No podría comenzar estas palabras sin antes decir que la alianza Cambiemos realizó una excelente elección ya que ganó en 10 de las 24 provincias. Si contamos todos los votos a pre-candidatos para diputados el PRO y sus aliados alcanzaron el 35% de los votos a nivel nacional convirtiéndose en la primera fuerza política del país.
Teniendo en cuenta el estado de la economía y el deterioro social obtener el 35% de los votos es un muy buen desempeño, facilitado por la división del peronismo que ha estallado en mil pedazos. El 35% no seria tan bueno si hiciéramos la comparación histórica con las primeras elecciones legislativas de los gobiernos luego del advenimiento de la democracia donde el partido gobernante siempre sacó más de 40%. Salvo en el caso de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) donde en la primera legislativa de sus mandatos, con Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa como candidatos obtuvo solo un poco más de 30% perdiendo con «Alica-Alicate» De Narvaéz como una de las consecuencias del conflicto con las entidades patronales del campo.
Si bien les fue muy bien a los pregoneros del «si se puede» lo concreto es que dos de cada tres ciudadanos no los voto. ¿Será suficiente este acompañamiento para avalar la puesta en marcha de la segunda parte del ajuste? ¿Acaso existe algún porcentaje que justifique semejante experimento?
Si Cambiemos hizo una excelente elección en Córdoba con casi el 45% de los votos dejando en ridículo al gobernador peronista PROfriendly Schiaretti. Si le ganó al Frente Para la Victoria (FPV) de los Kirchner en Santa Cruz por más de 15% de ventaja. Si reconfirmó a la Capital Federal como su bastión imbatible con casi el 50% de los votos. Si le ganó 57% a 38% a la dinastía puntana Rodríguez Saá con su ex delfín Claudio Poggi como rival. Si en Neuquén le ganó al Movimiento Popular Neuquino que se impone en la provincia desde los 70’s. Si pelear palo a palo en la provincia de Buenos Aires contra CFK es ya en sí mismo un gran éxito.
En fin si obtuvo todos estos batacazos, ¿por qué montar toda una escena con semejante manipulación del escrutinio provisorio?
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No encontraría explicación ante tal pregunta sino tuviera en cuenta la sofisticada forma de hacer política de Cambiemos a través de jugadas dignas de tablero de ajedrez, articuladas por la maquinaria mediático-judicial que ya nos tienen acostumbrados. Son expertos en mover las teclas de la realidad imaginaria que construye la opinión pública, y por ende el sentido común.
Macri se presenta como si hubiera nacido de un repollo desde donde acusa a los que “gobernaron durante los últimos 25 años” a través del “atajo y la ventaja” cuando él formó parte central de ese engranaje, forjando su fortuna durante esos años como uno de los principales contratistas del Estado, al que estafó de diferentes ingeniosas maneras y al que le sigue debiendo miles de millones de pesos. Así cualquiera se hace rico.
En el discurso los integrantes de Cambiemos se presentan como la nueva política transparente y sincera pero en el accionar tienen los mismos manejes que la vieja política ya que utilizan todos los resortes de Estado de forma discrecional para beneficiar políticamente al partido de gobierno. Estas elecciones no fueron la excepción.
El servicio de escrutinio provisorio fue realizado por la empresa transnacional Indra, contratada sin licitación y en un concurso privado por el Correo Argentino. El presidente de la entidad postal es Jorge Irigoin, ex gerente de las Sociedades Macri (SocMa). El director general de Indra es Ricardo Viaggio, ex vicepresidente de Siemens Itron, una sociedad entre Siemens y SocMa. El control de las operaciones de Irigoin y Viaggio quedó arbitrariamente en manos del juez Juan Manuel Culotta, compañero de estudios de Macri en el colegio Cardenal Newman. ¡Bingo! Desplegado el andamiaje institu-judicial se puso en marcha la pata mediática.
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A partir de las 21hs del domingo, hora oficial para dar a conocer los datos que se van volcando en el escrutinio provisorio, aprovechando que habitualmente las urnas que llegan primero son del interior de la provincia de Buenos Aires, comenzaron a maniobrar la carga de la información en cuanto a que datos ingresar y en que momento hacerlo.
Así fue como los primeros porcentajes que se publicaron correspondían a votos de los municipios de la «pampa húmeda» muy favorables a Cambiemos por las concesiones a la agro-exportación. Hicieron esta puesta en escena donde Bullrich le sacaba 7 puntos de ventaja a CFK para que el gobierno pueda montar un tempranero festejo, con los clásicos globos y hits musicales de la liturgia PRO, que concluyó con el presidente Macrì en primetime aparentando un triunfo contundente pero con el cuidado de no adjudicárselo. Eso se lo dejaron a Sergio Massa que rápidamente fue el único que de forma explícita salió a felicitar al gobierno por la victoria cuando solo estaba el 12% de las mesas escrutadas.
La carga de los votos del conurbano (donde CFK ganó con una clara diferencia) los retuvieron para después de la medianoche haciendo que la ex mandataria tenga que retrasar su aparición hasta las 4 de la mañana cuando recién alcanzó a Bullrich. La mayoría de los ciudadanos se fueron a dormir pensando que Cambiemos ganó en la provincia más importante (representa el 40% de padrón electoral nacional) y los diarios cerraron sus ediciones en ese mismo sentido tergiversando la voluntad popular para que parezca algo que no fue.
El cómputo se cerró con el 95,62%, cuando Bullrich llevaba 8 centésimos de ventaja (6 mil votos). Durante toda la vigilia de la sociedad observando por los medios los resultados de la elección CFK jamas estuvo al frente. Ese era el único objetivo del gobierno que dispuso que el 4,38% restante correspondiente a medio millón de votos de la primera y la tercera sección electoral donde CFK obtuvo una significativa ventaja, se termine de escrutar por la justicia electoral dentro de 10 días. Aunque el escrutinio definitivo mostrará la victoria de CFK el daño ya está hecho, la noticia carecerá de impacto político y su triunfo quedará completamente desdibujado.
El entorno del presidente monta una escenografía para que este actúe como si fuera un líder con más del 50% de apoyo popular cuando a penas puede aspirar al 35%. CFK se encegueció con el 54% de apoyo real y así le fue, Macri se endulza con un 35% disfrazado de 54%.
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Pero esto no fue todo ya que en una carambola magistral tuvieron la delicadeza de manipular el escrutinio de la misma manera que lo hizo el FPV en las dos últimas elecciones donde la carga de datos y el tope en el porcentaje del escrutinio fueron similares al de estas elecciones aunque bajo circunstancias muy diferentes como la ausencia de semejante paridad.
Así ante las protestas de los ahora ciudadanos unidos el gobierno contraargumentó que lo mismo ya sucedía antes y es por eso que insisten tanto con la pronta implementación de la Boleta Electrónica que los mismos kirchneristas querellantes no quieren votar. Recordemos que dicho sistema fue rechazado no solo por el FPV sino por todo el arco político porque la amplia mayoría de los expertos en seguridad informática que fueron consultados demostraron lo falible y manipulable que era.
Entonces manipulan el escrutinio para escenificar por un rato un triunfo falso del gobierno en la provincia de mayor población para impactar de forma permanente en la opinión pública. Luego utilizan esa manipulación como prueba de lo arcaico y obsoleto que es el sistema electoral actual para cambiarlo al sistema electrónico y así poder manipularlo del todo.
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Cristina a pesar de haber cometido el tremendo error de romper con el PJ sumó el 20% a nivel nacional que alcanzó para que Unidad Ciudadana sea la segunda fuerza política aunque todavía lejos de Cambiemos. A pesar de estar afuera del poder, con operaciones mediáticas y judiciales constantes que la persiguen políticamente y la difaman públicamente, teniendo en frente el tremendo blindaje mediático de María Eugenia Vidal, los recursos del aparato estatal nacional, provincial y porteño, el apoyo del poder económico, de los EEUU y de los medios masivos, sin afiches, ni spots hizo una buena elección aunque a priori se esperaba más.
Por su parte ahora el gobierno dispondrá de toda la información que le brindó las PASO para analizar a dónde dirigir discrecionalmente los recursos estatales según su conveniencia electoral. Por ejemplo haciendo acuerdos con los intendentes massistas para que fomenten el corte de boleta en favor de Cambiemos, teniendo en cuenta que Massa no llega a entrar como senador, a cambio de obra pública para el municipio; o viceversa hablando con los intendentes que apoyaron a Randazzo para que continúen haciéndolo. Eso es una gran ventaja.
Todo indica que el péndulo massista se moverá hacia el anticristinismo más que hacia el antimacrismo. ¿Pero cuántos de sus votantes cambiaran efectivamente su voto por Cambiemos en octubre? ¿Cuál será el margen de maniobra de Unidad Ciudadana para hacer crecer el número de sus votantes de acá a octubre? ¿Cuantos votos de Randazzo irán a CFK? ¿Cuál será el trato que recibirán CFK y sus ex funcionarios por parte del aparato político mediático y judicial ahora que saben la paridad que hay en la provincia? ¿Cuál será la próxima operación? ¿Y de qué magnitud será?
Interrogantes que se irán develando con el correr de tiempo. Por lo pronto la bola de billar ya comenzó a rodar, crucemos los dedos para que entre carambola y carambola no se termine por caer al abismo.