Democracia a la cacerola

“¿Democracia o diktadura? Por una verdadera República, digamos basta. Ni un K más”. Tal es la consigna con la que un sector de la sociedad –difícil identificar su pertenencia partidaria o su filiación política- está convocando a movilizarse hoy en distintos puntos del país, para expresar su descontento hacia el Gobierno nacional.

La frase está cargada sentidos y supuestos. Evidencia, además, las palabras y los significados con los que un sector de la sociedad piensa la política actual.

Lo primero que llama la atención es la antinomia con la que se abre la consigna: ¿democracia o diktadura?. Así, el llamado a la movilización es motivado a partir de presentar una contienda entre la “tiranía cristinista” – autoritaria, déspota, monárquica- y una Democracia con mayúsculas, a la que no agregan mayores definiciones.

Frente a esta indefinición, sería bueno saber qué concepción de democracia este sector llama a defender, o lo que es igual, cuál es la forma de gobierno que imaginan ideal, deseable, digna de vivir.

Para enfrentar esta vaguedad podemos prestar atención al concepto que aparece continuando la frase, es decir, “una verdadera república”. La aparición de este nuevo concepto parece echar un poco de luz: la democracia que ellos suponen verdadera es una que asuma la forma republicana; es decir, una democracia que preste atención a la tan preciada calidad institucional, que practique la mesura política, la búsqueda de consensos por sobre el conflicto, el control entre los poderes, etc. Aparece así, nuevamente, y aun cuando los que se sientan interpelados o reproduzcan esta consigna no lo sepan del todo, aquella visión que en nombre de un republicanismo puro, pacato, europeizante, condenó toda forma de gobierno popular por considerarlo una forma fallada, contaminada por excesos, cercana al fascismo.

Respecto al otro término de la contradicción, “diktadura”, es preocupante, en primer lugar, el uso extremadamente liviano que hacen de un concepto con tanta significancia para la historia argentina; podríamos pensar que ese uso es posible sólo a condición de vaciar de contenido el concepto mismo. Pero, en segunda medida, resulta ciertamente llamativo –también, claro está, sintomático- que con el término dictadura se refieran a un gobierno electo y reelecto con amplísimo apoyo popular y, más fundamental aun, a un gobierno que ha consagrado derechos de mayorías y de minorías  como casi no hay antecedentes en nuestra historia nacional. Ni hablar de la absoluta libertad de la que gozan para convocar a movilizarse en contra del gobierno, o de los ataques sistemáticos que a diario se realizan desde la corporación mediática, los cuales hablan a las claras de una plena libertad para decir, hacer y opinar.

Pero más allá de las reflexiones que puedan hacerse en torno a la forma en que se convoca a la movilización, en el fondo, quizá, debamos celebrar  que otros sectores de la sociedad sientan la necesidad de organizarse y movilizarse en defensa de sus intereses.

Sería muy positivo, eso sí, que quienes decidan hacerlo, se preocupen menos por expresar su odio anti-kirchnerista y se dediquen más a plantear posicionamientos claros respecto, por ejemplo, a qué tipo de economía defienden, qué opinión tienen sobre los Derechos Humanos, qué posición asumen frente a la desigualdad social, cómo imaginan las relaciones de Argentina con la región y el mundo, qué concepción tiene del Estado, que piensan respecto de la injerencia de éste en la economía, etc. En definitiva, que puedan conformar una oposición política que efectivamente represente y se articule en torno a un proyecto político alternativo.

Aquellos que no nos movilicemos, por nuestra parte, deberíamos evitar las lecturas moralizantes, esas que entienden la contienda política como una lucha entre buenos y malos, o entre razones verdaderas y erradas, y comprender, por el contrario, que del otro lado también hay intereses por defender. Y que si, como rara vez ocurre, los sectores más acomodados sienten la necesidad de salir a las calles a defenderse, es por que sus privilegios, como mínimo, han comenzado a ser cuestionados. Y frente a eso, cada uno sabrá de qué lado ubicarse.

Agustín Lewit.

 

15 comentarios en «Democracia a la cacerola»

  1. «Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado para obtenerlo, otra persona deberá haber trabajado para ello, pero sin recibirlo.
    El gobierno no puede entregar nada a alguien, si antes no se lo ha quitado a alguna otra persona.
    Cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando ésta otra mitad se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, eso, mi querido amigo, es el fin de cualquier nación. No se puede multiplicar la riqueza dividiéndola».

    Dr. Adrián Rogers , 1931

    1. Viniendo de un gran laburante… pastor millonario homofóbico, ‘pro-vida’ y a favor de la pena de muerte. Y difícil que la frase sea de 1931, que es el año en el que nació… ni eso pueden chequear.

      1. Pepe: se ve que 1931 es la fecha de nacimiento, nomás. Deberían haber puesto un guión:
        1931-
        para denotar que todavía sigue iluminándonos.

    2. Manifiesto del anarcocapitalismo salvaje.
      Rogers contra el Estado y contra los negros que viven de planes. Here, there and everywhere.
      Ideología chatarra. Utopía facha.

    1. Isabel:
      Es muy difícil el concepto que le está nombrando a @rgentina on line. Empiece por cosas más simples: el alfabeto, contar, algunas cuentas fáciles, ‘mamá me ama’…
      Después, con el tiempo, logrará que llegue a entender eso de la *distribución*, que le debe resultar tan indescifrable como a nosotros la Teoría General de la Relatividad o la historia del bosón de Higgs.

  2. Creo que @rgentina on line se está refiriendo a los Rocca o similares, que disfrutan de la vida y sus extravagantes lujos en Europa sin laburar mientras sus miles de trabajadores laburan toda la semana por la milésima parte.
    Está clato lo que quiso decir… o no?

    1. Claro que se refiere a eso. Como nos enseñó el Viejo Topo, una clase parasitaria que vive a costa de apropiarse del trabajo impago de los laburantes. @rgentina, vos sí que entendiste la teoría de la plusvalía.

    2. no te confundas. Los miles de trabajadores de Rocca lo mas probable estaban en la marcha del otro dia o la apoyan. O te pensas que los ejecutivos, los jovenes pasantes y los obreros sindicalizados de la UOM que ganan arriva de 7 lucas se consideran miembros de la clase proletaria?

      ps. habiendo laburado varios anios en Techint te aseguro que los Rocca laburan muy fuerte. No se puede decir lo mismo de toda la clase empresarial ni politica.

      1. Cambiale el nombre de Rocca por el que quieras.
        Estaba discutiendo conceptos, no casos concretos.
        No se entendió ?

      2. se entendio. Deja de lado el ps entonces pero lo primero es valido. En conceptos: la clase-mediatizacion del proletariado es senialada con unos de los grandes problema teoricos en Marx, que indicaba que el desarrollo capitalista iba a llevar llevar a una creciente proletarizacion.

        Es complicado el tema cuando el clivaje ‘clase media’ se volvio la ultima moda de acusacion clasista desde la marcha del otro dia.

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