Argentina y Brasil

La entrada anterior podría ser leída como una «crítica» al «modelo brasilero», puesto en contradicción con el «modelo argentino». No es así, sin embargo.

En todo caso, la idea de mostrar cómo un país (Argentina) juega a la apreciación diferida, para encontrar en los márgenes de la tendencia de largo plazo de apreciación de las monedas emergentes, un resquicio para incentivar la diversificación productiva con ancla en el sector secundario, y el otro (Brasil), a pesar de la preocupación manifestada en lo declarativo, toma decisiones que priorizan «seguir» la tendencia mundial de largo plazo (a la apreciación y financierización, si se me permite el término), es una forma de resaltar un horizonte de complementación de ambas economías.

En el fondo de estas decisiones disímiles no hay diferencias de tipo ideológico, sino de condiciones sobre las que se opera.
Argentina no cuenta con un sector secundario que se haya convertido durante 30 o 40 años en el centro de la acumulación de capital. Brasil, sí.
Argentina, entonces, tomó la decisión en 2003 de generar un esquema que permitiera, con base en el crecimiento del mercado interno, con consumo y autofinanciamiento por reinversión de excedentes, anclar la acumulación de capital en el sector secundario, propiciando (o intentando hacerlo) la formación de un círculo virtuoso en que la generación de empleo fuera factor decisivo en la acumulación de capital.

Un ejemplo concreto es la «polémica» decisión de convertir a los ahorros previsionales en fuente de apalancamiento (discreto) de la inversión pública y privada (todavía con límites). Reemplazando de esta forma, primero, el uso de esos mismos ahorros (y los flujos de los aportes) como «infladores» de la actividad financiera y, segundo, tomando un espacio vacante en la formación de capital, que otrora fuera ocupado por el endeudamiento externo.

Entonces, más allá del «viento de cola» que le da sustentabilidad macroeconómica al circuito, eliminando la posibilidad de la «restricción externa», lo que hay son decisiones de política económica que inciden en cómo se reconducen los excedentes generados por el «viento de cola».

Las distintas condiciones estructurales e históricamente definidas con las que se opera en economías como la brasilera y la argentina determina incluso posturas «ideológicas», aparentemente contradictorias. Porque el polo de concentración de poder político y económico, que en Argentina se emparenta con las actividades primarias, y secundarias con poca elaboración (como acero), en Brasil está puesto en sectores industriales de mayor complejidad (la FIESP). Y por ello, «enfrentarse» con los poderes tradicionales, en uno y otro país, significa cosas muy distintas, en el plano económico. Por citar un ejemplo: encarar una revolución productiva en el sector agropecuario es, en Brasil, y valga la redundancia, revolucionario.

10 comentarios en «Argentina y Brasil»

  1. Encarar revoluciones ( o más modestamente aumentos importantes) en la producción de cualquier cosa(agro, industria, servicios) no se si es revolucionario, pero si es muy bueno. Acá y en Brasil

  2. Mandé para el otro tema, el comentario que va más abajo con la intenciòn de que es muy importante comparar lo que està pasando en uno y otro paìs, evitando las descalificaciones con las cuales se pretende impugnar dos procesos que son muy valiosos y deben contextualizarse con sus propias dinàmicas, evitando que temas como el de la cotizaciòn del dòlar, oscurezca el anàlisis de lo que hay debajo de una variable que no es la única que define una polìtica econòmica.

    En materia salarial, con el actual tipo de cambio y su influencia sobre los precios de los productos bàsicos, un trabajador argentino tiene hoy mejor calidad de vida que la de un brasilero.
    El salario mìnimo que equivale aquì a $ 1.840 (aprox. U$S 460) està en Brasil a rs.570 (aprox. U$S 340) que se correlaciona con similares valores de los elementos que integran una canasta familiar y una leve disparidad a favor de nuestro paìs, lo que arrojarìa una diferencia para el asalariado local de un treinta por ciento más en su poder de compra. Verificable con pasearse por Internet y confrontar los precios en gòndolas de supermercados.
    Cuando se repite una vulgaridad difundida por los grandes medios acerca de que Brasil està “mejor” se omite por un lado que no es comprobable esto en sus niveles vigentes de desarrollo humano aunque sì en el nivel de la tendencia de los ùltimos quince años, pero que subsisten enormes desigualdades en sus estratos sociales y regiones geogràficas mucho màs graves que las que se padecen aquì.

      1. Con muchos límites todavía, ojo.
        Sería bueno que quienes desestiman los logros argentinos en la materia por ser limitados midieran con la misma vara los logros brasileros (desde un piso bajísimo y sin pasar todavía a una etapa superior que tiene que ver con el nivel educativo alcanzado o la penetración de la TV por cable e internet).

        Ese tema es difícil. En Argentina y en Brasil.
        Abrazo

  3. Volvi, y en forma de fichas.

    Estuve en Brasil justaente. Pensé en escribir un post como este pero se me jodió el teclado, y además, qué queres, estaba de vacaciones.

    Es verdad lo que dice Luisk. Despues de estar allá y hablar con la gente de clase media/baja, se hace insostenible eso de que «Brasil está mejor». Sin embargo tampoco creo que el trabajador argentino tenga mejor nivel de vida. Les diré que estan practicamente igual, pero claro, como todo, depende en qué aspecto, qué zona, etc.

    El Metrô de Sao Paolo y Rio salen, si no recuerdo mal, entre R$ 3,50 y 4. Por supuesto, estan en condiciones IMPECABLES, lo estaban antes que Brasil fuera seleccionado sede del mundial, y no se puede decir que sea gente pudiente la que lo usa. Hace pensar que el modelo de subvención estatal no está funcionando, aunque tambien es posible que tanto a Metrovias como a los empleados del subte les chupe soberanamente un huevo tener un subte más limpio, con más frecuencias, sin frenadas estruendosas como el de Rio o SP. Si en futbol cada tanto les ganamos, o nos ganan ellos, en materia de transportes público, sépanlo, Brasil nos rompe el orto. Sí, también bondis de corta y larga distancia, tambien salen de R$2,50 a R$5, pero son un placer.

    En el supermercado, por 100 pesos, es decir, R$ 41, no comprás mucho más que en el argenchino de acá a la vuelta. Los alquileres en Rio estan por los 1500 reales, para un depto de dos habitaciones, chico, sin mucha luz, de lo que equivale a la friolera de TRES MIL SETECIENTOS pesos!

    El sueldo promedio, pongamosle, para un empleado del estado Brasileño, consultor ambiental, que es con el carioca que hablé, ronda por los R$3500, la mitad se le va en alquiler, vive con la novia, la pilotean, como yo y mi jabru en Belgrano.

    Sin embargo en sector empresarial es más beningno. Además del sueldo mencionado, tanto estado como la gran mayoria de privados, les pagan el almuerzo, el transporte, (ida y vuelta de laa oficina, y le sobra para moverse los fines de semana y por ocio, o sea que hay como una subvención indirecta de la patronal al transporte, ojo!) y por supuesto la cobertura medica, jubilación, etc.

    Tema seguridad. Estadisticas aparte, la zona Copacabana, Leme, y el resto de la playa son tan seguras que podés dormir en la calle si quisieras. Incluida la Favela Babilonia, donde estaba mi hostel, inserta en un sector turístico, está pacificada hace años con fuertisima prescencia policial, y no te hablo de unos gordos bonaerenses, sino de la policia militar que porta armas de guerra y no se andan con chiquitas. Sin embargo la relación del vecino con el policia es cordial, se puede ver al cana tomando una guaraná en un quiosque de la favela y charlando lo más bien.

    Sao Paolo es harina de otro costal. No es la ciudad de la furia que me imaginé, pero si salis de Vila Mariana o la zona cercana a los jardines, y se pone bastante espeso. Es una ciudad enorme, como 4 buenos aires juntos. El transporte publico, de nuevo, limpio, relativamente puntual y agradable.

    1. Te faltó mencionar los supermercados Sacolao (están en todo Brasil) subvencionados por el estado, donde el kilogramo de verdura o fruta cual sea (de una extensa variedad de consumo común) sale R$1,33.
      Yo no entiendo como acá no toman el ejemplo.

      1. No vi a esos supers, sino hubiese ido porque fui de gasolero. Un restaurant ni lo pises. Cometí el error de almorzar en un parador rutero con comida por kilo y me arrancaron la cabeza.
        32 reales (80 mangos!) por dos bifecitos y un poco de ensalada rusa y una coca.

      2. Te lo perdiste, Leonardo. Para la próxima preguntale a un local qué día y en qué lugar instalan el sacolao. Esta en todas las ciudades de Brasil, y no es un supermercado subvencionado por el Estado, sino una modalidad de comercialización que evita a los supermercados como iuntermediarios: Lo trabajan los propios quinteros que producen las frutas y hortalizas, que venden por chirolas sus productos, y así y todo cobran 10 veces más que lo que cobrarían vendiéndoles a esa asociación ilícita denominadas supermercados. Cada familia va y compra por chirolas 30 o 40 kilos de frutas y hortalizas (todas cuestan lo mismo) al salir te pesan la sacola (bolsa) y éso es todo. Por lo general funciona UN DÍA por semana en un determinado lugar que les cede y habilita cada municipio. Es una experiencia que debiera imitarse aquí. Mucho más para el productor, mucho menos para el consumidor. Un intermediario menos. Costaaaaaa… teléfono. A darle un formato, hablar con los intendentes e invitar a los quinteros a participar. ¿Qué se necesita? Casi nada: Un galpón vacío y en desuso municipal o Estatal por barrio ¿Emn algún barrio no hay? No problem Un sector de una plaza habilitado para tal fin UN DÍA POR SEMANA. Las familias compran 30-50 kilos por vez de todo DE TODO (frutas y hortalizas) por lo que aquí serían 40-60 pesos y con éso tiran una semana. Repito: la idea es eliminar el intermediario: Del productor al consumidor directo. Qué se necesita además del espacio físico: Dos caballetes y un tablón para exhibir la mercadería por cada quintero, y entre todos, además, UNA BALANZA para pesar la sacola (bolsa).

        Es mejor y más barato que el Mercado Central. Attenti Samid. Los inconvenientes son menores, en términos relativos: No pagan IVA, y no hay otra cosa que frutas y hortalizas. Si bien es todo sin intermediación, algunas cosas aquí requerirían de un intermediador (importador), porque no se produce localmente (p.e., bananas, ananá, aunque habría posibilidades de conversarlo con provincias como Formosa y Salta, que las producen en pequeña escala)

        Negocio redondo para todos. No es LA SOLUCIÓN, pero es el 50% de la solución. COTO, apretá el tujes si la idea prende. A robar a los caminos, porque a mí no me verías más.

  4. Estimado Mariano, lamento no haber leído la entrada anterior y sus comentarios, entonces tal vez esta entrada sea algo extemporánea, pero no estoy de acuerdo con tus afirmaciones las que resumo en : 1 Argentina juega a la apreciación diferida, y Brasil sigue la tendencia mundial de largo plazo. 2 Argentina tomó la decisión en 2003 de generar un esquema que permitiera, con base en el crecimiento del mercado interno, anclar la acumulación de capital en el sector secundario, propiciando la formación de un círculo virtuoso en que la generación de empleo fuera factor decisivo en la acumulación de capital.
    El primer punto suena a debate académico de posiciones teóricas posibles, pero la realidad muestra que no es así dado que la argentina está en realidad presa de un dolar virtualmente anclado con imposibilidad de apreciación ni a corto ni a mediano plazo porque implicaría un descontrol inflacionario y un desvío de fondos al sector primario (soja). Puede haber sido una posición teórica al inicio, hoy es una carcel autocreada.
    Respecto del segundo punto, nuevamente, no se entiende la pretendida creación de un círculo virtuoso que viene a ser destruído por la inflación. La generación de empleo ocurre en el sector terciario, no en el secundario, el que se mueve casi exclusivamente en el sector automotriz, construcciones y obras públicas.
    No veo formulaciones teóricas ni políticas detrás del modelo K, veo manejo del día a día (mejor lo hacía Nestor) y cada vez con menos control real de las decisiones y mas arrastre por la situación creada.

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