Para algunos puede resultar extraño el resultado electoral de las PASO santafesinas, donde el candidato más votado fue un cómico de dudoso humor, Del Sel, siguiéndole en preferencias el candidato socialista, el anterior intendente de Rosario, con todo lo malo que fueron las gestiones socialistas, con un crecimiento desmedido de la violencia, el narcotráfico y la corrupción estatal-policial. Recién en tercer lugar el candidato del Frente para la Victoria, con un ex intendente de Rafaela, Omar Perotti, al cual se le dan pocas chances en las elecciones “de verdad”.
En realidad Perotti tiene chances, aunque para que sean reales su campaña electoral debería tener una orientación y un eje bastante distinto al que indica el “sentido común”.
¿Qué indica el “sentido común” de muchos santafesinos?: que una gestión de Del Sel sería un desastre para Santa Fe, a todo nivel, educativo, social, económico. Algunos lo viven como el regreso de los muertos vivos, el menemismo-reutemismo de los 90, lo peor del peronismo junto con el liberalismo y neoliberalismo que, antes huérfanos de votos, han aprendido a “montarse” sobre los partidos populares, en particular aquí, en Santa Fe, en sectores del peronismo.
De allí que el eje de la campaña de Perotti hasta hoy ha sido la de poner como principal enemigo a Del Sel – Macri, siguiendo la polarización que se da a nivel nacional.
Mucho se ha dicho que al kirchnerismo le convenía tener como contendiente principal a Macri y fogoneó para que así fuera. Y tiene su lógica. Pues si se logra establecer que el principal opositor y candidato es Macri, tienden a diluirse candidaturas como Massa, que podría llegar a quitarles votos jugando a ser un “Capriles”. Pero por méritos propios Massa a medida que fue abriendo la boca fue marcando la distancia con la habilidad de Capriles y paulatinamente el empuje inicial y el brillo de su estrella fue diluyéndose. Como quedaron diluidos el Frente Amplio Unen, de radicales, socialistas, pan-radicales y progres, aunque torpedeado por dentro por la defensora de la república, Elisa Carrió. Así también quedó o va a quedar fuera de carrera el radicalismo, que encontró una manera “digna” de no presentar candidato propio y tener la excusa de votar a Macri, al plantearse hacer una interna con él, sabiendo de entrada que pierden.
Entonces, la estrategia de polarización contra Macri, y Macri contra el kirchnerismo, da sus frutos y benefician a ambos, y son ambos quienes se perfilan como posibles candidatos ante un ballotage, aunque “el fin de ciclo kirchnerista” tal vez se concrete ganando el kirchnerismo directamente en primera vuelta…
Pero eso es en la elección nacional.
En cambio en Santa Fe, plantear la misma estrategia de polarizar contra Del Sel es casi un suicidio para el peronismo santafesino, ya que terminará traccionando votos para el socialismo.
Seguramente quien lea la anterior afirmación dirá que no es ni será así. Y que está bien definir como principal contendiente a derrotar a Del Sel. “¿O acaso preferís que gane Del Sel?” he escuchado cuando formulo a conocidos aquella frase. Y es cierto. El sentido común indicaría que el principal a derrotar es Del Sel. Pero es malo aconsejarse o dejarse llevar por el sentido común. Ya alguien dijo que “Creer en el sentido común es la primer falta de sentido común”.
El realidad el principal contendiente a derrotar en las elecciones es el socialismo. Por varios motivos. En primer lugar porque es el principal problema que tiene Santa Fe para resolver muchos de sus problemas. Mientras el socialismo sea gobierno será imposible, pues ya demostraron que la provincia y sus problemas le quedan muy grandes. Por ejemplo para intentar salir del agobio que muchos de sus habitantes son sometidos por el desmesurado incremento de la violencia de todo tipo: robos, hurtos, entraderas, arrebatos, chantajes, asesinatos hay que sacar a los principales responsables de dicho incremento. Pues esa violencia y el delito tienen un componente muy grave: que el Estado santafesino, a través de sectores de la policía, muestra una escalofriante vinculación.
No es un problema de algunos policías corruptos. Es más grave. Hasta propios ex funcionarios socialistas/radicales han reconocido que ya es un problema institucional. No hay banda importante ni caso resonante que no haya agentes policiales implicados. Agentes que tienen como su principal superior al gobierno socialista, aunque este desconozca sus andanzas y manifieste «yo no tengo nada que ver». Los sonados casos de nombramientos de jefes policiales en puestos importantes, sospechados de algún tipo de participación en ilícitos o en el narcotráfico, no tienen nada que ver… Además no son aislados, se repiten una y otra vez. Puestos por el socialismo, defendidos por el socialismo hasta que no lo pueden defender más, y luego obligados a reemplazarlos porque de no hacerlo nadie dudaría de una convivencia. Y el remplazo… mejor no hablar de los reemplazos.
La impotencia, negligencia e impericia -o tal vez algo más- frente al crecimiento del narcotráfico bajo la administración socialista sólo encuentran como respuestas echarle la culpa al gobierno nacional, pero ocurre que el índice de asesinatos en el departamento de Rosario y el de Santa Fe superan varias veces los índices de todo el país, incluso muy lejos de los índices de la provincia de Buenos Aires (que no anda con chiquitas con los restos de la bonaerense), de Córdoba o de Capital Federal (CABA). Si la culpa la tiene el gobierno nacional que deja entrar la droga por la frontera, no se entiende mucho qué tiene que ver eso conque el lugar de predilección del narcotráfico sea Santa Fe, provincia con Constitución propia, Justicia propia, Gobierno propio, Policía propia. Y donde tal es la complicidad e incapacidad que manejan negocios ilegales desde la cárcel, que dirigen jefes puestos por el gobierno santafesino. Y ni hablar del papel de la justicia provincial o federal. Y si se atribuye a esta última la responsabilidad del gobierno nacional, había que preguntarle a la vicegobernadora de Binner, GriseldaTessio, fiscal federal, UCR. Sus declaraciones son harto elocuentes en todo eso. Pueden encontrarse en el trabajo “Violencia y narcotráfico en Santa Fe: los cambios necesarios”
Y no hablamos de los desastres que hizo Binner bajo su gobierno en materia educativa y lo siguen haciendo hoy, si no pregúntenle a los Institutos Superiores, o a las Escuelas Técnicas, o a los profesores de Historia y Geografía, por poner algunos ejemplos. O la política privatizadora del socialismo en Rosario, donde con el afán de recaudar privatiza el uso de las calles, y hasta la propia costanera hay que pagar para estar allí un rato con un auto, en la calle, en verano. Y no hablemos de los problemas de vivienda, transporte y rosario irresueltos en más de 25 años de gestión ininterrumpida, 32 años, si contamos a los radicales de la UCR, sus aliados. O el descontrol en la edificación, los cortes de luz de una empresa que manejan ellos, y ellos aprueban la construcción de edificios, etc, etc.
Y la lista sería larga.
Del Sel no es culpable de nada de eso. Y ese agobio de mucha gente contra la gestión socialista lleva a unos cuantos a votar a Del Sel para sacarse de encima a los socialistas. Dirán que es salir de la sartén para caer en el fuego. Pero ocurre que el peronismo no ha sido hasta aquí garantía para sacarse de encima a los socialistas. Y hoy tampoco parece serlo pues dedica sus esfuerzos principales contra Del Sel, contra Macri, pues los termina presentando como peor que los socialistas. Y si Del Sel es peor que los socialistas, pasa lo que está pasando en algunos votantes de Perotti: “Mierda, cuantos votos sacó Del Sel!, desgraciadamente vamos a tener que votar a los socialistas para impedir que gane”. Y así entra a jugar el tema del “voto útil”, de “elegir el menos malo”.
¿Porqué la gente vota como vota?
No es ningún secreto que la mayoría de las personas no decide el voto luego de hacer un análisis racional y lógico que ponga en la balanza los pro y contra de cada candidato y pone su voto en consecuencia. No. En muchos votantes juegan otras cuestiones, más relacionadas con los sentimientos, humores, prejuicios, odios, simpatías, antipatías. El tema más complejo no lo trataré aquí pero si alguno quiere analizar un poco más esto puede verlo en un artículo “Democracia, neoliberalismo y marketing político: los actuales escenarios”
Pero analicemos muy groseramente cómo se compone el voto de los socialistas y los de Del Sel.
Para ello empecemos por los socialistas y es una pregunta que hay que hacerse, si se les quiere ganar: ¿Porqué y cómo el socialismo ganó su primera elección en el 2003?
Como se recordará, hasta entonces, el peronismo ganaba elección tras elección. En segundo lugar, a veces cómodo, a veces más cerca, estaba el radicalismo, que lejos, aún hoy, es un partido con más estructura y presencia en la provincia, respecto al partido socialista.
Pero el radicalismo no podía ganarle al peronismo. ¿Cómo pudo el socialismo ganarlo, siendo más pequeño que el radicalismo?. En parte obviamente por haber reemplazado al radicalismo en las preferencias de Rosario, por el abandono del radical Usandizaga que le dio servida la intendencia, y ganar Rosario una y otra vez contra el peronismo (que por algo no pudo hacer pie en Rosario y eso no es analizado y cambiado…)
Rosario le daba y da una base de sustentación fuerte, en votos, aparato, ofrecimientos. Pero sólo con esos votos en Rosario no podía ganar. Necesitaba una ayuda, y la ayuda se lo dio el peronismo. El socialismo ganó la provincia gracias al peronismo, a un sector de este.
¿Por qué?: por un lado las muy malas gestiones del peronismo, especialmente visualizada con su integración al menemismo y al neoliberalismo. Por otro el vaciamiento que se hizo del peronismo por parte del reutemismo-menemismo, del cual aún hoy no se ha repuesto del todo. Y el golpe de gracia lo dieron sectores del propio peronismo para lo cual “para un peronista no hay nada peor que otro peronista”, prefiriendo la derrota de su contendiente peronista en manos del socialismo que el triunfo del peronismo de la mano de su contrincante en la interna. Y esto a todo nivel, gobernación, intendencias, etc.
Y así, de golpe, el socialismo se encontró con los votos de los radicales, que no se animaban a presentarse solos después del 2001 -sabían que no los votaría nadie-, más los votos de la ciudadanía cansada del reutemismo y de la derecha peronista (otra no existía) y con los votos de peronistas que no querían que ganaran sus rivales en el peronismo, cuestión esta que se ocultaba y tapaba con el sistema de ley de lemas, donde cada uno se votaba a sí mismo y luego esos votos se sumaban al candidato del lema más votado, con lo se conseguía la irrealidad de sumar votos que de hacerse en una siguiente elección con los candidatos más votados (como ahora), no se sumarían.
Y aquí nada ni nadie puede acusar al kirchnerismo o un supuesto voto antikirchnerista pues aún el kirchnerismo tenía que nacer.
Cuando aparece el kircherismo las disputas dentro del peronismo son mayores, en parte porque a través de él podría empezarse a dar una recuperación del peronismo perdido bajo el neoliberalismo, por lo que es obvio el cortocircuito de los sectores reutemistas y no reutemistas alineados en una Santa Fe pro grandes propiedades y sectores de poder tradicional (económico, territorial, judicial, sindical). Prefirieron votar al socialismo o a cualquier otra cosa, que a los sectores triunfadores en la interna, aún cuando estos no fueron kirchneristas “puros”, como Bielsa, o luego con Jorge Obeid. Y menos con Rossi.
Y justamente con la elección donde se presenta Obeid irrumpe “Del Sel” como colector de votos ¿de quien?. Por un lado, así como el socialismo tiene su propio público, que no le alcanza para ganar pero como vimos, Del Sel representa un sector que no puede ganar una elección solo, por lo que colecta de otros lugares.
Hay un sector “duro” que apoya a Del Sel y se siente representado por él y no por el socialismo ni por el peronismo-FPV: las grandes corporaciones agropecuarias, los sectores liberales y conservadores, los sectores de la derecha peronista entre otros los agrupados por el reutemismo.
Pero con esos votos Del Sel no ganaría. Necesita otros votos: particularmente los sectores peronistas que sin ser derecha por sobre todas las cosas quieren que termine esta sangría socialista, y que en realidad son antisocialistas, pero no por ser contrarios al socialismo, sino contra ese socialismo aristocrático y antiobrero, con su larga historia de iniquidades contra el peronismo, dándole el baño de progresista a golpes cívicos-militares asesinos como el del 55, o antes aún, lo que llevó al peronismo lanzar aquella consigna que hoy poco puede entenderse de “Alpargatas sí, libros no”. Y también sectores jóvenes sin aquellas historias y posiciones, pero que se dan cuenta del desastre que sería si sigue el socialismo, y mirando la oferta política se preguntan quién podría garantizar derrotar al socialismo.
Así, Del Sel, además de los votos del sector social que representa, suma los votos de todos los que sienten el agobio de la administración socialista, sea en Rosario y la Intendencia, sea en la gobernación. Y todos estos últimos votos podrían ir perfectamente a Perotti-FPV, pero no van pues no se cree que Perotti pueda ganarle a los socialistas, pues sus ejes de campaña son otros. Y porque además ya varias elecciones han pasado y el peronismo no pudo ganarles a las elecciones, entre otras, por la conducta del propio peronismo santafesino, que copió lo peor del radicalismo y se enfrascó en el internismo y se presentó sin la tradicional vocación de poder del peronismo y se acomodó al rol opositor.
La elección que se avecina, a contramano de los pronósticos, y por supuesto según qué se haga, tiene final abierto. Y el Frente para la Victoria tiene chances de ganar, aunque por supuesto a condición que cambie varias cosas.
La estrategia del socialismo será obvia: meter miedo contra Del Sel, cuestionará el desastre que es Del Sel, “al menos con Perotti se puede hablar, tiene equipo, es serio, es un político”, dirán. De esa manera a ellos polarizan contra Del Sel. Pues ganan el voto de todos los que no soportan a la derecha o a los que defienden “el pueblo” contra la oligarquía. Es obvio que Macri/Del Sel es el anti pueblo, el dominio de las grandes corporaciones.
Así la polarizado le conviene al socialismo y hasta puede ganarle a Del Sel si logra presentarse como la mejor alternativa contra del Sel: en su favor puede jugar que sumados los votos de los dos candidatos del Frente Cívico y Social (uno socialista, otro radical), superan bastante a Perotti y se acercan a Del Sel. Además son el gobierno.
Recordemos que la polarización en general favorece al que gobierna y a la principal fuerza opositora al mismo.
Notar bien: la polarización favorece al que gobierna y a la principal fuerza opositora al gobierno.
Una estrategia que centre su objetivo en “parar a Del Sel” no queda como principal fuerza opositora al gobierno, sino que se pretende ser la principal opositora al opositor al gobierno. Parece un trabalenguas pero es muy simple: Si Del Sel se presenta como principal oponente al gobierno socialista, lo que respalda además sacando la mayoría de los votos, es obvio que centrar la campaña en contra de Del Sel alivia al Socialismo y este tiene mayores condiciones de presentarse como fuerza capaz de vencer a Del Sel y sacarle votos a Perotti o impedir que este crezca lo suficiente.
La polarización también le conviene a Del Sel, pues al presentarse como principal opositor al gobierno, consigue votos de quienes, con razón, ya no soportan más al socialismo, además de los votos propios.
Incluso puede especular que algunos de los votos del radical Barletta, el otro candidato del Frente Cívico y Social, pueden ir a Del Sel, en parte porque el radicalismo a nivel nacional está aliado a Macri y por otro lado porque no todos los radicales se tragan el ninguneo que el socialismo hizo contra los radicales. El acuerdo original de que iría primero un socialista (Binner), con un vice radical (Tessio) se alternaría en la siguiente elección, pero el dedo de Binner fue más grande que el acuerdo y los radicales fueron los convidados de piedra. Y si bien conservan el aparato, intendencias y algunos puestos legislativos, a nivel del ejecutivo su presencia no es proporcional a su aporte en votos y estructura. Y poco a poco, además de las rupturas y micro rupturas que se van provocando en el radicalismo, el Socialismo se lo ha ido deglutiendo, por lo que el radicalismo santafesino corre el riesgo de la extinción, al menos del partido y fuerza que fue. Es que el socialismo no es hábil sólo en marketing, sino también en manejos, al menos más que los radicales.
Por ello no es improbable que Del Sel capture votos de radicales (que no irían al socialismo) y con eso ampliar su ventaja.
Frente a esto la estrategia con posibilidad de ganar de Perotti-FPV pasa en centrar sus esfuerzos en vencer y desalojar al socialismo. Y puede hacerlo.
En la medida que se presente como una opción real de triunfo frente al socialismo, podrá incrementar su caudal electoral, además de conservar el actual, que a nivel de porcentajes no lo hará si arma una estrategia equivocado.
¿Por qué podrá incrementar el caudal electoral?: porque muchos de los que votarían a Perotti y no lo votan por miedo al triunfo de Del Sel, lo harían si ven que Perotti puede ganarle al socialismo. Porque si puede ganarle al socialismo, entonces es mejor votar a él, y no al socialismo, para ganar a Del Sel.
Por otro lado, muchos de los que votan a Del Sel porque lo consideran un mal menos malo que respecto al socialismo. Si Perotti se presenta con posibilidad de ganar al socialismo, preferirán votar a Perotti pues en ambos casos, gane Perotti o gane Del Sel, pierde el socialismo.
Y así, Perotti podría esta sumando votos que hoy captura el socialismo y otros que que hoy captura Del Sel. Y lo que es más importante aún, podría conseguir votos del gran porcentaje que no votó.
Hay algo a tener en muy cuenta, además.
Un porcentaje interesante de los votos que obtuvo antes y ahora el socialismo vienen de la oposición al reutemismo, al menemismo, al liberalismo, en primer lugar como castigo a aquellas administraciones que entre otras cosas, son responsables de no tomar las medidas adecuadas cuando las inundaciones que cobraron más de un centenar de víctimas o tantos otros temas provinciales. Votos que antes fueron a esos que luego castigarían. Ahora ¿quien es más consecuente antimenemista, antireutemista, antimacristas, anti liberral? ¿Los socialistas que se aliaron con esas fuerzas en contra del gobierno K? ¿O que antes de aparecer Kirchner en la escena pusieron de ministro de economía al mismo ministro de economía que puso Menem, el neoliberal Cavallo?
Si muchos de los que votaron al socialismo en el 2003 lo hicieron como “castigo” a las administraciones peronistas, justamente esas administraciones están hoy representadas por Del Sel, no por el FPV, por lo que esos votos podrían recuperarse, a condición que se muestre la vinculación del socialismo con las políticas neoliberales, de ajuste, de privatizaciones, de endeudamiento, lo que puede verse si se analiza cómo votaron en las cámaras de diputados y senadores y en su historia y en lo que hicieron en la provincia.
Los otros días, en uno de los habituales recreos en una escuela técnica, saltó la preocupación por la foto del equipo de Del Sel, y por los planteos que hizo él sobre los docentes, propios de la Ley Federal.
El recuerdo de Mercier, Bondesío, y tantos otros que atacaron a las escuelas técnicas y pretendieron hacerlas desaparecer hizo que la preocupación por un posible gobierno de Del Sel recayera las miradas en la desgraciada posibilidad de tener que votar a los socialistas para evitarlo.
Pero allí nomás también se puso de manifiesto el error del análisis. Los radicales y socialistas fueron peores aún con respecto a las escuelas técnicas. Primero de todo, la eliminación de las escuelas técnicas propiciada por la Ley Federal que se implementó bajo Menem no fue ideada por Menem. En realidad es fruto del Congreso Pedagógico del alfonsinismo y fue con las ideas de los socialistas y radicales que se propuso eliminar a las escuelas técnicas. Esto puede demostrarse con dos hechos: por un lado todos los socialistas y radicales votaron a favor de la Ley Federal. Reutemann la aplicó, obviamente porque la educación no le importaba nada. Pero la idea no vino ni de Reutemman ni de Menem. Y aquí está la segunda demostración, y más importante aún. Córdoba, bajo el gobierno del radical Angeloz, antes de la Ley Federal y siguiendo lo acordado bajo el alfonsisnismo, eliminó a todas las escuelas técnicas en Córdoba.
Casi diez años después, bajo Kirchner, las escuelas técnicas vuelven a aparecer, gracias a una ley que se hizo por su empuje y decisión -y por las luchas de las escuelas técnicas-. Ahora bien, en el momento de votar la aprobación de la ley de Educación Técnica Profesional (2005), los socialistas y los radicales votaron en contra. Y en cambio Reutemann votó a favor ¿quién es peor?: los dos son lo peor, pero los socialistas y radicales son los que hoy tiene el gobierno y no necesitamos esperar a Del Sel para los desastres, ya los vivimos y estamos viviendo.
Además, luego de aprobada la Ley de Educación Técnico Profesional el gobierno de Binner no hizo nada por aplicarla, y siguió con la política de vaciamiento educativo y en los hechos con los planes de estudio de la Ley Federal. Sólo los reclamos de escuelas y docentes, más las presiones a nivel nacional lograron que cinco años después, bajo Bonfatti, malamente, se empezara a implementar la salida de la Ley Federal.
La principal diferencia entre el macrismo-reutemismo y el socialismo-radicalismo es que la derecha no se presenta como progresistas y de centro-izquierda, sino como lo que es. Y el socialismo y el radicalismo, así como lo hizo la socialdemocracia en el mundo, al cual ambos partidos pertenecen, realizaron los mismos plantes de ajuste del neoliberalismo con el mismo grado de traición que hizo Menen de lo que era la historia del peronismo, que ellos con la historia del socialismo. El actual socialismo-radicalismo santafesino es tan o mejor defensor de las políticas conservadoras, privatistas y neoliberales, aunque con un ropaje “progre”.
Los votos que faltan
Hay otro componente por el cual la elección puede estar para cualquiera de los tres. Los muchos votos que faltaron en las PASO. Por lo menos 150.000 votos de personas que decidieron no concurrir. Además están los votos de todos lo que votaron por candidatos que no consiguieron el mínimo porcentaje para seguir. Además de una cifra similar de recurridos, en blanco, anulados.
Del Sel sacó 536.480 votos, Miguel Lifschitz 376.627 y Perotti, 365.239. Como se ve, no es tanta la diferencia entre los dos últimos candidatos. Teniendo en cuenta los votantes que no fueron, y los cambios que se pueden dar, Perotti podría ganarle a los socialistas y en la medida que lo demuestre, ganar a Del Sel, aunque la diferencia es importante (171.000 votos), no es imposible. Y en todo caso de perder, pero ganándole al socialismo, quedaría en inmejorables condiciones para la recuperación del peronismo santafesino y esta elección sería el basamento para ello.
Por supuesto que Lifschitz dirá que sacó 533.087, -con lo que Perotti queda lejos- unos tres mil trescientos mil votos menos que Del Sel, casi nada de diferencia, pues él cuenta con los votos del radical Barletta (156.460) de su misma interna.
Algo similar pasa en la intendencia de Rosario, donde se juega al gran batalla y donde la clave es hacer perder al socialismo, no que no gane el PRO.
La candidata del PRO (127.000) gana a la actual intendenta socialista (un poquito más de 100.000 votos), pero esta suma más que el PRO, al agregarle los votos de Javkin (69.036 votos), lo que da 169.335 votos para el socialismo, 42.000 más que el PRO.
Por el lado del FPV obtiene 103.282, sumando los votos del ganador de la interna, Roberto Sukerman, más los del otro precandidato, Fernando Rosúa, lo que teniendo en cuenta muchos factores, comparando con otras épocas es una buena elección. Y más teniendo en cuenta que los votos de Javkin no necesariamente van a ir para la actual intendenta y que puede sufrir el mismo efecto que sufrió el peronismo, ganar la sumatoria de las PASO pero no retener los votos en las “de verdad”. Y muchos de esos votos de Javkin pueden pasar a Sukerman, vistO los ejes de campaña tras los cuales logró los votos Javkin. Y aquí también el objetivo a derrotar no es Anita Martinez, sino Mónica Fein.
Volviendo al tema de los votantes que no votaron, generalmente en los votos que faltan se tienden a reproducir los porcentajes de los que sí fueron. Pero eso puede ser mucho más fácil de modificar con una buena campaña electoral.
En este sentido Perotti-FPV tiene varias cosas a favor. Sacó un interesante porcentaje de votos a pesar de tener un eje confuso o equivocado en la campaña, con una cartelería con grandes desprolijidades y consignas poco atractivas. Si mejora eso esos votos serán un piso fácil de superar.
Para poner un ejemplo, una de las principales consignas planteaba que era “tiempo de cambio”. Y plantearse como “el cambio”, “la alternativa de cambio” es en la práctica no decir casi nada. Pues el cambio puede ser para peor. Y la gente lo sabe. Además es la típica consigna de la oposición al gobierno nacional.
No se decía, por ejemplo, “es tiempo de que vivamos mejor”, “es tiempo que hagamos retroceder verdaderamente a la violencia y a la inseguridad”, que no son consignas muy brillantes, pero sólo están puestas como ejemplo para que se vea al menos un sentido al cambio.
Otra de las consignas fue “es tiempo de gobernar”. ¿Acaso el socialismo no gobernó? ¿Acaso un hipotético gobierno macrista-reutemista no va a gobernar?.
Esa consigna presa fácil de la antipolítica, o de los cuestionamientos al Estado y los gobierno, que es uno de los sectores que justamente elige a Del Sel por no ser identificado como “político”.
Si lo que se pretende cuestionar es el descontrol y desgobierno socialista, también es un error de caracterización, pues no es descontrol ni desgobierno: es su manera de “controlar”, decentralizando y dejando zonas libre o haciendo la plancha mientras hacen su juego de retener e incrementar su dominio político y de aparato, colocando funcionarios, amistades, pagando favores, apuntalando a su gente. Y es su manera de gobernar colocar a policías sospechados, igual igual que hizo Macri con Fino Palacios, y no lo hizo del Sel, lo hicieron Binner y Bonfatti.
Por último “es tiempo de gobernar” tampoco aclara el sentido de ese gobierno, por lo que la consigna da para cualquier cosa. Hay que pensar mejor las consignas y los carteles y expresar allí para qué se quiere gobernar, qué se quiere cambiar, sin usar las palabras gobierno ni cambio.
Además es tremendamente falso y engañoso que Del Sel no sabe gobernar y que no tiene equipo.
¿Dónde se a visto que cuando el poder económico logra controlar los resortes del Estado el figurín en el vértice es el que gobierna?. Del Sel tiene los “mejores” equipos económicos, judiciales, etc, de Santa Fe, tremendamente experimentados, pues son los dueños de gran parte de Santa Fe, los que manejaban las cosas atrás de gobiernos como el de Reuteman o anteriores. Del Sel puede seguir haciendo sus chistes de mal gusto y ellos sus negocios. Y no van a ser muy distintos del socialismo: en algunas cosas mejor, en otras cosas peor, pero en ambos casos defendiendo los privilegios y privilegiados, que seguramente no son los niños, ni la gente con problemas urbanos, de trabajo, ni agobiados por la violencia y la inseguridad.
Las consignas, además de establecer con claridad el eje principal, deben servir de vínculo a la ciudadanía, para lograr concitar adhesión, voto, sea apelando a la razón, sea apelando a los sentimientos. Pero las consignas levantadas por el peronismo-FPV en las PASO, son poco eficientes tanto en uno como en otro sentido.
Cualquiera que transite ciertos lugares se da cuenta de que hay días que una parte de la población se siente agobiada por lo que pasa en Santa Fe con la inseguridad y la violencia. A lo que muchas veces se le suma el miedo. Es tiempo de no tener que vivir con agobio, con desesperanza, con miedo. Y esto será cada vez peor si gana el socialismo.
De hecho el año pasado, en una discusión que se armó el día de la primavera entre estudiantes secundarios, en un parque, pues justo se había producido un arrebato, muchos de ellos manifestaron que era imposible cambiar eso, que cada vez sería peor, que había que acostumbrarse. Lo decían con algo de impotencia y mucho de resignación. Lo habían naturalizado.
Y claro, han vivido estos años en ese clima de impotencia frente al delito, frente a la violencia, ante la indefensión, viendo que desde el Estado provincial es peor el remedio que la enfermedad. Y la solución no es más policías, o más cámaras de seguridad, o más barrios privados y policías privadas o toda la parafernalia de la seguridad -o mano dura- que esconde muchos negocios, tal cual se ve con Macri; o “capacitación” y equipamiento tal cual se ve en el socialismo. Ni con los bellos discursos sobre la modernización, democratización, descentralización, capacitación, ni fogonazos de fotos marketineras puede ocultar que de desde que subió el socialismo viene dando e informándonos que estamos cada vez mejor en violencia, seguridad, mejor policía, mejor todo.
Será por eso que hace unos días, en un semáforo de calle Godoy frente al Centro Cívico Oeste, se acerca a la ventanilla del conductor del auto que estaba adelante del mio un muchachón y empieza a golpear la ventanilla para romperla. La conductora, pues resultó ser una mujer que iba sola, no podía avanzar pues adelante había otro auto. Yo empecé con la bocina y empecé a correr el auto para el costado para ver si ayudaba a disuadir. El muchachón terminó yéndose sin lograr el objetivo pues además en el interín el semáforo se puso verde y ella pudo arrancar. Unas cuadras después me coloco a su lado y le pregunto si está bien. Ella muy nerviosa me cuenta que hace unas semanas, en el mismo lugar, le había pasado lo mismo pero le habían roto el vidrio, los pedazos habían caído sobre la cuna de su hijito. Que era contadora, que ahora iba sin nada y a veces con las ventanillas bajas, para evitar que se las rompan. Y que ella no podía evitar pasar por ese lugar, pues por allí debía pasar. Y que siempre pasaban cosas allí en ese semáforo, justo justo enfrente a una de las obras que se vanagloria el Socialismo, y que es buena obra, dicho sea de paso, donde atiende los trámites municipales y otras cuestiones.
En el siguiente semáforo coincidimos los dos autos, y justo veo atrás una luz de un patrullero y entonces le digo: Atrás viene un patrullero, ¿querés que lo paremos y hacés la denuncia?. A lo que ella me respondió: “no, le tengo más miedo a ellos”
Ya antes había escuchado del peligro en esa zona y en esos semáforos (hay una gran zona de espacios abiertos a ambos lados realizados por el socialismo). Y casos similares. Ni siquiera las cámaras que están allí parecen servir de nada.
Ayer cuando pasé por el mismo lugar había en suelo el inconfundible rastro de un vidrio de ventanilla roto.
¿Se imaginan cuatro años más del socialismo?
Fernando J. Pisani