Pasada ya una semana de las elecciones es preciso hacer un análisis pormenorizado del nuevo escenario político de Córdoba. La idea es comenzar a construir un diagnóstico que nos permita tomar las decisiones correctas sobre la tarea política que se abre para los que defendemos y militamos por un proyecto de liberación nacional.
Estas son algunas ideas que se (me) desprenden de los resultados electorales. Hay otros factores que deberán integrarse para tener una real dimensión de la situación provincial y de nuestros objetivos políticos en el corto y mediano plazo.
La campaña electoral en Córdoba fue una de las más aburridas de que se tenga memoria: el escenario estaba claro, demasiado. La Voz del Interior y la Fundación Mediterranea comenzaron a observar, al ritmo de los primeros afiches y publicidades callejeras de los candidatos, que el discurso único revivía y se fortalecía con el correr de los días.
Los tres candidatos con posibilidades serias de disputar el primer puesto, tenían una misma propuesta, mismos argumentos, mismas estrategias. Había que ir al Congreso a defender los intereses de Córdoba, mancillados vilmente en los últimos años por un gobierno central unitario y avaro que especula con la plata que “le quita” a las provincias y lo poco que “devuelve” lo hace extorsionando, cooptando, quebrando voluntades de pobres intendentes que ante la necesidad de contar con algo de dinero para gestionar sus empobrecidos pueblos, ceden a la tentación y se arrodillan ante el cínico y malvado poder central. ¿Parece una exageración? No lo es; esa idea vienen trabajando desde hace mucho tiempo en Córdoba los dueños del poder real a través de La Voz del Interior, incluso mucho antes del conflicto con el campo. Este relato fue el “marco teórico” en el que se asentaron las distintas estrategias electorales de los candidatos.
Sin embargo no fue la única coincidencia entre ellos:
1. “El aparato productivo de Córdoba es esencialmente agroindustrial”.
Cuando se habló del sistema productivo el único sector que se nombró fue el agropecuario. El discurso al respecto sostiene que todas las demás actividades son subsidiarias de aquella: si le va bien al campo, le va bien a la construcción, a la industria automotriz, a los pequeños comerciantes, a los profesionales independientes, etc.
Este discurso reemplaza la idea de que la expansión del mercado interno es un factor decisivo para apuntalar el desarrollo sustentable; así, el motor de la actividad económica se traslada hacia un modelo centrado en la exportación de materias primas. Es tan increíble el alineamiento a este modelo productivo que ni siquiera se hizo mención, en toda la campaña, a la actividad que mayor cantidad de divisas y puestos de trabajo genera en toda la provincia: el turismo. Actividad que no contamina ni, je, tiene retenciones.
2. “El único culpable de la calamitosa situación financiera de la provincia es el gobierno nacional que discrimina a Córdoba a través de una ley de coparticipación perversa”.
Otra vez el enemigo está fuera de las fronteras. Este argumento, que sólo favorece al oficialismo provincial, oculta bajo la alfombra los últimos 10 años de endeudamiento desenfrenado, desmanejos estatales (el caos de la caja de jubilaciones es un botón de muestra), el desfinanciamiento constante del Estado a partir de la sistemática reducción de impuestos a grandes empresas y el congelamiento del inmobiliario rural, que todavía presenta valores de la época de la convertibilidad y una increíble desigualdad territorial en infraestructura y promoción productiva, entre el norte campesino y el sur sojero.
Sin embargo se acusa livianamente al Estado Nacional por quedarse con el 70 % de los recursos que se generan. Lo que no dicen es que esos porcentajes se logran gracias a la combinación de una mayor presión impositiva del Estado Nacional a los sectores de mayores recursos y una descarada transferencia de ingresos del Estado Provincial en favor de los privados.
Nada dicen tampoco de una política de Viviendas y seguridad profundamente discriminatoria y segregacionista que expulsa a los sectores pobres y en situación de villa, a los llamados barrios ciudades situados en las afueras de la ciudad, e impiden, mediante control policial, la libre circulación de estas personas por zonas “que no les son propias” a través de un código de faltas que permite detener a cualquier persona por 72 hs. sin la participación de ningún juez o fiscal y bajo el ambiguo delito de “Merodeo”.
Nada dicen porque lo que están peleando no son proyectos políticos distintos, la lucha es por ganarse la representación del poder real. Por eso se pelean para ver quien es el más opositor a la nueva Ley de radiodifusión, a las estatizaciones o a las retenciones.
Una vez por mes, todos ellos son vecinos de mesa en las cenas que la Fundación Mediterranea realiza para adoctrinar periodistas y políticos.
Bueno, me fui al carajo, la idea era escribir algo sobre las elecciones. Ahí va:
El primer dato que se desprende de los resultados es el de una gran dispersión de las representaciones políticas en tres partes iguales entre el Juecismo, el radicalismo y Unión por Córdoba.
Para el sector de juez, la elección deja un sabor agridulce. Lejos de las proyecciones anteriores al escrutinio, que lo daban como un claro ganador, con una buena ventaja sobre la UCR, que ocupaba el segundo lugar, solo sacó una diferencia de 4 puntos en Senadores y quedó segundo en diputados. Otro elemento a tener en cuenta fue la mala performance del Frente Nuevo en el interior provincial (quedó tercero)
Si bien el conflicto entre la municipalidad de Córdoba y el Sindicato de Empleados Municipales jugó en contra de las aspiraciones juecistas (El titular del SUOEM, Rubén Daniele, es un aliado incondicional de Juez) Y la pésima elección de Alonso para encabezar la lista de diputados. También el estrecho margen de votos a favor con el que el Juecismo gana la elección, es producto de un tipo de construcción y un discurso político que alcanzó su techo. El denuncismo constante, la separación tajante (en la gran mayoría de los casos sin pruebas) entre honestos y corruptos y cierto desparpajo que rompió con el estereotipo del político profesional y acercó identitariamente a la “persona común” con Juez, son estrategias que deben ser superadas. Si lo que se busca es constituirse en “la” opción de gobernabilidad para la provincia de Córdoba en el 2011 lo más adecuado sería la asunción de un perfil más ejecutivo, prudente y dialoguista.
El Radicalismo fue el gran ganador de la contienda. Estas elecciones legislativas le permitieron al centenario partido recuperar a sus votantes históricos y comenzar la reconstrucción de un partido que hace un año se debatía entre su desaparición y la fuga de sus principales referentes, producto del fracaso Aliancista, la irrupción política del Juecismo y la concertación kirchnerista.
La acertada decisión de desestimar la alianza con Juez, reposiciona a los boinas blancas en la disputa por la gobernación en el 2011. La UCR logró pocisionarse en el segundo lugar tanto en el interior como en la Capital provincial y obtuvo 4 diputados.
Se éxito (para el radicalismo salir segundo es todo un éxito) radicó en una buena campaña
La situación del PJ que responde a Schiareti es un poco más compleja. A simple vista se podría decir que el tercer puesto para el partido gobernante da cuenta de una derrota inapelable. Es cierto, el gringo es uno de los grandes perdedores, sobre todo por ser el gobernador con menos representación en el parlamento. Sin embargo si se analiza las proyecciones iniciales de campaña y las increíbles dificultades que se le fueron presentando, salvó la ropa. Es verdad que recibió la ayuda indispensable de los recursos estatales (muchos, muchos. Todavía no puedo sacar de mi cabeza la canción: ¡Para Córdoba lo que es de ….) pero debió imponer un candidato resistido por el partido, desconocido por la gente, disputar el voto peronista con la lista del Frente para la Victoria, abandonado por De la Sota que se tomó el piante, enfrentando al temible aparato capitalino de Olga Riutort y disputar “el voto del campo” con los radicales y juecistas. Pese a todo esto logró ganar en el interior. Algunos dicen que el “efecto Peña” jugó un papel importante en el último envión de Mondino, nosotros lo ponemos en duda.
El lamentable papel del Frente para la Victoria fue la ¿última? travesura de Jaimito.
Al principio de la campaña había dos posibles estrategias:
1. Asumir la representación del proyecto nacional, ocupar ese espacio absolutamente vacante, lograr el respaldo del sector que apoya al gobierno nacional (entre 15 y 20 %) y asegurado ese piso salir a disputar indecisos. La persona mas preparada para realizar esa campaña era Patricia Vaca Narvaja. Esta estrategia tenía algunos inconvenientes: PVN nunca militó en Córdoba, su figura generaba muchos rechazos en el sector peronista potencialmente aliado (sobre todo del interior y en el Olguismo) lo que hubiera complicado las negociaciones con esos sectores, no tenía estructura propia ni conocimiento público entre los cordobeses. En definitiva, similares problemas iniciales que el candidato del oficialismo provincial.
2. La otra opción fue disputar la estructura del PJ provincial. “Libanizarlo”. Cooptar lo que más se pueda del aparato y dividir el voto peronista forzando el papelón electoral de Schiaretti. Paso seguido, disputar la estructura a partir de un congreso partidario.
Esta opción (la elegida finalmente) también suponía un costo altísimo, que fue “minimizado” por el comando electoral. Esto es, despegarse del Gobierno Nacional y disputar el electorado de Mondino haciendo eje de campaña en las capacidades de gestión y las “nuevas ideas” que Acastello aplicó con éxito en Villa María. Pelear en este segmento le costó a la lista 504 resignar potenciales votos “propios” en pos del “territorio” garantizado por los intendentes aliados.
El análisis era que el voto de apoyo al gobierno nacional era un voto cautivo al que no había que destinar demasiadas energías. Se suponía que “esos ya están convencidos” De este modo se asociaba el apoyo al “modelo” como una posición ideológica asumida exclusivamente por “los sectores progresistas” la clase media universitaria progre, (un aprox. 0.0001 del padrón provincial)
Si se analiza el desempeño de la lista en los departamentos aliados, el resultado es lamentable: Para graficar esto, alcanza con ver el desempeño del FPV en el territorio de mayor fortaleza, el departamento Gral. San Martín, donde se ubica Villa María, esta sección aportó 18.000 votos, menos del 1% del total de los votos provinciales. En los otros municipios donde se contaba con el apoyo de los intendentes, el porcentaje de votos se mantuvo entre el 9 y 11%, promedio provincial final obtenido por la lista FPV.
El ”error” en la conceptualización de la conformación social de los sectores que apoyan el modelo, fue letal para las aspiraciones electorales del FPV, pero funcional a los intereses de disputar la interna cordobesa. Estrategia que los principales referentes de este espacio hicieron explícita minutos después de que se cerrara la votación.
El discurso fue: “el peronismo, de haber ido en una sola lista, hubiera ganado las elecciones. Este fracaso es producto del autoritarismo de la conducción, la falta de diálogo y el desplazamiento de sectores importantes de la mesa donde se toman las decisiones”. Del Gobierno Nacional, como en toda la campaña, nada de nada. Silencio de radio. Había que reforzar que el electorado de las 2 opciones peronistas era el mismo, sólo los separaba una sola diferencia menor. Unos quedaron adentro de la estructura provincial, y los otros, afuera.
Hasta acá llegué, por hoy.
No hay menospreciar la incredulidad y desorientación de Nebreda en los debates que se hicieron (tanto en Canal 12, cuya audiencia es un poco mas masiva como en Canal 10, de audiencia mas tradicional y cercana al ámbito universitario).
Yo pertenezco al «ámbito universitario progre» (encima de Psicología) y te digo que el humor general en ningún momento estuvo ni cerca del oficialimo.
Y la imagen de Acasttello en la gente fué un tipo sonriendo con ojos claros. No se percibió ni el apoyo decidido al gobierno (sobre todo Nebreda), ni la diferencia con Mondino (si hasta tenés que mirarlo fijo para diferenciarlos).
Los presupuestos fueron exagerados tanto de UpC como del FpV. La cantidad de propagandas y carteles que se vieron de estos dos partidos fue impresionante. Y ninguno metió senador.
Tambien coincido Leandro con que el humor de la gente con respecto a Juez ha cambiado mucho, y es verdad que muchos se están cansando de las críticas interminables, los chistes (a veces traidos de los pelos) la prepotencia. No pudo mantener la altísima imagen que había conseguido después del 7 de septiembre del 2007. Ahora hasta dudo de sus posibilidades para la gobernación.