Quisiera compartir con ustedes un análisis que escribió en exclusiva para el blog Insomnio el Licenciado Güiro Flores* . Es una reflexión a partir del tema de Fibertle. Se que no es lo que más nos excita hoy, pero como es un lindo día para dedicarse a la lectura (de cosas largas sobre todo, de esas que en la semana no da para leer porque hay otras urgencias) se los paso.
Con ustedes las sabias palabras del Lic. Flores.
La punta del iceberg
La correcta resolución administrativa de la Secretaría de Comunicaciones, por la cual Fibertel se quedó sin licencia para prestar el servicio de Internet, derivó en que miles de personas pusieran el ojo sobre un mercado de suma importancia en la actualidad (y de proyecciones más que relevantes). Es que Internet, más allá de la denominación del servicio comercial que demandan los hogares, es el lenguaje a través del cual todas las redes del mundo (que pertenecen a un montón de gigantescas empresas) se intercambian la información.
En efecto, el cable que llega hasta la casa del usuario, es (aunque de importancia mayúscula) la punta del Icberg: debajo hay kilómetros y kilómetros de fibra óptica. Y como todo en la vida (o por lo menos en esta), el que controla el medio físico determina qué se dice, cómo y a cuánto.
Ojos que no ven…
La clave está, entonces, en quién es el dueño del cablerío que pasa por debajo de nuestros pies. Si una empresa quiere prestar el servicio de Internet (pero de verdad, no revender el servicio que presta otro), tiene que empezar por enterrar cables. Nótese que desde el mismísimo segundo en el que el entrante al sector vende su primera conexión a Internet a un hogar cualquiera, debe estar en condiciones físicas de interconectar a ese hogar con todos los otros existentes en el mundo (de eso se tratan las comunicaciones).
¿Es que debe tender una red que abarque toda la humanidad? Claro que no. ¿Y cómo hace entonces para conectar a sus usuarios con los usuarios conectados a otras redes? La empresa debe interconectar su red a la red de otros operadores. De aquí que la red de Internet sea considerada como la red de redes: un montón de redes tendidas a lo largo del mundo, que atraviesan los océanos por la mitad, cruzan fronteras por el subsuelo y se interconectan entre si para dar como resultado: 3megas en tu casa, con router inalámbrico y servicio de Help Desk.
Sin embargo, esta es la parte linda de la historia. Mientras se aguarda la llegada del comunismo vamos a tener que convivir con la siguiente realidad: todo tiene un precio. Y la pregunta es: ¿quién paga a quién cuando se interconectan dos operadores de red? La respuesta la sabe (o la intuye) hasta Doña Rosa: el más chico le paga al más grande.
Pero la verdadera pregunta, para la que Doña Rosa no tiene respuesta, es ¿quién es el más chico y quién el más grande? Mmm…
Lo cierto es que a la hora de negociar precios, los grandes operadores de red se sientan en una mesa y se tiran los números por la cabeza: megabytes de tráfico transportados, cantidad de hogares con servicios, km. de fibra óptica, cobertura geográfica, etc. El resultado es una red de redes (Internet), ordenada jerárquicamente: arriba de todo, no más de 10 grandes operadores de redes que cobran a todos los demás por acceder a sus redes y que garantizan la interconexión mundial de todos los servicios de comunicaciones y audiovisuales (que miedo). Luego un degradé de jerarquías menores según los continentes, regiones o países.
Son los fierros, idiotas
¿A dónde iba todo esto? Ah, sí. Cuchá. En Argentina hay solamente dos empresas (aunque en realidad es la misma) que garantizan la conexión nacional a Internet: son Telefónica y Telecom. Esto quiere decir que toda empresa (repito, toda empresa) que quiera ofrecer el servicio de Internet debe pagarle a estas por interconectarlo a sus redes.
¿Por qué son Telefónica y Telecom las dueñas del tráfico nacional? En primer lugar porque tienen aproximadamente 20 mil kilómetros de fibra óptica cada una. En segundo lugar porque luego de la privatización se quedaron con un elemento esencial para la prestación del servicio: el par de cobre a través del cual se habla por teléfono, 8 millones de personas conectadas a sus redes (de los cuales 2.5 millones le demandan Internet) sin posibilidad de escaparse, a no ser…
Abrir las redes, la madre del borrego
Volviendo a la Resolución 100. El efecto de dicha medida fue la eliminación (¿lo fue?) de un competidor en el servicio de Internet residencial. En efecto, Fibertel contaba con mucho cablerío de acceso a los hogares, en tanto utilizada la red de televisión cerrada para dar el servicio de Internet (4 millones de clientes de cable y 1 millón de Internet, en números aproximados).
Mientras que en la mayor parte del país no hay posibilidad de elegir proveedor del Internet residencial, en las grandes urbes argentinas existe Fibertel como proveedor alternativo del servicio de Internet (en algunos lugares, otros más también).
Pero… ¿elegían? Todos, algunos más que otros, dependen de Telefónica y Telecom para dar el servicio. A ellos se les compra tráfico (interconexión), y de seguir existiendo mañana, lo seguirá haciendo. Así, la pregunta del millón es: como hacer para que exista verdadera competencia en el mercado del cual depende todas las comunicaciones presentes, y del cual dependerán aun más, las futuras.
La solución no es otra que… aplicar la regulación existente. Cuac!
En efecto, el Decreto 764/2000 (desregulación de las telecomunicaciones) regula las condiciones de acceso a las redes de los operadores incumbentes (Telefónica y Telecom), estableciendo precios y condiciones a los cuales estos operadores deben interconectar a otros operadores menores.
Los actuales paladines de la democracia (me refiero a los radicales), lamentablemente, prefirieron convertir dicho decreto en letra muerta: no reglamentaron la Ley y transformaron a la Secretaría de Comunicaciones en un organismo estéril.
¿El jamón se corta en fetas?
Dadas las circunstancias actuales, este gobierno se enfrenta a la necesidad y posibilidad de regular este sector fundamental para el desarrollo del país. Desde ya que la política es un arte que no todos manejamos. ¿Pero de qué sirve cortar el jamón en fetas si se lo come devuelta el cerdo?
* Guiro Flores es licenciado en Económia, Percusionista, hábil declarante y tenaz marcador de punta izquierdo.
Es excelente este artículo.
Resulta que la culpa de todo lo tienen los radicales que hace 9 años no están en el poder. Si la solución del problema es la reglamentación de una ley – y lo dudo – ¿Por qué el peronismo no lo hizo en los últimos 9 años?
Otro ejemplo más de revisionismo histórico a la K. Dentro de poco, la culpa de lo mal que anda internet en Argentina va a ser de Videla y Martinez de Hoz.
Y quien dice Videla dice Onganía.
Y Aramburu, no sé si cachai.
Pero, tranqui, los muchachos K van a arreglar el asunto. Después de todo, ¿quién necesita Internet, que como todo el mundo sabe es herramienta de dominación del Imperio?
Ahí quiero ver al Monopolio, metiéndose las fibras, una por una, kilómetro tras kilómetro, en el upite.
Y volveremos al nac & pop chasqui, noble medio de comunicación del que nunca debimos habernos desprendido.