Feria del Libro de Frankfurt 2010
Discurso de Apertura de Griselda Gambaro
5 de octubre 2010
Quiero expresar en primer término mi alegría por asistir a esta Feria de tanto prestigio donde tengo el doble honor de pertenecer al país invitado y de usar la palabra en su ceremonia de apertura. Me congratulo también por la presencia de tan altas personalidades de la política, lo que señala, por otra parte, la especial atención concedida a esta Feria que entre las ferias del mundo ocupa un lugar de primacía.
La posibilidad de un discurso de apertura me abría inicialmente muchos caminos, entre ellos los referidos específicamente al libro, a los problemas de difusión y mercado, a las nuevas formas digitales que implican una manera distinta de escribir y leer, a la falta de una legislación exhaustiva en este campo.
Podría referirme a nuestra cultura aluvional y mestiza, cultura de apropiación que generó, después del casi exterminio de las culturas originarias, un producto autónomo cuya apreciación, en los países europeos, aún suele estar teñida de cierto prejuicio folklórico.
O bien detenerme en el impacto que la literatura de lengua alemana provocó en los escritores de mi generación que leímos muy tempranamente a Thomas Mann publicado por editores argentinos. Podría mencionar a Herman Hesse, cuya lectura devoraron los jóvenes de la época, y la traducción de los poetas, desde Holderlin a Trakl. Vínculos que siguieron con Heinrich Böll, Günther Grass, Christa Wolf, Peter Handke, pero que después no tuvieron la misma continuidad, sobre todo referida a escritores igualmente valiosos pero de menor renombre. Y en relación a los autores argentinos fueron pocos los traducidos a la lengua alemana, por lo que es una gran reparación el Programa Sur de traducciones para nuestra presencia en esta Feria.
Sin embargo, por preocupación personal y porque, en líneas generales, me parecen abarcativas en aspectos que nos conciernen, me gustaría detenerme en otras consideraciones más próximas a la literatura en su relación con la política y el poder.
Durante la dictadura militar, los escritores argentinos pagaron a costo de la vida y del exilio su empeño en el compromiso social, imbricado, de más está decirlo, con distintas formas de considerar la propia literatura.
Como todas las sociedades en épocas de riesgo, hemos tenido escritores para avergonzarnos pero muchos más para experimentar orgullo. Orgullo como lo han tenido en este país que nos hospeda por la actitud frente al nazismo de Thomas y Heinrich Mann, Heinrich Böll, Werfel, Adorno, Hannah Arendt…
Entre nosotros, los argentinos, fueron muchos los escritores que sacrificó la dictadura con la idea de que la supresión del cuerpo implica la supresión de la acción y la memoria. Ellos, Rodolfo Walsh, Haroldo Conti, Miguel Ángel Bustos, Oesterheld y tantos otros han dejado su huella en el doble compromiso de la literatura y de la instancia social. Compromiso que en las condiciones más felices de la democracia prolongan autores como Andrés Rivera, Osvaldo Bayer o Juan Gelman, que en sus obras, sin violentar el origen ni el género, expresan implícita o explícitamente, la conciencia del mundo.
Esa conciencia tan avasallada hoy por los intereses económicos cuyo discurso de aparente razonabilidad, de ajustes implacables, las mayorías padecen pero no comprenden.
Literatura y poder tienen una relación más estrecha de lo que se cree, con vínculos que, aun en democracia, muchas veces han sido conflictivos.
Graham Greene decía que “debemos admitir que la verdad (del escritor) y la deslealtad son términos sinónimos”. Y agregaba que “el escritor estará siempre, en un momento o en otro, en conflicto con la autoridad, más o menos como el santo está generalmente en conflicto con la jerarquía de su iglesia”.
Y así debe ser por razones de sano distanciamiento en la preservación del espíritu crítico, de la disidencia como estado de alerta, si bien es preciso no confundir la disidencia – trabajo de pensamiento – con la estéril rutina del antagonismo sistemático.
A lo largo del tiempo, los escritores hemos lanzado señales sobre el trastorno de la condición humana, sobre la ferocidad de los procedimientos, sin que ninguno de los poderosos las leyera. Incluso muchos escritores creen actualmente que nuestra inoperancia frente al poder significa inoperancia de la literatura y muchos han renunciado en sus obras a alguna persecución de sentido a raíz del desencanto o en nombre de una subjetividad artística que los libera de todo compromiso.
Sin embargo, el mal del mundo nos contamina e incluso contamina los mejores ámbitos, aun los de esta Feria, y nuestra satisfacción siempre se verá turbada por esa intromisión irritante de la realidad. Mal del mundo que no consiste en fatalidades ineludibles sino en el resultado de un sistema que ni los economistas ni los políticos han logrado mejorar sustancialmente. Quizás en este punto se toquen políticos y escritores porque ambos no pueden escapar de sus responsabilidades, fundamentalmente éticas, en relación a la materia con la que trabajan: los pueblos y la política en un caso, la ficción lingüística, sea poética o narrativa, en otro. En unos, esa responsabilidad ética pasa por lo común a segundo término ante la complejidad de una acción que debe conciliar – globalizada – intereses y facciones de distinto cuño, muchas veces de naturaleza antagónica.
En los escritores, diría que la primera responsabilidad ética parte de esa “deslealtad” de la que hablaba Graham Greene y que consiste llanamente en la lealtad a la propia escritura.
Pero la escritura, sabemos, no es a-histórica ni se produce en el vacío.
Estamos ligados a nuestra época y no será el tema lo que nos ligará sino el tono, la manera, la elección de las palabras.
En la Argentina, hemos tenido estadistas, padres fundantes de la República, que han sido también grandes escritores, pero hoy las circunstancias de la modernidad son otras, y nuestro poder, el de los escritores, no se confunde ni se acerca tanto al poder del Estado, salvo en contadas áreas de la gestión cultural. Y hablo de nuestro poder porque eso tenemos cuando escribimos. Poder que no se compra, no se negocia. Por lo tanto, en un aspecto, poder muy frágil. Quien escribe, acomete una empresa que podría llamar imposible: fija el mundo en signos de ficción lingüística, aun relatando la mínima historia, el más breve poema, y al mismo tiempo, consciente de la realidad múltiple de ese mundo, intenta imponerle el producto de su poder frágil, la claridad inteligible de la escritura. Al desorden del mundo, la coherencia de un texto, al caos, la búsqueda de sentido o las interrogaciones sobre su falta.
Acometer la empresa parece imposible porque hay contendientes más desparejos que estos dos: el mundo – el poder del mundo – y la escritura.
Es lícito pensar que seremos vencidos. No por la mortalidad, por el desgaste que el tiempo inflinge a nuestras páginas. Digo vencidos ya, ahora.
Digo vencidos si pensamos en la disparidad de fuerzas, en lo inoperante que aparenta ser, ante una primera mirada, no sólo el acto solitario de escribir sino la literatura entera y todo el arte en general para modificar o influir sobre una alternativa de guerra o de violencia.
Sin embargo, persistimos. No porque desplacemos el asunto de la inoperancia sino porque lo desafiamos. Aun inconscientemente respondemos a un dictado que no se puede soslayar. En mi caso, sé que en el fondo de cada frase existe una voluntad que incluso pude desconocer mis propias intenciones: esa frase quiere oponerse a la injusticia del mundo, quiere organizarlo de otra manera con el poder frágil de la escritura.
Cuando escribo – y por lo tanto leo – puedo decirme que la inteligencia existe. Y que no es, obviamente, aquella que considera “procesos fascinantes” la creación de armas químicas o la invención a partir de una tecnología altamente sofisticada de aparatos destructivos. Que esa otra inteligencia existe y está ahí, en la página. Que el impulso creativo de la vida empieza en esa página, en la fuerza afirmativa de inventar y contagiar el deseo, que la lucidez existe y está ahí, y que mi pretensión, por más soberbia o desmedida que parezca, opone la inteligencia del juicio, del sentimiento y la imaginación a la locura en el mundo. Locura, por traer un ejemplo, que en el último agosto, a raíz de un incidente fronterizo en Medio Oriente, produjo cuatro víctimas por el corte de un árbol.
La literatura, aparte de significar muchas otras cosas, también es esto: la detención de la mirada sobre el árbol que crece y quiere vivir, el árbol cortado y la muerte. Hablar – escribir, leer – sobre la ausencia de cordura, aunque el azar de nuestra seguridad aparente protegernos.
Porque la literatura imagina, porque los hombres y mujeres son capaces de imaginar, también los políticos podrían imaginar audazmente. Atreverse, como aquellos grandes escritores que inventaron la realidad del poema o la novela, a imaginar otra realidad posible que no sea ésta, la de los incesantes conflictos. Si bien algunos gobernantes, sobre todo en América Latina, trabajan con propuestas más equitativas, no basta imaginar con límites sin forzar las circunstancias. Los cambios son siempre lentos mientras los sufrimientos inmediatos. Por ese sufrimiento colectivo – de guerras, de desempleo, de exclusiones del sistema – los políticos podrían, como los grandes escritores, reinventar el discurso, proyectar nuevas reglas e imaginar otras realidades posibles. Concretar, como quien escribe un buen libro – que deparará conocimiento y emoción – un equilibrio más justo en nuestras sociedades. Y en esta hipótesis ingenua y esperanzadora, ese libro, escrito paradójicamente sin palabras y con hechos, sería el de mayores lecturas, el de mejor exposición, el que concite, sin exclusiones, multitudes más felices en todas las ferias del libro, desde las modestas que se organizan en nuestro lejano Jujuy, próximo a la Puna, hasta esta magnífica Feria de Frankfurt que hoy inauguramos.
Viejo, basta con la dictadura, es realmente hinchapelotas! Hablen de Fogwill, de la literatura argentina hoy, de Saer, de Fabián Casas, qué sé yo!!! Me resultó frustante este discurso. Además del tópico cansador y el tono cansino, me parece malísimo, realmente poco original, una banalidad tras otra…
Y: «Si bien algunos gobernantes, sobre todo en América Latina, trabajan con propuestas más equitativas, no basta imaginar con límites sin forzar las circunstancias». ¿SOBRE TODO América Latina más equitativa? What?!?!
Bueno coincides con la Presidenta, a quien tampoco le gustó.-
Puede que haya sido, entre otras cosas, por lo siguiente:
«Graham Greene decía que “debemos admitir que la verdad (del escritor) y la deslealtad son términos sinónimos”. Y agregaba que “el escritor estará siempre, en un momento o en otro, en conflicto con la autoridad, más o menos como el santo está generalmente en conflicto con la jerarquía de su iglesia”.
«Y así debe ser por razones de sano distanciamiento en la preservación del espíritu crítico, de la disidencia como estado de alerta, si bien es preciso no confundir la disidencia – trabajo de pensamiento – con la estéril rutina del antagonismo sistemático.»
Escritores crítico del poder y la estéril rutina del antagonismo sistemático: le pegó a los «intelectuales» K y a los kirchner también.-
creo que lo que la Gambaro quiso destacar es que la politica es tambien un arte,y como tal debe ser creativo y hasta audaz.Hablo tambien del poder de la literatura,reconociendo que hay otros poderes reales,a veces mas poderosos que se imponen.Claro que cada uno hace su lectura del discurso afectado por sus prejuicios e ideologia. Gelly y Obes cae lamentablemente en el grupo de los que quieren olvidar la mayor leccion politica que vivimos los argentinos,de los que estan» cansados»de hablar de un tiempo feroz que todavia se esta juzgando y analizando.Quiere escapar.Y daio creo que lee mal porque la cita nos dice que una cosa es mantener el espiritu critico y el disenso y otra el antagonismo sistematico,que es lo que carateriza a la oposicion.
Isabel:
No, el «antagonismo sistemático» es el que propugna y lleva adelante el gobierno, por eso muchos kirchneristas aluden a la escritora Chantal Mouffe como inspiradora del redescubrimiento de la política y si vos ves lo que escribe la Presidenta en Twitter podrás comprobarlo; hay una constante confrontación, un rechazo y descalificación a todo lo que no le es favorable al gobierno.-
Yo no quiero olvidar la dictadura, creo que hay que juzgar a los militares y estoy muy de acuerdo con que eso se haga. No creo en la reconciliación, superar, etc., me parece una pavada todo eso. Lo que no entiendo es por qué el discurso de apertura de la Feria de Frankfurt tiene que ser sobre eso también. Estoy como saturado, eso es lo que pasa. No estoy hablando de lo válido, hiperválido del tópico, sino de la sobreabundancia. Es hartante… Además, repito, aun considerando lo pesante del tema, el discurso me pareció más bien del montón.
gelly y obes:
Me parece que lo de la dictadura fueron sólo unos párrafos. El discurso va muchos más allá de ello y creo que es un llamado de atención a tantos que se consideran intelectuales y que incurren, por su cercanía al gobierno, en lo que Griselda Gambaro rechaza cuando dice:
«…nuestro poder, el de los escritores, no se confunde ni se acerca tanto al poder del Estado, salvo en contadas áreas de la gestión cultural. Y hablo de nuestro poder porque eso tenemos cuando escribimos. Poder que no se compra, no se negocia.»
Muchos de los 70 escritores que fueron invitados por el poder para viajar a Alemania, deberían muy bien autoexaminarse y ver si esas palabras no le comprenden.
Claro,Daio,todo depende de la vereda en que te pongas.Cada uno atribuye al otro el»antagonismo sistematico»,porque para el gobierno la oposicion lo que hace constantemente es»poner palos en la rueda»de las medidas que se toman(caso tipico,ley de medios y ahora el presupuesto,etc).En cuanto a la concepcion de la politica que adoptado esta forma de peronismo es partir del hecho de que la realidad nos muestra una permanente confrontacion de intereses que conviene no ocultar,a cambio del famoso «consenso»que es clasico en otras concepciones anteriores y a las que he solido adherirme.Creo que vale la pena considerar la propuesta de los K.porque hereda la idea dialectica de Hegel,Marx y Sartre,aunque el problema que me cuesta resolver es el de la relacion de los lideres con las bases.
Isabel:
Cuando hablo del antagonismo sistemático del gobierno, me refiero por ejemplo a lo que la Presidenta escribió:
«La presidenta pidió vía su cuenta en Twitter que Dios “siga mirando” a los trabajadores chilenos, y calificó el rescate como “milagroso” y que dejará “huellas profundas” en la vida de cada uno de ellos. Pero también aprovechó la oportunidad para comparar qué hubiera sucedido si la tragedia ocurría en nuestro país.
«Imagínate por un segundo si esa desgracia hubiera pasado aquí (Dios no lo permita nunca). Madre de Dios…!!! (Aníbal dixit) El Gobierno, responsable absoluto», postéo Cristina Fernández.
También aprovechó para pegarle a los medios: «¿Te imaginás a TN? Organizando marchas a Plaza de Mayo. ¿Y la oposición? Juicio político a CFK. De Vido, retiro de ciudadanía y deportación. Qué la CN (Constitución Nacional) lo prohíbe? No importa. Medida cautelar y listo».
Además, destacó el rol de la prensa chilena en la cobertura de la espera de los chilenos: “Otra forma de comunicar e informar es posible», con una característica «respetuosa y racional”, sin agregar dolor al dolor o angustia a la angustia.»
No pierde oportunidad para confrontar, con un lenguaje que no está a la altura de un presidente.
Saludos.-
Daio: Sos un verdadero cachivache. Cachivache «crispado», además. ¿En que parte del tuit de CFK se aparta de los hechos objetivos y tangibles? ¿Es mentira que si lo de chile hubiera pasado aquí la prensa patronal se hubiera hecho el festín? ¿Qué hubieran dicho si CFK se quedaba a recibir (en cámara) a cada minero? «Populismo», «Demagogia» y toda la sarasa que ya sabemos. No así en «países serios» como Chile, porsu.
Es cierto. Describir los hechos tal como son, crispa a unos cuantos, pero no los lleva a revisar su propia actitud. Que se tomen un mylanta.
Eduardo Real, fijate cómo ponés serios entre comillas por un gesto de pudor, porque te dará vergüenza ser de quienes piensan esas cosas, pero acá lo estás diciendo, al fin y al cabo. Las comillas no son irónicas en este caso, son solo una moderación. Estás diciendo que Chile es más serio que Argentina. Pero entonces te pregunto: ¿solo lo es respecto del periodismo? ¿No del gobierno? ¿No de sus instituciones? ¿Cómo llegás a hacer ese juicio, esa distinción? No creo que en un país el periodismo pueda ser tan malo y el gobierno tan bueno, creo que todo tiene que ver con todo. No me imagino cómo sería Cristina si tuviera un diario, ¿para vos sería un paradigma de honestidad en la información e independencia político-corporativa? ¿Qué opinás de 678? ¿Nunca se aparta de «los hechos objetivos y tangibles»? Te puedo asegurar por lo pronto que un razonamiento contrafáctico sobre cómo sería Argentina si hubiera pasado lo de la mina no tiene nada de tangible ni de «hecho objetivo», ¿me estás jodiendo? Y aun aceptando que pudiera describirse un futuro hipotético como un hecho objetivo o una realidad tangible (!), a vos te parece que esto:
“¿Te imaginás a TN? Organizando marchas a Plaza de Mayo. ¿Y la oposición? Juicio político a CFK. De Vido, retiro de ciudadanía y deportación. Qué la CN (Constitución Nacional) lo prohíbe? No importa. Medida cautelar y listo”
es algo de todo eso?? «Medida cautelar y listo», «deportación a De Vido»? No se critica solo las cosas que dice, que son evidentemente estúpidas y desmesuradas, sino el tono con que las dice.
Igual no sé para qué me gasto si seguro o no me contestás o no sos en absoluto preciso con mi argumentación, porque evidentemente no podrías hacer eso si ni siquiera tenés el sentido crítico necesario como para entender lo mínimo, que es el patético papel de CFK en Twitter. Ni siquiera te estoy pidiendo que no seas kirchnerista, pero sí que no seas un idiota útil.
No se si en Twitter habla como presidente,creo que no.Me pregunto si no tiene derecho como ciudadana o habitante a escribir en ese marco…los textos que citas no son admirables,sin duda.Ahora,andar buscando intimidades cuando lo que importan son las metas politicas,es de picafeces…
No entiendo tu duda.
Obviamente que no tiene derecho a hablar como «no presidente», Isabel, estás peeing out of el tarro!!! Si en su cuenta, entre sus atributos pone que es presidenta de la Nación.
Y, además, ay del ciudadano que hable así!
Daio, de acuerdo en tus apreciaciones.
Eduardo Real:
Si lo de la mina (el yacimiento) hubiera ocurrido aquí, con la constante inoperancia del gobierno para solucionar los problemas, más ducho en provocarlos y mantenerlos en el tiempo, es probable que los mineros hubieran fallecido. En todo cosa, lo primero que los mineros hubieran hecho hubiere sido entablar una medida cautelar judicial para que el gobierno se abstenga de intentar el salvataje.¡Sí. Otra cautelar más!
gelly y obes viene repartiendo mandobles por todo el blog.Ha sacado pecho porque sabemos que»avanza la derecha a paso redoblado y al viento desplegado su negro pabellon.Pero respeto su pensamiento y sus argumentos.Lo unico que habemos los que le damos mas importancia a los contenidos,y otros a las formas.Tiene que ver con el tema de la vida privada y el rol social,con la vida del actor y los personajes que encarna.Pienso que la presidente tiene derecho a escribir suelta en Twitter como a bailar en los festejos del bicentenario.Tal vez parezca ingenuo o saludable.En cambio Cobos se muestra bien identificado y encorsetado en su papel de emperador romano que dice la ultima palabra.Y como soy sentimental e ingenua confieso que me gusta mas Gath y Chaves que Gelly y Obes.
No sabía ni que a) yo fuera de derecha ni que b) ella viene avanzando a paso redoblado. Si podés explicarte respecto de los dos ítems te lo agradecería (sería una buena forma de ejercer el respeto que decís tener por mis pensamientos y mis argumentos).