Habíamos terminado la primera entrega con las elecciones de 1989, en las cuales el peronismo de La Matanza había ganado cómodamente, como lo venía haciendo desde el 83. La novedad que traían aquellos comicios, era que el Intendente Federico Russo había tenido que pactar una convivencia pacífica con Alberto Pierri, para que este último no se lo llevara puesto con ropa y todo. Ergo, en las lista de Concejales de aquél Justicialismo matancero, iban hombres de Russo y Pierri en partes iguales. Eso le sirvió a este último para empezar a cocinar a fuego lento al primero.
Con la asunción de Pierri como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Don Federico comprendió que su ciclo estaba terminado, y casi no opuso resistencia: el hombre quería finalizar su mandato de manera ordenada, y tener una jubilación política en paz, pero esa es otra historia (N. del Conu: próximamente se viene un post acerca de la jubilación de Russo. Les aconsejo que no se lo pierdan).
Pero para entender este período es necesario hacer una visita histórica a los que fue la Liga Federal.
En mayo de 1990, a diez meses de haber asumido la presidencia Carlos M*n*m, el vicepresidente de la Nación, Eduardo Alberto Duhalde, convocó a los principales jefes políticos peronistas de la Tercera Sección Electoral, para comunicarles la creación de una nueva corriente interna del justicialismo bonaerense: la Liga Federal.
A la reunión acudieron Alberto Pierri, Hugo Toledo, Jorge Villaverde, Angel Abasto y Bruno Tavano, entre otros. La consigna era clara: para Duhalde, la vicepresidencia no era ni siquiera un escalón, sino un lugar de paso apenas, donde acumular poder y llegar a ser Gobernador de la Provincia. La Liga Feredal se ocuparía del resto.
En La Matanza, todo militante o dirigente justicialista que no se sumara a las filas de «La Liga», sería directamente raleado o condenado al ostracismo.
Algunos dirigentes del russismo intentaron oponerse y pretendieron seguir al margen del pierrismo. La respuesta no se hizo esperar: fueron borrados del mapa político del distrito.
En el Comando de Organización, en tanto, hubo dos posturas bien diferenciadas. Por un lado, Andrés Bevilaqua, que no dudó ni un instante y saltó a las filas del pierrismo más rápido que inmediatamente (incluso antes que se fundara la LF). Con el tiempo, Bevilaqua se ganaría la confianza del Jefe, y hasta llegaría a contar con despacho propio en la Presidencia de Diputados teniendo encomendada, entre otras tareas, la de atender el celular de Pierri.
Alberto Brito Lima, el otro referente del CdeO, se negó a integrarse a la nueva línea interna, haciendo valer su amistad con M*n*m. La postura de Brito Lima no era descabellada: siendo amigo de uno de los dueños del circo, no tenía por qué sentarse a negociar con los monos.
El problema de Brito Lima fue subestimar el poder de fuego de Pierri, quien en junio de 1993 logró que el Ministerio de Relaciones Exteriores no le renovara a Brito Lima su mandato como embajador en Honduras. Brito Lima se negó a aceptar la orden y terminó atrincherándose en la sede diplómatica, protagonizando un escándalo pocas veces visto.
Con el camino allanado, el 8 de septiembre de 1991, el candidato del Frente Justicialista Federal, Héctor Cozzi, arrasó en las elecciones para Intendente. Comenzaría lo que muchos coinciden en caracterizar como una etapa increible en la historia matancera: la de un Intendente que gobernaba recibiendo órdenes por teléfono, tanto de su Jefe Político, como de sus distintos secretarios de gabinete o algún que otro Concejal.
Por otro lado, para 1991/92, ya comenzaba a tomar forma lo que hoy se conoce como el Multimedios Pierri (Telecentro, Canal 26, etc.). Este detalle no es menor, porque Pierri fue uno de los primeros dirigentes políticos que entendió (antes que Manzano, por ejemplo) la importancia de los medios masivos de comunicación para influir en las decisiones políticas.
El primer mandato de Cozzi se caracterizará por un tibio ensayo de «Reforma del Estado», intentando emular lo que se hacían M*n*m y Duhalde a nivel nacional y provincial. El problema en La Matanza era que no había un sistema de «retiros voluntarios», sino que Cozzi directamente despedía gente. Varios fueron los roces que hubo entre la Intendencia y los Trabajadores Municipales por aquellos años.
Como se ha dicho, Pierri monitoreó, hasta dónde pudo, las Intendencias de Cozzi. Cuando comenzaron los problemas para el dueño de la Papeleras, se empezó a desentender un poco de algunas situaciones, hasta llegar, en 1999, a soltarle la mano. Pero no nos adelantemos en el tiempo.
En los años 92, 93, 94, si Pierri no atendía el teléfono, había otros que resolvían «in situ», lo que Cozzi no podía o directamente no sabía hacer: Hugo Fernández (entonces Secretario de Obras Públicas, hoy presidente de Almirante Brown), Francisco Di Leva y Ricardo Rolleri (ambos Concejales), eran quienes en realidad gobernaban (literalmente) La Matanza.
En la elecciones de 1993, el PJ obtiene 8 Concejales, la UCR 2 y el MODIN 2, que votan todo lo que pide el oficialismo. Con este panorama en el Concejo Deliberante, las rendiciones de cuentas, los balances y los presupuestos se aprobaban prácticamente a libro cerrado, mientras en La Matanza se robaban (otra vez: literalmente) hasta las canillas.
1993 es un año en el que pasan algunos hechos que ponen a Matanza en la tapa de los principales diarios de circulación nacional. A los hechos mencionados, se agrega el tema de los famosos «Batatas» del Mercado Central. Nada extraodinario: lúmpenes que de día hacían changas y por las tardes salían a pintar paredes con los colores rojo, verde y blanco de la Liga Federal, y que ocasionalemente podían ser la fuerza de choque de algún dirigente de la agrupación, que disuadiera adversarios políticos internos.
El periodista que puso al «descubierto» este tipo de prácticas, Hernán López Echagüe, fue golpeado primero, amenazado de muerte después. Pierri, mientras tanto, decía no conocer a nadie.
Un dato significativo es que para el año 1994, salvo el caso de Rolleri, ya no quedaban rastros de russismo. Todos los Concejales peronistas y los funcionarios de la gestión Cozzi eran de la Liga Federal. Una verdadera renovación política.
Ese mismo año aterriza en La Matanza otro personaje que cobraría cierta celebridad y proyección nacional: el Comisario Mario «chorizo» Rodríguez (N. del Conu: a quienes quieran saber acerca del origen del apodo del Comisario, les recomiendo consultar algún diccionario de lunfardo).
Rodríguez llegaba para reorganizar (sic) la Brigada de La Matanza, con asiento en la localidad de San Justo, pero los conocedores de la historia cuentan que en realidad, pasaba más tiempo dando órdenes desde su dúplex ubicado en Cabello y Lafinur, a una cuadra del Zoológico.
Como sea, en La Matanza nadie se comía una aceituna verde o negra sin el consentimiento de «Chorizo», quien se jactaba en privado de responder directamente a Pierri.
Volviendo al terreno estrictamente político, para 1995 las denuncias de corrupción asedian a Cozzi, pero como hasta ese momento eran «solamente» judiciales, el Intendente logra igualmente hacer pie en las elecciones generales de ese año y es reelecto por cuatro años más.
Sin embargo, el reparto de las bancas en el Concejo no es tan generoso como en años anteriores para el Justicialismo: había hecho su irrupción el Frepaso, que de la mano de Herminio Bayón, cosechaba más de 100 mil votos y obtenía tres Concejales. En tanto que la UCR se alzaba con 2 escaños.
Siendo una minoría exigua pero gritona, los Concejales del Frepaso se encargaron de destapar unos cuantos negociados de la era Cozzi. Para entonces, la fiesta menemista era un poroto, comparada con las cosas que sucedían en la administración surrealista del protegido de Pierri, cuya influencia mediática en el distrito poco podía hacer frente a los escándalos que se multiplicaban todas las semanas.
Era tal la impunidad que sentía el Intendente, que llegó a disolver por decreto los Tribunales de Faltas locales, argumentando que «no servían para nada».
Para colmo de males, dentro del propio justicialismo empezaban a sonar voces de disenso, que cuestionaban seriamente el liderazgo de los hombres pertenecientes a la Liga Federal.
La voz de mayor peso dentro peronismo que cuestionaba a los hombres de Pierri (y este también), era la del por entonces Senador Provincial Alberto Balestrini.
En la próxima entrega:
-El ocaso político del pierrismo.
-El «Efecto» Pinky.
-Los Movimientos Sociales.
-Ascenso y hegemonía de Alberto Balestrini.
Hola, qué tal.
Soy Gastón García, Licenciado en Comunicación Social.
Actualmente estoy realizando una investigación política sobre La Matanza y buscando información de La Matanza, llegué a este artículo: Breve Historia Política Contemporánea de La Matanza (segunda parte).
Quisiera saber si hay alguna forma de conseguir estos que están anunciados:
-El ocaso político del pierrismo.
-El “Efecto” Pinky.
-Los Movimientos Sociales.
-Ascenso y hegemonía de Alberto Balestrini.
Por otra parte, quería pedirles un teléfono de contacto para comunicarme con quien los haya escrito.
Mi cel: 15 30564142
Saludos cordiales.