Empezamos un intento de serie, en este post. En el que quisimos aproximarnos a una desconstrucción de la relación de las empresas de servicios públicos con la red de subsidios que pesa sobre los distintos eslabones de la cadena de producción y comercialización de los mismos.
Concluimos, parcialmente, que no son estas empresas las máximas beneficiarias. Que incluso denuestan el esquema. Preferirían otro, más ventajoso, no sólo para ellas, dicen, sino para todos los actores involucrados. Esto es siempre así. No nos resistimos demasiado bien a la tentación de cierto platonismo según el cual el bien común es la suma de los bienes particulares. Ni tampoco a esa malformación dialéctica de raíz ideológica opuesta que consiste en creer que si no favorece a las empresas una política es buena.
La realidad suele presentarse más compleja.
Vamos a centrarnos en la energía eléctrica.
El crecimiento vertiginoso de la demanda eléctrica de estos años genera dos problemas visibles, que a veces se confunden como uno solo.
Por un lado la red de distribución, que tiene que adecuarse a la modificación de los patrones de consumo. Este es un tema complejo. De muy fina ingeniería. Y en el cual es preciso enfatizar en las previsiones. Que, como decía Tu-Sam, pueden fallar. Y lo hacen a menudo.
Pero esa ingeniería necesaria para hacer llegar la energía eléctrica a los lugares en que se consume, funciona sobre una base: la producción de energía suficiente para abastecer la demanda.
Abandonamos, entonces, por un momento, la distribución (en sus distintos eslabones). Y nos centramos en el inicio de la cadena.
Suele culparse, desde los lobby, a la política de precios regulados por debajo del de equilibrio con compensación por subsidios, de no otorgarle al mercado (esa entelequia) las señales necesarias para su autorregulación. Y un emergente de esta situación sería la falta de inversiones, en general.
Que, en el ámbito de la generación de energía eléctrica significaría la falta de predisposición del capital privado por participar en la empresa de ampliar la base de generación y eventualmente colaborar en la modificación de la «matriz energética». Un tema aparte (el de la matriz energética) que ya tocaremos.
Este tema se presta a controversias.
Discusiones interminables sobre si se produce más o menos energía que hace 8 años. Lo cual no conduce a nada, porque los números que se miran suelen describir el volumen de energía que se vuelca al mercado, que no siempre está en relación directa con la capacidad instalada para generación. La situación queda mediatizada por muchos factores. Una cosa es la demanda total y otra distinta los picos de demanda. No toda la capacidad de generación funciona al mismo tiempo. Hay generadoras complementarias, que se reemplazan entre sí. Hay capacidad instalada reservada para contingencias. Y varias cuestiones más.
Lo primero que se pone en juego en la discusión es un modelo de gestión que no aparece cuestionado en la realidad. El mixto. Entre el Estado y las empresas.
Se supone, desde los lobby, que la promesa de obtención de mejores precios alienta la participación privada. Lo cual serviría para quitarle peso al Estado en la faena de propiciar las inversiones necesarias en generación.
La predisposición del capital privado para hacerse acreedor de la operación de una central generadora de energía es definida por el precio mayorista del producto. Dicen los analistas. Si los precios se regulan bajos, no hay predisposición a participar, ni en la construcción ni en la operación.
Un elemento que puede estar siendo frenado por esta situación es la obtención de energía eléctrica por algunas fuentes alternativas. Como la eólica. Cuya inversión es alta, y el repago de la misma necesita de precios más altos que el de otras fuentes.
Pero, respecto de esto, habría que observar primero cuál es la maduración de las inversiones en generación de energía. No vaya a ser que los supuestos problemas tengan inicio en el bajo nivel de inversiones registrado en épocas en que las «señales de precios» eran muy tentadoras.
La autorregulación del mercado a la que apuntan los lobbys (creemos desde acá, nuevamente) no es para solucionar hipotéticos déficits de oferta.
Cuando hablan de «señales de precios» tienen un objetivo fundamental: la moderación de la demanda. El precio como disciplinador del consumidor despreocupado. Que deja la tele pendida cuando va al gimnasio. O el aire condicionado funcionando mientras está en el trabajo, para encontrar la casa fresquita cuando llega a la tarde.
Es muy loable el esfuerzo por eficientizar el uso de energía. No discutimos ni eso, ni la eficiencia de los precios para solucionar estos inconvenientes.
Pero, es poco verificable (en la experiencia práctica, no en la imaginación) que la desregulación de precios favorezca las inversiones, al menos en materia de generación eléctrica.
Y ese era el punto que queríamos señalar, por ahora. Que el precio y la inversión en generación no se vinculan por relación alguna. Contrariamente a lo que a veces se sugiere.
Por lo demás, en la actualidad tampoco se verifican problemas en la relación consumo-generación, que aún en los recurrentes records de picos de demanda encuentran un acolchonamiento que permite todavía mantener cierta holgura. No pasa lo mismo en la distribución (pero ese es otro tema).
Por supuesto, continuará…
Coincido con vos Mariano, no creo que liberando los precios aparezcan inversiones energeticas, principalmente porque va a bajar o se va a planchar un poco el consumo. No creo que ese sea el tema.
Deberias mencionar que liberar los precios permitiria dejar de comprar gas licuado y fuel oil a Venezuela para subsidiar a la clase media del AMBA. Si algun funcionario del area de Planificacion se queja de esta decision, le explicamos que con un poco de creatividad podrian importar gasolina y asi liberar la exportacion de crudo a precios internacionales a la «nueva» YPF, no?
Mariano,
muy interesante tu posteo sobre los subsidios.
Estaria bueno que a futuro te mandes un posteo sobre el tema comercializacion de granos :
http://www.diariobae.com/diario/2011/08/26/1263-el-gobierno-propone-que-las-cooperativas-formen-una-junta-nacional-para-mantener-el-precio-sosten.html
Seria un debate muy interesante sobre el lugar que deberian ocupar cerealeras, cooperativas el Estado
Saludos
mariano,
creo que el problema deviene de la falta de inversión a largo plazo por parte del «capital».
como es poco verificable que la liberación de las tarifas auspicien la inversión para la generación de energía, queda en manos del estado apuntalar esa generación, incluso, utilizando mecanismos de subsidios nunca bien ponderados por los apoligistas de la libertad de mercado.
tengo entendido que argentina tenía hacia el 2002/2003 una capacidad total de generación de energía de 15000 MW. en ocho años llegamos a los 20.000 es un montón y se hizo con este sistema.
creo que más allá de todas sus limitaciones, se trata de un plan virtuoso. claro que tendrmos que ver el tema de tarifas en breve, pero no se me ocurre una salida alternativa que permita continuar con este empuje.
vos qué opinás?
saludos
No conozco mercado màs o menos libre sonde el productor y vendedor de un bien o un servicio pretenda que se le «modere» la demanda. En general es todo lo contrario.
No se trata de un mercado más o menos libre.
Es un caso de manual conocido como monopolio perfecto. Es una de las fallas de mercado, reconocidas por la ortodoxia, aplicadas perfectamente al caso de los servicios públicos.
La necesidad de moderar la demanda se da a partir del momento en que la unidad marginal de producto le empieza a costar a la empresa más que sus costos medios.
Si liberás la tarifa totalmente provocás la situación inversa. Precio altísimo, aún a costa de perder demanda, aprovechando que a partir de cierto nivel el consumo de energía eléctrica es inelástico (por más que aumente el precio mucho, un consumo mínimo se sostiene). Reemplazan cantidades por el excedente del precio.
Por ese motivo, la regulación de tarifas está aceptada por la ortodoxia para estos casos.
El desacuerdo surge en el nivel al que se regula (si es el punto de equilibrio o no, que es lo que expuse en los posteos sobre este tema).
La muestra de que las distribuidoras minoristas de energía eléctrica pretenden moderación de la demanda son las costosas campañas publicitarias que encaran pidiendo moderación a los usuarios (que Sueiro apague la luz). Tiene una explicación económica muy clara eso.
Saludos
Obviamente no es un mercado libre comparable con los otros. La tarifa es siempre regulada.
el problema es que esta regulada debajo del costo marginal, por eso no hay incentivos para aumentar «las ventas» que es el consumo.
Compensan con inversiones bancadas por Planificación, o por Anses, como para que la oferta no quede detrás de la demanda.
Como sistema, no tiene nada que ver con el sistema privatizado. Para mantener este engendro, lo mejor sería estatizarlo del todo, y no me explico porqué no lo hicieron todavía.
Conviene señalar que hace un par de años el GN intentó reducir los subsidios a la electricidad y que todo el arco opositor entró a rasgarse las vestiduras y a plantear recursos de amparo hasta que, finalmente el gobierno tuvo que dar marcha atrás.