Ferreres: «Tampoco en 2017 se espera una lluvia de inversiones»

P.: ¿Esperaba una lluvia de inversiones en 2016 como anticipaba el Gobierno?

O.F.: No, y ni en 2017 tampoco. No viene nadie, Argentina está calificada como «B-«, quién viene a poner a un país «B-«, en forma masiva, cuando hay negocio.

P.: ¿En qué fase del proceso de inversiones estamos?

O.F.: Primero los bancos compran acciones, después bonos, en la tercera fase llegan los M&A (compras y fusiones de empresas) que dura dos o tres años, y luego empiezan a crearse las empresas nuevas.

P.: ¿En 2017 qué fase empieza?

O.F.: Empezará la fase de M&A, pero de mediados de año para adelante, cuando se vea cómo vienen las encuestas, ahí los inversores empiezan a hablar. Hoy tengo llamados para comprar empresas pero se frenaron, ninguno concretó, vamos a esperar, dijeron. A todos les encontramos novia, pero los extranjeros, cuando ven una cosa que no entienden, esperan. Fueron principalmente de los sectores industriales, no agroindustria, por ejemplo línea blanca, y poco textil. Espero que vengan M&A bastante, pero no una locura.

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El macrismo realmente existente

El hecho de que esta pregunta crucial no encuentre todavía una respuesta definitiva explica el estilo sinuoso de la gestión macrista y el ritmo un poco desconcertante con el que se mueve. Pero una cosa es el sesgo ideológico y otra muy distinta la velocidad con la que lo despliega. Como sostienen los editores del Artepolítica.com, confundir neoliberalismo con shock –o gradualismo con progresismo– es caer en una falacia de petición de principios. Lenta pero persistentemente, el macrismo está operando un ambicioso cambio socioeconómico, disimulado detrás de un cortina finita hecha de slogans de autoayuda e imposibles promesas win-win, pero perfectamente visible para todo aquel que quiera mirarlo.

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