Ando pensando que si el 28 de junio todo sale como se viene calculando, el gobierno ganará las elecciones en 16 provincias, incluyendo Buenos Aires, pero perderá algunas bancas, algo que lo va a obligar a profundizar las alianzas en el Congreso para sacar leyes a partir del 10 de Diciembre. En ese contexto se me ocurrió que las bancas que saque el “progresismo” podrían ser aliadas del gobierno en algunos proyectos piolas como el de radiodifusión –si no lo aprueban con la actual composición de ambas cámaras-. Pensé en la posibilidad de que Proyecto Sur meta dos diputados en la CABA, más Ibarra y probablemente dos por el lado de Sabatella (con el sistema D’ont, si superás el piso generalmente podés meter el segundo por el famoso cociente).
Pensé que el año pasado hubo un par de ocasiones donde Lozano y el SI acompañaron al Frente para la Victoria, pero no pude evitar pensar en la 125 y en la operatoria de Lozano sobre los senadores del ARI fueguino.
Entonces volví a atrancarme en un dilema al que no le encuentro respuesta: ¿para qué está ese progresismo? Se me ocurrió una línea de pensamiento más o menos así: En nuestra sociedad hay una porción de la clase media con un buen pasar económico que si bien no le permite darse grandes lujos, al menos le alcanza para ir al cine, para comprarse algún que otro CD de, por ejemplo, Ismael Serrano, adquirir libros, ir a La Trastienda a ver un show de World music, en fin, los consumos de la clase media progre que todos conocemos.
Estare loca,pero la logica me asfixia.Si el vooto comodo pasa por seguir como estamos,la mencionada y criticada clase media debera votar por el kirchnerismo.
Totalmente de acuerdo, Isabel.
Por eso estamos en problemas con la lógica