La economista y directora ejecutiva de Economía Femini(s)ta sostiene que el programa de metas impulsado por el Banco Central «no tuvo ningún tipo de resultado». Además, analiza por qué «faltan mujeres y perspectiva de género» en los análisis económicos.
, consultora en políticas públicas y doctora en economía, es directora ejecutiva de Economía Femini(s)ta, un think tank de mujeres que aborda, con datos y estadísticas, las desigualdades estructurales de género. Con la mirada puesta en la coyuntura, habló con El Cronista sobre cómo analiza la política macroeconómica del actual gobierno nacional, a la que califica como “contradictoria” y apunta directamente contra el presidente de la autoridad monetaria: “No entiendo cómo siguen bancando a (Federico) Sturzenegger ”.
– En el último tiempo, el debate económico gira en torno de la inflación, las tasas de interés, las metas y la credibilidad del Banco Central. ¿Cómo ve esa discusión?
– No entiendo cómo siguen bancando a Sturzenegger, que no ha mostrado ningún tipo de relación con la realidad. Hizo un programa de metas que no tuvo ningún resultado, porque en los dos años de su gestión se separó de la meta más de 10 puntos en promedio y que está generando especulación y deprimiendo la economía porque no permite una reactivación. No entiendo cuánto tiempo más hay que sostener a un funcionario que no tiene ningún tipo de resultado. Tampoco se lo puede sacar porque hay independencia del BCRA, pero todavía sigue teniendo respaldo. En el Gobierno también dicen que quieren ajustar la sintonía con la meta de inflación pero deciden un tarifazo. Es todo muy contradictorio.
«Sturzenegger -dice D’Alessandro- no ha mostrado ningún tipo de relación con la realidad. Hizo un programa de metas que no tuvo ningún resultado».
– ¿Es contradictoria la política antiinflacionaria o el programa económico del gobierno?
– Más allá del tema inflacionario, no veo un programa económico. ¿Cuál es la perspectiva del gobierno de Cambiemos? ¿Qué es lo que quieren ser? ¿Qué sectores quieren impulsar? No sabemos. ¿De qué manera los van a impulsar? No sabemos. Se endeudan para gastos corrientes. Verdaderamente, no veo un programa económico de Cambiemos. Ni siquiera en términos muy neoliberales. Yo diría que es más bien cómo lidian con la situación actual. Todo el tiempo pensando en el cortoplacismo, en cómo hacen para que los números les cierren. Por ejemplo: publican el semáforo de la economía una vez por mes que muestra si los sectores están verdes o rojos. Ésa es una lectura totalmente superficial. ¿Qué información brinda que sea verde o rojo si no dice cómo se redistribuye el ingreso, si no dice qué sectores están siendo afectados o beneficiados? Tienen una visión muy cortoplacista, muy superficial y muy de acomodarse a los vaivenes y ningún programa a largo plazo, ningún esquema salvo el de Sturzenegger que no da resultado.
– ¿Por qué considera que pasa eso? ¿Puede tener que ver con la teoría económica desde la cual piensan la gestión del Estado?
– Yo no creo ni siquiera que tengan una teoría. Creo que son personas que trabajan con un modelo mental cortoplacista, porque si fueran neoliberales en serio estarían ajustando realmente con fuerza para llevar adelante ese principio. No lo hacen y no les da. Pero tampoco están incentivando la inversión productiva. Es muy heterogéneo el mapa con el que conformaron equipo y no hay nadie que esté especializado en producción. Son gente que viene de las la finanzas. Consiguen financiamiento de todos lados, colocan bonos, pero no consiguen producir. Entonces les falta en el equipo figuras que estén orientadas a ver cómo se produce, en dónde vender, cómo se ubica la producción, de qué manera se produce, de qué manera se contrata. Creo que ahí le faltan jugadores para armar un equipo productivo.
«Son gente que viene de las la finanzas. Consiguen financiamiento de todos lados, colocan bonos, pero no consiguen producir», cuestiona sobre el equipo económico del Gobierno.
Mujeres en la discusión económica
– Una de las dimensiones que siempre remarca, a través de las redes sociales y en su libro (Economía Feminista. Cómo construir una sociedad igualitaria sin perder el glamour) es la necesidad de que haya más mujeres en la discusión económica en el país. ¿No hay mujeres economistas o no llegan a los espacios de poder?
– Las cifras son contundentes: hubo una sola ministra de Economía en la Argentina y en total fueron 16 las ministras mujeres (en todos los cargos) desde el regreso de la democracia. Las mujeres no están organizando ni el Ministerio de Trabajo, ni el de Finanzas, ni el de Producción, ni el de Industria. Hubo muy pocas mujeres y eso se nota también en las secretarías y en los lugares de coordinación. Además las políticas de género no están presentes en la agenda de los Ministerio ni de Economía, ni de Finanzas actual. Hay un vacío grande en lo teórico, en lo político y en la academia. Si hacemos un top 10 de los economistas más conocidos, yo no sé si en la Argentina mencionan a una mujer entre esos diez puestos.
– ¿Por qué cree que se invisibiliza a las economistas?
– Creo que en general los varones no leen nada de economía feminista o con perspectiva de género. No entra en sus intereses. Lo hacen el día de la mujer, porque suelen llamarnos, invitarnos a sus programas y sus notas. O a veces incluso usar nuestros datos y no citarnos. Hay mucho desinterés. Sinceramente, trabajando en esto, no conozco varones que estén comprometidos realmente con la economía con perspectiva de género trabajando en profundidad y aportando a las experiencias con seriedad en el ámbito académico, político y menos en el periodístico. Incluso los que se dicen más críticos no mencionan la palabra y no invitan a mujeres a sus programas. Y otra vez: si las invitan es en el día de la mujer.
«No conozco varones que estén comprometidos realmente con la economía con perspectiva de género trabajando en profundidad y aportando a las experiencias con seriedad en el ámbito académico, político y menos en el periodístico»
– Usted dirige actualmente Economía Femini(s)ta, ¿en qué consiste su trabajo?
– Economía Femini(s)ta es un núcleo de personas que empieza orientado a la economía y que luego que se va ampliando hacia un eje que atraviesa un montón de otras cosas que es la desigualdad. La desigualdad como un tema central de la economía a nivel teórico, práctico, político, etc. Y es este concepto el que hace que se puedan incorporar mujeres de otras disciplinas, porque todas estamos viendo eso como un eje en las distintas experiencias. Una en la filosofía, otra en la ciencia, en la salud, por poner algunos ejemplos.
La desigualdad no se ha abordado con perspectiva de género durante mucho tiempo. Siempre pongo el ejemplo de Thomas Piketty, que en su libro El capital en el siglo XXI no hay ninguna referencia a la desigualdad que proviene del género. Fijate en qué instancia estamos que uno de los best seller de economía más importantes y uno de los trabajos de mayor consolidación de base empírica, discusiones, datos, etc. ni siquiera alude a esa cuestión. Ahí te das cuenta de que no solo faltan mujeres sino también perspectiva de género en el análisis económico. En Estados Unidos lo primero que le marcaron fue que, entre los ricos, el 10% son mujeres y, entre los pobres, cerca del 70%. Es algo que elude completamente.
– ¿Por qué la teoría económica no vio nunca esta dimensión?
– Creo que es porque hay una cuestión cultural. De todas estas brechas la más profunda es la de trabajo doméstico no remunerado, que está instaurado como una cuestión de trabajo de mujeres y entonces como son trabajos de mujeres están totalmente anulados dentro de los debates económicos. El trabajo doméstico, al no ser remunerado, no entra en la ecuación de precios, que es lo que la economía investiga (el salario, la renta, las tasas de interés). Como el trabajo doméstico no tiene un precio queda fuera de ese ámbito y parece que es algo natural y privado que se distribuye en los hogares de acuerdo a las necesidades de los hogares sin ningún tipo de incidencia de lo público. A partir de ahí salen un montón de esas desigualdades (cuánto trabajan las mujeres, cuánto tiempo le pueden dedicar, el nivel de precarización, de desempleo, etc) pero como no se mira, no se tiene en cuenta. Por eso es importante mostrarlo, medirlo, cuantificarlo, ponerle un precio. Instaurarlo en el sistema de las otras relaciones.
– ¿Qué se pierde la economía si no hay mujeres hablando de economía?
– Hay un mito de que las mujeres hablamos siempre de género. Por ejemplo: hoy me pidieron nombres para un congreso y yo mandé siete nombres. La respuesta fue: bueno, vamos a hacer un workshop de género. Y mi respuesta fue que ninguna de las que había mandado trabaja género. No es que las mujeres hablan de economía feminista o muestran la desigualdad. No. Algunas trabajamos en consultoría de políticas públicas, otras trabajan industria. Ese es un mito horrible porque nos pone a nosotras en que siempre que hablás tenés que hacer el comentario de género. Estamos todos cortados por la misma tijera en la cual no hay perspectiva de género. Tener perspectiva de género es un esfuerzo intelectual que se hace por militancia o por curiosidad intelectual. No forma parte de la formación de un economista hoy en ninguna universidad ni centro de conocimiento.
«Hay un mito de que las mujeres hablamos siempre de género. Es un mito horrible porque nos pone a nosotras en que siempre que hablás tenés que hacer el comentario de género».
Desde Economía Femini(s)ta queremos que haya mujeres referentes, queremos empoderar a las mujeres en economía, queremos visibilizarlas y queremos además aportar a la discusión, con material, con datos, con argumentos. Incluso con una revisión de la teoría también. Y digo esto porque es el único grupo que está haciendo esto en América latina.
, consultora en políticas públicas y doctora en economía, es directora ejecutiva de Economía Femini(s)ta, un think tank de mujeres que aborda, con datos y estadísticas, las desigualdades estructurales de género. Con la mirada puesta en la coyuntura, habló con El Cronista sobre cómo analiza la política macroeconómica del actual gobierno nacional, a la que califica como “contradictoria” y apunta directamente contra el presidente de la autoridad monetaria: “No entiendo cómo siguen bancando a (Federico) Sturzenegger ”.
– En el último tiempo, el debate económico gira en torno de la inflación, las tasas de interés, las metas y la credibilidad del Banco Central. ¿Cómo ve esa discusión?
– No entiendo cómo siguen bancando a Sturzenegger, que no ha mostrado ningún tipo de relación con la realidad. Hizo un programa de metas que no tuvo ningún resultado, porque en los dos años de su gestión se separó de la meta más de 10 puntos en promedio y que está generando especulación y deprimiendo la economía porque no permite una reactivación. No entiendo cuánto tiempo más hay que sostener a un funcionario que no tiene ningún tipo de resultado. Tampoco se lo puede sacar porque hay independencia del BCRA, pero todavía sigue teniendo respaldo. En el Gobierno también dicen que quieren ajustar la sintonía con la meta de inflación pero deciden un tarifazo. Es todo muy contradictorio.
«Sturzenegger -dice D’Alessandro- no ha mostrado ningún tipo de relación con la realidad. Hizo un programa de metas que no tuvo ningún resultado».
– ¿Es contradictoria la política antiinflacionaria o el programa económico del gobierno?
– Más allá del tema inflacionario, no veo un programa económico. ¿Cuál es la perspectiva del gobierno de Cambiemos? ¿Qué es lo que quieren ser? ¿Qué sectores quieren impulsar? No sabemos. ¿De qué manera los van a impulsar? No sabemos. Se endeudan para gastos corrientes. Verdaderamente, no veo un programa económico de Cambiemos. Ni siquiera en términos muy neoliberales. Yo diría que es más bien cómo lidian con la situación actual. Todo el tiempo pensando en el cortoplacismo, en cómo hacen para que los números les cierren. Por ejemplo: publican el semáforo de la economía una vez por mes que muestra si los sectores están verdes o rojos. Ésa es una lectura totalmente superficial. ¿Qué información brinda que sea verde o rojo si no dice cómo se redistribuye el ingreso, si no dice qué sectores están siendo afectados o beneficiados? Tienen una visión muy cortoplacista, muy superficial y muy de acomodarse a los vaivenes y ningún programa a largo plazo, ningún esquema salvo el de Sturzenegger que no da resultado.
– ¿Por qué considera que pasa eso? ¿Puede tener que ver con la teoría económica desde la cual piensan la gestión del Estado?
– Yo no creo ni siquiera que tengan una teoría. Creo que son personas que trabajan con un modelo mental cortoplacista, porque si fueran neoliberales en serio estarían ajustando realmente con fuerza para llevar adelante ese principio. No lo hacen y no les da. Pero tampoco están incentivando la inversión productiva. Es muy heterogéneo el mapa con el que conformaron equipo y no hay nadie que esté especializado en producción. Son gente que viene de las la finanzas. Consiguen financiamiento de todos lados, colocan bonos, pero no consiguen producir. Entonces les falta en el equipo figuras que estén orientadas a ver cómo se produce, en dónde vender, cómo se ubica la producción, de qué manera se produce, de qué manera se contrata. Creo que ahí le faltan jugadores para armar un equipo productivo.
«Son gente que viene de las la finanzas. Consiguen financiamiento de todos lados, colocan bonos, pero no consiguen producir», cuestiona sobre el equipo económico del Gobierno.
Mujeres en la discusión económica
– Una de las dimensiones que siempre remarca, a través de las redes sociales y en su libro (Economía Feminista. Cómo construir una sociedad igualitaria sin perder el glamour) es la necesidad de que haya más mujeres en la discusión económica en el país. ¿No hay mujeres economistas o no llegan a los espacios de poder?
– Las cifras son contundentes: hubo una sola ministra de Economía en la Argentina y en total fueron 16 las ministras mujeres (en todos los cargos) desde el regreso de la democracia. Las mujeres no están organizando ni el Ministerio de Trabajo, ni el de Finanzas, ni el de Producción, ni el de Industria. Hubo muy pocas mujeres y eso se nota también en las secretarías y en los lugares de coordinación. Además las políticas de género no están presentes en la agenda de los Ministerio ni de Economía, ni de Finanzas actual. Hay un vacío grande en lo teórico, en lo político y en la academia. Si hacemos un top 10 de los economistas más conocidos, yo no sé si en la Argentina mencionan a una mujer entre esos diez puestos.
– ¿Por qué cree que se invisibiliza a las economistas?
– Creo que en general los varones no leen nada de economía feminista o con perspectiva de género. No entra en sus intereses. Lo hacen el día de la mujer, porque suelen llamarnos, invitarnos a sus programas y sus notas. O a veces incluso usar nuestros datos y no citarnos. Hay mucho desinterés. Sinceramente, trabajando en esto, no conozco varones que estén comprometidos realmente con la economía con perspectiva de género trabajando en profundidad y aportando a las experiencias con seriedad en el ámbito académico, político y menos en el periodístico. Incluso los que se dicen más críticos no mencionan la palabra y no invitan a mujeres a sus programas. Y otra vez: si las invitan es en el día de la mujer.
«No conozco varones que estén comprometidos realmente con la economía con perspectiva de género trabajando en profundidad y aportando a las experiencias con seriedad en el ámbito académico, político y menos en el periodístico»
– Usted dirige actualmente Economía Femini(s)ta, ¿en qué consiste su trabajo?
– Economía Femini(s)ta es un núcleo de personas que empieza orientado a la economía y que luego que se va ampliando hacia un eje que atraviesa un montón de otras cosas que es la desigualdad. La desigualdad como un tema central de la economía a nivel teórico, práctico, político, etc. Y es este concepto el que hace que se puedan incorporar mujeres de otras disciplinas, porque todas estamos viendo eso como un eje en las distintas experiencias. Una en la filosofía, otra en la ciencia, en la salud, por poner algunos ejemplos.
La desigualdad no se ha abordado con perspectiva de género durante mucho tiempo. Siempre pongo el ejemplo de Thomas Piketty, que en su libro El capital en el siglo XXI no hay ninguna referencia a la desigualdad que proviene del género. Fijate en qué instancia estamos que uno de los best seller de economía más importantes y uno de los trabajos de mayor consolidación de base empírica, discusiones, datos, etc. ni siquiera alude a esa cuestión. Ahí te das cuenta de que no solo faltan mujeres sino también perspectiva de género en el análisis económico. En Estados Unidos lo primero que le marcaron fue que, entre los ricos, el 10% son mujeres y, entre los pobres, cerca del 70%. Es algo que elude completamente.
– ¿Por qué la teoría económica no vio nunca esta dimensión?
– Creo que es porque hay una cuestión cultural. De todas estas brechas la más profunda es la de trabajo doméstico no remunerado, que está instaurado como una cuestión de trabajo de mujeres y entonces como son trabajos de mujeres están totalmente anulados dentro de los debates económicos. El trabajo doméstico, al no ser remunerado, no entra en la ecuación de precios, que es lo que la economía investiga (el salario, la renta, las tasas de interés). Como el trabajo doméstico no tiene un precio queda fuera de ese ámbito y parece que es algo natural y privado que se distribuye en los hogares de acuerdo a las necesidades de los hogares sin ningún tipo de incidencia de lo público. A partir de ahí salen un montón de esas desigualdades (cuánto trabajan las mujeres, cuánto tiempo le pueden dedicar, el nivel de precarización, de desempleo, etc) pero como no se mira, no se tiene en cuenta. Por eso es importante mostrarlo, medirlo, cuantificarlo, ponerle un precio. Instaurarlo en el sistema de las otras relaciones.
– ¿Qué se pierde la economía si no hay mujeres hablando de economía?
– Hay un mito de que las mujeres hablamos siempre de género. Por ejemplo: hoy me pidieron nombres para un congreso y yo mandé siete nombres. La respuesta fue: bueno, vamos a hacer un workshop de género. Y mi respuesta fue que ninguna de las que había mandado trabaja género. No es que las mujeres hablan de economía feminista o muestran la desigualdad. No. Algunas trabajamos en consultoría de políticas públicas, otras trabajan industria. Ese es un mito horrible porque nos pone a nosotras en que siempre que hablás tenés que hacer el comentario de género. Estamos todos cortados por la misma tijera en la cual no hay perspectiva de género. Tener perspectiva de género es un esfuerzo intelectual que se hace por militancia o por curiosidad intelectual. No forma parte de la formación de un economista hoy en ninguna universidad ni centro de conocimiento.
«Hay un mito de que las mujeres hablamos siempre de género. Es un mito horrible porque nos pone a nosotras en que siempre que hablás tenés que hacer el comentario de género».
Desde Economía Femini(s)ta queremos que haya mujeres referentes, queremos empoderar a las mujeres en economía, queremos visibilizarlas y queremos además aportar a la discusión, con material, con datos, con argumentos. Incluso con una revisión de la teoría también. Y digo esto porque es el único grupo que está haciendo esto en América latina.