Artemio López viene celebrando, de algún modo, la preeminencia de Binner y Alfonsín en el espacio opositor radical (ligeramente ampliado). Dice que estos personajes encarnan, en mayor o menor grado, una idea de política autónoma respecto de ciertos poderes fácticos corporativos, en contraposición a otros que son directamente marionetas de algunas corporaciones.
Uno de los puntos salientes del momento actual es la batería de reclamos que desde sectores concentrados del capital se hace escuchar, y que tiene que ver directamente con la recomposición de márgenes de rentabilidad.
En la lista de reclamos (pro rentabilidad) incluimos: eliminación de retenciones, plan anti-inflacionario (que permita hacer converger las tasas de interés nominales a la baja, con tasas de interés reales positivas), fin de las actuales restricciones al ingreso de capitales especulativos, devaluación, baja del salario mínimo real (Funes de Rioja dijo que no estaba atrasado sino adelantado).
Algunas son compatibles entre sí. Otras no.
En esta entrada, Lucas Carrasco imagina prioridades de un hipotético futuro gobierno de los que hoy son oposición. Cuáles serían las cosas que propondrían “corregir” del rumbo actual (para recomponer márgenes de rentabilidad). Particularmente no me convenció la idea de que se devaluara y se quitaran las retenciones al mismo tiempo. Me parece que son decisiones incompatibles. Al menos si lo que se busca es mantener cierto tránsito ordenado. La palabra orden es clave. Lucas, en los comentarios, recurre a la hipótesis de un “shock”.
Más allá de las cuestiones puntuales que se reclaman (que mencionamos más arriba) nos encontramos ante la hipótesis de que “recomponer márgenes” pone en contradicción los intereses de distintas facciones del capital.
Concretamente, el modelo alternativo que puede plantear “la oposición” no es uno solo. Porque la recomposición de márgenes de rentabilidad que promulgan unos, no es compatible con la que plantean otros.
Y esto remite otra vez a la idea: eliminar retenciones no es compatible con devaluar.
Siempre y cuando (reiteramos) lo que se busque sea un cambio de esquema armónico, sin “shock”.
Recordar la historia puede servirnos para alumbrar. Tanto la hiperinflación del 89-90 como la crisis 2001, significaron momentos de fuerte recomposición de márgenes de rentabilidad para los dueños del capital más concentrado. No sería nada extraño que evaluaran la posibilidad de recrear condiciones similares. Necesitan el chivo expiatorio político.
Por otro lado, hay analistas que le dan centralidad a la existencia de iniciativas parlamentarias que operan sobre el fondo de estas incompatibilidades. De algún modo, la oposición proyecta leyes que de sancionarse podrían significar factores de insustentabilidad e inviabilidad para el modelo vigente. Básicamente, recortando al Ejecutivo (actual y futuro gobierno, en un eventual cambio de mandato en 2011) recursos a administrar. Y autonomía política para conseguirlos.
Hay que decir que algunos dirigentes opositores se han mostrado más cautelosos que otros al decidir darles impulso a estos proyectos. Ahí está la clave.
Binner y Alfonsín, (estos políticos autónomos de los intereses corporativos al decir de Artemio) deberán prestar especial atención a este trasfondo.
Porque promoverse como autónomos respecto de los intereses corporativos no alcanza. Básicamente, porque no los exime de convertirse (ya siendo gobierno, tal es su intención) en la herramienta que propicie el shock recomponedor de rentabilidades. Y las decisiones que tomen hoy pueden ser decisivas para signar ese destino.
Qué bueno que se está poniendo artepolitica, lastima que nadie piense en esto ahora. Bueno, algunos lo piensan y lo desean.
Cuesta creer que sólo haya corralitos e inviernos que capear entre los diversos proyectos de gobierno de los que hoy son oposición, pero también me cuesta creer que haya algo más. Alguién escuchó algo?
Y cómo se podría devaluar con balanza comercial positiva?
Es verdad que no se puede quitar retenciones y devaluar al mismo tiempo, pero la segunda opción la veo imposible si no viene un shock externo. Mucho menos si entran más capitales.
Justamente, Mariano, por eso digo que la devaluación (nominal, con efecto real de cortísimo plazo) sólo es viable si la idea es generar un shock. Porque se iría rápidamente a precios el efecto (o sea, apreciación real), y para frenarlo habría que hacer un ajuste monstruoso.
Pero no se puede negar que hubo y hay lobby para que se haga eso.
Solamente lo puedo entender como un intento deliberado por generar una crisis (la famosa doctrina del shock). Por eso, algunos políticos deberían cuidarse de no ser usados como instrumentos de algunos sectores minoritarios que se beneficiarían de eso, en detrimento de todos los demás.
Saludos