Apostillas de un evento populista
La jornada apuntaba para lluviosa, y en el frente del viejo Hotel Italia, reciclado por la inolvidable gestión Millet al frente de la UNR, en estado de reparación permanente desde hace años, se agolpaban empedernidos fumadores a quienes la intemperancia de las sucesivas administraciones socialistas de la ciudad van empujando hacia la calle. Muchas caras conocidas, mucho militantes políticos, y el polígrafo del Barrio La República, convocado de urgencia por la C-O-N-C-H-A para dar cuenta de los avatares de una conferencia y un posterior encuentro de «Bloggers«, sea esto último lo que sea.
Este polígrafo, de prosa lenta y estilo algo cargado, se preguntaba como oficiar de cronista, actividad para la cual se precisan dotes que no figuran en su currículum, a saber: estilo ágil e incisivo, velocidad para la pregunta filosa, trabajo de pre-producción para saber de qué se trata, y – lo más importante – entrenamiento para escribir cuarenta líneas en media hora, resignando, si cabe, preciosuras literarias en el altar de la vorágine de la información.
Como la tarea profesional se impone sobre consideraciones de pureza estética, y dado que el comité central de la C-O-N-C-H-A exige llevar a las masas del partido una información en tiempo real, dejaremos la belleza de los introitos (cuya sola mención, por homofonía, evoca otras actividades más placenteras) para la columna semanal que el comité central (de ahora en más: CC) planea publicar en esta hoja a la brevedad. De ser posible antes de las próximas elecciones.
Pasaremos, por lo tanto mis estimados lectores, a una rápida reseña de la conferencia antes mentada.
Poco se dirá, por cuestiones de espacio, de la Mesa de Esclarecimiento que se plantó en el hall del viejo hotel, por parte de un grupo de bloggers rosarinos a favor de la libertad de expresión y en contra de la presunta censura que algún medio masivo (cuya masividad es de por sí sinónimo de trabajo fiel y honesto en pos de acercar información fidedigna a sus lectores y/o radioescuchas, y/o televidentes, y/o lectores de su página web). Estos exaltados jóvenes, cuyo nombre no habla muy bien de su vocación por la originalidad, sostienen – contra toda evidencia – que los medios masivos de comunicación se guían por consideraciones que tienen mas que ver con sus intereses empresariales (como si fuese pecado tratar de obtener un beneficio – moderado – por una actividad comercial lícita) que con un verdadero apostolado al servicio a la comunidad. La desmesura de semejante afirmación exime de todo comentario, y sus invectivas contra este cronista, adjudicándole indignas intenciones de lograr la corresponsalía de un importante medio capitalino pintan a estos personajes de cuerpo entero: harto conocida es mi inclaudicable lucha a favor de la seriedad y responsabilidad con la que se debe tomar la libertad de expresión, que no debe ser confundida con libertinaje, para que cualquier poligriyo diga los que se le canta.
Una vez aclarados ciertos conceptos básicos que deben guiar a nuestra profesión, este polígrafo, cumpliendo con la misión que le encomendara el CC de la C-O-N-C-H-A, se dirigió al salón en el que se desarrollaría la conferencia, ignorando los epítetos con los que estos Bloggers se dirigían a su persona. Ya saben, mis estimados lectores, lo que reza el viejo dicho: «A palabras necias, oidos desenchufados».
El piso de parquet traido a principios del siglo pasado de Rusia para engalanar el salón comedor del viejo hotel crujía bajo las pisadas inmisericordes de cientos de estudiantes de la carrera de ciencias políticas, muchos militantes identificados con vestimentas que otrora le hubiesen impedido el paso al majestuoso salón, algunos catedráticos de barbas pobladas y sacos de corderoy, y pocos rosarinos de pro, a quienes – es sabido – le disgusta rodearse de multitudes, por módicas que estas sean.
Pocos minutos antes de que se de por iniciada la serie de introducciones a la exposición del conferenciante principal, se perturbó la indispensable tranquilidad que requiere un acto de estas características por la bulliciosa entrada de un grupo de personas, cuya presencia delataba poco apego por la elegancia, y que decían ser la avanzada un colectivo mucho más numeroso que se reconoce bajo la común – e imprecisa, agrega este polígrafo – denominación de «Bloggers».
Al parecer, mis pacientes lectores, estas personas habían realizado lo que a sus ojos constituía algo así como la travesía del desierto en épocas del General L. V. Mansilla, pero que no fue más que sentarse a bordo de un confortable micro que partió de las inmediaciones del Congreso Nacional (La escribanía) a las 07:00 de la mañana, arribando a la capital de los cereales a las 11:00 AM.
Según declaraciones de uno de estos personajes, que confundió a vuestro improvisado cronista con un adherente a sus posturas radicalizadas, todos los gastos que demandó la movilización de este grupúsculo de activistas corrieron por cuenta de un misterioso ente que este integrante definió como «La Caja«. Dicho esto, el personaje – que no dejaba de tener su costado simpático – sinceró sus motivaciones para haberse levantado tan temprano en un dia destemplado y viajar mas de 300 km: «El chori y la coca, macho, así como te lo digo«.
Una vez obtenida esta declaración exclusiva este polígrafo optó por ubicarse en el extremo opuesto del salón, a fin tanto de escuchar claramente al disertante como de poner distancia entre su persona y el ruidoso grupo, que aún no había descubierto mi no-pertenencia a sus filas.
En fin, mis estimados y enaltecidos lectores, ya sabéis cuán peligrosa puede ser esta profesión para todo aquel – que como este servidor – pretende desarrollarla con nobleza y buenas artes.
Fin de la primera parte de la crónica, la cual, si el CC de la C-O-N-C-H-A así lo dispone (y se acredita el cheque de la semana pasada) concluirá mañana en esta misma hoja.
Señor Udi: su post brillaba con lujo literario, la mágica descripción de la fachada aludiendo a su historia. Hermosa estampa. De pronto se convierte en dudoso folletín con la alusión a cierta parte femenina que impone un humor tinellizado. Me pregunto qué dirán las compañeras sobre dicha sigla.
Se advierte cierta ambigúedad en su posición: «cuya presencia delataba poco apego por la elegancia» : ¿había que ir de elegante sport?
«que confundió a vuestro improvisado cronista con un adherente a sus posturas radicalizadas» llámese entonces traidor a la causa nac y pop ( yo le saco el «and» porque es una contradicción )
«escuchar claramente al disertante como de poner distancia entre su persona y el ruidoso grupo» eso es por sobretodo irrespetuoso para con los que le pusimos ( y pondremos )el hombro a la causa.
Revea, amigo.
Exigimos la inmediata reformulación o aclaración, de los siguientes fragmentos :
…se perturbó la indispensable tranquilidad que requiere un acto de estas características por la bulliciosa entrada de un grupo de personas, cuya presencia delataba poco apego por la elegancia…»
«Al parecer, mis pacientes lectores, estas personas habían realizado lo que a sus ojos constituía algo así como la travesía del desierto en épocas del General L. V. Mansilla, pero que no fue más que sentarse a bordo de un confortable micro…»
despectivo comentario al cual respondo con la refutación contundente de esa expresión por parte de los viajantes, pero si ud la utiliza se debe inferir , que si cree nos sentimos como Mansilla, uds deben considerarse como ¿una toldería?.
y por último , sugiere que sólo fuimos por la coca y el chori. Y por qué no? De esta manera apoyamos las teorías populistas de Laclau, de que otra manera sino?
Retráctese o lo consideraremos un traidor.
Estimados 1pejotista y Paola: el cronista es un espejo que se pasea a lo largo del camino, como dijo alguien, en una novela cuyos colores no voy a mentar aquí.
Si vuestra sensibilidad populista se vió afectada pido disculpas, pero esta profesión es un apostolado y el polígrafo del barrio La República ha dado y dará testimonio de su inquebrantable fe en los sagrados principios que le inculcara la lectura del gran diario argentino, salud.
No entendí todo lo que dijo, pero estoy con usted incondicionalmente, Udi.
Un abrazo.
Mariano: eso es lo que se llama actitud positiva, se agradece, sobre todo en estas épocas de descreimientos. Si Ud. supiera lo que hay que argumentar para que le cambien a uno un chequecito de morondanga. La constancia de virginidad de la abuela lepiden, vea.
Como sea, gracias y un abrazo !