En una entrevista en TN, el mismo 8 de noviembre, Martín Caparrós calificó el cacerolazo como prepolítico por tener en común (y aquí vienen una serie de descriptores que varían según quien lo relata) el hastío, enojo, bronca, intolerancia, en fin como sea que se califique, pero sólo eso, y no lograr ponerse de acuerdo en la forma en cómo solucionar aquello que molesta. Eso para Caparrós es prepolítico, un movimiento que no termina de definir sus líneas de acción. El 8N se vio una muestra contundente de algo que todavía no toma forma, que no encuentra un catalizador, que ni siquiera ha elaborado propuestas, caminos alternativos, mejoras a eso por lo que están cansados.
No faltarán necios que se empeñen en desconocer este fenómeno, o que lo aceptan solo para descalificarlo. Como suponiendo que la gente “bien vestida” no puede tomar la calle, o que las vecinas de barrio norte con sus caniches no tengan el mismo calidad ciudadana que un laburante.
«El verdadero problema es la falta de una dirigencia política que los represente». CFK, siempre aguda en sus declaraciones, dio en el clavo. Parte de lo prepolítico es eso. Un grupo de personas que acuerdan en lo que está mal, pero están lejos de diagramar soluciones para esos problemas. No existe persona física que los represente, tampoco pueden puntualizarse o describirse las ideas-fuerza detrás. Un catálogo de ideas que los aglutine. Eso que algunos llaman ideología.
Nadie, ninguno de los políticos en funciones, pude tan siquiera adjudicarse algo de lo que está pasando como propio. Todo esto hace que el colectivo sea gaseoso, por lo menos para quien lo quiera describir, objetivar, asir. Parte de lo prepolítico también es eso. En tanto no haya mejores formas de describirlo, más precisas, el colectivo se hace difuso, de bordes borrosos, fantasmal.
Lo que la frase de la presidenta esconde -y por eso su agudeza- es que aquella debilidad es al mismo tiempo, el problema del Oficialismo. No sería la primera vez que una debilidad sea, a la vez, una fortaleza.
El kirchnerísmo -en esto todos coincidimos- es maestro en elegir, nomimar, calificar (y descalificar) a sus adversarios políticos. En cuanto se le ubican entre ceja y ceja, el gobierno hábilmente los arrastra a la arena, los enfrenta y les disputa el espacio de poder que esté en cuestión. Enfrenta como nadie a sus antagonistas y no se achica ni le hace asco a colores, olores ni tamaño de esos adversarios. Pelea con la intensidad misma con la que vive. Pelea con la pasión con la que otros no viven. La lógica del amo y el esclavo de Hegel en carne viva.
He aquí el problema ¿Cómo se enfrenta a un rival incorpóreo? No me imagino nada más gaseoso que este como contrincante en la arena política. Repito: no hay ningún ente o persona a la que se los pueda asociar y así facilitar la disputa de poder. Nadie. Busquen. No es Macri, menos Scioli, tampoco el FAP.
Vuelvo a la pregunta: ¿cómo se los enfrenta? Ciertamente no como lo hizo luego del 13 de septiembre. Hubo un intento estúpido, miope y alejado de la más mínima noción de estadística, el de colocar a los caceroleros dentro de una monstruosa clase media. Ridículo.
Explico. La clase media es como el peronismo, TODO es clase media, aún aquello que no es clase media. Parte de la clase alta se autocalifica como media; no por humildad ni por hipocresía, si no porque realmente lo creen. Así como también gran parte de la clase baja se autocalifica como media, no por mentirosos ni fugados de la realidad, sino porque realmente se sienten así. Y a esto se les suma (en contraste con las clases acomodadas) que quienes no se consideran clase media, buscan serlo. Lo que dije es muy obvio para muchos; no para los voceros no oficiales del gobierno. Atacar a la clase media es bastante más torpe que tirarse un tiro en el pie.
No son los fondos buitres (que hasta los diarios liberales llaman así), no es el FMI, no es la Corpo, tampoco la mesa de enlace, Marsans, Repsol, Menem, Duahlde, Carrió, De Narvaes, el Grupo A, el FAP. El mínimo común denominador es clase media, no hay nada más acotado que los defina. Aquel colectivo abarca muchas más personas de las que cualquier gobierno querría enfrentarse.
Subtítulo para fanáticos (iba a poner subtítulo para pelotudos, pero me pareció un poco fuerte): no es que todas las personas que pertenecen a la clase media salieron a cacerolear, sino que el único denominador común de aquellos que lo hicieron es ese: pertenecer a la clase media. A ver: la incapacidad de definir a los caceroleros no es monopolio de sus rivales; de igual modo ningún cacerolero pude autodefinir al movimiento más que por oposiciones.
No hay ningún título, etiqueta o categoría política que los represente a todos. Lo único que tienen en común es la pertenencia a esa clase, ese sector a veces más grande de lo que realmente es, a veces más chico de lo que debería. Ergo, no hay ninguna categoría política a quien enfrentar; el kirchnerísmo desconcertado. La escena: los alfiles del oficialismo pegándole trompadas al aire. Sería infinitamente más fácil que todos los movilizados hubiesen sido macristas. Se los pone en la arena, se los caracteriza, se los ataca. Pero no. Estamos en un problema.
Repito: ¿cómo se enfrenta a un rival político que no tiene cabeza ni forma? La clase media es algo muy grande como para darle forma. Y desafiarla como totalidad es reñir con gran parte de aquellos que te votaron. La Presidenta cree estar mojándole la oreja a la oposición con su frase, por no estar a la altura de las circunstancias, por no representarlos. Pero lo que hace es visibilizar su más pantanoso atolladero.
Quizás la explicación a tan burdo error sea que la ¿única? estrategia ejercitada por el Gobierno haya sido el enfrentamiento, y la disputa de poder. Igual de válida que cualquier otra táctica política. Pero la única con la que realmente se siente cómodo. Hace un par de días la Presidenta comenzó a ablandar sus declaraciones respecto de la clase media. Un mes tarde y todavía torpemente. Veremos cómo sigue.
—————————————
[Nota del Autor: la nota anterior a ésta, Los Alcances del 8N…, fue publicada en Miradas al Sur tijera de por medio. Por suerte, no creo que el señor Blaustein esté interesado en publicar la presente. A pesar de que estará disponible sólo para el público de Artepolítica (que de hecho es mayor que el de Miradas…), quien la lea lo hará íntegramente, no tijereteada.]
La dialéctica del señor y el siervo (mejor que el amo y el esclavo)siempre es en carne viva, tiene que ver con la vida, la necesidad, el deseo. Su autor no es Heidegger sino Hegel.
Gracias por advertirme la confusión. En cuanto a la traducción, no te ofendas pero voy a utilizar la que emplea JP Feinmann.
Saludos
Feinnemann también se equivoca y el lo sabe
El asunto es que cuando una inmensa multitud como la del 8N sale a las calles a protestar contra un gobierno de forma inorgánica comó ocurrió, lo que está haciendo no es un cuestionamiento político sinó esencialmente un cuestionamiento moral.
Claro de acuerdo a los manuales de formación política que escriben elBosnio y Edgardo Mocca esto es un detalle, pero un cuestionamiento moral es algo mucho mas tracendente que un cuestionamiento político.
Es decirle a quién gobierna que está estafando y abusando a sus gobernados.
Y el problema es que el nucleo gobernante está tan acostumbrado a la corrupción que es incapaz de ver y valorar el significado de un cuestionamiento moral.
– Usted responde por la sólida moral de todos los que salieron ¿no?
– Está demostrado que la mayor parte de la movilización en CABA fue impulsada por gente del Pro. ¿Significa que la gente del Pro sí tiene moral y los otros no? ¿Me está diciendo que en la derecha reside la moral?
– Es todo política e ideología. Y las apelaciones a la moral, pura literatura. Armas que se usan contra el enemigo político y jamás para enfocar al amigo político.
Por lo menos tenga la delicadeza de dejar afuera a Pando, los de la revista Cabildo, y Biondini y asociados.
ZXC: Eras del turno mañana o tarde? (yo también era de Ramambledo)
Ja,Ja,Ja!!!
¡Otro mas!
Turno mañana
Anda avisándole a Alpargatas que ya casi tenemos las firmas para pedir reconocimiento como partido nacional.
O sea que seguro nos conocemos aunque sea de vista. Yo fui a la primera división de 1ro a quinto
lo que escribe ZXC me resulta antiguo y con el lenguaje propio del radicalismo opositor.Es facil inventar acusaciones hasta que pueda probarse lo que se dice,con el objetivo de restar apoyos al gobierno.Mientras,cada uno pude preguntarse si esta peor o mejor que antes de los K.,mas alla de su propio esfuerzo.
Lo que trae el ACRATA comulga en la idea de muchos de que el kirchnerismo no puede sostenerse sin un enemigo enfrente,en una version de la dialectica hegeliana que no es marxista,sino tiene que ver con Laclau y con el coraje criollo.En otro lugar de Artepolitica hoy se habla de que los enemigos no son inventados,porque existen realmente,dado los intereses en juego.Es cierto que la clase media engloba en el imagimario social un espectro totalizador,que,encarado mas cientificamente puede separase segun ingrsos y cultura de los integrantes.Pero ese»fantasma»surge porque mentalmente una cosa es siempre lo que realmente somos y otra lo que creemos ser.
Es que la clase media es un enemigo del gobierno, y viceversa. Estan los que se dan cuenta y los que hay que iluminar.
Yo no soy antiguo, soy clásico.
el peronismo siempre tuvo problemas con la clase media.Pero dentro de ella hay precisamente «iluminados»que,frente a las propuestas politicas existentes,se acercan al kirchnerismo por izquierda y posiibilidad.
Si el problema es ¿cómo se enfrenta a un rival incorpóreo? no queda más que admitir que desde otro lugar de la sociedad se supo encontrar la respuesta a la cuestión inversa: ¿cómo se enfrenta a un adversario corpóreo de las características del kirchnerismo? como dice El ácrata: “maestro en elegir, nominar, calificar (y descalificar) a sus adversarios políticos” …y demás. Aunque no en toda disputa de espacio de poder político haya salido bien parado el oficialismo, lo que interesa destacar es su subordinación a la lógica amigo-enemigo.
Es posible que dicho problema (el cómo enfrentar al kirchnerismo) se haya empezado a plantear desde el momento en que el oficialismo definiera la consolidación del liderazgo de CFK mediante la adopción de un modelo de conducción política sin intermediarios y cuando todos avizoraban su aplastante victoria electoral como tiempo después acontecería. De tal estilo de conducción se reconocía el posible mérito de ganar una elección pero a la vez se advertía su inviabilidad práctica a la hora de gobernar.
A la afamada hegemonía cultural del kirchnerismo (-dixit Sarlo- como R. Forster se encargó de destacar) se le opone este movimiento ¿prepolítico?, ¿carente de ideas-fuerza, de ideología? Más arriba se indica que más que político se trata de un cuestionamiento moral, esto presupone la existencia de reservas morales en ese conjunto inasible que es la clase media. ¿Dónde queda la afirmación del quiebre cultural post-bicentenario ante lo evidente del 8N que expresa otra cultura política?
¿Es la primera vez que la clase media -no tan grande como el peronimo, porque peronistas somos todos los argentinos- sale a la calle? No.
¿Es que sólo reclamos, ninguna idea ni bandera?: En el post 9N destacaba “antigolpismo” / “antimilitarismo” como parte del sentido común de la clase media desde la Semana Santa del ‘87 cuando salió a defender al gobierno de los derechos humanos, a “su” gobierno, en definitiva al gobierno de todos: la democracia. Sin su protagonismo, portando esas ideas directrices, es impensable la salvación de la república en el 2001. En el 2008 se constituiría en factor de equilibrio, restableciendo una sociedad de consenso, porque democracia no es el gobierno de las mayorías, tampoco de las minorías: es el gobierno de todos. Pero esto no es reconocido por el oficialismo -porque sería la admisión de sus errores- y persiste en aquella pugna en una “batalla cultural” que tiene ganada de antemano en su propio relato.
También citaba -salvando los contextos- la estrategia de resistencia diseñada por Walsh trazando una paralelismo con la ausencia de referentes políticos -denominador común de las movilizaciones del 13S y el 8N- no como un hecho meramente coyuntural (por la carencias políticas de la oposición) sino como producto de una estrategia de oponer a la voluntad política del gobierno, una voluntad colectiva de “más democracia”. Su composición multigeneracional es clave de encuentro para el porvenir y ruptura con los desencuentros del pasado y por lo tanto vuelve inútil la dialéctica del “nosotros” y el “ellos”.
Si quienes apoyan al oficialismo tomaran distancia de esa centralidad política, podrían comprender la magnitud histórica del 8N y su trascendencia regional y mundial en el contexto de crisis global actual.
Cuando se dice que “el verdadero problema es la falta de una dirigencia política que los represente” se está revelando la incapacidad política de responder a las demandas atendiendo al carácter de la protesta. La carencia de mediadores que se alega es solo un pretexto, es no enfrentar la realidad.
esta bien «defender»a la clase media,fuente de movimientos conserva pero tambien subversivos por izquierda,ideologica y fisicamente,cuando se asocia con los explotados,pero aca olvido Ricardo F.la cuestion economica,el proyecto convincente del gobierno.
El propósito no es «defender» a la clase media sino el de reconocer cuál es su vocación política, las premisas que animan su voluntad de movilizarse en épocas de crisis y por ende su capacidad reflexiva sobre su propia experiencia y del proceso histórico que nos comprende a todos.
Dice Pablo Semán en su artículo de pagina 12: «El universo simbólico de la democracia y la autonomía, de la tolerancia y de la paz, cada vez más denso desde 1983, también los ha ganado…».
La razón es que, en gran medida, son los constructores de ese universo simbólico … para bien de todos.
Sobre la cuestión económica:
En la misma nota P.Semán se refiere a la inflación.
«La actividad económica cayó con fuerza, arrastrada por los males de un sector industrial que no tiene condiciones de competitividad. Lo mismo pasó con la inversión bruta (IBIF),la tasa de inversión, la inversión pública -pese a la propaganda, cayó en todos los circuitos- y en una medida inevitable, el empleo. Los cálculos razonables de inflación la colocaron en un alto 25%, que realmente preocupa por tratarse de un año que rondó la recesión.» destaca E. Meler aquí: http://ezequielmeler.wordpress.com/2012/11/23/novedades-de-fin-de-semana/
Saludos
Seman se mando para los ya conocidos argumentos de la opo sobre el»falso»bienestar de la gente,que este finde viajo casi por un millon olvidando lo demas.