso, según la encuesta que realiza la consultora Management & Fit, es que para el sector de la población de niveles educativos más bajos aumentó el optimismo político y económico mientras disminuyó para los sectores medios y altos.
El Indice Global de Optimismo Económico de Management & Fit retrocedió 0,3 puntos y se ubicó en 33,2 punto, mientras que el Indice Global de Optimismo Político realizado por la consultora lo hizo en una cantidad proporcionalmente mayor, al marcar 1 punto, para ubicarse en 33,7 puntos.
Según el texto preparado por Mariel Fornoni, directora del estudio, «dos factores que influyeron en estos resultados posiblemente hayan sido el aumento en el precio de la nafta y la no recategorización del mercado bursátil argentino como mercado emergente».
En cuanto al optimismo económico, las expectativas se ubicaron en 36,3 puntos, lo que representa una caída de 0,2 punto respecto al último sondeo semanal de la consultora, es decir una caída de 6,2 puntos comparando con la misma semana del año anterior. Este incremento se debe a un empeoramiento en las proyecciones de la situación de empleo y precios, en 0,2 y 0,3 punto, respectivamente.
Por otra parte, el subíndice de confianza económica llego a 30,1 puntos, con una caída de 0,4%, como resultado de una baja en las percepciones de ingreso, precios y nivel de vida actuales, con 0,5 punto menos para loas dos primeras y 0,6 punto para la última.
A la vez, el «efecto esperanza», que es la diferencia entre expectativas y confianza, creció 0,7 punto para llegar a 6,3 puntos, variación que se explica por una caída proporcionalmente mayor en la confianza.
Respecto del optimismo político, el subíndice de expectativas cayó 0,8 punto y se ubicó en 34,1 puntos, por un considerable descenso en el subíndice de liderazgo del Presidente a futuro, con una caída de 1,2 punto, y por la capacidad futura del Gobierno que cayó 0,8 punto.
Por otra parte, el subíndice de clima político tuvo un comportamiento similar pero una cantidad mayor que el de expectativas, con una caída de 1,2 punto, ubicándose en 33,5 punto. Los componentes con mayor variación fueron la eficiencia del gasto, la preocupación del Gobierno y la aprobación de la gestión.
Lo curioso, según la encuesta que realiza la consultora Management & Fit, es que para el sector de la población de niveles educativos más bajos aumentó el optimismo político y económico mientras disminuyó para los sectores medios y altos.
El Indice Global de Optimismo Económico de Management & Fit retrocedió 0,3 puntos y se ubicó en 33,2 punto, mientras que el Indice Global de Optimismo Político realizado por la consultora lo hizo en una cantidad proporcionalmente mayor, al marcar 1 punto, para ubicarse en 33,7 puntos.
Según el texto preparado por Mariel Fornoni, directora del estudio, «dos factores que influyeron en estos resultados posiblemente hayan sido el aumento en el precio de la nafta y la no recategorización del mercado bursátil argentino como mercado emergente».
En cuanto al optimismo económico, las expectativas se ubicaron en 36,3 puntos, lo que representa una caída de 0,2 punto respecto al último sondeo semanal de la consultora, es decir una caída de 6,2 puntos comparando con la misma semana del año anterior. Este incremento se debe a un empeoramiento en las proyecciones de la situación de empleo y precios, en 0,2 y 0,3 punto, respectivamente.
Por otra parte, el subíndice de confianza económica llego a 30,1 puntos, con una caída de 0,4%, como resultado de una baja en las percepciones de ingreso, precios y nivel de vida actuales, con 0,5 punto menos para loas dos primeras y 0,6 punto para la última.
A la vez, el «efecto esperanza», que es la diferencia entre expectativas y confianza, creció 0,7 punto para llegar a 6,3 puntos, variación que se explica por una caída proporcionalmente mayor en la confianza.
Respecto del optimismo político, el subíndice de expectativas cayó 0,8 punto y se ubicó en 34,1 puntos, por un considerable descenso en el subíndice de liderazgo del Presidente a futuro, con una caída de 1,2 punto, y por la capacidad futura del Gobierno que cayó 0,8 punto.
Por otra parte, el subíndice de clima político tuvo un comportamiento similar pero una cantidad mayor que el de expectativas, con una caída de 1,2 punto, ubicándose en 33,5 punto. Los componentes con mayor variación fueron la eficiencia del gasto, la preocupación del Gobierno y la aprobación de la gestión.