Por Conrado Yasenza*
El tiempo que va desde la realización de las PASO hasta las elecciones legislativas de Octubre, ha dejado un espacio donde la coyuntura se impone con la potencia de la molicie que el verano arroja sobre la “idea de estar solos”. Entonces Mauricio Macri, y ante la impotencia de asumir que sus propias limitaciones políticas le han impedido construir esa fuerza nacional que lo catapulte – teme caerse del tren – a la ansiada Presidencia en 2015, ha sentido que el Grupo Clarín le soltó la mano para apostar fuerte por Massa, y así es que ínició su caravana mediática donde comenzó a hablar del “Círculo Rojo”, otra de las «categoría de análisis político» producidas por Jaime Durán Barba; círculo que mal remite a la saga de cuentos fantásticos escritos por Borges y Bioy, esfera sobre la cual algunos “cuadros” del macrismo no tienen ni idea de su radio (Laura Alonso y las profundidades de su abismo político reducido a prácticas de ONG)
Allí entra en escena la arena caliente de la coyuntura política y comunicacional y así es que todo el día, en todos los soportes mediáticos, se trajina con el tema de la misteriosa órbita como si recién ahora descubriéramos que Clarín es el poder fáctico, junto a las empresas que cotizan en bolsa – Clarín también lo es – que, desde su fundación misma, ha condicionado, derrocado y, también, les ha arrancado mediante el poder del dinero y la coerción mediática, inconfesables beneficios a todos los gobiernos democráticos y a todas la dictaduras. Esto ha sido así desde sus inicios filonazistas, bajo la influencia del conservador Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Fresco, pasando por la emblemática apropiación, junto a La Nación y La Razón, al iniciarse la dictadura cívico militar de 1976, de Papel Prensa, para llegar a nuestros días en lo que ha logrado frenar mediante cautelares la Ley de Medios de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Y cómo de círculos hablamos, la onda concéntrica que produjo la piedrita tirada por Macri en ese falso espejo de agua, se expandió hasta abarcar casi el centro mismo de la información. Quizá fue el temor de Macri el que instaló la idea del misterioso aro, o tal vez, sólo fue una fanfarronada del Jefe de Gobierno de la Autónoma Ciudad de Buenos Aires para demostrar que él sí es “amigo de los grandes”. Pero la verdad de toda esta historia de discos y circunferencias es que se nota mucho que el interregno electoral post PASO con dirección a Octubre ha desplegado sobre estas costas un clima casi parecido al desasosiego que produce el verano en el periodismo.
Tal es así que importantes medidas como la suba del impuesto a las Ganancias o la decisión de tratar en el Parlamento el proyecto del impuesto a la Renta Financiera, han sido tratados en modo oblicuo en casi todos los medios gráficos, televisivos y radiales. Agrego que ocurrió lo mismo con el fallo de la Corte de Apelaciones de Nueva York a favor de los “fondos buitre”, eclipsado por las audiencias que la Corte Suprema de Justicia convocó, y en las que puso en igualdad de condiciones y como “partes” al Estado con una S.A., para recabar información que los ayude a decidir sobre la inconstitucionalidad o no sobre dos artículos de la Ley de Medios y a cuatro años de su sanción. Ese fallo que compromete el futuro político, económico y social de la República – el fallo a favor de los buitres – , sólo cobró algo de vigor durante la última Cumbre del G-20.
Así es que la coyuntura roe el cadáver del diario de hoy y del de ayer como también envuelve a todos los soportes “informativos” y al mismo concepto de “construcción de realidad”, del cual es parte esencial.
Ahora, un apartado que, en modo prospectivo, infunde una preocupación que trasciende, aunque contiene, la mentada coyuntura
He escuchado las declaraciones de Martín Insaurralde – a quien voté -, candidato a primer diputado nacional por el FpV, sobre el desarme y la baja de la inimputabilidad en la edad de menores que delinquen. Casi presentado como un título para los medios y en el peligroso marco de la campaña electoral – nunca es aconsejable plantear un tema tan sensible como éste en ese marco – Insaurralde se pronunció a favor de bajar la edad de inimputabilidad en menores de 16 años. Habló de un proyecto que con Juliana Di Tulio (segunda candidata) y un equipo de abogados y legisladores están elaborando pero no dijo nada acerca de él, por ello no sabemos si se trata de derogar el decreto de la última dictadura cívico-militar sobre el Régimen Penal para la Minoridad, de reformular la ley penal para la minoridad o a qué se refiere ese proyecto. No dijo nada que aclare este punto, no profundizó ni se explayó aún. Insisto, da la impresión de una declaración de impacto y para los medios. Entonces se abre un inquietante interrogante: La estrategia elegida por el FpV en el tema inseguridad parece estar regida por la agenda que marca la derecha política y comunicacional, y los sectores sociales que plantean esta cuestión, real, como un problema individual y no colectivo y que tiene que ver con mejores condiciones de vida e inclusión social más que con un marco estrictamente represivo y aún más alejado del debido proceso legal. De ser así, y lo escuchado hasta hoy – ahora, en esta misma mañana – no lo desmiente, estaríamos ante un cuadro de situación en el cual el FpV, para intentar recuperar o atraer votos con miras hacia octubre, se inclina por el discurso punitivo ante los menores que sostiene la derecha represiva y oportunista. Atendible y preocupante.
Para quien escribe estas líneas lo dicho y escuchado plantea un dilema: Esta, por ahora no argumentada – insisto, sólo parece el título para los medios, habrá que ver su argumentación y desarrollo – «blumberización» del FpV, pánico generado por la diáspora de votos en las PASO, ha llevado al Gobierno a acentuar un discurso anclado a uno de los reclamos de la derecha política y comunicacional, que tal vez implique una relativa falta de apertura para debatir cuestiones especialmente sensibles como lo es la seguridad o como también lo es la discusión en torno a la resignificación de los espacios de la Memoria. No sé qué valor de muestra implican estas observaciones pero sería saludable constatar si es que muchos no queremos una acentuación de ese camino.
Y agrego una pregunta final: ¿Esta es la opción – y perdón, nuevamente, por lo prospectivo – del FpV-Sciolismo como salida política hacia 2015?
* Periodista. Dtor. de La Tecl@ Eñe, Revista de Cultura y Política