Alfonsín y Kirchner; Menem y De La Rúa

En estos días de reflexión, me encontré en la facultad con amigo que es un RRR (Radical de Raúl Ricardo). Me trató con mucho respeto, ahora que se fue mi referente político, tanto como yo lo estuve con él cuando desapareció el suyo hace tan poco tiempo, el año pasado.

“El año pasado se fue el mío, ahora el tuyo ¡Que lo parió! Igual, tengamos en cuenta algo: Los dos se fueron igual, rodeados de las masas a las que siempre aspiraron en sus gobiernos. Y no se si te pasará a vos lo mismo que a mí: Aún como radical, me siento más cerca de Kirchner que de De La Rúa; y vos te debes sentir más cerca de Raúl que de Menem”, me dijo.

Y la verdad que hay mucho de eso. Casi tal cual. Alfonsín y Kirchner tuvieron, ambos, despedidas cuantitativamente multitudinarias y cualitativamente muy politizadas. Y no creo que sea casualidad. Hace poco recuerdo un post de Mendieta, en el que reivindicaba la figura de Alfonsín porque decía no poder “evitar que me caigan bien las personas que aman la política y le ponen el cuerpo”.

Ambos, Alfonsín y Kirchner, trascendieron, a mi entender, porque intentaron, cada uno a su manera, llevar adelante proyectos de país de trazos independientes, que privilegiaran las iniciativas del poder institucional por sobre las demandas de las corporaciones, de los poderes fácticos/económicos, buscaron domesticarlos, subordinarlos a la democracia, cosa que no hicieron quienes estuvieron entre medio de ellos, cuyos cursos de acción estuvieron más guiados por las “necesidades” de sectores con los que estaban comprometidos de antemano (que no están, en ningún caso, contemplados constitucionalmente). Eligieron interpelar a (y, vamos, también se dejaron interpelar por) franjas sociales movilizadas, dinámicas, activas en la vida pública. Del mismo modo, siempre apelaron, discursivamente, a la defensa de convicciones e ideales, a la épica, lo cual redundó en enamoramiento de la juventud y en que muchos se convirtieran, por abajo, en acérrimos defensores de sus gestiones. Le hablaron al pueblo, no a «la gente». Hay diferencias.

Néstor y Alfonsín fueron dos tipos comunes, bonachones, de trato de igual a igual con el tipo que anda caminando por la calle. Que no le tuvieron miedo a que la política (y las discusiones y disputas que implican llevar adelante un proyecto de aspiraciones nacionales y populares), se expresen y/o diriman y/o procesen en la calle. Vivieron la política a tiempo completo. Nunca la relegaron como lo que debe ser: Herramienta de construcción del necesario poder en el que se debe recostar un gobierno de intenciones de acción independiente.

Eso explica, a mi modesto entender, el calor popular que despertó en el pueblo la muerte de ambos, y que no se repetirá (me permito, con las disculpas del caso, hacer futurología con cosas tan feas como la muerte) para con quienes fueron delegados de la tecnocracia neoliberal, más pendientes de mercados que de personas: Menem y De La Rúa (y debería agregar al ex senador, y fugaz primer mandatario interino, Eduardo Duhalde). A eso se llama trascender en el tiempo.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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9 comentarios en «Alfonsín y Kirchner; Menem y De La Rúa»

  1. Duahalde «neo liberal». ¿Leiste su programa de gobierno para las elecciones de 1999? ¿Qué tipo de medidas tomo cuando en el 2002 accedió al poder?
    Todo bien, tampoco lo soporto al cabezón pero afina un poco la puntería.
    Con el resto del post no puedo disentir. Mucho respeto a un tipo que tiene convicciones y pelea por ellas, aunque – en particular – me haya parecido tan mal presidente.

    1. Yo apelo a un comodismo semántico, probablemente, y debo hacerme cargo. No sólo leí el programa de Duhalde de 1999, lo voté (en la escuela, de juego, pero lo voté). Y estoy cerca de muchas de las decisiones de 2002, qué falta hace aclararlo. Me refiero, con neoliberal, a un sentido más global del término, en tanto el gobierno de Duhalde tomó necesarias medidas pero cuyo costo considero que fue descargado sobre las espaldas de las mayorías populares. A eso me refiero cuando agrupo a Menem, De La Rúa y Duhalde. Una tendencia que, grosso modo, arranca con Rodrigo en el gobierno de Isabel, prosigue con el martínezdehocismo, frena a mi entender durante el Alfonsín pre plan Austral, y retoma desde Menem I hasta el 25/05/03. Digo más, solamente hace falta ver que Duhalde es, de todos los integrantes del conglomerado opositor, EL preferido de los GGEE.

  2. Yo fui un niño alfonsinista, así que al viejo Alfonsín, más allá de sus errores y agachadas, lo tuve siempre en alta estima.
    Néstor y Cristina supieron rendirle justo homenaje -en vida- a un líder político.

    No puedo dejar de mencionar el repudiable retrato parcializado de Raúl Ricardo que hicieron los Medios a su muerte.

    1. Lo pintaron como un consensualista gris y fue un tipo que levantó su índice mucho antes que nuestra CFK. Muy querible el viejo, pero muy. Y atrayente, con olfato, rosquero. Salvando distancias ideológicas, a mi siempre me generó afectuosidad Don RRA. Cuanto mejor serían las disputas ideológicas del hoy si en lugar de una Carrió hubiera un Alfonso.

  3. Pablo D,
    coincido con lo escencial de tu mensaje : «me siento más cerca de Kirchner que de De La Rúa; y vos te debes sentir más cerca de Raúl que de Menem»

    … aunque no puedo con mi genio y me voy a poner en abogado del diablo, paradojicamente para desdemonizar a Menem y … desangelar un poquito al querible Alfonsin

    Quisiera mas que nada establecer una relacion de causa efecto entre la gestion Alfonsinista y la tremenda claudicacion menemista.
    Yo creo que Menem continuo un proceso iniciado tras las claudicaciones economicas Alfonsinistas quien no pudo/supo/quiso desmontar la bomba de tiempo del modelo desindustrialista iniciado por la dictadura militar.
    Otro tanto podria decir sobre el indulto como continuacion de obediencia debida y punto final.

    En sintesis el periodo Alfonista instauro el «consenso del imposibilismo» a traves del cual se decretaba la incapacidad de la democracia de avanzar sobre los poderes facticos.

    A esto debemos sumar 2 elementos tremendamente condicionantes para el gobierno siguiente:
    * En medio del desgobierno economico radical los factores de poder aprovechan para lanzar la estampida hyperinflacionaria y destrozar la fe en lo que quedaba del estado benefactor.
    * Caida del muro de Berlin y desmoronamiento de la adhesion al Estado benefactor

    Enfin , las condiciones estaban mas que dadas para que cualquier presidente con debil vocacion a la heroicidad vuelque hacia el neoliberalismo salvaje
    Si no era el, hubiese sido Angeloz con su lapiz rojo. Candidato que por cierto tenia el apoyo de Alfonsin

    1. Sí, es una lectura muy plausible la verdad. Yo creo, como dice Verbitsky, que los saqueos de los últimos tiempos de Alfonsín tuvieron todas las intenciones de mandarle un mensaje mafioso a Menem, tipo «esto te va a pasar a vos también si seguís jodiendo con eso de la revolución productiva y el salariazo». Menem eligió aliarse, entregarse. Nunca, pero jamás, acordé con la teoría de que a Alfonsín lo tiraron abajo los trece paros generales (trece paros en cinco años y medio de gobierno son trece días en seis años; CFK, durante los primeros nueve meses de gobierno, tuvo parado al sector agropecuario durante más de ciento veinte días, luego vinieron más paros del mismo sector, y allí sigue, firme).

      De todas formas, quise albergar un concepto más amplio y global que el económico simplemente, sino debería haberlo metido a Alfonsín en la bolsa a partir de 1987 con el plán Austral. Creo que, si de intenciones se trata, el tipo tuvo las mejores, y yo por eso lo quise destacar.

      Saludos.

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