En una nota en el diario pagina12 de ayer, Mario Wainfeld dice y pregunta lo siguiente:
«La (atinada) percepción del abanico opositor es que hay disponibles muchos votantes que esperan canales exitosos para vencer al oficialismo nacional. La ciudadanía, ay, es a menudo resultadista. El voto útil es una de sus herramientas, lo que puede llevar a dejar de lado a quienes resientan “la unidad”. Sería una macana “sacar los pies del plato”, como mentaba Perón (concurso para lectores eruditos: ¿qué es eso de sacar los pies del plato?). Seguramente eso indujo a De Narváez a concurrir al encuentro de ayer. Proclamarse primus inter pares pero no confluir es mala presentación.»
Si hay un «erudito» en estas materias de fraseología y tradiciones peronchas en la blogósfera, ese es Manolo Barge, yo en esa paso, pero como soy un boludo con blog y un malaleche que googlea, encuentro cosas interesantes como esta que le refresca la memoria a algunos que no quieren acordarse que alguna vez sacaron los pies del plato nacional y popular, y que asi como ellos no nos perdonan una, nosotros no olvidamos aunque ahora le hagamos homenajes.
El origen de la frase parecería estar en los ámbitos del cine. Sacar los piés del «plató», es decir salirse del foco de la cámara.
Otra versión -según muchos la acertada- se refiere a los pollitos que al nacer se colocaban en un plato con migas de pan o cualquier otro alimento, el pollito que sacaba los pies del plato se caía.
Polémica esta por la que nadie puede perder el sueño.Hay quienes dicen que sacar los piés del plato, significa, por aquí transgredir, salirse de la costumbre, oponerse a lo establecido. En Perú derivó en el sentido de ser infiel y un desvergonzado, así que entre las múltiples formas de actuar con desvergüenza puede perfectamente comprender la infidelidad.
La frase original provendría de una antiquísima costumbre rural de las campiñas españolas -donde Manolo tiene sus raices y creo que hasta un hermano- cuando a los pollitos recién nacidos, se los colocaba dentro de un tiesto (plato hondo) repleto de leche y cereales para que puedan alimentarse. «Mientras todos estuvieran picoteando en el recipiente, bajo la atenta mirada del patrón o la patrona, no habría problemas, pero cuando alguno de los incipientes plumíferos osaba ganar el borde para ganar el espacio exterior, una mano que podía ser fuerte y delicada a la vez, lo ponía en su lugar tantas veces como fuese necesario.» asi dice en una nota el periodista no peronista misionero Jorge Brinsek.
Brinsek mismo me decía ayer en una charla telefónica que Perón usaba este viejo refrán español haciendo alusión a los pollitos recién nacidos que comían parados dentro del plato de comida. Cuando uno de los polluelos sacaba los pies del plato, pues había que ponerlo nuevamente dentro de él (ponerlo «a derecho»). Perón lo usaba para referirse a la idea de mantener en línea a todos sus partidarios, una especie de «acá el único gallito soy yo, Uds son pollitos» y lacónicamente me dijo: «solo lo pudo hacer el, ninguno después lo logró».
Perón era el que todas las noches reescribía «las tablas de la ley», esas que permitían la convivencia de sectores disimiles muchas veces y antitéticos otras tantas. El gran Pocho dominaba el díficil arte de hacer que el significante vacío siga siendo un significante que congregue y no disgregue y que siga siendo atractivo para los que no esten dentro del plato, de manera que tambien les de gana de subir al plato.
Puede leerse también como no romper los códigos políticos tradicionales argentinos.
En este sentido, lo he escuchado tanto en el peronismo como en el radicalismo.
Antes, parece, eran muy duros cuando «te ibas». Algo así le pasó a Montoneros.
Pero tengo la sensación que luego de la crisis de partidos, con eje en 2001, es más fácil sacar los pies del plato y luego ser recibido como «el hijo pródigo».
Pues la necesidad (de votos) tiene cara de hereje.
Muy certeros y fundamentdos los dos comentarios de OMIX y ESPACIOS PUBLICOS.No sacar los pies del plato es una expresion que implica dogmatismo y autoritarismo,lo cual atenta contra la verdadera democracia,y apunta al fomento del orden conservador.