El pueblo santafesino elige gobernador por octava vez desde la reinstalación de la democracia, una serie de estabilidad única en la historia argentina. Seis veces optó por el justicialismo, en línea con una firme tendencia extendida en los escenarios provinciales (ver asimismo recuadro aparte). Hasta 1991 se sucedieron mandatarios salpicados de denuncias y sospechas de corrupción, que desacreditaron al partido dominante. El entonces presidente Carlos Menem sacó de la galera a Carlos Reutemann, en una trifecta creativa que incluyó a Eduardo Duhalde en Buenos Aires y a Ramón “Palito” Ortega en Tucumán. Lole fue, desde esa fecha, un protagonista preponderante en la provincia aunque se obstinó en desaprovechar oportunidades propicias para pujar por la presidencia. En el 2007, tras un proceso de acumulación política cimentado en la intendencia de Rosario, el socialismo arrebató el distrito al peronismo, a contracorriente de las tendencias generales, ya que justicialistas rasos o kirchneristas conservaron sus feudos e incluso recuperaron alguno, como Mendoza.
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