Sin mencionar su nombre me voy a referir al obispo jesuita y guardián (OJyG en adelante).
Es un cuadro y tiene mucha formación como para no darse cuenta que el viento empezó a soplar en contra. Anotó en su bitácora algunos errores de apreciación y ejecución que cometió, y decidió rectificar el rumbo. Aunque no va a abandonar su “misión”, solo va a desensillar hasta que aclare, nada más, por que la lucha es larga…
El OJyG no desconoce ciertos presupuestos ideológicos que lo guían también en su acción pastoral. Hoy pegó el volantazo y ahora muestra una preocupación que ante la realidad de la pobreza infantil quedaba en un discreto segundo plano.
Error de apreciación
En principio, en la semicolonia próspera que ha sido –de hecho- la Argentina de este último lustro, la ideología que se hizo sentido común en vastos sectores de la pequeña, mediana y gran burguesía argenta confronta directamente con su fé, por cuanto está basada en la ética protestante, y desafía la primacía en el país. A pesar de ello el OJyG no la enfrentó, espero que los poderes políticos lo hicieran, y cuando pudo se acercó a ellos a ofrecer la paz.
Para salir de ese laberinto estuvo moviendo fichas desde hace varios años.
Necesitaba verse involucrado en la turba que clamaba calmar el hambre de su rebaño y de alguna manera lo consiguió. Necesitaba poder amplificar su voz para que su mensaje no se pierda entre muchos otros y no depender de caras extrañas que al final de cuentas querían la absolución sin mostrar arrepentimiento y zás..- (o mejor dicho: S.A.C.) consiguió espacio en el espacio comunicacional.
El ajedrecista ahora se separa de aquellos que le fueron útiles, no mucho por que siempre hay que mostrar el cuchillo cuando uno juega a amenazarse mutuamente con adversarios que van más allá del “a primera sangre”.
La universalidad o la focalización de la medida tomada esta semana, no la discute, ese presupuesto discutible no significa un escollo. Esto es prçactico y en lo práctico hay un gran margen de error, pero el misil da en el blanco igual, no importa los daños colaterales si los efectos de estos son sensiblemente menores que el hecho de haber alcanzado el objetivo.
De hecho tiene argumentos de sobra para combatirlos.
Seguro, adhiere a la “Filosofía del diálogo”, de Buber, y sabe perfectamente que la teoría tiene en el capitalismo un punto ciego. El punto ciego es la mercantilización del trabajo humano.
Cuando el hombre abandona su estado de autismo y sale al “encuentro” del mundo y encuentra al “otro” que lo perfecciona, se produce un dialogo que lo hace ser. Pero el encuentro se produce en una sociedad concreta. El capitalismo sin controles (neoliberalismo) crea la idea de que se encuentran dos individuos iguales. Aparecen las distorsiones: el encuentro se convierte en mercado y el acto creador del trabajo se homologa a mercancia. Otra distorsión es pensar que se le asegura a ambos el intercambio de mercaderías equivalentes. La estructura jurídico-política -y ahora también mediática- borra y esconde la diferencia que yace debajo de la aparente igualdad de los emisores-receptores del dialogo.
Antes de este encuentro “aislado” existe algo que es fundamental en cuanto a las relaciones sociales en un sentido más amplio: la superestructura subyacente que informa el modo de relacionarse entre partes demasiado desiguales entre si.
Las diferencias son siderales, son producto de la reposición que operaron en nuestra croqueta valores que no han sido colocados allí sin sentido o por mera casualidad. La ética calvinista que plantea que Dios premia a cada individuo en este mundo según su trabajo, desembocó en una ideología que esconderá las diferencias objetivas. «La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo» de Weber, apunta a un factor importante dentro del desarrollo del capitalismo que es evitar la solidaridad de los explotados, de los expoliados, de los marginados del sistema, por cuanto todo es culpa de su pereza, de su inhabilidad natural o de sus padres que no se sacrificaron por ellos.
El OJyG vivió estos últimos años pericolosamente, al borde de la herejía, haciendo demasiada gala de la compañía de los difusores de la ética equivocada.
Espero que ahora –con más herramientas- se dedique a sus dos misiones con más acierto.
Como “guardián” no se le escapa que debe discutir el otro lado de su doctrina: las condiciones sociales en que se produce el encuentro en el que empieza a nacer el “hombre nuevo”. El aspira al hombre nuevo, también aspira a una comunidad organizada plena de justicia social, soberanía política y autonomía heterodoxa en lo internacional y económico. Sabe que al Cesar hay que amoscarlo de vez en cuando, pero esta vez fue muy lejos, aunque no le fue mal, en esa bolsa arpillera hay más de lo que se propuso alcanzar.
Estas victorias materiales las consiguió yendo en detrimento de las espirituales. Anotó el cimbronazo: ahora el rebaño interpreta la misa criolla en clave calvinista y eso es el peor de los fracasos para su misión más importante.
Con respecto al consenso, también cometió un error, lo sobrevaloró. Conciliar es alcanzar el acuerdo mínimo suficiente para legitimar una decisión política. Sabe perfectamente que el concepto de “consenso” tiene que ver con esa ética calvinista, en el que mientras se produce el desmejoramiento de las condiciones de vida de las condiciones del pobrerío para concentrar renta en los sectores más pudientes no hay conflicto y la desmesura viene cuando es al revés, aunque sea tímidamente como se ha operado en Argentina.
Lo realmente contradictorio es que el obispo fue uno de los que más contribuyó a borrar las huellas que nos llevan a unir la pobreza de su causa: la más que injusta distribución de la riqueza.
Hacer política es cosa de obispos peronistas, jugar a la política es cosa de burgueses y el no es un obispo burgués. El guardián sabe que es el burgués el que juega a la política, para el peronista la política es cosa con más carnadura social.
Para los partidos burgueses, la toma del poder significa el fin de su revolución. Por eso menean la cruenta y muy funcional «Revolución permanente» o el «consenso permanente» según el caso.
Para el movimiento nacional es imposible la coexistencia pacífica entre las clases oprimidas y opresoras, la toma del poder es el necesario primer paso. Pero la transformación va siendo condicionada por nuestro pueblo (sus cambios) y la historia, las condiciones de la lucha cambian, por ejemplo antes el peronismo descreía del formalismo democrático, hoy -aunque bastante transgresor- las respeta en líneas generales, la dictadura nos hizo replantearnos el sentido de la democracia y el valor de defenderla.
Hoy cuesta sacarse de encima la pobreza, pero hay que respetar ciertos condicionamientos por que eso en lo general hará de la solución un algo más duradero, las revoluciones como la que se dió entre 1943-1950 duran apenas un lustro más. Experiencia le llaman.
Recuerda muy bien un mensaje que leyó hace unos años,
“Es fundamental que nuestros jóvenes comprendan, que deben tener siempre presente en la lucha y en la preparación de la organización que: es imposible la coexistencia pacífica entre las clases oprimidas y opresoras. Nos hemos planteado la tarea fundamental de triunfar sobre los explotadores, aun si ellos están infiltrados en nuestro propio movimiento político.» * Carta de Juan Domingo Perón a la Juventud Peronista, octubre de 1965.
Será por eso que quizás brega hoy y nos envía de vuelta a nuestros propios hijos para que los reencaucemos, tanto en lo espiritual y en lo social y político. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1192947
En los hechos y en el hoy, el OjyG ha dejado en banda a muchos de sus espadachines políticos. Su prédica los va a confundir, antes era una brújula, hoy esa brújula perdió el norte opositor. El ciudadano Bergman sigue cada vez más solo en la prédica.
Los signos del cambio de actitud.
A partir de la firma del decreto de asignación a menores se escapó de la trampa tendida (espero que no muy tarde) y dejó en banda a quienes utilizan la pobreza como latiguillo para golpear y extorsionar gobiernos.
Se separa de la interpretación política de las realidades sociales de la infancia pobre, que fueron durante mucho tiempo el escondite de la hipocresía y de la irresponsabilidad social de muchos. Hojear esas interpretaciones permite identificar las autorías políticas y privadas, también, el espacio social desde donde se lanza la propuesta y el proyecto que informa las propuestas.
Siguiendo el hilo del discurso sobre la infancia popular pobre, podemos llegar fácilmente a darnos cuenta que en la acumulación de renta sin controles ni límites y en la asepsia técnica de algunas políticas económicas, descansan las ideas de los autores intelectuales de los mecanismos que reproducen la injusticia social, así podemos señalar con el dedo a los responsables intelectuales y materiales de las situaciones desastrosas que hay tras las puertas de los hogares populares.
En la Argentina los chicos criados en medio de la pobreza no deben ser criados, también, para la pobreza. Hay que empezar a deconstruir esa cárcel del destino que se ha formado a partir de la conducta social y marginal (tumbera), de los códigos comunicacionales que revelan la rebeldía ante la resignación a su (mala) suerte y de sumisión a las diferencias de origen social que se les propone, a los oficios de la pobreza, a la escuela como comedor, o simple depósito de almas, a las tácticas económicas a las que apelan para subsistir.
A partir de todo ese entramado -que es reivindicado como herencia cultural e identidad popular- es en el que se vertebra en la infancia los rasgos más importantes de su postergación futura.
Dijimos que la interpretación política de las realidades sociales de la infancia, permite rastrear e identificar las autorías políticas y sociales, desde donde se lanzan diagnósticos y propuestas. Las podemos reconocer en las estrategias institucionales –privadas o públicas- las “sociedades protectoras” y “observatorios sociales”, y “programas sociales” de toda laya que el noventismo promovió, como una manera de atenuar los costes sociales del brutal proceso de pauperización y transferencia de ingresos que buscó y consiguió con brutal eficiencia. Son los que no tienen en cuenta que las políticas económicas planteadas vulneraron sistemáticamente (y vulneran aún por cuanto no han sido en su totalidad desarticuladas) los más elementales derechos de esta niñez por las que claman y se escandalizan. Niñez cuyos derechos y futuro vulneran para luego llamarle “vulnerada”, como si el sistema que defienden y que sponsorea cada atril desde el que abogan no tuviese nada que ver en esa vulneración.
La representación de la infancia pobre en el discurso político de los poderosos en gran parte se ha caído con la firma de este decreto. Claro, quedan los huérfanos y los discapacitados, y tantas otras dolorosas realidades con las que la hipocresía social/económica y política aún puede lucrar.
Aún el progresismo ha caído en esa bajeza, lo hace cuando se suma al coro de los que inscriben su ataque en el marco de la “tentativa de utilización clientelar” (pedorrada para consumo de lobotomizados, si las hay) y con ello de desmerecen la medida en general.
Luciano en uno de sus mejores posteos señala con claridad las diferencias entre clientelismo y formas de utilización burguesa de la pobreza
“Uno de los grandes mitos que alienta el establishment intelectual, mediático y político es el del utilitarismo electoralista como exclusiva razón de ser de la estructura partidaria y social justicialista, negando aviesamente la sustancialidad político-institucional (dar cauce allí donde no hay Estado) de ese macizo durante los restantes trescientos sesenta y cuatro días del año.”…
“…la referencia estandarizada prefiere partir de ilusiorias elucubraciones idealizadas que no tiene ningún correlato con la experiencia cotidiana en la que se enfrentan dos confines: el Estado y la sociedad en sus zonas fronterizas. Estado y sociedad marginales: misma idiosincrasia, el socavón donde se amalgaman las mismas identidades. Un espacio aceitoso, sucio y pegajoso al que la política más altruista no quiere descender.”
“La producción política que surge de esa zona oscura no puede entonces abstraerse de los actores, coyunturas y posibilidades que le son propias. Esta cuestión es muy difícil de aceptar por parte de las fuerzas políticas que miran desde afuera.”
“Aceptar la desmesura, las formas violentas de la vida cotidiana, los coqueteos con cierta ilegalidad para llegar a un objetivo legítimo. Entender que los cauces jurídicos en un terreno yermo pueden ser más opresivos de seres humanos o lesivos de derechos que se dicen defender. La acción política desprolija puede ser a veces el acto reparatorio concreto que otros sólo declaman cumplir.”
“En muchos aspectos, la política es acompañar una identidad (no política, sino de los ajetreos de la vida cotidiana) en vez de narrarla, describirla o adaptarla a mi comodidad. Es ese el primer eslabón para una vendimia popular. Pero el macizo justicialista (el bonaerense) debiera dar ahora el paso más arduo: poder disociar defensividad institucional de defensividad política. Mesitas políticas en el conurbano.” .
Apuntes de Doctrina Social de la Iglesia que alumbran mi apoyo a la medida
“En la protección de los derechos individuales se habrá de dar consideración especial a los débiles y los pobres. La gente rica, protegida por sus propios recursos, necesita menos de la tutela pública».
–Papa León XIII, Rerum Novarum (Sobre la condición de los obreros) (1891), Nº 27
«El Evangelio, al enseñarnos la caridad, nos inculca el respeto privilegiado a los pobres y su situación particular en la sociedad: los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás».
–Papa Paulo VI, (Octogesima Adveniens) (En ocasión del 80º aniversario de la Encíclica Rerum Novarum) (1971), Nº 23
«El amor preferencial por los pobres, con las decisiones que nos inspira, no puede dejar de abarcar a las inmensas muchedumbres de hambrientos, mendigos, sin techo, sin cuidados médicos y, sobre todo, sin esperanza de un futuro mejor».
–Papa Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis (Sobre la preocupación social) (1987), Nº 42
Al principio pensé que su post podía llevar como título secundario «Una rata que abandona el barco(de los destituyentes)». Pero me parece que sería una conclusión prematura, tal vez simplemente abandona una veta agotada.
Si realmente se ha operado un cambio en su corazón y decide abrazar la causa de los humildes, pues bienvenido a bordo, que nadie le va a preguntar de donde viene (aunque posiblemente SS le pregunte que cazzo está haciendo).
Muy interesante su post, OMIX.