Acá tenemos costumbre de respetar la veda, aunque en la red no es obligatorio.
No sabía bien qué decir que pudiera resultar original como cierre previo a la emisión del sufragio del próximo domingo. Por otro lado, desde lo analítico tampoco queda mucho por agregar. Sobre todo, estando el resultado puesto: Sergio Massa va a ampliar su triunfo del 11 de agosto pasado. El asunto será, a partir del lunes que viene, intentar descular el escenario que organizará este voto de cara a 2015.
Hace un par de horas me dio por revisar en Facebook el muro del programa Pro.Cre.Ar. Por entremedio de mensajes de alegría y agradecimiento, pude encontrar tramitando el asunto a gente a la que le conozco repugnancia por el gobierno nacional. Y está muy bien. El kirchnerismo va camino a perder una elección aún con la entrega de millones de AUH y Netbooks, de miles de propiedades y, por mencionar otra al azar, de la televisación gratuita del fútbol.
Esta elección, entonces, va a entregar como conclusión que el pueblo ostenta una madurez y una calidad ciudadana muy superior de la que se desprecia en ciertos análisis que con el fin de lastimar políticamente desatienden otras heridas que pueden producir al mismo tiempo.
La segunda novedad interesante será el casi seguro ingreso del trotskismo al Congreso Nacional. Un avance gigantesco en términos de pluralidad democrática.
Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, como política que se pretende de Estado –cosa que habrá que comprobar luego de la sucesión presidencial, dentro de dos años–, debutan con la paradoja de reportar sus primera consecuencias con beneficios para un partido en cuyo ideario pedalea principalmente la idea de combatir al Estado como ropaje destinado a encubrir relaciones de dominio clasista. Y tienen, en buena medida, razón de pensar así. Pero también ya han logrado un milagro para la candidatura presidencial de Altamira, marca que van camino a superar. Nada es tan fatal, pues.
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Es muy probable que, en lo inmediato, nadie vaya a reconocer en esto méritos al oficialismo. Es lógico, se trata de un rasgo identitario típico de la competencia comicial. Lo central, de todos modos, es que éstas y otras cuestiones vayan confundiéndose en el paisaje con naturalidad, que será la mejor forma de aportar espesor republicano a la democracia argentina, a 30 años de recuperada ella definitivamente. Ahora, se trata de cualificarla. Tampoco se puede negar al kirchnerismo derecho a recordar su aporte a estos respectos. Es parte del juego.
En realidad, no sé si estoy diciendo lo correcto, o si logro expresar lo que pretendo con toda la exactitud que requiere. Y quizá no importe tanto, tampoco. En cualquier caso, el domingo no empieza el futuro. Ni cosa parecida. Porque nunca eso tiene fecha de inicio si es cierto que hay la voluntad de conservar intactas ciertas conquistas que, se reitera, van rumbo a dar un paso gigante: la indisponibilidad electoral. Es el saldo de una derrota. ¿Será conformarse con poco?
Es lo de menos. Que así sea, y ya.
Naturalizar la democracia es un paso de gigantes. Que algunos se saquen la careta es una tarea pendiente.