«La hiperinflación constituyó así el momento resolutivo en la interminable agonía, que llegaba a su término, para la sociedad forjada por la revolución peronista. […] Este fin fue también un principio: el principio de los días que estamos viviendo. A la memoria de esta experiencia debe su fuerza el orden socio – económico y político que hoy vemos perfilarse; es ese recuerdo aleccionador el que da a las mayorías la fuerza necesaria para soportar la ostentosa indiferencia de los sectores privilegiados por las penurias que siguen sufriendo los que no lo son y ofrecer su resignada aquiescencia a la progresiva degradación de las instituciones cuya restauración celebraron con tan vivas esperanzas hace diez años»
Tulio Halperín Donghi: La larga agonía de la Argentina peronista, 1994.
«Ganó Independiente, ganó Chacarita, y perdió Kirchner, más no puedo pedir»
Luis Barrionuevo.
La derrota del FJPV en Catamarca, insignificante como es en el plano electoral, representa sin embargo un nuevo revés para el kirchnerismo en su apuesta política. Más aún, plantea serias dudas, no ya sobre su estrategia de construcción en años pasados, sino sobre su devenir actual. Se ha dicho que no es posible hablar del kirchnerismo como algo distinto (o fuera) del peronismo, y en parte, sólo en parte, eso es cierto ¿Pero, se puede seguir hablando del peronismo, a secas? ¿De un peronismo? ¿Existe el peronismo todavía, o, como creo y sostengo, debemos comenzar a hablar de los peronismos, no como una sucesión temporal de modelos societales, sino como una coexistencia irreversible de proyectos opuestos?
Muchos analistas y actores políticos siguen refiriéndose diariamente en sus discursos a un ente («el peronismo”) con una expresión electoral unitaria, “la estructura del PJ”, sin comprender que precisamente eso es lo que está en disputa. El compañero Abel Fernández, por ejemplo, sostuvo ayer que «la derrota [de Catamarca], menor, pero no trivial, es también del conjunto del peronismo. Y la falta de estrategia que señala Luciano cabe a todos los peronistas.»
Yo opiné de modo diferente. Partí de preguntarme si el domingo, en Catamarca, realmente había perdido este ente difuso. Y constaté que, por empezar, no perdió Barrionuevo: al contrario, los legisladores que ingresaron por el FJPV son todos de él. Tampoco perdieron Duhalde y Solá, que están aliados con PRO. No perdió el clan Rodríguez Saá, no perdió Reuteman, no perdió Schiaretti ni perdió el peronismo cordobés. Ahora bien, todos estos son referentes peronistas, independientemente de que sigan caminos distintos, incluso y a pesar de que muchas veces comparten el distintivo sello de goma. Muchos de ellos tienen una estrategia propia, bien definida, que nada tiene que ver con las ambiciones o los deseos del kirchnerismo. Y su estrategia funciona, electoralmente hablando, con independencia de los resultados generales, si mantienen el control de sus distritos y -en el caso de los que juegan adentro- el control de las listas.
Si esto es así, entonces debemos pensar que el kirchnerismo existe parcialmente como un sucesor del duhaldismo, esto es, como la facción provisoriamente hegemónica del peronismo bonaerense, pero de ninguna manera más allá de la provincia de Buenos Aires y dos o tres gobernadores que no han sacado los pies del plato.
Es cierto que este pluralismo, constitutivo de la historia de nuestro movimiento, alcanzaba siempre algún principio de convergencia en torno de un liderazgo nacional que incluía a una determinada mayoría, y al resultado lo llamábamos “el proyecto.”
Eso hace rato que no existe. La unidad de las diferentes fracciones provinciales es imposible: su último punto de convergencia -esto es, la hostilidad al liberalismo económico- fue barrido en los noventa, como agudamente observó Tulio Halperín. No quedan ideas en común, ni proyectos, ni una identidad inmune a esos cambios. La lucha por el peronismo, en definitiva, ya no tendrá un ganador que unifique las banderas del movimiento. Nos guste más o menos, Menem fue el último dirigente peronista capaz de encolumnar detrás de sí al grueso del movimiento, agitando el recuerdo vivo del 89, para desarmar pieza por pieza el país del peronismo.
Pero, si no queda ya margen para hablar del peronismo en tanto ente singular, ¿quiénes quedan? Quedan los peronistas, por supuesto. Quedan los peronismos, más importante aún, esto es, la suma no aritmética de las distintas expresiones políticas, según los territorios, las dirigencias, las estructuras y, por qué no, también los intereses y las ideas.
Es decir, yo no postulo, como otros, el fin del peronismo. Antes bien, al contrario, sostengo que la histórica diversidad de nuestro movimiento, al carecer actualmente tanto de un punto de referencia de indisputable ortodoxia, como de una fuerza política con la capacidad de lograr una convergencia mayoritaria, ha devenido en una dispersión irreductible. Si estoy en lo cierto, sin embargo, tal vez sería conveniente dejar de hablar del “peronismo”, y empezar a hablar de “los peronismos” -algunos justicialistas y otros no, algunos kirchneristas y otros más cerca de la oposición- y de los «peronistas». Porque, en definitiva, hoy los peronistas se llevan mejor con extraños…
Los partidos tradicionales solo quedan como grandes escenarios donde se despliegoa la maquinaria de márketing político, pero de la identidad, nada.
El asunto es preguntarse para qué. ¿Pra qué, se junta Solá con Macri, Nestor con Barrionuevo, Carrió con Lopez Morfi, para qué?
A quienes convencen, solo le agregan, si todo sale bien, algunos caballos de fuerza a aquella maquinaria.
A la iglesia Católica le pasa lo mismo, no controla a los pastores que dijeron, para qué rendir pleitesía a Roma si yo puedo atender mi propio kiosko. El sindicalismo sabe mucho de este fenómeno.
Lo que habría que preguntarse, llevando su pregunta mas allá de los límites del peronismo, si aquellas identidades macro a donde convergían otrora colectivos, hoy pueden seguir subsistiendo en el tiempo, con el avance de las tecnologías de comunicación y sobre todo de información.
El campo demotró que no hace falta una organización vertical para coaccionar y golpear fuerte.
Solo hace falta algunos números de celular, un buén mensaje, un buen por qué, el resto es viral.
Hay una cosa de este gobierno que me quedó haciendo ruido en la cabeza, lo que dijo Lousteau cuando se fue del gobierno. Dijo algo asi como que todas las organizaciones modernas tendían a la descentralización y que el gobierno de los K iba en sentido contratrio, centralizaba todo en Nestor a tal punto que cualquier resolución por más urgente que fuere debía pasar por sus manos, trámite que tenía un mínimo de media hora en su resolución.
Juan Urrutia Elejalde en este http://juan.urrutiaelejalde.org/trabajos/individuacion_por_pertenencia.pdf paper dice lo siguiente:
«…no creo que el imaginario cultural colectivo converja a uno dado, el
proceso de individuación no tiene fin y, además, no creo que fuera bueno que lo tuviera pues, además de perder oportunidades de acceder a la autenticidad perderíamos diversidad. En efecto, los imaginarios culturales colectivos vehiculan pautas conductuales que, por un lado, facilitan la vida en común y que, por otro lado, es bueno que sean plurales y se rocen unas con otras contribuyendo a la emergencia de otras nuevas y presumiblemente “mejores”.»
Perdone la longitud, un abrazo
Esto es así, como usted dice. Hasta que (en 2015 más o menos) los antiperonistas junto con los neoperonistas que ud. señala destrocen el país nuevamente. Y sea la hora del pueblo, que hoy no mueve el amperímetro por desidia, aburguesamiento y/o por culpa de los Kirchner (culpa de mejorarle la vida y de negarle participación). Cuando todo se pudra, volverá el verdadero peronismo, ese que hoy, con todos sus errores y acaso su indolencia por las bases que beneficia, representan ÚNICAMENTE los Kirchner. Eso es hoy. Mañana habrá otros. Seguro. Sugiero padecer (no hay otra) y hacer la plancha hasta, al menos, el 2015. Hoy la resistencia es paciencia. «Ellos lo harán», dijo Perón. Espero que la próxima vez, los K o quien sea lean TODO la doctrina, y no solamente la mitad. Ocurre que la mayoría de los argentinos somos tan jodidos, que con la mitad de la doctrina peronista alcanza para ser la Madre Teresa. Sugiero también, para reforzar la idea, leer de pe a pa la Constitución del 49, de cuya promulgación se cumplirán en breve 60 años.
Mono Gatica
Interesante e importante tema,hablar del fin(final)del peronismo.Es un reto a la inteligencia.En principio me parece que se debe al susto de Catamarca,exagerado.No soy defensora del movimiento,aunque tampoco de la oposicion.Lo primero porque me traumatizo su verticalismo,obligandome a afiliarme para poder trabajar en sus inicios.Lo segundo porque no veo en los contrarios actuales una mejor propuesta.Importante porque a pesar de todo me preocupa la gobernabilidad de nuestra sociedad.Ya pasamos por Rodriguez Saa y por Duhalde y no me gustaria repetir.Y le ven uñas de guitarrero a los dirigentes de la oposicion para gobernar el pais?Cuidado con la anarquia.Por otro lado la historia muestra la capacidad de rearmado o reconstitucion del peronismo.Y lo peor de todo,que no nos llevo a ser mas democraticosen el sentido de mas participativos en la cosa publica.
Charlie:
Muy bueno el aporte de Urrutia. Ya lo habías traído al debate sobre independentismos e identidad nacional, en el que sigo en deuda.
Es cierto, las identidades plurales que asumen la diversidad como rasgo inherente resultan en general no sólo una marca de época, sino también un modo más productivo de identificar a los sujetos según los distintos clivajes en que se insertan, muchas veces yuxtapuestos.
Convengamos, no obstante, que el peronismo siempre fue algo más amplio que el justicialismo: nunca terminó de reducirse por entero a una identidad política, menos a un partido. Siempre hubo tendencias distintas, diferentes «peronismos», pero lo que me parece que se perdió acá es el principio de unidad. Ahí tiré una punta de dónde se puede haber extraviado, no muy original.
Leo en tu selección de Urrutia una apuesta al postperonismo… Interesante, no sé cómo resultarán las cosas.
Un abrazo, y muchas gracias por ese comentario.
Gatica:
Puede ser, a lo mejor es aún posible hegemonizar de nuevo el peronismo a partir de un elemento doctrinario. Yo pienso que no, lo cual no implica una renuncia de mi parte absolutamente a nada. Tampoco sé si sería muy útil. Pero coincido en que hay que volver a leer la Constitución del 49… hay muchos recuerdos que nos asaltan este año.
Un abrazo
Isabel:
No creo que sea el fin – momento final del peronismo, sino sólo de la ilusión de unidad que perduraba desde 2001, tesonera, frente a una realidad que va para otro lado. ¿Cuánto tardarán los actores en darse cuenta, y qué harán con ese conocimiento? No lo sé.
Gracias por pasar y comentar.
Excelente el post.
Ahora, si no perdieron ni Barrionuevo, ni R. Saa, ni Saadi, con la diferencia porcentual que sacó el oficialismo catamarqueño, quiere decir que desde el arranque, el día uno de conformación de alianzas, el kichnerismo, como uno de los peronismos, fue el gran perdedor. A mi entender entonces el resultado de la elección, nada tenía que ver con la puja por el avance de este sector del peronismo. Sino que selló su derrota en la confomación de alianzas y despues en nacionalizarla a fondo la elección.
Saludos
Básicamente, sí.
¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?
Licenciado, no se muere nadie, no cambia nada, no demasiado por lo menos. Solamente pregunto si corresponde continuar con un uso que no tiene visos de volverse real -esto es, la apelación al «peronismo» como ente unitario-. Es más un asunto de lenguaje, porque en los hechos esto pasó siempre en alguna medida, sólo que ahora, a mi juicio, es poco factible y nada realista presuponer que la dispersión es reversible. Creo, incluso, que sería preferible renunciar a la idea de unidad de los opuestos, que siempre termina en el enfrentamiento estéril respecto de quién es más peronista y quién lo es menos. Y me parece que reconocer que la pluralidad que nos compone desde siempre no va a desaparecer, sinceramente, podría ayudar.
Por decir menos que esto, me tiraron de todo en otros lares…
Diculpen que siempre diga lo mismo, pero es tan obvio (para mi) ¿o tan razonable? que no me contestan.
TRATEN y discutan problemas y soluciones y nunca personas ni trenzas. Unicamente de esa forma se formarán partidos nuevos en base a ideas. Hay tanto de que hablar. ¿que pais queremos para el largo plazo?
argentideas.
Horacio, ¿Usted nunca leyó nada sobre lucha de clases/política/partidaria?
Saludos cordiales
Quizás leyó al respecto, pero nuestro vecino Horacio tiene la idea de que los conflictos son simples necedades y egoísmos que él resolverá pegando a la gente con Poxipol, para que esté unida y sin disputas. Así, Julián, nuestro vecino Horacio piensa solucionar los problemas argentinos y mundiales. Que tanto.
Emilio, no te pierdas la contestación de más abajo, que es imperdible.
Por otra parte, en la retórica barata de los politiqueros siempre hay referencias poxipoleanas, por caso la absurdamente famosa idea de que «sentándonos todos a una mesa, nos ponemos de acuerdo en todo, desde el PO hasta Cecilia Pando». Pero la diferencia de ellos con Horacio es que el realmente cree en lo que predica. Así debe ser
Meler, otro que acierta. Hay varios peronismos, ninguno de los cuales está representado por el kkismo.
El loco es mas parecido al dictador de costa pobre.
Este régimen resentido, de perejiles devenidos millonarios a costa de carroñear viviendas de pobres, blandiendo un discurso histérico de ddhh que nunca respetaron y que sabian que no iban a cumplir; un régimen, digo, que durante 6 años subsidió los servicios de las clases altas, mientras le rompia el culo a los pobres con las garrafas de gas; ese régimen nunca podia ser peronista, de ninguno de los peronismos.
Pero siempre que llovió paró, y parece que las nubes se están yendo muy rápidamente, antes de lo que parecia.
Raf
¿Por que no se vá a postear a Perfil, La Nación, Crítico o algún otro foro gorila, que lo recibirán con los brazos abiertos?
No entiendo lo q ud dice.¿de que post habla?
Mauri, Político: no se enganchen. Abrazo, EM
Me pregunto, Ezequiel, si acaso el peronismo no puede definirse a sí mismo como una lucha interna por la propia identidad. Es extraño, porque generalmente la formación de un grupo político se constituye en el momento mismo de la definición identitaria: o sea, somos esto, ahora hagamos. Quizás el peronismo, y de ahí su caracter peculiar, trascendente y superviviente a lo largo del tiempo, no termina nunca de definirse por una identidad y esa es su característica intrínseca. El peronismo no es, pero no es hasta que uno decide -vía lucha simbólica, vía copamiento de los aparatos del Estado- ponerse por encima de los otros grupos y constituírlos.
Estoy de acuerdo con la idea de que hay muchos peronismos, y agregaría que son grupos en disputa por El Peronismo, por la construcción de esa identidad de acuerdo a tomas de posición y valores comunes. Quizás de ahí la sensación de que El Peronismo no va a fondo en algunas cuestiones, por el tironeo para el otro lado.
Alguno confundiría esto con una bolsa de gatos, y quién sabe si no lo es. En todo caso, resulta interesante empezar a comprender que, aún dentro de la bolsa, hay gatos que son más fuertes que otros.
Nada de esto intenta ser peyorativo, sino todo lo contrario. Intenta rescatar la multiplicidad de representaciones al propio interior del movimiento.
Saludos, gran post Ezequiel. Como siempre.
Tomás: interesantísima reflexión.
Cuando postulás que «el peronismo no es, pero no es hasta que uno decide -vía lucha simbólica, vía copamiento de los aparatos del Estado- ponerse por encima de los otros grupos y constituirlos», uno inevitablemente se pregunta qué clase de vínculo tiene el peronismo con el Estado, un vínculo orgánico que recorre su historia, en ambos sentidos.
Lo que yo me pregunto es si, en parte por la debilidad del Estado kirchnerista (y acá sigo tu hipótesis) esa reconstitución sigue siendo posible. Lo planteé de otro modo acá.
http://ezequielmeler.wordpress.com/2009/03/08/¡es-el-estado-estupido/
Salió en rebelión ayer, pero sin banda sonora.
Un abrazo grande, gracias por pasar.
Lo que desapareció es el radicalismo.- Durante décadas el radicalismo fue la única alternativa posible para ganarle una elección al peronismo, pero dejó de serlo después de Alfonín y De la Rua.- Ese vacío político todos quieren llenarlo, incluso el propio peronismo.- Se ha generado así un polo opositor cuyo eje fundamental es ser antiperonista (Carrió – Morales – Giustiniani).- Su discurso es claramente gorila aunque pueda albergar algún pensamiento más progresista (Binner).- Luego aparece otra alianza opositora con un proyecto indudablemente derechista pero filoperonista (Macri, Sola y De Narváez)intentando reeditar la alianza de Menem con los Alsogaray que ya gobernó durante nuestro país durante diez años.- Finalmente, está el proyecto tibimente «nac. y pop.» que ensayan los K en el Gobierno volviendo a un peronismo algo más progresista y preocupado por la desigualdad y la exclusión social.- Perfectamente puedo imaginarme un país con dos peronismos alternándose en el poder, uno mas de centro derecha y otro más progresista.- Hay que esperar unos años y ver.-
En cuanto a Catamarca, me parece que lo que Kirchner hizo como Presidente del P.J. fue la alternativa lógica: «Sepan, compañeros, que todo aquel que confronte en una elección en representación del P.J. será apoyado por mí con todo lo que puedo, aún cuando tenga claras encuestas que lo den como perdedor».- El mensaje es fundamental. ¿Se imaginan la debacle que podría armarse si los cientos de intendentes, concejales, diputados, etc. del partido justicialista sienten que, al intentar renovar sus cargos, Néstor no los apoya porque las encuestas les son desfavorables? ¿A dónde irían? Estuvo perfecto.-
Saludos.-
Capitán: Nestor va por esos motivos, entre otros, los que armaban por abajo fueron porque si no la derrota hubiese sido más dura, eso es lo que yo leo.
Muy bueno el primer parrafo del Capitan Medibacha como analisis de la situacion de los partidos.Entonces,mas preciso que hablar del fin del peronismo seria hablar del fin(final)probable del kirschnerismo como una faz peronista desgastada.Dependera de los acuerdos e intereses de los poderosos moviendose dentro del gatopardismo.El socialismo verdadero como salida no prende entre nosotros,y nuestra unica arma es el voto…
Juián y Emilio:
yo creo que esa postura es anacrónica. En la sociedad actual la lucha es en el campo de las ideas (en un 90%). Ustedes y yo pertenecemos a esa gran mayoría que tiene acceso a la casi todos los bienes materiales de la sociedad. Tenemos acceso a la cultura, que hoy es lo realmente importante!!. Tenemos todo, Los monarcas de hace 300 años eran ratas miserables repecto a cualquiera de nosotrosos. podemos asistir a cualquier lugar, tenemos todo lo que la sociedad brinda. Y con la ventaja de no tener que dirigir una fábrica, con los dolores de cabeza que acarrea. (ojo, no niego la exclusión de un 10% que cayeron fuera del sistema y para luchar por ellos lo primero es darles educación). Yo no juego al polo, pero no lo encuentro atractivo, no puedo viajar en avión (por suerte), ni tomo carísimos licores (Dios me salvó) ni tengo un yate ni quiero tenerlo.
Qué es este medio pelo?????
El perejil de hoy tiene más cultura que el monarca de hace unos siglos??
Claro, vos tenés de tutor a un Descartes o a un Hobbes (como pasaba con la reina de Suecia, o Carlos de Inglaterra) o un Rousseau que daba sus charlas a marqueses. Sin contar que un Francisco I tenía a un Leonardo Da Vinci como «decorador», o un Mozart que era un «criado» de la nobleza austríaca o un Cervantes que lo era de la española (y lo reconocía con mucho prestigio).
Claro, ahora porque hay televisión e internet los piojos son superiores a la «creme de la creme» de hace unos años. Lo que importa es el contenido, y realmente Carta Abierta, ArtePolítica no son superiores a ningún Maquiavelo (que asesoraba a republicanos y a los Medici) -ni llegan a los talones a la generación del 50-70 con Walsh, Urondo, Jauretche, Scalabrini contra los Horacio Gonzalez, Feinmann y Forster de hoy.
El perejil actual es igual de perejil que el de hace un par de siglos por lejos. Ya si vos te creés un tipo de la élite no sé qué hacés opinando en vez de gobernando, «señor ministro».
Horacio, yo no soy rico ni en pedo. ¿Desde cuándo tener acceso a Internet desde casa te hace parte de la élite? Que le avísen al banco así me dejan sacar un préstamo hipotecario… Nunca fuí clase media alta. Vivo desde siempre en la misma casa y los mejores tiempos de mi familia son los años de apogeo de la clase media, `66-75. Además, como quiero ser un joven yuppie tomé la decisión de estudiar Historia y Ciencias Sociales para ser un triunfador y llenarme de plata…
Yendo a lo que interesa, que no son ciertamente anécdotas de vida, usted dice:
«yo creo que esa postura es anacrónica. En la sociedad actual la lucha es en el campo de las ideas (en un 90%). Ustedes y yo pertenecemos a esa gran mayoría que tiene acceso a la casi todos los bienes materiales de la sociedad»
En primer lugar te pregunto de dónde extraés la conclusión de que mi postura y la de Emilio son anacrónicas. Echando un vistazo a la sociedad mundial en los últimos 15 años no veo algo así. Guerra del Golfo, caída de la URSS, crisis económica y social en el Tercer Mundo, resurgimiento fuerte de la xenofobia, el racismo y el nacionalismo cerrado en los países capitalistas centrales, aumento de la violencia, la criminalidad, la evasión, la corrupción. Torres gemelas, movimientos terroristas, terrorismo de Estado, Palestina, Afganistán, Irak. ¿Dónde estuvo usted estos últimos años Horacio? Esta democracia neoliberal de la injusticia globalizada es la que ha llevado al mundo a un abismo político, social, cultural y epocal del que nos e avizora un retorno y usted me dice anacrónico.
En todo caso asúmase como reaccionario o como liberal y listo.
Yendo al terreno de lo práctico, me gustaría ciertamente que usted me de un par de ejemplos acerca de como es posible «ponerse de acuerdo» con España en lo relativo al tema afjotapés o Aerolíneas sin que ellos nos caguen o sin que el Estado nacional expropie. Básicamente, usted plantea un mecanismo de solución de problemas y controversias en la sociedad en la que todas las partes salgan satisfechas para, de ese modo, evitar la anomia. Eso es imposible estimado Horacio, y no es posible verificarlo ni lo será jamás. Todas las acciones sociales en realidad, en tanto acciones sociales y en tanto acciones colectivas, tienen una historia previa, usted no puee pretender hacer tabla rasa y crear nuevos sujetos sociales, dispuestos por naturaleza al acuerdo y la paz, como si estuviéramos en la sociedad comunista, usted parece no darse cuenta de las múltiples fuentes de conflicto, el capitalismo, los nacionalismos, las corrientes de opinión, la memoria social, la lucha de clases, las pugnas facciosas, regionales, partidistas, los conflictos intercapitalistas y los conflictos entre las clases populares, el calentamiento global, el sistema-mudno.
En fin, Horacio, su sistema es inaplicable.
Buenas noches
Esta discusion de se puede hacer extensiva a «¿Es peronismo el menemismo?». Por lo menos hasta que aparecio Men$m esta discusion no hubiese aparecido.El kirchnerismo, de algun modo el peronismo del Siglo XXI, no hace mas que revitalizarla. Supongo q por algo sera.
Mauri:
Exactamente. Cuando Menem introduce los principios del neoliberalismo económico y desplaza la justicia social de la ecuación, el único núcleo de identidad que, muerto el General, existía entre los peronistas -esto es, la hostilidad a esos mismos liberales que, como Alsogaray, los habían proscrito y eran declarados enemigos del pueblo- se cae. O, eso dice Halperín: que el peronismo no podía sobrevivir a eso. Pero pudo, o eso pareció.
La pregunta, hoy, reside en saber qué es el peronismo, si es que sigue existiendo.
La verdad, están todos encendidos, hoy. Gracias por pasar, y por comentar.
Abrazo
PD: Sí se lo preguntaban en los años ochenta, mirá el anuario de Unidos, con los temas…
http://www.croquetadigital.com.ar/index.php?option=com_content&task=section&id=12&Itemid=58
Justamente el Número 6 se titula «Peronismo: ¿el fin?, y es de agosto de 1985.
Pero, como vos decías, ahí había todavía una respuesta que nadie iba a cuestionar abiertamente: el ciclo 1946 – 1955.
Ezequiel: Supongo que los partidos políticos (todos) entraron en la licuadora. Y después de la tupacamarización / jibarización del radicalismo, viene la del peronismo. Los demás ya estaban licuados de antemano.
Queda entonces este archipiélago político. Lo único que queda en pié son las banderas. Quiénes levantarán qué bandera en el futuro, chi lo sa. Pero olvidémonos de estructuras orgánicas. Serán (¿seremos?) las guerrillas de las que hablaba Eco?
Hola Julián, gracias por tan medulosa contestación que he leído con gran atención.
Te resumo mi postura:
Mis abuelos, casi analfabetos, uno pintor de paredes, y otro zapatero, vinieron a Argentina porque literalmente se morían de hambre en Italia y aquí trabajaron y comieron. Mi papá hizo el sexto grado, lo que era una proeza. Se le dio por casarse y tener 4 hijos, en Versailles, cerca de la General Paz. Yo, el tercero, correteaba por los pastos del nuevo loteo.
Nunca nos dijo que éramos pobres, pero nunca nos faltó comida ni escuela. Tuve la suerte de tener ambos padres excelentes y trabajadores que no se quejaban por las injusticias. Mi papá, socialista de Palacios, hizo un hijo que iba a las reuniones secretas del Partido Comunista cuando tenía 14 años. Mi papá no sabía nada porque era riesgoso, ya que corríamos peligro allá por los años 1950. Luego, ya trabajando, fui a la UBA y me recibí de Ingeniero.
No me resultó nada fácil, pero luego trabajé en un buen lugar, siempre en relación de dependencia. Me casé y tuve 4 hijos, y por ellos trabajé mucho, para que pudieran estudiar, y hoy estoy muy contento por sus destinos. Ya no creo, como creí una vez, que era posible y conveniente eliminar la propiedad privada y la libertad de producir lo que a uno se le cante.
Ahora sé que existen injusticias que vamos solucionando de a poco, sé que existe un mal capitalismo y otro aceptable, pero que eso no se pude reemplazar por la propiedad colectiva (quizás en al futuro se pueda). Si, creo en las cooperativas si representan una verdadera propiedad colectiva, y se muy bien que eso requiere de una mentalidad excepcional para que funcione.
Estoy seguro que la buena gente no depende de la plata que tenga. Estoy seguro que la cultura y el conocimiento debe ir a todas las capas sociales. Que hay que cuidar con gran celo que NO nazcan seres no queridos y que los padres deben responsabilizarse de ellos en todos los casos. Que la enseñanza obligatoria requiere de mucho mayor control para hacerse efectiva. Que nadie debería estar desnutrido ni sin trabajo. Y que los chicos deben ser bien alimentados en todos los casos. Que el Estado debe facilitar que cada individuo desarrolle su personalidad. Y de que para lograr todo eso no es necesario agredir a nadie. Solo se requiere la lucha pacífica y amistosa. Y el trabajo, el trabajo con buena onda.
ojo, Julián, yo me refiero solo a lo nacional, lo doméstico, lo cercano, lo que conozco mejor. Para un análisis mundial eso requiere de otros enfoques que no hice para nada.
Eduardo Real:
Estoy bastante de acuerdo en que los partidos están desmembrados. Creo que deberíamos apuntar a reagrupar el poder político tomando como base al pacífico vecino que habla serenamete y sin fanatismos. Hagamos una construcción en base a ideas y cultura política, no dejemos que los violentos o fanáticos o aguerridos se disputen el poder entre ellos. Hagamos al ciudadano común el verdadero objeto y protagonista de la política. Nunca lo fue.
Bueno, salteándonos el debate no muy productivo acerca de si el menemismo fue o no expresión de un gobierno peronista -que a su vez se relaciona tanto con las políticas aplicadas como con el componente simbólico originario de la identidad peronista-, lo que vemos es, entonces, un archipiélago de peronismos.
Ahora bien, si es cierto que el peronismo (o, los peronismos) siempre gobernó con «socios» de clase media y alta, y fue derrocado por la fuerza o derrotado en elecciones cada vez que se quedó sin ellos, en el actual escenario de fragmentación, dispersión y «licuadora», la pregunta ya no es tanto si se puede unificar el peronismo desde un Estado desarmado, sino qué sociedades políticas son más factibles con los peronismos existentes. Tenemos una a la derecha del dial, armadita. No parece que tengamos otra en el centro / centro – izquierda.
En otras palabras, es muy factible que la sociedad de la derecha peronista con la no peronista (el armado de PRO) se plante como sucesor inmediato si mide bien en el conurbano en octubre. La dimensión nacional, que le faltaba a PRO para dejar de ser un partido «vecinal» se la están dando los jefes territoriales y provinciales, y hasta tienen una CGT propia.
Hasta ahí, ¿cómo estamos?
Ahora entiendo por que Macri adelanta las elecciones.