En busca de definir a la derecha

En los últimos tiempos estamos asistiendo a la construcción de un nuevo entramado de derechas en la Argentina, entramado complejo, con variantes que van desde la derecha neoliberal hasta posiciones netamente reaccionarias y neo-conservadoras, aglutinadas en torno a una serie de paradigmas: un concepto de Republicanismo laxo, un mecanismo de poner en presencia un conjunto de libertades individuales, pero con diferentes matices sobre la posición del Estado en la relación entre las diferentes esferas constitutivas de lo social, por consiguiente respeto a los rumbos económicos, movilizando imaginarios sociales que van desde el integrismo católico hasta posiciones neoliberales, según el tema que sea agenda en el debate publico.
Si los ’90 estuvo enmarcado por la presencia del paradigma neoliberal, enmarcado en la noción de Estado mínimo, autonomía de la esfera económica de las regulaciones estatales, sustentada en la idea del mercado auto-regulador, no solo de lo económico, sino también de lo social y político, colonización del lenguaje de gestión empresarial, técnico, cuyo supuesto de base era la neutralidad enunciativa, que intentaba dar cuenta que la formación de un arco de posiciones ideológicas entre izquierdas y derechas, formaban parte de un conjunto de ideas y lenguajes perimidos, correspondientes al pasado.
La presente colonización del lenguaje neoliberal abarco la totalidad de las estructuras con las cuales se intentaba pensar la sociedad, lo político recubierto en un simple pasaje mass-mediatico, regulado por el tiempo televisivo, colonización de la palabra y el tiempo de enunciación.
El lenguaje del saber técnico, sin conexiones ideológicas, abordado de la idea de neutralidad explicativa, configuro un marco de visiones de afirmaciones basadas en la posibilidad de la independencia del enunciante discursivo, esto posibilito evitar, en la gran mayoría de la sociedad, la pregunta sobre la relación, entre periodismo y grupos mediáticos concentrados.
En esa lógica, planteada por los espacios formadores de opinión, se consolido la idea de la anti-política, que oscilaba entre el que se “vayan todos” hasta la entrada de un gobierno de tecnocratas, cuando el modelo de acumulación financiera neoliberal estallo a fines del 2001, reflejo de una continuidad instrumental de lo económico sobre lo político.
Cambios de Paradigmas en América Latina
La caída del muro, siguiendo a Natanson, creo la oportunidad para el acceso al poder de gobiernos que fueron configurando el marco de una “nueva izquierda”, en parte por el vacío de influencia ejercida por los Estados Unidos durante la guerra fría1, a lo que nosotros agregaríamos, también las presiones ejercidas por el conjunto de movimientos sociales latinoamericanos que ponían en tensión el paradigma neoliberal, visibilizando los resultados humanos de la aplicación de los modelos neoliberales en el sub-continente.
La crisis del neoliberalismo en el sub-continente a fines del siglo XX y principios del actual, permitió una lenta aparición de un nuevo paradigma ideológico, emergiendo primero desde el Estado hacia la sociedad civil, este nuevo conjunto de ideas pueden caracterizarse por los siguientes tópicos: recuperación del rol del Estado, como diseñador, arbitro e interventor en lo político, económico y social, una mayor presencia de políticas sociales de carácter reparador con una fuerte recuperación de derechos sociales recortados, dejados de lado durante las décadas neoliberales, autonomía de lo político, y su recuperación en el espacio publico, una re-definición de la idea de democracias liberales y parlamentarias, ampliación de derechos civiles, subordinación de la esfera económica, autonomía de los países del sub-continente frente a los organismos internacionales, una mirada hacia lo latinoamericano y hacia las relaciones sur-sur.
Dentro de este contexto de modificación del conjunto de ideas que piensan lo político, se produce la modificación del tradicional sujeto social emancipador, que incluye ahora a los movimientos sociales, trabajadores formales e informales, excluidos urbanos, campesinos, y actualmente, vemos la aparición de un sujeto generacional juvenil.
La idea de la democracia, como ampliadora de derechos y espacio de construcción de nuevos espacios de horizontes de expectativas, permite pensar una nueva relación entre lo institucional, el poder y la posibilidad de cambio dentro de las estructuras estatales2.
Este cambio de paradigma se conforma paralelamente al ejercicio practico y real del poder, por lo cual se produce una re-valorización de la relación entre la palabra y la acción, cambio de época, cambio de paradigmas, que forma parte, de la “batalla cultural” iniciada por este conjunto de gobiernos de nueva matriz política.
La derecha ante el cambio de paradigma
En el 2008, en nuestro país, se produce el intento “destituyente”, por parte de los sectores agro-patronales, aliados con los medios concentrados de comunicación y partidos políticos opositores al kirchnerismo, la aplicación de una política de retenciones móviles a los productos de origen rural, la conocida 125, generó la primer reacción coordinada, por parte de las derechas contra la nueva matriz política argentina, durante cuatro meses la derecha pudo poner en tela de juicio la posibilidad de continuidad del kirchnerismo en el poder, sumada a la derrota electoral en las legislativas del 2009, y su consolidación en el famoso grupo A, permitió a amplios sectores de las derechas intentar el ejercicio de pensar un escenario post-kirchnerista, sin darse cuenta, que en el accionar del 2008, lo que marca es la construcción del kirchnerismo, como movimiento político, quien avanzo a grandes pasos sobre procesos de democratización de la palabra, ley de medios audiovisuales, ampliación de derechos sociales y civiles, Asignación Universal y Matrimonio Igualitario, la “batalla cultural” acompañaba a la “batalla política”, lo que permitió al actual gobierno vencer de manera holgada en las elecciones del 2011.
Como afirman los intelectuales de Carta Abierta:
“Las situaciones criticas obligan a preguntarse qué palabras le corresponden a los nuevos hechos. Entre las batallas pendientes en la cultura y la política argentina, esta la de nombrar lo que ocurre con actos fundados en una lengua critica y sustentable.”3
En esta nueva búsqueda de definir situaciones y actores, desde Carta Abierta se nombra como la “nueva derecha”:
“(…) a una serie de posiciones que se caracterizan por pensarse contra la política y contra sus derechos de ser otra cosa que gestión y administración de los poderes existentes. Una derecha que reclama eficiencia y no ideología, que alega más gestión que valores- y puede coquetear con todo valor-, que invoca la defensa de las jerarquías existentes aunque se inviste miméticamente de formas y procedimientos asamblearios y voces sacadas de las napas prestigiosas de la militancia de ciclos anteriores.”4
Si bien el escrito es del año 2009, podemos ver en las ultimas manifestaciones de algunos de los sectores medios altos y altos urbanos, como buscan re-significar actos de protestas de las clases subalternas, y de organismos de derechos humanos, para reconfigurar un ciclo de interpelación al gobierno nacional, cacerolazos y escraches a funcionarios y jueces.
Como podemos observar, la lucha simbólica, no es solo un proyecto que se genera desde el Estado, sino que también es parte del conjunto de los entramados de la sociedad civil vinculados con un pensamiento de derecha.
La discusión planteada por las derechas argentinas tienen como centralidad el poder de intervención de lo político en la trama social, frente a una concepción de lo político, como una modificación de las distribución y las disposiciones habituales de la palabra, con el fin de configurar un conjunto nuevo de significaciones a los objetos constitutivos de lo real, rompiendo los horizontes hacia el futuro tomados como predeterminados, la reconstitución de una nueva subjetividad política emancipatoria5, la derecha, plantea, siguiendo a Ranciere, el mantenimiento de una división policial de lo sensible, es decir, la existencia de una relación “armoniosa” entre una ocupación y una capacidad, donde los sujetos están determinados a la ocupación de un espacio y tiempo especifico, donde las maneras de ejercer lecturas sobre la realidad estén pre-configuradas y aceptadas, eliminando la capacidad del disenso como constitutivo de lo político.6
En los momentos actuales, desde espacios de la derecha se produce una contrarevolución intelectual, que intenta impedir, que la acción política de un colectivo desarme el monopolio de la palabra legitima, mientras intenta, por su parte, re-construir un nuevo monopolio que las beneficie.
La acción colectiva de retomar y cuestionar la palabra legitimada, es un proceso de apertura de un espacio de investigación donde cualquier ciudadano puede intervenir, con la condición de que esa palabra pueda ser verificada y que ponga a prueba su capacidad de hacer resonar el poder de una acción, ampliando el espacio de resonancia.
Opinión transformada en un espacio donde se determinan nuevas posibilidades de pensamiento y de proyección de una comunidad. Espacio de una lucha contra el poder de constituirse como la singular maquinaria interpretativa.7
En este conjunto de operaciones, las derechas comienzan a apelar a imaginario social instalados en un amplio sector de las clases medias, como también, como afirmamos anteriormente, buscan un camino de re-significación de acciones colectivas, articulando, una acción con un imaginario social, las cacerolas, símbolo de la caída de un gobierno en el 2001, es presentado como una acción condicionante hacia los poderes establecidos y elegidos de manera democrática, movilizados en torno a consignas y valores, vacíos, sujetos a ser llenados por un conjunto amplio de individualidades, que pueden ser expresados por como un supuesto colectivo, aunque presentados como a-politicos, se ven detrás el accionar empresarial y de partidos políticos opositores, que buscan ser llamados a convertirse en representantes aglutinadores de esa expresión política.
“(…) Lo hace, (la derecha) incluso, cuando trae símbolos de ese pasado sujetándolos a relaciones que lo niegan o vacían. Cita al pasado como una efemérides al paso. (…) Procede por expurgación y despojo: restándole a la realidad algunas de las capas que la constituyen y presentando en una supuesta lisura de la vida en común.”8
Pero así mismo, en los últimos momentos estamos presenciando la visibilización de un conjunto de derechas: anti-republicanas, anti-democráticas, xenofobicas, con una raigambre de un pensamiento anti-igualitario, conservador y reaccionario, este espacio no puede ser canalizado por ninguna representación política democrática, pero si por sectores empresariales monopólicos.
Son los medios monopólicos los encargados de revindicar la honestidad de los ciudadanos-consumidores, su espontaneidad expresiva. Un lenguaje vaciado de contenido histórico. Mientras que a nosotros, el “ruido de las cacerolas” nos llevan a la recuperación de un anclaje de un contenido en esas voces que nos hablan del pasado reciente, de ese pasado que se recupera en la acción política.
Como se afirma en la Carta Abierta citada:
“La nueva derecha se inviste con el ropaje de la racionalidad ciudadana, adopta los giros de lenguaje y los deseos más significativos de una opinión colectiva sin la libertad última para ver que encarna los miedos de una época despótica y violenta. Un intenso intercambio simbólico viene a sellar así la alianza entre la nueva derecha, los medios de comunicación hegemónicos y el “sentido común” más ramplón que atraviesa a vas estratos de las capas medias urbanas y rurales del que tampoco es ajeno un mundo popular permanentemente hostigado por esas discursividades dominantes”.9
Ya que son los medios concentrados los que a través de su presencia y ausencia los encargados de tratar de re-configurar un espacio político de derechas opositor, cuyo eje gira en torno, al duhaldismo al jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la aparición de nuevos espacios de gobernadores en provincias centrales, construcción que recupere una capacidad aglutinante a nivel nacional.
La derrota electoral del 2011, al principio produjo una separación entre determinadas fracciones políticas y la política de los medios concentrados, pero lentamente, con el devenir del año, fueron nuevamente aglutinandose para configurar una posible oposición en visperas a las elecciones de medio termino del 2013.
La construcción de un Macrismo como punta de iceberg de derechas hacia el 2015 ha encontrado limites propios de la ideología macrista, que puede seducir a una franja de las clases medias altas urbanas, pero no pueden superar ciertas lógicas de la nueva matriz del paradigma, que muchos sectores sociales han comenzado a considerar como propio de lo político, principalmente el rol del estado respecto a lo publico, es decir, el mantenimiento de la matriz neoliberal, que esta haciendo agua en la Europa periférica, pero con capacidad de trasladarse hacia la Europa central, es un limite propio de expansión del macrismo a nivel nacional.
Por eso, los grupos concentrados del poder, intentan reconfigurar un candidato de derecha que contenga cierto elementos de la nueva matriz, y si es posible, que este dentro del kirchnerismo, la mirada sobre el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires se posiciona dentro de esta lógica, aunque todavía la matriz neoliberal a traviesa a grupos que podrían actuar como aliados potenciales del mismo, podemos ver como los sectores agrarios actuaron frente al la nueva ley impositiva rural en la provincia gobernada por Scioli.
Por el momento, las derechas argentinas se encuentran enredadas entre mantener una visión del mundo con una visión neoliberal, y/o reconfigurar desde un espacio de derechas una construcción que tome parte del nuevo paradigma, como ocurre en el caso Colombiano, para generar una opción para el 2015, pero igualmente algo esta claro, hoy las preguntas no tienen respuestas.
1Ver NATANSON, Jose; La nueva Izquierda, Sudamericana, Buenos Aires, 2009, p. 13-14
2Ver NATANSON, IDEM, p.p. 262-269
3La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar
4Idem.
5Ver RUBY, Christian, Ranciere y lo político, Buenos Aires, Prometeo, 2011
6Ver RANCIERE; Jacques, El espectador emancipado, Buenos Aires, Manantial, 2010, p. 23
7Ver RANCIERE, Jacques, Momentos políticos,Buenos Aires, Capital Intelectual, 2010, pp. 12-13
8La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar
9La nueva derecha en la Argentina, 12-6-2009 en www.cartaabierta.org.ar

Acerca de diegoburd

Profesor en Historia. Docente Universitario en la Universidad Nacional del Comahue.

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8 comentarios en «En busca de definir a la derecha»

  1. muy bueno y util el texto de Diegoburd.Es hasta gracioso que el»arma»de los que no tienen hanbre sea la cacerola¿sera porque es facil de transportar?…seria mas veridico un tamborcito,que tambien hace ruido,pero,claro,hay que comprarlo..o pedirlo en los cuarteles,lo que los delataria,pues los murgueros no se los van a prestar,pues estan en otra.

  2. Es que no somos buenos en teoría política, Isabel. De todas maneras si a mi me preguntan, diría que lo que está haciendo falta es un nuevo marco teórico para la izquierda. A la derecha parece que estas cosas no le quitan el sueño, y se conforma con armar buenas fiestas en el pelotero e inventar candidatos como Del Sel, Pinky y tal vez próximamente Palermo o algún histórico de Titanes en el Ring. Ud no se imagina los votos que juntarían con candidatos como El Ejecutivo, o William Boo.

  3. La derecha, creo que si necesita pensarse ideologicamente, re-construir un discurso que pueda hacer confluir a sectores de la sociedad que se posicionan frente a los gobiernos latinoamericanos, el problema central es que ellos pueden definirse neoliberales, ya que separan lo económico de lo político, pero les cuesta presentarse como un proyecto que se diga de «centro-derecha», ya que en cierta forma, iría contra uno de sus núcleos duros ideológicos, el fin de la diada izquierda derecha, por eso, o dicen que se ubican en el «centro», o en los nuevos casos, se dicen «progresistas»… lo cual llevaria a un debate a que se entiende como «progreso».

  4. bueno,podriamos empezar por ahi.Aunque es un termino ya viejo inspira simpatia,empuja hacia adelente,sugiere mejora.Entonces resulta una idea teleologica,es decir,requiere un referente,que nos parmita hablar de avnces ,estancamientos y retrocesos.Y sirve para ubicar el centro,la izquierda y la derecha.

  5. Es verdad, el pensamiento de izquierda fue atravesado a lo largo del siglo XX por el paradigma del modelo revolucionario sovietico, a partir de ese modelo uno podía referirse si se ubicaba dentro del contorno de la «revolución» o la «reforma», la crisis y caída de los «socialismos realmente existentes» nos dejo por un tiempo desamparados frente al «capitalismo realmente existente», como decía Casullo, toda la arquitectura del lenguaje en torno a la revolución se vino abajo, ahora los nuevos procesos emergentes en nuestro sub-continente, nos permiten abrir un espacio de debate en torno a un conjunto de categorías: «emancipación social», «democracia y sistema republicano», «sujetos subalternos», «temporalidades políticas de emancipación», es decir ante la pregunta sobre la explotación y la lógica del capitalismo, siempre valida, emergen un conjunto de respuestas nuevas, experiencias, practicas.

  6. hoy creo que ser de izquierda es mas una actitud que un pensamiento,y se evidencia frente a situaciones concretas,como la pobreza,el aborto,las relaciones internacionales,la escuela publica,la salud publica,la convivencia social…

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