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Después de la explosión de 2017, se espera que el crédito al sector privado modere su crecimiento durante este año. Mayores tasas debido a la caída en la liquidez con la que cuentan los bancos, familias más endeudadas que hace un año atrás y la necesidad de los bancos de salir a obtener fondeo de largo plazo para sostener el crecimiento de los préstamos hipotecarios influyen para que este año el ritmo de expansión del financiamiento sea más calmo. Con todo, el avance se mantendría. El crédito en pesos al sector privado se expandió 17% el año pasado en términos reales, esto es, descontando el efecto de la inflación. La disparada estuvo liderada, en cuanto a su dinamismo, por un avance del 66% también en términos reales de los préstamos hipotecarios, un avance también veloz de los préstamos prendarios (35%) y personales (28%, siempre descontando la inflación). Pero, del otro lado del negocio de intermediación financiera, el dinamismo no fue para nada similar. Los depósitos del sector privado en pesos crecieron apenas 1% en términos reales en el mismo período. Esto es: los bancos prestan cada vez más, pero aumentan muy poco su disponibilidad de fondeo con el que sostener esos créditos. «La liquidez bancaria disminuyó de forma significativa a lo largo del año. Para poder hacer frente al aumento de las colocaciones, la entidades financieras disminuyeron la participación en Lebac y su liquidez en pesos y, en menor medida, se fondearon emitiendo deuda y acciones. Aun así, la liquidez se encuentra en mínimos desde abril de 2017, presionando a las tasas de interés, que crecieron desde mediados de agosto cerca de 300 puntos básicos (3 puntos porcentuales) hasta el 23% actual», explicó un informe de la consultora Elypsis.
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La liquidez bancaria la relación entre los depósitos que manejan y el stock de créditos que otorgaron cayó al 43% en diciembre pasado, después de haber estado en un pico del 48% en junio del año pasado y un piso del 42% en mismo mes de 2016. El «colchón de liquidez» (amplia disponibilidad de depósitos) con el que contaban los bancos, y que aisló a las tasas de mercado de las subas del endurecimiento de la política monetaria, está empezando a adelgazar. Es así que, paradójicamente, mientras que el Banco Central tiende a relajar la tasa de política monetaria, ahora el mercado tiende a elevarlas. Menos liquidez y tasas más altas permiten prever que en 2018 las entidades tendrán que salir a buscar más fondos, con mejores tasas de depósitos y colocaciones de deuda. En particular, los depósitos y emisiones UVA asociados a préstamos hipotecarios que crecieron muy por encima de la captación de fondos, segú consigna El Cronista. «El año pasado se dieron una serie de condiciones para la expansión crediticia en varios segmentos. En el crédito hipotecario hubo un boom, a partir de un piso muy bajo, primero desde los bancos oficiales a los que luego se sumaron los privados. La mayoría de las entidades lo hicieron con capitales propios por eso creo que ahora el gran desafío es conseguir el fondeo en el mercado y no será fácil. Además, de convencer a los ahorristas a invertir en UVAs, el uso de estos fondos estará disputado por el sector público que ya ha definido su estrategia de cambiar parte de su financiación a pesos, emitiendo en parte bonos con esta cláusula de ajuste», dijo Ricardo De Lellis, CEO de KPMG. «Volviendo a otras líneas para individuos, estimamos que será un crecimiento más restringido respecto a lo registrado el año pasado. Muchas familias ya están endeudadas por distintas vías como créditos hipotecarios, la compra de autos o electrodomésticos. Entonces, se vuelven más conservadoras entre otros motivos por lo ya apuntado para las empresa y además por el aumento de tarifas de los servicios públicos que hace disminuir su capacidad de repago. Creo que todos estos factores juntos hacen que 2018 no vaya a ser un año tan optimista y con tanta demanda de crédito como en 2017», agregó De Lellis.
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