Es por los altísimos intereses que eso genera y una de las consecuencias de la pérdida de poder adquisitivo.
Por Florencia Golender
@flopa01
La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores tiene consecuencias inmediatas en su comportamiento como consumidores. Los servicios bancarios aumentaron un 50% el año pasado, el doble que la inflación oficial, y los clientes ya empezaron a abandonar la tarjeta de crédito para migrar a la de débito. Crece la dependencia por el pago mínimo de la tarjeta y los ya endeudados optan por el crédito personal, cuyo interés es considerablemente menor.
«La situación se evidenció en diciembre, cuando se hicieron masivos los reclamos de los usuarios que recibieron los costos por renovación del paquete de servicios bancarios o de emisión de las nuevas tarjetas», explicó a diario Crónica el director de la consultora Focus Market, Damián Di Pace.
Es decir, no sólo los que llegaron a fin de año complicados con el pago de la tarjeta de crédito se vieron afectados por los altos intereses por mora, sino también los que cumplieron todo el año, pues el aumento de los costos del servicio se ajustó el doble que la inflación medida por el gobierno de la ciudad (26%).
La trampa del mínimo
El acceso al crédito de los últimos años colisionó con la pérdida de los salarios. «El gran atractivo de las tarjetas era que se podía pagar en cuotas y de esa manera ganarle a la inflación. Pero esa ilusión de pagar menos por financiar se terminó», aseguró Di Pace. Tal es así que, además de disminuir notablemente el uso de las tarjetas de crédito, muchos empezaron a enfrentar facturas que no pueden abonar.
«Muchos están optando por créditos personales para pagar la tarjeta de crédito porque, en caso de endeudarse, el interés es más bajo», sostuvo el analista. Los bancos públicos aplican hasta el 48% de interés anual a aquel que paga el mínimo (lo mismo se cobra a quien paga la mitad del monto total o un poco más del mínimo). Los privados, en general, aplican el 60% que es el tope que marca la ley.
«Ocurre, a su vez, que muchos adquirieron en los últimos años múltiples tarjetas de crédito. Ya que cada una aportaba descuentos considerables en diferentes rubros (como recitales o para el gimnasio), algunos llegaron a tener seis o siete tarjetas. Pero ahora, esos beneficios terminaron y el costo por mantener los plásticos es altísimo, es ahí cuando explotaron los reclamos», detalló Di Pace.
El especialista contó que en una encuesta realizada a través de redes sociales consultó sobre cuáles son las principales quejas, «el 46% eligió los impedimentos para darse de baja del servicio». «Hay restricciones que son ilegales -agregó- como fijar una fecha determinada del mes en la que se puede hacer el trámite de baja, hay que realizar la denuncia en Defensa al Consumidor».
Escenario inevitable
El boom de los pedidos para dar de baja la tarjeta de crédito, el alto interés por el pago mínimo y la migración a la de débito, no hacen más que evidenciar un escenario de caída de consumo. «Lo primero que hace la gente es tratar de controlar los gastos para cuidar su economía y la tarjeta de crédito hace lo contrario ya que uno puede gastar más de lo que tiene», aseguró.
«Mi recomendación -concluyó- es sacar los gastos fijos de la tarjeta de crédito. Muchos tienen el pago automático de varios servicios y eso empuja el mínimo hacia arriba».
Por Florencia Golender
@flopa01
La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores tiene consecuencias inmediatas en su comportamiento como consumidores. Los servicios bancarios aumentaron un 50% el año pasado, el doble que la inflación oficial, y los clientes ya empezaron a abandonar la tarjeta de crédito para migrar a la de débito. Crece la dependencia por el pago mínimo de la tarjeta y los ya endeudados optan por el crédito personal, cuyo interés es considerablemente menor.
«La situación se evidenció en diciembre, cuando se hicieron masivos los reclamos de los usuarios que recibieron los costos por renovación del paquete de servicios bancarios o de emisión de las nuevas tarjetas», explicó a diario Crónica el director de la consultora Focus Market, Damián Di Pace.
Es decir, no sólo los que llegaron a fin de año complicados con el pago de la tarjeta de crédito se vieron afectados por los altos intereses por mora, sino también los que cumplieron todo el año, pues el aumento de los costos del servicio se ajustó el doble que la inflación medida por el gobierno de la ciudad (26%).
La trampa del mínimo
El acceso al crédito de los últimos años colisionó con la pérdida de los salarios. «El gran atractivo de las tarjetas era que se podía pagar en cuotas y de esa manera ganarle a la inflación. Pero esa ilusión de pagar menos por financiar se terminó», aseguró Di Pace. Tal es así que, además de disminuir notablemente el uso de las tarjetas de crédito, muchos empezaron a enfrentar facturas que no pueden abonar.
«Muchos están optando por créditos personales para pagar la tarjeta de crédito porque, en caso de endeudarse, el interés es más bajo», sostuvo el analista. Los bancos públicos aplican hasta el 48% de interés anual a aquel que paga el mínimo (lo mismo se cobra a quien paga la mitad del monto total o un poco más del mínimo). Los privados, en general, aplican el 60% que es el tope que marca la ley.
«Ocurre, a su vez, que muchos adquirieron en los últimos años múltiples tarjetas de crédito. Ya que cada una aportaba descuentos considerables en diferentes rubros (como recitales o para el gimnasio), algunos llegaron a tener seis o siete tarjetas. Pero ahora, esos beneficios terminaron y el costo por mantener los plásticos es altísimo, es ahí cuando explotaron los reclamos», detalló Di Pace.
El especialista contó que en una encuesta realizada a través de redes sociales consultó sobre cuáles son las principales quejas, «el 46% eligió los impedimentos para darse de baja del servicio». «Hay restricciones que son ilegales -agregó- como fijar una fecha determinada del mes en la que se puede hacer el trámite de baja, hay que realizar la denuncia en Defensa al Consumidor».
Escenario inevitable
El boom de los pedidos para dar de baja la tarjeta de crédito, el alto interés por el pago mínimo y la migración a la de débito, no hacen más que evidenciar un escenario de caída de consumo. «Lo primero que hace la gente es tratar de controlar los gastos para cuidar su economía y la tarjeta de crédito hace lo contrario ya que uno puede gastar más de lo que tiene», aseguró.
«Mi recomendación -concluyó- es sacar los gastos fijos de la tarjeta de crédito. Muchos tienen el pago automático de varios servicios y eso empuja el mínimo hacia arriba».