Nota de Alcadio Oña en el Clarín de hoy. Con el estilo habitual, crítico y un poco insolente, como diría Aníbal Fernández. Pero al mismo tiempo, manteniendo el estilo literario que lo hace uno de los mejores periodistas del diario.
Señalamos algunas cosas que nos llaman la atención.
Se refiere a la creación del Fondo solidario a través del cual una parte de lo recaudado por retenciones a la soja se coparticipará.
La primera observación que analizamos de las que hace, resulta insólita: se queja de que las provincias que más aportan a la recaudación por esta vía, recibirán proporcionalmente menos que otras que aportan poco, o nada. Justamente, ese es el espíritu de la coparticipación federal. Si no ocurriera esto, ¿Qué sentido tendría la misma? Por ejemplo, en dónde se genera la mayor parte de lo recaudado por IVA DGI, o por IVA Aduana? ¿Qué se debería hacer con eso, si atendiéramos a la crítica de Oña? ¿Participárselo proporcionalmente a cada distrito, según lo que aporten? Se beneficiaría mucho la CABA, de esta forma, en detrimento de otras provincias chicas.
Hay un concepto fundamental en este asunto, que parece que Oña desconoce. La idea de que el Estado intervenga (por ejemplo cobrando impuestos y repartiendo lo recaudado) es para compensar diferencias y no para profundizarlas o legitimarlas.
Se podrá discutir en todo caso, que esta forma de distribuir recursos sea eficaz o no a la hora de cumplir dicho precepto. Pero descalificar el precepto mismo es, reitero, insólito.
El otro punto de análisis a comentar es el que intenta descalificar la decisión por hacerse bajo la condición de que los fondos coparticipados se utilicen para obras de infraestructura, y no se desvíen a pagar gastos corrientes.
Dice Oña que estos fondos suplirían los que el Ministerio de Planificación Federal (De Vido) debería destinar al Plan de obras públicas de este año, con lo cual el costo fiscal de la decisión sería cero.
Primero, si así fuese, se estaría desbaratando un motivo de crítica de Oña en estos años: la discrecionalidad con la que se operó para distribuir obra pública desde el Ministerio de De Vido, que sirvió para disciplinar a los poderes territoriales. La honestidad intelectual, hacerle honor a ella, obligaría a Oña a elogiar este corolario de la medida, al menos.
Después, que las gobernaciones y los municipios reciban fondos para obras públicas, hace que los fondos de su presupuesto que tenían destinados a estas obras queden liberados para el pago de gastos corrientes, lo que puede significar un alivio presupuestario importante para ciertas provincias y municipalidades (al punto que tal vez no se cumpla con el vaticinio de Oña: la emisión de bonos). Y por otra parte, habría que ver en qué parte del decreto u otra normativa se especifica que el Plan Federal de Obras Públicas sufrirá alguna modificación. Hasta ahora no hay datos al respecto.
Es significativo y asombroso, entonces, que alguien tan inteligente como Oña centre en estos puntos las críticas (previsibles, por supuesto), y olvide encarar hacia el verdadero punto flaco del proyecto, que es lo que señaló el Abuelo económico ayer en su blog: si el 30% de lo recaudado por retenciones se coparticipa de acuerdo a lo expresado por la Ley de Coparticipación, entonces sólo el 17% de lo recaudado llegará a provincias y municipios. Este sí es un tema que alguien del Gobierno debería aclarar. El 30% en cuestión ¿se manda a las provincias entero en las proporciones que indica el artículo 4 de la Ley de Coparticipación? O, como sostiene el artículo 3º de la misma ley, ¿el Estado Nacional se quedará también con el 40 y pico % de estos fondos coparticipables? Al parecer, el problema estaría dado por la deficiente redacción del decreto solamente, y el 30% se distribuiría entre las provincias y Nación no recibiría nada de ello, pero sería necesario aclararlo, aún con otro decreto que suplante al actual.
Mariano: La lectura atenta del decreto, amablemente facilitada por el propio Abuelo Económico, desautoriza su interpretación. El artículo 3 dice expresamente que el 30% se distribuirá entre las provincias, lo que obviamente excluye a la Nación, que no es una provincia.
Saludos
Correcto Andrés, pero hubiera valido, para evitar controversias, referirse directamente a los porcentajes del artículo 4º de la Ley de Coparticipación, y no a la Ley completa. No costaba nada.
Saludos
Efectivamente, Mariano, una vez más la redacción es descuidada. Pero su sentido es intergiversable. Por lo demás, muy buena la entrada.
Saludos