Luego de un primer pantallazo analítico de lo que dejaron las PASO aquí se intentará dejar establecido los perdedores y ganadores de cara hacia octubre. Si bien en términos técnicos no existen tales categorías porque el objetivo legal de las PASO es sólo afirmar las candidaturas y definir internas en caso de haberlas, no se puede evitar el impacto que los datos porcentuales reflejan a nivel simbólico y político. En los ámbitos de análisis e interés político se manejan bajo esas variables.
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A escala porteña con un rápido golpe de vista se observa a Martín Lousteau como principal perdedor de la jornada. El economista apuntaba toda su aspiración política a la Jefatura de Gobierno en 2019 sostenida en haber perdido el balotaje del 2015 por tan solo 3 puntos. Llegó a esas instancias no justamente por hablar bien del gobierno PRO cosa que no le impidió aceptar ser el embajador argentino nada menos que en los EEUU, lugar neurálgico para Macri. Siempre tuvo cronometrado cuando y como renunciar a su cargo para retomar su campaña como opositor al gobierno. Con un 13,05% de los votos muy lejos del 49,55% de Cambiemos y del 20,73% de Unidad Porteña en vez de reafirmar su poder quizás terminó sentenciando su aspiración.
En la provincia de Buenos Aires el gran perdedor fue Sergio Massa, derrotado hasta en sus propios pagos. Esta vez el juego de “la ancha avenida del medio” no fue negocio porque el gobierno hizo bien los deberes de la polarización. Habría que analizar qué fue lo que provocó en los últimos días un corrimiento de votos de 1País a Cambiemos. A Massa las encuestas le daban un promedio de 20% y a Bullrich un 30%, el tigrense terminó sacando 16% y el ministro 34%. ¿Habrá tenido algún efecto la operación Brancatelli donde la gobernadora con un fuerte discurso hizo de cuenta que era solo una madre del conurbano indignada y no la máxima responsable en sanear aquello de lo que se queja?
Randazzo tampoco alcanzó su humilde aspiración de sacar 7% u 8% ya que apenas arañó un 5.60% de los votos, confirmando que su precandidatura nada más fue un instrumento para complicarle la cancha a CFK. Ambos ex funcionarios kirchneristas junto al polisémico Lousteau serán las principales victimas de lo que Jorge Asís llama «la épica del carancheo de votos».
El peronismo fue víctima de su propia fragmentación ya que si se lo tomará en su conjunto (UC, Cumplir, el Frente Renovador y los peronismos provinciales en sus distintas versiones) sería sin duda uno de los principales ganadores. Todos los espacios que reivindican la figura de Perón sumarían el 44,8% de los votos superando por 8,9% al 35,9% de Cambiemos a nivel nacional. El peronismo ganó en 13 de las 24 provincias. Lo que pasa es que hoy es un vidrio roto donde sus pedazos no encajan entre sí. De ahí se plantea como fundamental que, si hay una decisión real de hacerle frente a la ola liberal-conservadora, las distintas vertientes del peronismo deben volver a confluir bajo un mismo techo.
Para ello deberán romper con la “paradoja CFK” donde por un lado la ex presidenta es la persona que más votos puede obtener en el país pero al mismo tiempo su modo de conducción dejó tantos heridos que se transformó en un factor que impide la unidad. Si ella se presenta saca muchos votos pero no los suficientes. ¿Qué debería hacer CFK para alcanzar tal unidad? ¿Hay algo que podría hacer? Sino seguirá siendo una aliada estratégica de Macri por su rol como antagonista polarizadora por un lado y como un factor de división del peronismo por el otro.
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Si de ganadores se trata debemos colocar a Cambiemos como el gran triunfador. Elisa Carrió salió muy fortalecida ya que su personaje querellante, reivindicativo y denunciador cala hondo en cierta moralina de clase media que le gusta que esté para molestar a propios y a ajenos. Razón por la cual nunca dejará de ser un peligro latente para Macri porque sus balas por ahora son pocas y a penas pasan cerca de él, pero en cualquier momento pueden ser muchas y apuntadas directo a su cabeza. Él lo sabe, por eso quiere tenerla bien cerca y subida al pony del éxito.
Horacio Rodríguez Larreta, que obtuvo un espaldarazo enorme de los porteños, no le debe los votos a Carrió sino más bien es ella la que está en deuda porque es habitual que el PRO en Capital obtenga guarismos similares. A parte la conducción del PRO la dejó ser candidata en la apacible Capital y no donde la quería Macri: en el barro de la dura lucha con el peronismo bonaerense. Allí fue Vidal la que se puso la campaña al hombro para cubrir al errático declarante Bullrich que casi le gana a la expresidenta. La gobernadora cubierta por el teflón mediático es la funcionaria con mejor imagen del país, condición que la ubica como presidenciable. ¿Esa condición generará en algún momento un conflicto entre la gobernadora y el presidente en caso que este pretenda ir por la reelección?
El gobierno no solo fue un ganador a nivel concreto por sus victorias en Capital y en 10 provincias sino que también lo fue por todo el uso que le dió a las primarias. Utilizó los instrumentos que le otorga la democracia para armar un efecto publicitario que le permitió a Cambiemos aparentar su triunfo en Buenos Aires y Santa Fe durante el suficiente tiempo para impactar decididamente sobre la opinión pública. Manipuló la información electoral disponible eligiendo selectivamente qué datos mostrar, de qué distritos y de qué urnas. La información que el programa Indra tenía disponible el domingo a la noche con el 96% del escrutinio provisorio ya daba a CFK ganadora por 6 mil votos. Sin embargo el escrutiño se cerró con Bullrich arriba de CFK por ocho centésimos. Dibujar la información y frenar el conteo con esa ventaja fue una decisión política. Perdieron, tenían la información, lo ocultaron e instalaron un empate técnico. Borrón y cuenta nueva.
La razón económica de esta puesta en escena corresponde a que dos días después de las PASO vencían Letras del Banco Central (Lebac) por $532 mil millones. Por eso el gobierno temía que si las tapas de los diarios reflejaban un triunfo de CFK los bancos liquiden sus Lebac para pasarse al dólar generando una corrida bancaria que desemboqué en una devaluación incontrolable. Esto suele suceder con los acontecimientos disruptivos de la homeostasis social a nivel mundial, no con unas primarias locales de medio término, dejando en evidencia la vulnerabilidad de la economía del país para sostenerse sin depender del fluctuante y frágil mercado financiero.
Los resultados de las PASO también les dió espalda para volver a la carga con la boleta electrónica que solo sofisticaría el engaño ya realizado, para encarnar con mayor fuerza el rol de “mejor alumno” de EEUU en la visita del vicepresidente de Donald Trump y para maniobrar el Consejo de la Magistratura de manera ilegítima con el fin de suspender a un juez molesto para el ejecutivo.
En su camino hacia las verdaderas elecciones, el completísimo mapa informativo que brindan las PASO le servirá al gobierno para operar sobre los distintos distritos de forma proselitista. Hablando con los intendentes que tengan que hablar, direccionando obra pública y recursos donde más convenga electoralmente, tomar medidas demagógicas, retrasar medidas impopulares y seguir maniobrando los relatos mediáticos según sus intereses.
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El espacio de CFK se podría considerar ganador y perdedor al unísono. Si bien fue la fuerza más demonizada por la mayoría de los medios de comunicación y de los factores de poder, con una campaña austera y por fuera del Estado CFK se impuso en el principal distrito electoral del país, Agustín Rossi triunfó en la áspera Santa Fe y bajo el añejo Frente Para la Victoria ganaron en Chubut, Río Negro, Tierra de Fuego y Formosa. Igualmente a está altura le será muy difícil a CFK imponer en la sociedad que ganó. Más aún si quién terminará por definir los resultados de la elección es un juez amigo de la infancia del presidente puesto a dedo por él. ¿Se conocerán algún día los verdaderos resultados?
Más allá del intento del gobierno de plantear las legislativas de medio término como una elección entre “el cambio, la verdad y la alegría VS el pasado corrupto y mentiroso que es igual a Venezuela” la distancia porcentual entre los candidatos importa poco y nada porque, sea por uno o por millones de votos de diferencia, el ganador sumará dos senadores y el segundo uno solo. De acá en más solo resta ver con qué tajada se quedará cada sector del carancheo generalizado de votos.