La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) fue uno de los mayores intentos por encontrar soluciones y estrategias globales para garantizar un entorno digital democrático y pluralista. En ella se delimitaron diversas líneas de acción para resolver la brecha digital de los países menos desarrollados. También allí se cristalizó la propuesta de crear un día mundial para Internet.
La CMSI se organizó por iniciativa de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Tuvo dos rondas de discusión: Ginebra (2003) y Túnez (2005). Justamente, el Día Mundial de Internet toma como referencia la fecha de fundación de esta organización, creada en París el 17 de mayo de 1865, que luego se incorporó a la familia de Naciones Unidas (ONU).
Vale recordar que un antecedente directo de la CMSI fue el Informe MacBride “Un sólo mundo. Múltiples voces”, redactado para la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) por una comisión dirigida por el premio Nobel de la Paz Sean MacBride.
En ambos casos, el eje de los debates estuvo centrado en la democratización de las redes y en garantizar el acceso a la cultura, lo cual implicaba propiciar un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC) que desplazara la centralidad de Estados Unidos en la toma de decisiones.
En esos años el Consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Zbigniew Brzezinski (1977-1981), recomendó al presidente Jimmy Carter sustituir la “diplomacia de las cañoneras” por la “diplomacia de las redes”. Por entonces, ese país controlaba más del 65 por ciento de la infraestructura en telecomunicaciones.
Tres décadas después el escenario geopolítico ha cambiado y las redes están más diversificadas. Sin embargo, los resultados de la CMSI no fueron los esperados.
El NOMIC fracasó por el retiro del apoyo financiero de Estados Unidos a Unesco; en tanto, la CMSI no pudo lograr su principal meta: que los dominios de la web pasaran a la órbita de la UIT en lugar de estar administradas por ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números), una entidad que asigna a su criterio los dominios (DNS) conforme a la regulación de la Secretaría de Comercio de Estados Unidos.
ICANN no tiene fines de lucro pero está manejada por las empresas más importantes de alta tecnología, las cuales sí tienen fines comerciales. El Día de Internet invita a pensar estos entretelones, en los que se entrecruzan tanto afanes corporativos como la aspiración de crear sociedades y entornos (no virtuales) incluyentes.
Muy interesante. ¿Podrías por favor explicar si retiro del financiamiento de Estados Unidos a la Unesco está relacionado con el NOMIC? Y también si podrías explicar un poco más como se logró evitar que los dominios pasaran a la UIT. Gracias.
Hola Napule, la respuesta a tu consulta sobre la UNESCO está en un artículo de Alcira Argumedo titulado «Los laberintos de la crisis» (te dejo un enlace sobre el mismo: http://www.estudiantesdefsoc.com.ar/ciencia-de-la-comunicacion/134-politicas-y-planificacion/467-los-laberintos-de-la-crisis.html). Respecto al tema de los dominios Guillermo Mastrini, Diego de Charras e Inés Farina, tienen un apunte universitario sobre la Ronda de Uruguay (te debo el enlace). Allí explican las tensiones entre lo que Marc Reboy distingue entre organismos «globales» y «transversales». El caso de ICANN es el segundo y la clave está en las lógicas organizacionales. Los primeros proponen y hacen recomendaciones sin posibilidad de sanción alguna y los otros buscan bajar barreras de entrada para facilitar negocios transfronterizos. Entiendo que el fondo de la cuestión está en que si la adminstración de los DNS quedara en manos de las Naciones Unidas, algunos negocios quedarían vedados por la Convención de Protección y Promoción de la Diversidad Cultural (2005), entre otras iniciativas que privilegian pequeños espacios de libertad, en contraposión con la voracidad de la OMC, en la que parece estar enrolada la lógica de ICANN. Es sólo una posible lectura… Saludos,