Entrevista a Diego Reynoso Politólogo y docente en UdeSA Por Néstor Leone
Diego Reynoso es politólogo e investigador del Conicet. Además, tiene a su cargo la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés. En esta entrevista con El Economista, analiza el retroceso en la consideración del gobierno de Cambiemos y la situación de la oposición. “El cambio de percepciones en las clases medias y la merma en el apoyo de este sector es un dato central de la actual coyuntura. La clase media es más volátil, y esta vez esa volatilidad está desfavoreciendo a la coalición gobernante”, señala sobre el primer punto. “La oposición no logra aún plantear una alternativa viable, factible, ante el electorado. Mientras eso no suceda, el defecto de la oposición es un activo del oficialismo”, destaca sobre el segundo.
Hubo retroceso en términos de imagen positiva del Gobierno y en términos de expectativas, importante desde diciembre pasado. ¿Es un cambio de tendencia o considera que esos indicadores se mantendrán fluctuantes?
Efectivamente, en octubre, después de haber ganado las elecciones de medio término, el Gobierno alcanzó el pico máximo de respaldo en la opinión pública. Tanto la aprobación como las percepciones, retrospectivas y prospectivas de la ciudadanía eran favorables. Desde entonces, mes a mes, el Gobierno viene sufriendo una pérdida de aprobación y, además, hay un cambio en las percepciones hacia atrás y hacia el futuro. En el corto plazo, la tendencia creo que se mantendrá. La gestión de la economía no es muy favorable para el bolsillo de los ciudadanos. Al menos, en el corto plazo. Tarifas, inflación, el precio del dólar. Estas cuestiones han erosionado las expectativas y, desde luego, la aprobación del Gobierno. De modo que en el corto plazo no es posible que eso revierta. En el mediano y largo plazos nunca se sabe.
Desde octubre, el Gobierno viene sufriendo una pérdida de aprobación y, en el corto plazo, la tendencia se mantendrá
¿Cuál es la evaluación respecto de la base de sustento de Cambiemos?
De octubre a diciembre, el Gobierno perdió apoyo, hablando en términos generales, en los sectores bajos. Las medidas que impulsó, más los déficits de gestión de la gobernabilidad (marchas, protestas, uso de la fuerza policial) hicieron mella en la base de la pirámide social, sumado a la ya difícil situación económica. De enero a abril, en cambio, la exposición de los ministros más es el aumento de tarifas pegó fuerte en la clase media. Hubo pérdida de apoyo en los estratos más altos, pero ahí siempre el apoyo fue más elevado que en los otros estratos. El cambio de percepciones en las clases medias y la merma en el apoyo de este sector es un dato central de la actual coyuntura. La clase media es más volátil, y esta vez esa volatilidad está desfavoreciendo a la coalición gobernante. Probablemente los planteos del radicalismo en los últimos días están vinculados con la preocupación de perder respaldo de esos sectores a los cuales el radicalismo aspira a recuperar, debilitando así su peso en la coalición.
Hasta ahora el Gobierno parece haber tenido más eficacia en términos políticos que en cuanto al manejo de las variables económicas. ¿Se puede ver una correspondencia de eso en los números que manejan?
Hay un ida y vuelta entre la economía y la política, y más allá, para citar el titulo de la obra de Albert Hirshman. Por momentos la gestión de la política, compensa los defectos de la gestión de la economía y otras veces los magros logros en economía alteran el equilibrio político. Te diría que en este momento, al menos hay un replanteo de los términos de la coalición política asociado a lo anterior (la clase media y el radicalismo), por un lado. Y, por el otro, una mayor tensión en la relación con el peronismo de las provincias que, desde luego, siempre fue más gentil que el peronismo kirchnerista. Quizá las dificultades de la gestión política en esta coyuntura se ven afectadas por los fallos en la gestión de la economía. Pero acuerdo contigo, en general ha sido hasta ahora más exitoso políticamente que económicamente.
Ese retroceso del Gobierno no supone, necesariamente, la recuperación de las distintas vertientes opositoras. ¿Cuál es el análisis al respecto?
Esa es una ventaja estratégica del Gobierno. La oposición no logra aún plantear una alternativa viable, factible, ante el electorado. Mientras eso no suceda, el defecto de la oposición es un activo del oficialismo. La política mejor posicionada en nuestra encuestas es Margarita Stolbizer, pero no hace daño electoralmente. Están mejorando Juan Manuel Urtubey y Florencio Randazzo, pero aún no logran plantear una alternativa nacional clara y mucho menos, te diría, son factor de cohesión del panperonismo. Cristina tiene una mala imagen muy alta, lo que comúnmente decimos un “techo bajo”, pero los que tienen una opinión positiva respecto de ella son muy intensos. Pero, en general, aún no hay un dirigente de la oposición que tenga los niveles de opinión positiva que, aun en baja, tienen los dirigentes de la colaición gobernante: sobre todo el Presidente y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
La oposición no logra aún plantear una alternativa viable y factible y, mientras eso no suceda, es un activo del oficialismo
Los gobernadores peronistas y el grupo de legisladores de Argentina Federal han mantenido, con matices, una oposición moderada. ¿Cómo imagina su evolución política?
El peronismo va a tender a unificarse tarde o temprano, no se si para 2019 o para 2023. Creo que los legisladores de las provincias van a oscilar estratégicamente entre la moderación y una oposición más firme.
¿Qué perspectivas puede trazar, en este contexto, sobre el kirchnerismo y Cristina?
Difícil pregunta. Creo que el kirchnerismo es un actor importante y se ha ganado un lugar en la mesa como agrupación interna dentro del peronismo. Si apuestan por una vía fuera de ese espacio, la oposición estará en una situación similar a la oposición al kirchnerismo, dividida en diferentes espacios que superan el 25%. Creo, como es ya conocimiento común, que con Cristina sola no alcanza pero sin Cristina tampoco. La clave será cómo integrar en una estrategia panperonista al kirchnerismo y si el kirchnerismo aceptará ser parte de esa estrategia. No hay mucho tiempo para definirlo, pero mientras siga en suspenso es ventaja para el oficialismo.
Diego Reynoso es politólogo e investigador del Conicet. Además, tiene a su cargo la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés. En esta entrevista con El Economista, analiza el retroceso en la consideración del gobierno de Cambiemos y la situación de la oposición. “El cambio de percepciones en las clases medias y la merma en el apoyo de este sector es un dato central de la actual coyuntura. La clase media es más volátil, y esta vez esa volatilidad está desfavoreciendo a la coalición gobernante”, señala sobre el primer punto. “La oposición no logra aún plantear una alternativa viable, factible, ante el electorado. Mientras eso no suceda, el defecto de la oposición es un activo del oficialismo”, destaca sobre el segundo.
Hubo retroceso en términos de imagen positiva del Gobierno y en términos de expectativas, importante desde diciembre pasado. ¿Es un cambio de tendencia o considera que esos indicadores se mantendrán fluctuantes?
Efectivamente, en octubre, después de haber ganado las elecciones de medio término, el Gobierno alcanzó el pico máximo de respaldo en la opinión pública. Tanto la aprobación como las percepciones, retrospectivas y prospectivas de la ciudadanía eran favorables. Desde entonces, mes a mes, el Gobierno viene sufriendo una pérdida de aprobación y, además, hay un cambio en las percepciones hacia atrás y hacia el futuro. En el corto plazo, la tendencia creo que se mantendrá. La gestión de la economía no es muy favorable para el bolsillo de los ciudadanos. Al menos, en el corto plazo. Tarifas, inflación, el precio del dólar. Estas cuestiones han erosionado las expectativas y, desde luego, la aprobación del Gobierno. De modo que en el corto plazo no es posible que eso revierta. En el mediano y largo plazos nunca se sabe.
Desde octubre, el Gobierno viene sufriendo una pérdida de aprobación y, en el corto plazo, la tendencia se mantendrá
¿Cuál es la evaluación respecto de la base de sustento de Cambiemos?
De octubre a diciembre, el Gobierno perdió apoyo, hablando en términos generales, en los sectores bajos. Las medidas que impulsó, más los déficits de gestión de la gobernabilidad (marchas, protestas, uso de la fuerza policial) hicieron mella en la base de la pirámide social, sumado a la ya difícil situación económica. De enero a abril, en cambio, la exposición de los ministros más es el aumento de tarifas pegó fuerte en la clase media. Hubo pérdida de apoyo en los estratos más altos, pero ahí siempre el apoyo fue más elevado que en los otros estratos. El cambio de percepciones en las clases medias y la merma en el apoyo de este sector es un dato central de la actual coyuntura. La clase media es más volátil, y esta vez esa volatilidad está desfavoreciendo a la coalición gobernante. Probablemente los planteos del radicalismo en los últimos días están vinculados con la preocupación de perder respaldo de esos sectores a los cuales el radicalismo aspira a recuperar, debilitando así su peso en la coalición.
Hasta ahora el Gobierno parece haber tenido más eficacia en términos políticos que en cuanto al manejo de las variables económicas. ¿Se puede ver una correspondencia de eso en los números que manejan?
Hay un ida y vuelta entre la economía y la política, y más allá, para citar el titulo de la obra de Albert Hirshman. Por momentos la gestión de la política, compensa los defectos de la gestión de la economía y otras veces los magros logros en economía alteran el equilibrio político. Te diría que en este momento, al menos hay un replanteo de los términos de la coalición política asociado a lo anterior (la clase media y el radicalismo), por un lado. Y, por el otro, una mayor tensión en la relación con el peronismo de las provincias que, desde luego, siempre fue más gentil que el peronismo kirchnerista. Quizá las dificultades de la gestión política en esta coyuntura se ven afectadas por los fallos en la gestión de la economía. Pero acuerdo contigo, en general ha sido hasta ahora más exitoso políticamente que económicamente.
Ese retroceso del Gobierno no supone, necesariamente, la recuperación de las distintas vertientes opositoras. ¿Cuál es el análisis al respecto?
Esa es una ventaja estratégica del Gobierno. La oposición no logra aún plantear una alternativa viable, factible, ante el electorado. Mientras eso no suceda, el defecto de la oposición es un activo del oficialismo. La política mejor posicionada en nuestra encuestas es Margarita Stolbizer, pero no hace daño electoralmente. Están mejorando Juan Manuel Urtubey y Florencio Randazzo, pero aún no logran plantear una alternativa nacional clara y mucho menos, te diría, son factor de cohesión del panperonismo. Cristina tiene una mala imagen muy alta, lo que comúnmente decimos un “techo bajo”, pero los que tienen una opinión positiva respecto de ella son muy intensos. Pero, en general, aún no hay un dirigente de la oposición que tenga los niveles de opinión positiva que, aun en baja, tienen los dirigentes de la colaición gobernante: sobre todo el Presidente y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
La oposición no logra aún plantear una alternativa viable y factible y, mientras eso no suceda, es un activo del oficialismo
Los gobernadores peronistas y el grupo de legisladores de Argentina Federal han mantenido, con matices, una oposición moderada. ¿Cómo imagina su evolución política?
El peronismo va a tender a unificarse tarde o temprano, no se si para 2019 o para 2023. Creo que los legisladores de las provincias van a oscilar estratégicamente entre la moderación y una oposición más firme.
¿Qué perspectivas puede trazar, en este contexto, sobre el kirchnerismo y Cristina?
Difícil pregunta. Creo que el kirchnerismo es un actor importante y se ha ganado un lugar en la mesa como agrupación interna dentro del peronismo. Si apuestan por una vía fuera de ese espacio, la oposición estará en una situación similar a la oposición al kirchnerismo, dividida en diferentes espacios que superan el 25%. Creo, como es ya conocimiento común, que con Cristina sola no alcanza pero sin Cristina tampoco. La clave será cómo integrar en una estrategia panperonista al kirchnerismo y si el kirchnerismo aceptará ser parte de esa estrategia. No hay mucho tiempo para definirlo, pero mientras siga en suspenso es ventaja para el oficialismo.