Un conocido líder político solía decir que la única verdad es la realidad y, si miramos los datos de comercio exterior, veremos que las exportaciones de Argentina apenas crecieron en 2017 mientras que tuvieron mejores performances en la mayoría de los países de América Latina. Los datos surgen de un informe de la consultora DNI, que capitanea Marcelo Elizondo, y se aprecian claramente en la tabla. Recordemos: en 2017, Argentina exportó U$S 58.428 millones, apenas 0,9% más que en 2016. Y, en cantidades, cayeron 0,4%.
Y, además de la película (es decir, la tendencia) preocupa la foto: Argentina parte desde un nivel bajo porque exporta muy poco. En rigor, en 2017, exportó unos U$S 10.000 millones menos que Chile. Es más: el ratio exportaciones sobre PIB, en Argentina, siquiera llega a 13% y supera, por ejemplo, el 40% en Paraguay. Per capita, las exportaciones de Argentina superan, por poco, los U$S 1.000 anuales.
Lógicamente, el país pierde relevancia comercial. “En 2017, la totalidad de las exportaciones de todos los países del mundo mostró un volumen que supone un crecimiento de 3,6% (el mejor numero en varios años) y, por ende, Argentina, considerando sus resultados, ha continuado el proceso de descenso en la participación en el comercio mundial”, destaca Elizondo y agrega que “Argentina ha sido, en 2017, el país de peor performance exportadora en la región”. Sin contar, claro, a Venezuela.
Según Elizondo, no hay una única causa detrás de la anemia exportadora. Sin embargo, una de las más importantes (o acaso el emergente detrás de ellas) es que “las empresas de nuestro país se han desvinculado de las corrientes del comercio mundial”.
Lejos de ser una cuestión chauvinista, las exportaciones son una columna vertebral de los procesos de desarrollo. En rigor, no hay países desarrollados que no exporten en cantidades importante o no tengan una canasta diversificada (en bienes y destinos). En el plazo más corto, y con un déficit comercial que tiende a agravarse, la necesidad de exportar más es necesaria para no recaer en la “restricción externa” o aumentar la dependencia del financiamiento vía deuda. Los incentivos macroeconómicos, con el tipo de cambio a la cabeza, son importantes, pero también resulta menester desarrollar una estrategia nacional exportadora para, más temprano que tarde, vender en el mundo unos U$S 100.000 millones al año.
Y, además de la película (es decir, la tendencia) preocupa la foto: Argentina parte desde un nivel bajo porque exporta muy poco. En rigor, en 2017, exportó unos U$S 10.000 millones menos que Chile. Es más: el ratio exportaciones sobre PIB, en Argentina, siquiera llega a 13% y supera, por ejemplo, el 40% en Paraguay. Per capita, las exportaciones de Argentina superan, por poco, los U$S 1.000 anuales.
Lógicamente, el país pierde relevancia comercial. “En 2017, la totalidad de las exportaciones de todos los países del mundo mostró un volumen que supone un crecimiento de 3,6% (el mejor numero en varios años) y, por ende, Argentina, considerando sus resultados, ha continuado el proceso de descenso en la participación en el comercio mundial”, destaca Elizondo y agrega que “Argentina ha sido, en 2017, el país de peor performance exportadora en la región”. Sin contar, claro, a Venezuela.
Según Elizondo, no hay una única causa detrás de la anemia exportadora. Sin embargo, una de las más importantes (o acaso el emergente detrás de ellas) es que “las empresas de nuestro país se han desvinculado de las corrientes del comercio mundial”.
Lejos de ser una cuestión chauvinista, las exportaciones son una columna vertebral de los procesos de desarrollo. En rigor, no hay países desarrollados que no exporten en cantidades importante o no tengan una canasta diversificada (en bienes y destinos). En el plazo más corto, y con un déficit comercial que tiende a agravarse, la necesidad de exportar más es necesaria para no recaer en la “restricción externa” o aumentar la dependencia del financiamiento vía deuda. Los incentivos macroeconómicos, con el tipo de cambio a la cabeza, son importantes, pero también resulta menester desarrollar una estrategia nacional exportadora para, más temprano que tarde, vender en el mundo unos U$S 100.000 millones al año.