Hace unos días trascendió que Boudou estaba trabajando en una modificación de las “restricciones” vigentes al ingreso de capitales. Principalmente, se eliminaría el encaje del 30%, aunque la obligatoriedad de permanencia durante un año continuaría vigente. Esta decisión, se especula, sería un incentivo al ingreso de capital.
La flexibilización habría sido sugerida por Gabbi (Bolsa de Comercio), y tendría el visto bueno, tanto de Boudou, como de la presidenta.
La medida surge en medio de un contexto en el que se visualiza algunos hechos inéditos en la economía “kirchnerista”:
Por un lado, desde hace un tiempo se viene hablando de la pérdida de competitividad de la economía argentina, a partir de un tipo de cambio que se aprecia realmente. No hay en apariencia, como ocurrió otras veces, la intención de acompañar la apreciación real con una depreciación de igual cuantía en términos nominales (o sea, patear para adelante la apreciación). Así, la consecuencia sería una tendencia a converger en un tipo de cambio real más bajo en el corto plazo.
En esa situación es posible que se ponga menos énfasis en el superávit de cuenta corriente, inaugurando un período de cierta tolerancia a la aparición de algún esporádico déficit (es decir, no hacer depender todas las variables de la mantención del superávit).
Por otro lado, el plan Boudou explicitado, consiste en una vuelta a los mercados voluntarios de financiamiento (canje de deuda, etc.). Esto, que ha sido leído como una declaración de la “necesidad fiscal” de financiarse, tal vez no esté enfocado nada más que a “lo fiscal”, sino que esté pensado como una forma de generar opciones de financiamiento para toda la economía.
Entonces, la primera consideración sobre la decisión de flexibilizar el ingreso de capitales es que puede entenderse como parte de un intento por compensar la fuente de financiamiento para grandes empresas que significaba ese mini-mercado de capitales constituido por el flujo de caja de las AFJP (les dolió mucho a las empresas que cotizan en bolsa la estatización, justamente por ese motivo).
Otra cosa que se evalúa, tal vez, es que la economía argentina tiene un bajo nivel de exposición al crédito externo, y que sería hora de ir compensando por esta vía una parte de la actual utilización de recursos de acumulación genuina interna (ahorro en diversas formas).
De cualquier modo, todos estos elementos estarían dando la idea de una tendencia a equilibrar los comportamientos de la balanza comercial (fuertemente superavitaria hoy) y la cuenta financiera (bastante deficitaria hoy).
Punto más, punto menos, una actitud “contracíclica” que hace unos años se llamaba enfriamiento de la economía.
Como corolario, podríamos agregar que al ya citado ancla cambiario, se le suma el ancla fiscal: tres meses consecutivos en que los ingresos crecen más que el gasto, y cierre de semestre con superávit, no sólo primario, sino financiero. Lo cual opera como contención del proceso inflacionario (¿si la inflación anual baja en dos o tres puntos respecto de las expectativas diciembre-marzo en un contexto de crecimiento de la economía, estaríamos hablando de “metas de inflación” mantenidas en secreto?).
El único “elemento heterodoxo” que sobrevive en todo este desarrollo es el comportamiento del consumo, soportado por quienes se obstinan en hacer crecer salarios, asignaciones por hijo y jubilaciones por encima de las “posibilidades de crecimiento de largo plazo” de la economía argentina. Por suerte, agrego yo, que, como se sabe, de economía no entiendo un soto.
Coincido en lo apreciativo, pero si no leí mal, Vudú le contestó a la Bolsa que «no está en estudio» tal eliminación del encaje. Puede que alguien luego haya dicho otra cosa que me perdí, pero éso es lo que leí ultimamente.
Al día siguiente de que saliera la nota de Ámbito, en P12 se desmintió la información. Boudou desmintió la información, y P12 lo reprodujo.
Encima después The Economist publicó el famoso índice Big Mac, concluyendo que Argentina es el país más competitivo, si se lo compara con los emergentes.
O sea, lo que dice el post, totalmente desmentido (por ahora).
Abrazo.
MAriano, me parece que la nota del Big Mac da a entender, o eso entiendo yo, solo que la Argentina tiene un tipo de cambio mas «competitivo» no que sea más competitiva.
saludos
Sí, Agustincho.
Eso quise decir.
Ojo, el Big Mac tampoco es palabra santa. Pero dice que el tipo de cambio en Argentina no está bajo, sino alto. Una opinión.
Abrazo.