Dónde Caerse Muerto – 4 *

(Teatro político por entregas. O viceversa)

tumba de marx

Cementerio. Noche. Ricardo se disponía a tener una cena romántica con su novia junto a la tumba de sus padres. Pero el chico del delivery de pizzas, Enguels, le advierte que debe dejar el cementerio antes de que lleguen las masas a iniciar un foco revolucionario. Ricardo se niega: esta parcela de cementerio que le dejó su padre es todo lo que tiene.

Ricardo mira a Claudia.

RICARDO: Así es, mi amor. No tengo nada.

CLAUDIA: Nada, no: tenés la corbata, el reloj. Tenés pelo. Tenés aparato digestivo, estructura superyoica, ropa interior, pasado… Muchas cosas.

RICARDO: Y el auto…

ENGUELS: Es robado. Usted lo dijo.

RICARDO: Ya no. La propiedad privada no existe más. Usted lo dijo.

ENGUELS: Entonces permítanos tomar la tierra.

RICARDO: Hagamos una cosa: les doy el auto y me dejan de joder.

ENGUELS: Es terco, ¿eh? Ya lo perdió todo. ¿Por qué no se nos une?

RICARDO: ¿Y qué cargo me correspondería?

ENGUELS: ¿Cargo?

RICARDO: Claro. Supongo que si me uno a ustedes, cuando tomen el poder me corresponderá algo. Un nombramiento…

ENGUELS: No sé. Hay cuadros técnicos del movimiento, hay prioridades, compromisos asumidos con anterioridad, usted comprenderá.

RICARDO: ¿Debo entender que todos los puestos están ocupados?

ENGUELS: Déjeme ver…

Enguels saca un papel todo doblado de uno de sus bolsillos. Lo mira.

ENGUELS: Ministros… Secretarios… Asesores… Consejeros… Personal burocrático… Ordenanzas… A ver… Acá… sí… no… Pensé que había una suplencia de ordenanza en la Subsecretaría de Asuntos Delicados, pero no… Aunque yo podría recomendarlo si surge una vacante…

RICARDO: ¡Ordenanza!

ENGUELS: Suplente.

RICARDO: No puede ser. Yo soy el que más va a poner en esto. Ustedes no tienen nada. Y no me corresponde un puto puesto jerárquico.

ENGUELS: Es que están todos ocupados.

RICARDO: ¿Todos los puestos del Estado?

ENGUELS: Es que en estos últimos años lo achicaron mucho. Usted sabe…

RICARDO: Entonces no hay nada que discutir. Se acabó la negociación. Lo lamento. No pienso moverme de este lugar…

A lo lejos, disparos, gritos. Enguels mira a Claudia.

ENGUELS: Señorita, ¿por qué no lo hace entrar en razones? Usted parece una mujer centrada…

CLAUDIA: ¿Qué quiere decir «centrada», mi amor?

RICARDO: Que le vas a dar la razón a él.

CLAUDIA: Y bueno… La verdad que el señor tiene razón…

RICARDO: Yo creo que no tiene razón un carajo.

CLAUDIA: Puede ser. Ahora que lo decís…

ENGUELS: Ustedes no entienden la gravedad de la situación. Estoy tratando de consensuar con ustedes para que nadie salga lastimado. Pero les aseguro que mi paciencia tiene un límite.

CLAUDIA: ¿Escuchaste, Ricardo?

RICARDO: Sí. ¿Qué hay? No me importa nada. A mí estos zurdos no me van a joder.

ENGUELS: Viendo que las cosas son así, voy a tener que comunicarle esto al responsable de la operación.

RICARDO: Hacé lo que se te cante, pelotudo.

ENGUELS: Se va a arrepentir.

Enguels sale pisando fuerte. Ricardo mira para otro lado. Claudia lo mira irse.

CLAUDIA: Chau…

Claudia mira a Ricardo.

CLAUDIA: Se fue sin saludar… No puedo creerlo.

RICARDO: Tenemos que pensar algo. Rápido.

CLAUDIA: Llamemos a la policía.

RICARDO: ¡Eso! ¡Sí! ¡La policía!

Pausa.

RICARDO: Lo que pasa es que… no puedo. La policía me está buscando.

CLAUDIA: ¡Perfecto!

RICARDO: No entendés. Me están buscando para meterme preso.

CLAUDIA: ¿Por qué?

RICARDO: No importa por qué… Lo que importa es que no puedo llamarlos antes de encontrar un buen abogado.

CLAUDIA: ¿Tu papá no es abogado?

RICARDO: Papá está muerto, Claudia…

CLAUDIA: ¿Pero nunca va a volver? ¿Nunca?

RICARDO: Vamos a tener que pensar otra cosa.

CLAUDIA: Otra cosa… ¡Ya sé! ¡Llamemos a la policía!

RICARDO: Eso no es otra cosa. Eso es la misma cosa.

CLAUDIA: Una cosa, otra cosa… A veces se me confunden.

RICARDO: Ya sé. Vamos a decirles que estás embarazada. Eso los va a conmover.

CLAUDIA: Ricardo… Lo sabías.

RICARDO: ¿Qué cosa?

CLAUDIA: Que estoy embarazada.

RICARDO: No. No puede ser… Si yo… No… Tiene que haber un error… ¿Estás segura?

CLAUDIA: Vos dijiste.

RICARDO: ¿Yo? No, lo que dije es que íbamos a decirle a los zurdos que estás embarazada.

CLAUDIA: ¿Ves? Estoy embarazada. Soy muy feliz, mi amor. Aunque pienso que yo tendría que haberme enterado antes que vos. Sería lo lógico.

RICARDO: Pero es mentira. ¿No entendés?

CLAUDIA: Qué crueldad. Con eso no se juega. Me había hecho tantas ilusiones. Iba a ser médico. Iba a tener un montón de amigos. Y le íbamos a regalar un pedacito de tierra aquí, para que algún día lo enterraran junto a nosotros. Se iba a llamar Charles Aznavour.

Ricardo la toma de los hombros y la sacude.

RICARDO: ¡Pará! ¡La puta que te parió! Lo que yo dije es que íbamos a mentirles. Vamos a decirles que estás embarazada, pero vos y yo sabemos que eso no es verdad. No-es-ver-dad.

CLAUDIA: ¿Vamos a mentirles?

RICARDO: Sí. Vamos a mentirles.

CLAUDIA: Qué horrible. Parecen gente sensible.

Entra Enguels acompañado por un hombre morocho, robusto y vestido con un mameluco azul. Lleva una pistola en el cinturón.

ENGUELS: Señor Ricardo, le presento a mi superior: Trosqui.

(continuará)

Dónde caerse muerto está publicado en la antología “Autores en construcción I”, (Libros del Rojas, Editorial Nueva Generación).

 

Acerca de Alejandro Turner

Tiene 40 años, es guionista y dramaturgo. Aunque prefiere pensar que es simplemente alguien que escribe. Escribió entre otras obras de teatro "La Salud de los moribundos" (1er Premio del Fondo Nacional de las Artes obra inédita de teatro, 2007); "Canciones tristes (cantadas como si fueran alegres)" (Primera Mención en el mismo certamen), "Dónde caerse muerto" (incluido en la Antología "Autores en construcción" editorial C. C. Rojas) y "Villarrica", estrenada en diciembre del 2008 en el Camarín de las Musas con la dirección de Gabriela Bianco, en el marco del Primer Festival de Monólogos NO HAY DRAMA.

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