Hacemos un paréntesis futbolero (o casi).
Ayer en el programa de Luis Majul estuvo Oscar Ruggeri. Hablando, ya no de bidones de agua con vomitivos o patadas y codazos arteros*, sino del proyecto de Ley del Futbol (???????).
Daniel Vila (socio de Manzano en el Grupo UNO, que en sociedad a su vez con De Narvaez controlan el Grupo multimediático América) lanzó su candidatura a Presidente de la AFA. Lo hace, como es de suponer, usando las instalaciones de su propio canal, gracias a la colaboración alcahueteril que le brindan algunos de sus periodistas: por ejemplo, el «valiente» Luis Majul. Que, después, con suma hipocresía, habla de «pseudoperiodistas genuflexos» que se rinden ante «el poder». Olvidando arbitrariamente (además) lo que se decía de él en épocas en que Carlos Menem era presidente.
El proyecto de ley en cuestión, patrocinado mediáticamente en una de sus aristas por Ruggeri, es uno de los «caballitos de batalla» de dicha candidatura.
Un desconocimiento grosero de la lógica de organización internacional del futbol, o una actitud demagógica y «vende humo», pueden guiar esta acción solamente. Es sabido que a la FIFA no le gusta que el poder político de los estados nacionales cuestione su autonomía. No aceptaría sin sancionar que una ley nacional regulara la actividad, violando la autonomía de la AFA. Este tema es discutible, y se acepta que tal vez no es lo mejor que la AFA sea autónoma. Vila y De Narváez tendrán ganas de enfrentarse con corporaciones tan poderosas. En contradicción con su discurso de acabar con la «crispación» y con el enfrentamiento «innecesario», se pelearán con la FIFA y sus sponsors, para finalmente darle un marco regulatorio estatal al fútbol. Confiamos en que seguramente así será.
Llamativo fue el modo en que Majul cerró la nota. Diciendo que Grondona había sido puesto en la AFA por Massera. ¿No había que terminar con esto de «revisar los 70»? ¿no había que «olvidarse» del pasado? La verdad, creí que estaban «hartos» en serio de los 70.
Pero ya que no lo están, les sugiero que aparte de acordarse de Grondona y sus vínculos con la dictadura, hagan un esfuerzo un poquito más arriesgado y vean si algunos de los que financian la candidatura de Vila no crecieron bajo el mismo paraguas protector. Uno de los socios de Vila en América es Juan Cruz Ávila, hijo y continuador de los negocios de Carlos Ávila, ex dueño de TycSports. Cuya vigorosa carrera como empresario comenzó… (continuará, si es necesario).
Grondona será todo lo que quieran, pero no me vengan a vender que Vila viene bajando de la Sierra Maestra, por favor.
*una anécdota de Ruggeri.
A principios de los 90, Vélez le pagó una pensión para que viniera a dar lástima en sus últimos años futbolísitcos.
A pocos partidos de su debut, Vélez jugó en Liniers contra Argentinos Juniors. En Argentinos jugaba Claudio Cabrera, el Chacho, ídolo de la gente de Vélez en los 80.
Se había ido del club perseguido por una lesión de rodilla que le sacó continuidad y al poco tiempo lo obligaría a largar el futbol de bastante joven. Fue recibido con una ovación. Se le entregó una plaqueta como reconocimiento a su trayectoria en el club. Dio vuelta frente a la tribuna local y la platea oficial saludando a los hinchas, casi uno por uno.
A los 10 minutos de partido, con Ruggeri cubriendo la pelota contra la línea de costado, Cabrera se acercó a marcarlo de atrás. El «caudillo» lo recibió con un codazo que le provocó a Cabrera traumatismo de craneo. Tuvo que salir reemplazado. La impunidad que gozaba el ex-campeón y subcampeón del mundo, hizo que no se cobrara ni siquiera foul. Ruggeri no se puso ni siquiera un poquito colorado.
De paso, publicito mi blog: también publicado acá.
si vienen estos grondona a muerte
Si bien Vila no es santo de mi devoción, si su presencia asegura torneos largos, un ascenso más federal y el fin de los promedios, yo lo banco. Porque Grondona también es chorro, y todos estos problemas van a seguir estando con él. Ojalá venga alguien mejor, pero la veo difícil teniendo en cuenta que en 30 años nadie le pudo hacer frente.
Una defensa, por colateral que sea, de Julio Grondona pensé que era algo que nunca iba a tener que leer en mi vida. Creía más probable, incluso, en este blog o en cualquiera, un post en defensa del otro Grondona. Evidentemente, tengo un concepto equivocado de la concurrencia oficialista de Artepolítica, que siempre consigue sorprenderme.
Gelly y Obes: una defensa, por velada que sea, de un empresario como Vila, y otros personajes que lo rodean, viniendo de alguien que se reconoce socialista, en cambio, creo que a nadie sorprende en lo más mínimo.
Es absolutamente consecuente con la historia del más que centenario partido, en cualquiera de las formas que adoptó a lo largo de la misma.
Te mando un saludo.
Por favor, decime no solamente, y sobre todo, dónde defendí a Vila, exponiendo todos los velos con que lo hice, sino también por qué él sería peor que Grondona. Gracias por apresurarte y además por elevar juicio sobre mi persona y de paso sobre el partido.
Yo escribo sobre Vila y vos retrucás quejándote de que defienda a Grondona. Tengo que entender que tu ataque a Grondona es para defender lateralemnte a Vila, entonces.
Juicio sobre tu persona no elevé, Gelly.
Exponé primero por qué considerás que defiendo a Grondona, y ahí, si querés te contesto todo lo que quieras.
Saludos
Por más que lo que me motivó al post fue sobre todo el comentario de mingop, es cierto que el tuyo también me parece, en su contexto, una defensa de Grondona. Por su título, por la chicana a Majul respecto de los ’70 y por la última oración. Ninguno de los tres lo pondera específicamente, aunque, en el contexto de un ataque a la posible alternativa, parecés estar diciendo «mejor Grondona que Vila», ¿no?
Elevaste juicio sobre mi persona cuando dijiste que tal cosa no debería sorprenderte de «alguien que…», siendo ese alguien yo mero. La referencia al socialismo fue gratis, y más en este tema. El socialismo no tiene ni la centésima parte de antecedentes mafiosos que tienen Vila y Manzano y la gran mayoría de los peronistas (y de otros partidos también).
La interpretación que hacés es un poco sesgada, porque explícitamente acepto como verdaderos los vínculos de Grondona con la dictadura, por ejemplo.
Lo que expreso es que no cualquier renovación es positiva.
Si me lo das a pensar, realmente creo que Vila sería peor que Grondona, porque llegaría envuelto en la bandera de una renovación (lo cual le daría ciertas licencias extra) que se haría sobre la fundamentación ideológica de sectores totalmente contrarios a lo que yo considero potable. Es mi visión personal. Y no es un juicio ético sino ideológico en primer lugar.
Pero no es la persona, ni siquiera la ideología tampoco, sino, en este caso, las circunstancias las que vuelcan la balanza. Grondona es un monstruo al que se lo conoce. No está disfrazado de santo.
Ahora, ese análisis de las correlaciones de fuerza a los que nos somete la política todo el tiempo, con derivaciones binarias levemente indeseables, no hace que uno caiga en el binarismo exagerado de creer que si no es el peor es porque es maravilloso.
Alguna vez publiqué en AP una vindicación de Grondona. Era para el Mundial. No me acuerdo muy bien en qué se basaba el texto.
Le reconozco una gran virtud política. Es un tipo que sabe disciplinar la realidad a sus intereses. Lejos de la valoración ética tiene la virtud de la inteligencia y la muñeca política.
Es una valoración desapasionada. Eso no lo hace «idolatrable». Pero le reconozco que es un gran político. Y es demonizado, en muchos puntos justamente, y en otros exageradamente (en general en cuestiones que tienen que ver con la organización del futol, sería muy largo discutirlo).
No me avergüenzo de eso.
No te califiqué a vos, sino como militante del partido socialista. No es la persona, sino la organización a la que pertenencés. Igual, si fue confuso, te pido disculpas porque no tengo ningún interés en calificarte como persona, así como tampoco en que me califiquen a mí.
Y lo del partido socialista fue también en medio de un exabrupto, pero en respuesta a tu calificación sobre los kirchneristas.
Discutir sobre la honestidad de un partido político me parece irrelevante totalmente. Ningún partido político es honesto o deshonesto. Esas categorías se aplican a las personas, no a organizaciones políticas. Y hay de todo en todos lados.
Saludos
OK sobre Grondona. No creo que nada que viniera podría ser peor, realmente, pero bueno, es una cuestión de fe.
Incurrís me parece en una contradicción:
-«No te califiqué a vos, sino como militante del partido socialista. No es la persona, sino la organización a la que pertenencés.»
-«Discutir sobre la honestidad de un partido político me parece irrelevante totalmente. Ningún partido político es honesto o deshonesto. Esas categorías se aplican a las personas, no a organizaciones políticas.»
Quizás te estoy entendiendo mal.
Bueno, es confuso, pero me parece que lo puedo explicar mejor.
Mi comentario sobre el socialismo era por cuestiones ideológicas, no de honestidad-deshonestidad. Digamos, que entre Braden y Perón, eligieron a Braden.
Cosa con la que vos estarás de acuerdo (y está perfecto), y yo no. Pero es una decisión de política, no de ética. Soy más claro así?
Te pongo el ejemplo para poder explicarme, no tengo intención de provocar ni chicanear.
Aparte te vuelvo a decir, fue medio un exabrupto para contestar con una agresión lo que entendí como agresión.
Saludos
Lo mío podés haberlo entendido como agresión, y no habría estado tan mal. Quiero decir que debe haber muchos kirchneristas que hoy por hoy lo defienden a Grondona, en virtud de su relación con el gobierno, cosa que pensé que vos quizás pero no. Perdón por eso.
Bueno, pero suponer que un socialista va a defender a Vila o a Manzano es ponerlo del lado de la deshonestidad, más allá de cuestiones ideológicas, porque todos sabemos lo que son esos sujetos. O sea que en realidad sí es una acusación ética.
Y con lo otro la pegaste, estaba pensando hace poco en hacerme una remera que dijera «¡Braden!». Evidentemente, en la puja entre libertad e igualdad, los socialistas se ponemos del lado de la libertad. Al menos, los socialistas argentinos, que son socialdemócratas. Los peronistas se ponen del lado de la igualdad, con muchos costos en cuanto a las libertades civiles. Y los radicales intentan, obviamente, ponerse en el medio, pero muchas veces no les sale.