En el programa radial de Juan Pablo Varsky, hoy, se comentó el entredicho protagonizado en diferido por Maradona y Grondona (hijo, ex-DT y actual coordinador de selecciones nacionales de AFA), convenientemente instigado por Mariano Closs, por qué no decirlo.
La cuestión es que el enfrentamiento entre estos dos viene desde hace rato, y en realidad afecta los intereses de más personas, e incluso podría hablarse de la existencia de distintos grupos en la conducción de la selección.
Más allá de eso, la cosa hizo eclosión por un motivo más o menos pedestre, de poca monta. Resulta que la Selección Nacional, antes de viajar a Pretoria para jugar el Mundial, tenía pautada una escala en Dubai, para jugar un amistoso contra el combinado de no sé quién. Resulta que el partido se suspendió, Maradona se enojó mucho porque le ponen trabas «a la preparación del equipo para el Mundial» y le echó la culpa a Grondona padre, de quién se puede suponer que le pidió a su hijo que cruzara a Maradona (o al menos dejó que eso sucediera, mientras se hacía el otario como suele hacerse cuando no quiere polemizar con alguien) .
La cuestión, sin embargo, no es tan «de poca monta» si la analizamos en términos pecuniarios. Resulta que Maradona iba a aprovechar el viaje para dar unas «clínicas de fútbol» (qué nombre insólito, por favor) a los niños de Dubai, ávidos por aprender a jugar al fútbol con el Diego. Parece que había un contrato firmado. Y que ahora, el que no lo cumple, lo paga. O sea, Maradona.
Ahora, independientemente de los «motivos» de las peleas, la cuestión de fondo es que, técnicamente hablando, la selección es un quilombo (que es lo que decía mi abuelo cuando se refería a un cabaret).
Las desprolijidades son multitud, las peleas son continuas, no existe posibilidad de que coordinen actividades de manera regular ni siquiera entre manager y DT, el DT, por otra parte, da el visto bueno para realizar partidos desoyendo las sugerencias de los preparadores físicos.
El nivel de organización es nefasto, y hasta podría armarse un catálogo de incorrecciones a evitar si uno quiere que un equipo de fútbol gane un mundial, listando actitudes del cuerpo técnico y autoridades en general.
Pero aún así, ¿alguien puede asegurar que la Selección argentina, y pese a los desbarajustes de todo tipo, no tiene chances de salir campeón? Pocas o muchas, la calidad de los jugadores, sumada a la envergadura de la camiseta, si se sumara la esperada compañía siempre necesaria de la suerte, las chances están.
Así es el futbol. La idea de trabajo razonado, organización, puesta en marcha de un plan, queda sometida al régimen de la consecución de una serie de resultados que dependen mucho más de otros factores externos que de los mencionados.
Y si Argentina llega a ser campeón del Mundo, ¿quién se acordará de los desbarajustes? ¿Será injusto? El hecho es que será, y nadie podría negar en esa hipótesis, que Maradona sería uno de los privilegiados DTs que alcanzaron un título mundial. Y en esta paradoja queda preso uno: ¿considero que este modelo de conducción es el aporpiado para ser campeón del mundo? No. Pero quiero fervientemente que lo sea.
«El fútbol es así», se dice: cualquier convicción colisiona y se pulveriza contra la lógica del pragmatismo. Hasta qué límite somos capaces de tolerar esa premisa puede servirnos para conocer cómo reaccionamos (o deberíamos) ante muchas otras cosas, tal vez más trascendentes, como la política, bah, digamoslo.
Yo creo que más allá de la falta de organización que parece haber, tenemos muchas posibilidades de salir campeones. No es sólo un pálpito, hay factores concretos:
1) el nivel de los jugadores,
2) el nivel de la camiseta -Argentina siempre es candidato-,
3) no se juega en Europa -nunca un equipo europeo ganó un Mundial fuera de Europa-,
4) tenemos un comienzo accesible e incluso en octavos también pueden darse un choque sencillo,
5) tenemos a Maradona que llegó a dos finales del mundo -al menos como experiencia humana debe servir eso-,
6) en los jugadores hay un ánimo de revancha importante -varias veces quedó demostrado que esto es un gran motivador-,
7) tenemos al mejor jugador del mundo -y es el mejor por mucho-, que no es un dato menor
Más allá de eso, coincido que tampoco me gusta mucho la forma en que Maradona se maneja con la Selección. No me gusta que quiera jugar con cuatro centrales atrás, ni que no cite a Riquelme. Pero el Diego es un ídolo, lo banco a morir y a estas alturas ya estamos jugados: es el 86 o el 94. Espero que sea el 86.
Sí, Tano.
A mí no me gustan muchas de las cosas que rodean el tema Riquelme, y la salida de Basile de la selección. Para ser sincero, ameritaría que no quisiera que la selección gane el mundial, nada más que para que la traición no termine victoriosa. Pero…ganar un mundial implica tantas cosas que… Es difícil.
Abrazo.
Sí, a mí me da bronca también, y me pone en una contradicción porque ocurrió entre dos ídolos. Igual lo de la cama a Basile lo tengo como rumor aún no confirmado. Si se confirma, es muy jodido. Y diría mucho de la clase de persona que es Riquelme, para todos los que hablan giladas.
En caso de salir campeón se hará lo mismo que en las otras dos veces, se pedirá perdón y se festejara. Nos olvidaremos de los mala leche que quisieron que no gane la selección, como ocurrió con Bielsa y listo.
Ahora bien, admiro al gordo, pero lo prefiero fuera del banco. Todo es una locura, pero bueno es así o que esperaban, sigue estando Grondona.
De cualquier forma, quiero a Diego y que gane la selección, ni en pedo se me ocurre que pierda
Maradona es parte de la familia. Con sus defectos, con todas las contradicciones. Se lo quiere así, pero si cabe se lo critica, y hasta sería saludable que alguien le pudiera oponer una fuerza semejante a la suya, cosa de que en su ámbito no impere.
Un abrazo.
y claro,queremos que gane.Es un sentimiento.Pero si fueramos mas racionales diriamos que este negocio corrompe cualquier cosa,que Ma radona fue un gran jugador pero que como tecnico no es suficiente,y entonces nos entregamos a la suerte.
Isabel: para mí, aparte de sentimiento, también opera una razón instrumental. Queremos que Argentina gane, no solamente por el concepto, la idea, sino porque eso puede ser bueno para todos. Yo espero los goles de argentina para recrear abrazos con mi viejo y mi hermano, por ejemplo, que solamente en momentos como esos podemos darnos.
Que gane Argentina nos hace felices, y mejores. Por un rato y mientras dura la alegría casi todos nos ponemos más buenos. Y a esta conclusión llegamos racionalmente también, y no solo emocionalmente.
Un abrazo, y gracias como siempre.
Mariano:
Me parece natural la alegría por un triunfo, pero hay que tener cuidado que tanto el triunfo o la derrota no sean utilizados por los utilizadores de siempre, circunstancias que no sólo se dan en los gobiernos de facto.- En sociedades como la nuestra, el fútbol está intimamente relacionado con la política, y generalmente con la parte embromada de la política, lo que es lamentable.-
Como yo como conozco mucho de fútbol, te puedo decir que no tenemos posibilidades de ganar el mundial, especialmente ahora que se lesionó Del Potro.-
Saludos.-
Sí, Daio.
Un poco temerario mi comentario.
Se hicieron cosas feas aprovechando la alegría futbolísitca.
Saludos