Si dejamos de lado la hipocresía y las medias palabras, sólo nos queda señalar un par de verdades tácitas, que casi todos los medios, voceros políticos y judiciales evitan decir claramente en relación al caso Nisman, que más que un caso relacionado con la trágica muerte del fiscal, se trata de un breve capítulo del caso AMIA y su encubrimiento de más de 20 años.
Repasemos esas verdades y sus fundamentos y despejemos algunas dudas que sobrevuelan estas dos décadas nublando la visión de lo que realmente fue el llamado caso AMIA y, además, quizás nos ayude a despejar algunas dudas del capítulo actual, relacionado con la muerte del fiscal.
1) El fiscal Nisman no es un héroe republicano anti corrupción, sino que fue partícipe necesario del encubrimiento de los responsables de los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA, siguiendo a rajatabla las directivas de un sector de los servicios de la SIDE (con Stiuso a la cabeza) y de los servicios de inteligencia de los EE.UU e Israel; e hizo poco y nada para averiguar la verdad que hubo detrás del atentado.
(Esto lo hemos desarrollado ampliamente aquí)
2) Que no hay ninguna prueba que amerite señalar a Irán como el responsable del atentado contra la AMIA, y que la única hipótesis que queda en pié apunta a Siria y al entorno de Menem.
(Estos dos puntos los hemos desarrollado clara y ampliamente en nuestras notas aquí y aquí.)
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3) La oposición corporativa de los medios hegemónicos y una parte importante de la oposición política señala (sin decirlo claramente) que al fiscal Nisman lo asesinó el gobierno, debido a la denuncia suya contra la presidenta y el canciller.
4) La denuncia de Nisman es un pastiche carente de pruebas, de un claro delito y que ningún jurisconsulto de renombre se atreve a respaldar, más cercano a un artículo periodístico o libelo antikirchnerista que una denuncia formal, como lo señalan voceros y periodistas oficialistas y hasta lo aceptan los más serios voceros o periodistas opositores.
(Esto lo que hemos señalado ampliamente aquí)
5) Que el llamado «caso Nisman» es un regalo de reyes para la oposición más recalcitrante al gobierno, al famoso «circulo rojo» que puso en el candelero Mauricio Macri, cuyos arietes más desaforados son tres diputadas (Carrió, Bullrich y Alonso), que a su vez tienen claros lazos con los principales protagonistas del mismo (Nisman o Stiuso). Además de coincidir, casualmente, con la estrategia del lobby de los fondos buitres, la American Task Force Argentina (ATFA), que siempre trató de unir al gobierno con el estado «terrorista» iraní, aún cuando había pruebas palpables de lo contrario.
Lo que se aprecia en estos afiches del lobby de los fondos buitre:
Sitio del lobby antiargentino de los fondos buitres.
El lógico resultado de estas premisas es la unión circunstancial o prevista de cuatro o cinco grupos enemigos del gobierno (enemigos, no rivales) detrás de la deseada desestabilización o caída del gobierno, similar a la ocurrida con el de Alfonsín o el de De la Rúa, ensayada fallidamente
en 2008/2009 tras la Resolución 125.
Esos grupos son hoy: la corporación judicial, los grupos mediáticos hegemónicos, los agentes de inteligencia desplazados en diciembre de la SI (exSide), los grupos económicos hegemónicos que siempre se sintieron dueños del país, la derecha de los EE.UU con sus intereses hegemónicos sobre el continente y más allá y, finalmente, los políticos radicalmente antikirchneristas que constantemente fracasan en derrotar al oficialismo en los urnas.
Esta disputa de poder no empezó, sino que se reavivó con la muerte de Nisman, ya que comenzó incluso antes de que asuma Néstor Kirchner (nota de este Basurero al respecto).
Este regalo de Reyes será utilizado, ampliado, estirado, reciclado y mantenido vivo o resucitado en los meses por venir, ya que constituye casi el único elemento de unión de los grupos nombrados, útil para intentar dañar la imagen del gobierno o del partido gobernante, y terminar de una vez por todas (otro intento más y van…) con esta etapa de los movimientos populares en el poder, como fueron el yrigoyenismo y el peronismo en el siglo XX. Tanto aquellos como éste no pudieron ser derrotados en las urnas y sólo lo fueron por golpes de estado que siguieron a procesos destituyentes. Por supuesto, adaptados a los momentos políticos de cada caso.
Si el intento actual tendrá éxito o no, lo veremos a corto plazo, pero es hora de dejar la hipocrecía y las medias verdades de lado y hablar a calzón quitado, o sin caretas, porque la historia, como siempre, no perdona a traidores ni a indiferentes o tibios.