Los argentinos asistimos, en la actualidad, a la incubación de una crisis de expectativas.
Quienes han leído alguna de mis entradas aquí, o mis comentarios a entradas ajenas, y me identifican, conocen mi innegable simpatía para con la facción gobernante del partido Justicialista. Esto no me impide hacerme cargo de la palabra “crisis”. Palabra que, creemos, fue utilizada con desmesura ante la vislumbre de cualquier dificultad, anteriormente, pero de la cual no estamos exentos en este preciso momento. Y entonces la asumimos, ahora, del mismo modo que asumimos en otras oportunidades palabras como “caja”, o “ajuste”, sumiéndonos incluso en sostenidos debates, en los que fuimos acusados por algunos compañeros incluso, de “economistas”, palabra que acompañada de cierto tono despectivo habitual en las huestes nacionales y populares, adquiere indiscutible rasgo axiológico negativo.
Decía: crisis de expectativas. Las empresas preven contracción de la economía en general y de su economía en particular y ajustan sus presupuestos, congelan sus proyectos de inversión, o al menos los posponen, los particulares se vuelven conservadores, no gastan tanto por miedo a quedarse sin trabajo, o, en el caso de los que trabajan como autónomos porque ven ya resentirse su ingreso por los motivos que mencionábamos, quienes tienen ahorros no renuevan plazos fijos y se refugian en el dólar (¿?), generando una minicorrida que obliga a los bancos a subir las tasas de interés (al menos mientras el BCRA intente frenar una devaluación demasiado brusca), lo cual contrae aún más el consumo y la inversión por el encarecimiento del crédito (aunque es posible que los bancos ofrezcan en algún caso una tasa activa menor a la pasiva, pero esta es una cuestión para un post aparte).
En principio, y ante esta situación, el capital concentrado observa la oportunidad del temido “enfriamiento” (que si recordamos, muchos de sus representantes venían pidiendo, incluidos algunos a los que se “acusaba” de oficialistas como Ratazzi). ¿Cuál es «su» oportunidad? Reducir el costo salarial para ampliar márgenes de rentabilidad. En términos marxistas, mejorar la composición orgánica del capital. O fortalecer, en algún caso, la tasa de plusvalía.
Entonces, aparecen problemas “reales”, pero que no deben hacernos olvidar que el meollo de la cuestión son las expectativas. Y por esto mismo es posible que se pueda identificar algún “nicho” en que la demanda sea sostenida, y se enfríe en tanto se contraiga la oferta. Digamos, si yo utilizo aluminio como materia prima, y Aluar congela sus proyectos de inversión y disminuye su producción, me voy a ver obligado a frenar mi producción también. Identificar esos nichos es darle una oportunidad a las Pymes, que necesitan el respaldo (para fortalecer sus expectativas), y algún “aporte”, también. Sumando un poco de audacia, se puede ocupar los lugares que otros dejan vacantes.
Para eso será necesario, desde el Estado, hacer “caja”: para darle a la economía una inyección desde la inversión pública. Inversión pública que será eficiente en tanto sirva, en buena parte, como puntal de la inversión privada. De la inversión privada de las Pymes, pero no, nunca, de ningún modo, de los GGD. Esos que sigan enfriando, haciendo ajustes, recuperando márgenes, y demás. Y si nos la dejan picando hay que mandársela a guardar.
Bueno, tu propuesta es en definitiva Keynes basico…
El tema que la inversion publica siempre esta y estuvo asociada a las grandes empresas.
Y es algo casi logico. Podria una Pyme implementar un proyecto de ciento de millones de USD? Porque eso es definitiva, inversion publica.
Que Pyme puede competir con Aluar por seguir tu ejemplo?
Como haces un proyecto de inversion publica que contemple a las pymes y excluya a las grandes empresas?
Seria muy dificil de implementar desde lo economico e imposible de implementar desde lo politico.
En un momento como el actual, si Kirchner pierde el apoyo de los sectores industriales fuertes, cae. Sin lugar a dudas…
Hoy escuche en la radio a un diputado peronista que pude escuchar su nombre, decir que toda esta escalada del dolar estaba siendo un «golpe del mercado». No se si es exagerado o no, ahora si vos te pones a todas las grandes empresas en contra, creeme, que el golpe de mercado lo vas a tener seguro…
Esatamenchi, Keynes chento por chento, y es eso lo que dicen va a anunciar esta semana el Gobierno (plan de obras públicas).
Con respecto a la incipiente caída de las expectativas en la Argentina, lo que quiero decir es que en este país a todos nos gusta ver como los pobres se retuercen del hambre cuando nos golpea una malaria, a las cuales ya estamos acostumbrados, pero que sin dudas siguen impactando con fuerza (sobre todo en quienes de ninguna manera pueden pilotearla, los pobres), por más que uno se cure de espanto.
La ¿oposición? junto a la «otra» oposición, es decir, los medios maléficos de comunicación, están envalentonados en una cruzada pro destrucción de todo tipo de expectativas y de la confianza del individuo económico, que a la larga va a trasladarse al sistema (ya se está produciendo), a la empresa, a las decisiones institucionales. En fin, un recurso patriótico chento por chento.
Siempre me pregunto: ¿En este país se tolerará la movilidad ascendente en algún momento? ¿O estamos condenados a que una banda de gángsters destruyan todo para asegurar que eso no suceda?
Las crisis son inducidas en este país, no jodamos.
En algunos remotos casos, las crisis pueden ser inducidas, aunque en la mayoría de los casos no. No es este el caso, por supuesto. Hoy por hoy el mundo entero habla de crisis, las transacciones en internet bajaron entre un 30% y un 60% dependiendo el sector que mires. Eso llega a la Argentina y tiene su contagio inevitable. Encima el gobierno revuelve un poco más el mercado financiero y la confianza sigue cayendo, entonces, como acto reflejo la gente sale a comprar dólares y el banco central tiene que seguir bajando reservas para mantenerlo, lo cual colabora con la desconfianza y retroalimenta el proceso.
Acá no hay crisis inducida, no hay que ser paranoicos, simplemente hay un contexto internacional desfavorable al que este gobierno le agregó un problema más. Y con esto no discuto la estatización de los aportes, con lo que estoy de acuerdo, sino que por supuesto, una vez más hablamos del torpe modo de hacer las cosas de los K. Entonces, hay que ver esa torpeza y comprender sus efectos, así empezamos a entender por qué pasa y así dejamos de actuar como supersticiosos que buscan la explicación de los hechos que se desencadenan en la obra de alguna maléfica energía.
El gobierno está creando un plan de inversión de obra pública para ponerle un poco de lógico keynesisimo al asunto. Todo lo que espero es que se sienten y lo preparen bien, y que esto no termine siento otro proyecto más armados a los apuros, para el culo, y que traiga más dolores de cabeza que soluciones.
¿¿Alguien sabe como va la bolsa y el dólar?? Porque no lo veo ni en la esquina superior derecha de la pantalla de TN ni en la portada de Crítica y menos la de La Nación. Seguramente se debe seguir desplomando y los bonos continuar en picada.