“Adoramos la deuda” entre los Panamá Papers y ¿Cristina presa?

franco y mauricio

Durante el debate en el Congreso de la Nación a propósito del acuerdo con los Fondos Buitres algunos integrantes del bloque del FPV quisieron judicializar unas capturas de pantalla de un whatsappeo entre el diputado justicialista Diego Bossio y el presidente del bloque de diputados PRO Nicolás Massot donde negociaban dicho acuerdo. Los mensajes no decían nada, nada que sirva para probar algún ilícito.

Cómo se iba a imaginar la nueva oposición que en pocas semanas saldría a la luz un verdadero escándalo internacional que involucra directamente y con pruebas al Presidente de la Nación con sociedades offshore en paraísos fiscales cuyo único fin, se sabe, es la evasión fiscal y el lavado de dinero.

Hay un hilo conductor que une al pago a los buitres con las filtraciones de los llamados Panamá Papers. Hilo que emerge en el error de tipéo y/o revelación inconsciente de Massot Junior en el chat donde escribió “Adoramos la deuda” en alusión (suponemos) a “Acordamos la deuda”. Adoran la deuda porque es la fuente de sus riquezas. El primer paso para hacer efectivo el negocio, cuya parte final es la fuga de esos capitales que terminan en esas sociedades offshore.

Lo novedoso no es que el Presidente tenga sociedades fantasmas, este tipo de prácticas son normales en él. Es un evasor serial. Lo curioso es que emerjan pruebas de ello. Macri representa al sector empresarial que se enriquece a costa de estafar al estado. Es la esencia de su sangre, su negocio familiar. El Presidente en todos esos años fue acusado, denunciado, imputado y procesado por contrabando, estafas al estado, licitaciones fraudulentas, vaciamiento de empresas públicas, sobreprecios, cobros sin contraprestación, evasión impositiva y lavado de dinero.

Sus sociedades fantasmas expuestas por el escándalo de Panamá Papers son granitos de arena dentro de un desierto. El Presidente y su amigo Nicolás Caputo se hicieron millonarios con dinero público proveniente del fraude fiscal menemista que fue potenciado al comenzar a estar de los dos lados del mostrador. Desvíos de fondos públicos que retornan como plata negra a las arcas privadas del Jefe radicadas allí donde no pueden ser rastreadas. Siempre fue así. Pasamos de indignarnos por el chiquitaje de Boudou, a aguantar el accionar de profesionales prolijos y mayoristas capaces en pleno uso de sus funciones de quedarse de un plumazo con la riqueza de un país.

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Hace ya un tiempo que los principales medios de difusión de la información cuentan con el vigorizado respaldo del flamante gobierno para continuar haciéndole oposición al gobierno que ya se fue. Lo único importante según ellos es la causa que envuelve al empresario contratista del estado Lázaro Báez y la deuda que mantiene con la AFIP Cristóbal López, dueño del único medio de relativa masividad que tiene uno o dos programas que se atreven a criticar al gobierno actual. Medios como La Nación y Clarín que deben fortunas al estado, pero que uno por ayuda judicial y otro por la promulgación de leyes a medida, nunca pagarán.

Es información importante, ¿pero la más importante como para estar cada minuto de cada día en primerísima plana con varias notas? ¿Más importante que la inflación más alta desde el 2002? ¿Justo ahora que la inflación toca techos históricos deja de ser noticia?

Aún luego del estallido de las sociedades fantasmas del Presidente argentino los principales medios continuaron con esa tendencia. Mientras Macri está en las tapas de toda la prensa internacional, La Nación y Clarín, fueron muy complacientes y contemplativos aceptando rápidamente sus endebles justificaciones. Por la misma situación el Primer Ministro de Islandia tuvo que renunciar. ¿Cómo hubiera sido el tratamiento de estos diarios si en vez de Macri hubiese aparecido CFK en los Panamá Papers?

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Justo cuando intentaban exprimir alevosamente las acusaciones de corrupción contra los Kirchner, justo cuando están aplicando un brutal ajuste económico, aparecen media docena de funcionarios PRO con sociedades fantasmas en el estudio de abogados panameño Mossack Fonseca.

Esta intoxicación informativa monotemática pareciera una jugada política a tres bandas. La primera tapar las medidas del gobierno y ahora el Panamagate. La segunda usarla para penetrarse en la opinión pública como causa de los efectos de las medidas que ellos mismos tomaron y que generan irritación social. Toman la bronca por la «corrupción K» con la bronca de las medidas económicas y las confunden entre sí entregándose a la capacidad de asociación lineal de la gente.

La tercer banda es meter presa a CFK. ¿El Presidente se monta sobre la sed de venganza del parcialísimo fuero federal? ¿Cuál fue el teje de Angelici con esa cueva judicial llena de operadores políticos y servicios de inteligencia? ¿Acaso Bonadío quiere más que Macri verla presa? Al hiperdenunciado juez le importa poco el costo político de semejante movida. Y tampoco es una cuestión de «hacer justicia» ya que si tomamos solo una de las fortunas que Prat Gay fugó y evadió del fisco estamos hablamos de mucho más dinero de lo que está en juego en la causa de Lázaro Báez. Reiteramos: un solo caso de los que está involucrado Prat Gay. Y es Ministro de Hacienda y Finanzas Públicas.

La cuestion es que les cuesta encontrar elementos para comprometer severamente a CFK en alguna de estas causas y mucho más en la causa de “encubrimiento a Irán” o la causa por “la muerte de Nisman”. Por ello utilizan el ruido de estas situaciones para meterla presa por la denuncia por “la compra de dólar a futuro”. Una causa irrisoria sobre la utilización de un instrumento legítimo de política cambiaria que ni siquiera tomó el Poder Ejecutivo.

El BCRA vendió dólares a futuro a 10,56 pesos, valor establecido por el presupuesto 2016 aprobado por el Congreso. Luego ganó Cambiemos y coloco el dólar a 16 pesos. ¿De quién es la responsabilidad? Puede ser una buena o mala medida según los resultados pero nada que se le parezca a un delito. Ahí está la jugada, un calco de lo hicieron con Milagros Salas, hablan de todo tipo de corrupción pero la meten presa por hacer tumulto. Milagro fue una prueba de ensayo. Los tiempos se han acelerado, pero claro está que Milagro no es Cristina.

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Lo real es que la “pesada herencia” para el propio INDEC PRO fue un PBI que creció un 2% en 2015 y la agricultura un 6%. Lejos de la recesión de 4 años de la que habla constantemente Macri. Había falta de dólares, inflación alta (pero controlada) y un déficit fiscal con la necesidad de fortalecer las finanzas públicas. El gobierno anterior entregó una economía en desaceleración pero desendeudada, con un sistema bancario sólido, con 7% de desocupación, sin conflictividad social, con los salarios en alza y con una matriz productiva reconstruida.

Por lo tanto la devaluación del 60%, la inflación del 25% en 4 meses, el aumento del 60% en alimentos, hasta 800% en la luz, 500% en el agua, 600% en el gas, 100% en transportes, el fin de la moratoria jubilatoria y de la cobertura del 100% a medicamentos del PAMI, el techo en la paritarias, los más de 120 mil despidos, 1 millón 400 mil nuevos pobres, la desregulación comercial, la destrucción del consumo interno, de las PyMES y de la industria nacional en general, los 3.600 millones de dólares de fuga de capitales en lo que va su mandato, la transferencia de 120 mil millones de pesos al sector agroexportador, 3.300 millones al sector minero, 12 mil millones de dólares a los fondos buitres y la comprobadas sociedades fantasmas en paraísos fiscales del Presidente Macri no tienen nada que ver con una herencia recibida.

Tienen que ver con la modificación del patrón de acumulación, con la instalación en las entrañas mismas del estado de todo tipo de mecanismos para la transferencia de recursos de los sectores bajos y de los trabajadores hacia los sectores de grandes ingresos. Es hacer efectivo desde el estado el robo sistematizado del sector de la economía que cree que la apropiación de lo que producen los trabajadores es la forma legítima de construir sus riquezas. Con el consecuente lugar que el país debe ocupar dentro del mundo globalizado. Un país mayormente productor de materias primas, que se mantenga subdesarrollado para permanecer dependiente y no competitivo en relación a las potencias económicas.

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El más perverso de esos mecanismos fue perpetuado en estos días: el negocio de la deuda. ¿Cómo el pago de 12 mil millones de dólares a los Fondos Buitres puede ser lo más prioritario para el conjunto de la sociedad argentina? ¿Cómo un nuevo ciclo de sobre-endeudamiento va a ser la solución al problema de la deuda? ¿Cómo la causa del problema puede ser la solución?

¿Para qué endeudarse en la mitad de las reservas del tesoro nacional para pagarles al 3% de los acreedores que nunca quisieron cobrar? ¿Acaso porqué un juez decrépito norteamericano hizo la interpretación más disparatada y tendenciosa de la “igualdad de condiciones”? ¿O para enviar una señal de confianza a los mercados internacionales? ¿Qué confianza puede generar un país cuya cabeza de estado en apenas 120 días de gestión queda envuelto en un escándalo internacional de corrupción?

El mundo conoce de que están hechos los holdouts, nadie que quiera invertir en el país va a dejar de hacerlo porque los buitres no cobraron. Son la carroña financiera del mundo que se dedican a comprar por monedas títulos de deuda defualteados de países quebrados (o sea que saben de ante mano que no van a cobrar) para luego bajo todo tipo de medidas buscar la obtención de ganancias exorbitantes arrebatándo las riquezas a países soberanos que buscan crecer con recursos genuinos.

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Macri necesita pagarles a los fondos buitres porque esperaba que con sus primeras medidas ingresaran a las reservas del Banco Central entre 15 mil y 25 mil millones de dólares y solo entraron 7.900 millones. Las cerealeras aportaron 2.900 millones y entre los bancos HSBC, JP Morgan, Santander, Deutsche, BBVA, Citi y UBS prestaron 5 mil millones a una tasa del 7% y con una garantía en títulos de 10 mil millones. Macri no consigue financiar su devaluación y está llevando la economía a un descalabro total.

Primero con la sola confianza que emanaba el Presidente electo era suficiente para que llovieran las inversiones, luego fue necesario el fin del cepo cambiario, ahora también falta pagarles a los fondos buitres para que finalmente sí lleguen la inversiones anheladas. La semana que viene el gobierno va a emitir títulos de deuda por los 12 mil millones de dólares acordados pero hay que ver si se los compran. Seguramente la próxima condición de los bancos extranjeros para poner el dinero será la intervención del FMI que se ocupa de que los recursos del país no se utilicen para el bienestar social sino para pagar a los acreedores. La cuestión es que siempre van a haber otras condiciones porque su negocio es justamente el mientrastanto donde, como se ve, se van apropiando de la riqueza de todo un país.

Es la misma bicicleta de siempre donde la deuda trae más deuda y el ajuste más ajuste. Con los recursos obtenidos con la deuda el sector privado efectúa colocaciones en activos financieros para valorizarlos y luego fugarlos al exterior. Los bancos que prestan el dinero para el endeudamiento son los mismos que facilitan luego la fuga. Los funcionarios que hoy chillan que la cuestión con los buitres es un conflicto heredado, vehiculizan todo el negocio ya que pertenecen a las mismas huestes. Son responsables directos del mega endeudamiento que generó el conflicto. El presidente del Banco Central está procesado por el caso del Megacanje que desembocó en la crisis del 2001. El Ministro de Hacienda y Finanzas participó en la evasión fiscal y posterior fuga de parte de los 140 mil millones de dólares que quebraron al país. Claro que la causa que lo involucra no avanzará porque la encargada de investigar a los acusados es la abogada de los mismos.

Los ganadores son siempre los mismos: los organismos financieros internacionales, las agencias que miden riesgo, los bancos que posibilitan las operaciones, los políticos y técnicos que llevan adelante las deudas, los fondos de inversión que compran los bonos, los asesores que estructuran la fuga a los paraísos fiscales y los empresarios que se hacen del dinero y constituyen las sociedades offshore. Mientras la deuda es trasladada al conjunto de la población que se sumerge cada vez más en un encadenamiento de ajustes sociales y económicos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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